Conocimientos y actitudes de estudiantes de carreras silvoagropecuarias de la universidad austral de chile en relación al hantavirus
Autor: Ana Luisa Cisternas Muñoz | Publicado:  11/10/2007 | Enfermedades Infecciosas , Microbiologia y Parasitologia | |
Conocimientos y actitudes de estudiantes de carreras silvoagropecuarias sobre Hantavirus.4


Diversas estrategias son empleadas para la prevención de enfermedades, entre lo que se cuentan medidas que van desde la vacunación, hasta la educación de la población en riesgo. Este trabajo muestra que la educación a través de clases tiene efectos positivos sobre los conocimientos de las enfermedades, en este caso Hantavirus. La implementación de sistemas de clases universitarias para la prevención del Hantavirus y otras enfermedades, podría ser una estrategia de bajo costo y de elevado efecto. Sin embargo, el diseño de estos programas debe ser evaluado con cautela, ya que la efectividad de los programas de salud es muy dependiente de la forma en que estos son llevados a cabo (Whitehead y Russell 2004). Por ejemplo en Medicina Veterinaria, los estudiantes son capacitados por Médicos Veterinarios que se desempeñan en el área de Salud Pública y virología, es decir profesionales muy ligados al área en que los estudiantes son formados, lo que podría facilitar la comunicación estudiante-alumno. Sin embargo, es posible que la formación entregada a Medicina Veterinaria, no tuviese igual efecto sobre estudiantes de las demás carreras silvoagropecuarias, por cuanto estas no centran el proceso formativo en el área de la salud, y por lo tanto es esperable que la asimilación de la información entregada sea distinta. Bajo ciertas circunstancias es sabido que algunas personas pueden resistirse a las intervenciones educativas (Whitehead y Russell 2004), especialmente cuando estas pasan a llevar cuando no se toman en cuenta aspectos culturales. Para evitar esto es importante que el enfoque de las medidas preventivas sea acorde a la realidad laboral del profesional. De esta forma, es inviable que profesionales forestales no entren a matorrales de quila, o que loas agrónomos y trabajadores agrícolas no entren a bodegas cerradas, por cuanto es parte de la realidad laboral de dichas carreras. Sin embargo, las medidas pueden ser adaptadas a dichas realidades, en la medida que se trabaje en equipos multidisciplinarios En este sentido, la capacitación de estudiantes en aspectos de salud específicos implica la colaboración entre académicos de diferentes disciplinas (área de la salud y área objetivo), de modo de mejorar el traspaso de información.

 

Otro aspecto de importancia para la inclusión de profesionales de áreas distintas a la salud en programas de prevención de enfermedades, es la capacidad de trabajo en equipos multidisciplinarios. Este aspecto es de crucial importancia para la implementación de programas de prevención de enfermedades en el medio rural, que requieren para ser exitosos un enfoque multifactorial, multisectorial y multiprofesional (Apt y col 2000). Por ejemplo, para la implementación de una intervención educativa para la prevención de la hidatidosis Apt y col (2000) reportan que “partiendo de acuerdos con autoridades locales se capacitó a profesionales y técnicos agropecuarios, de salud y de educación, prestando especial atención a los aspectos del conocimiento que cada uno de estos grupos de profesionales está más capacitado para aplicar de acuerdo con sus competencias. Se trabajó en los hospitales provinciales coordinando acciones con médicos y enfermeras para la acogida y control de pacientes e implementando técnicas diagnósticas con los expertos de laboratorios clínicos. Sobre el terreno se mancomunaron esfuerzos entre médicos, veterinarios, técnicos agrícolas, técnicos paramédicos y educadores, coordinados con personal de los servicios de salud del ambiente, equipos de salud de atención primaria, especialmente postas rurales, y escuelas rurales”. Esta experiencia refleja la complejidad asociada a la implementación de programas preventivos, la diversidad de disciplinas que se involucran, especialmente en el medio rural, y por ende el valor que tiene una formación previa en aspectos preventivos por parte de estudiantes no sólo de las carreras silvoagropecuarias, sino que también de las pedagogías, y por otro lado el alto valor que implica para el futuro desempeño profesional la experiencia de trabajo en equipos multidisciplinarios desde la Universidad.

 

Del análisis de las mallas de las 3 carreras (ver en UACh 2007) se desprende que la formación en aspectos básicos de salud es precaria. Además de las recomendaciones con respecto al Hantavirus, se debe agregar la ausencia de capacitación en primeros auxilios a profesionales que frecuentemente se desempeñan en zonas aisladas, y supervisando actividades que implican riesgo para los profesionales y trabajadores. Si bien la formación de los Médicos Veterinarios es más completa, en términos de que su malla incluye cursos tales como Salud Pública y Epidemiología, y a la formación médica propia de la carrera, no existe capacitación en primeros auxilios.

 

La prevención de zoonosis como el Hantavirus, influenza aviar y otras que pudieran emerger en el futuro requieren no sólo que se involucren profesionales de otras áreas, sino que una formación más amplia de los profesionales de la salud, que permita el trabajo con profesionales de otras disciplinas. En este contexto, algunas universidades de Estados Unidos y Canadá, han incorporado el área de la salud ecosistémica a las mallas de sus carreras relacionadas con salud pública (por ejemplo universidades de Harvard y John Hopkins). Estos cursos integran efectivamente conocimientos relacionados con medicina, ética, economía, ecología y manejo ambiental (Rapport y col 2002). Estos cursos han sido introducidos en las mallas de pre y postgrado por cuanto “se ha reconocido que en forma cada vez más frecuente los desequilibrios ecológicos son la raíz de muchas enfermedades humanas” y segundo que “los profesionales de la salud no sólo deben ver la relación profesional-paciente en aislamiento, sino que en el contexto físico y social en el cual el paciente y el profesional se encuentran inmersos”. Esta formación más amplia permitirá a los profesionales de la salud enfrentar de mejor manera el creciente interés de los pacientes con respecto a los riesgos sanitarios resultantes de la degradación local y global del ambiente (Rapport y col 2002), e interactuar adecuadamente con profesionales de otras disciplinas para mejorar la eficiencia de los programas de prevención de enfermedades.

 

CONCLUSIONES

 

Los estudiantes de las carreras silvoagropecuarias de la Universidad Austral de Chile poseen conocimientos de nivel medio sobre aspectos de epidemiología y prevención del Hantavirus.


Los estudiantes de Medicina Veterinaria poseen un nivel de conocimientos más alto que los estudiantes de Agronomía e Ingeniería Forestal.

 

En el caso de Medicina Veterinaria, la formación académica incrementa el nivel de conocimientos, lo que no ocurre en las restantes carreras. Esto se explicaría porque los estudiantes de Medicina Veterinaria tienen clases que tratan temas relacionados con Hantavirus, lo que no ocurre en las restantes carreras.


Los estudiantes que habían tenido clases de Hantavirus, respondieron el cuestionario en forma más acertada que aquellos que no, lo que refleja la utilidad de estas como medio de educación en salud.


Las actitudes de los estudiantes hacia incorporar la prevención del Hantavirus en su quehacer profesional, fueron positivas, independientemente de la carrera y el avance académico.


Aún cuando los resultados referentes a los efectos de las clases sobre los conocimientos son predecibles, por cuanto el rol de las clases es educar y formar estudiantes; los resultados son de valor puesto que no sólo corroboran el efecto de las clases, sino que muestra que las actitudes de los estudiantes son favorables, lo que hace que la aplicación de este tipo de métodos para capacitar profesionales de otras disciplinas sea una buena alternativa. Futuros estudios deberán evaluar si el incremento en conocimientos se traduce en prácticas adecuadas.

 

Por último, el trabajo multidisciplinario es fundamental para el desarrollo de planes de educación y prevención de enfermedades, y por lo tanto los estudiantes debieran ser formados en estos aspectos. Esto debería incorporar a los profesionales de la salud (en particular enfermeras) por ser actores relevantes en la educación sanitaria, lo que facilitaría la creación de equipos multidisciplinarios en el desempeño profesional.

 

 

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