Cancer. Patologia electroionica
Autor: Dr. P. García Férriz | Publicado:  27/03/2012 | Oncologia , Articulos | |
Cancer. Patologia electroionica .4

Decía el profesor español, Dr. Cajal (premio Nobel), que lo importante es conocer a fondo la causa, es decir, el porqué se produce un determinado proceso o enfermedad. Y añadía que el cómo se produce es menos importante. Así lo manifestaba en su magnífico libro titulado “Los tónicos de la voluntad”. Y a tan insigne profesor hay que seguirle y creerle.

Nosotros creemos haber demostrado el porqué se produce el cáncer y por qué no se produce. ¿Estaremos equivocados?

En los casos clínicos que hemos mencionado (corazón, diafragma, yeyuno e íleon y ciego) la formación neoplásica es bastante rara, aunque algo más frecuente que en el ciego.

Desconocemos otros motivos que eviten la formación de procesos tumorales malignos a las partes orgánicas descritas. por ello, mientras no se demuestre lo contrario, la formación de todo tipo de cáncer es por la constante acción de elevados potenciales electroiónicos: estos son los causantes de todos los efectos patológicos que se producen en todo proceso tumoral. Este es nuestro criterio.

Y no olvidemos que nuestra corriente eléctrica es el mayor excitante que tenemos en el organismo (1). Ella, por sí sola, puede producir un proceso tumoral.

¡Atención a nuestra electricidad!

Epidemiología

No son frecuentes los casos de sarcoma primario en el corazón. Las casuísticas nos demuestran que el cáncer cardíaco por metástasis es más frecuente que el primario. En los casos de metástasis, la intensidad eléctrica llega al nodo sinoauricular con mucha mayor intensidad y, así, es lógico y normal que se cumpla la ley de Maxwell, que dice: “Los efectos o acciones que se producen en el punto inicial por la intensidad eléctrica son los mismos en sus puntos terminales”.

Pero todos los casos de sarcoma, tanto primario como secundario, sólo afectan a las aurículas y nunca a los ventrículos. La corriente electromotriz no les llega a los ventrículos en estos casos. El enfermo fallece siempre antes.
La epidemiología de neoplasia diafragmática nos demuestra que, por la misma causa que acontece en los ventrículos, su formación también es muy rara. sus correspondientes configuraciones neuroanatómicas son similares.
En estos tres casos (corazón, diafragma y yeyuno e íleon), encontramos potenciales eléctricos débiles. Éste es, posiblemente, el denominador común por el que no debe formarse ningún proceso tumoral.

No visualizamos otra posible causa.

Comentario final

En el supuesto de que este estudio de investigación clínica sobre la etiopatogenia de todo proceso tumoral haya llamado la atención y obtenido un marcado interés, no sería extraño que surgieran más preguntas que respuestas. Pero las respuestas que aquí aparecen podrían ser consideradas como suficientes y con matices irrefutables.

Mantenemos el criterio de que todos los productos tóxicos excitantes de origen exógeno (que se cuentan por millones) y los diversos elementos de naturaleza endógena, pueden producir una peligrosa excitación de la membrana celular, tanto nerviosa como muscular. Cuando es excesiva y permanente, toda excitación celular produce la hiperexcitabilidad de su correspondiente membrana. Inevitablemente, a esta hiperexcitación le sigue un progresivo aumento de la intensidad eléctrica. Como nuestra propia electricidad está considerada como el mayor excitante que tenemos en nuestro organismo, si aumentamos su intensidad de forma continuada, es normal que se produzca radiolisis, radiaciones ionizantes, aumento excesivo de calor en la célula, etcétera; efectos capaces de romper las dos cadenas de ADN.

Entre otros muchos factores, esta patología eléctrica puede ser provocada por un desequilibrio iónico. La presencia excesiva de sodio (Na+) puede ser suficiente para que se produzca la correspondiente excitabilidad celular y el consiguiente aumento de nuestra intensidad eléctrica. Y cuando falta el magnesio (Mg2+), está comprobado que también puede producirse una peligrosa excitación neuronal.

Estos son, simplemente, dos ejemplos de producción excitante del sistema nervioso acaecidos por un desequilibrio iónico del que nos hemos manifestado en este trabajo. Se sabe que un simple traumatismo puede producir una hiperexcitabilidad constante en la membrana celular muscular. Pero en las extremidades inferiores de un parapléjico, por mucho traumatismo que se produzcan, nunca se podría producir un proceso tumoral, por la sencilla razón de que en estas regiones no existe corriente electromotriz. Y como no hay electricidad, no se pueden producir acciones bioquímicas; incluso no pueden aparecer en los pies ni una sola hiperqueratosis (callosidad). Este último punto lo hemos descrito ampliamente en otros trabajos, también publicados por la muy acreditada Editorial Científica PortalesMédicos.com

Así pues, todo neoplasma tiene siempre su inicio en una hiperexcitación de la membrana celular, causada por múltiples causas tanto endógenas como exógenas.

Hay que tener muy en cuenta que el sistema nervioso, portador de nuestra electricidad, puede concebirse como un conjunto de dispositivos mediante el cual el organismo reacciona ante los estímulos tanto endógenos como exógenos, reaccionando y gobernando el funcionamiento de los restantes órganos y aparatos, estableciendo entre ellos una armonía en sus correspondientes actividades. “Aunque cada órgano difiere en su función integral, todos incluyen los mismos principios fisiológicos”.

Según el profesor Doctor Santiago Ramón y Cajal: “Todos los tejidos son masas orgánicas formadas, en un orden constante, por la asociación de células dotadas de propiedades estructurales, fisiológicas y químicas semejantes”. Por lo tanto, el proceso o mecanismo electroiónico tiene también que ser semejante.

Por todo ello, no es nada alejado y sí muy comprensible, que consideremos como parte esencial y fundamental a la patología electroiónica como la base precursora y originaria de todo proceso tumoral, sea cual fuere el tejido afectado.

Este es, posiblemente, el último trabajo científico que vamos a tratar de que sea tomado en su justo reconocimiento. Tengo 85 años de edad. Me llevaré la satisfacción plena del deber cumplido. En mi último viaje, que lo haré sin posible retorno, me llevaré conmigo como invisible e inseparable equipaje una eterna felicidad por haber intentado con todas mis fuerzas y de irresistibles estímulos, conseguir mi ansiada meta: cumplir con mi propia conciencia.

Seguro estoy de que Dios me tendrá muy en cuenta.

Figuras 

patologia_electroionica_cancer/fibrosa_serosa_corazon

patologia_electroionica_cancer/imagen_diafragma_musculo


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