El ahorcamiento es reconocido como uno de los métodos más frecuentes de la autodestrucción en el ser humano. Fue en otras épocas un modo de impartir justicia. Es más frecuente en el campo que en la ciudad y en el sexo masculino.
Desde el punto de vista de la realidad de nuestros días, los médicos nos enfrentamos con carácter esporádico a situaciones donde un paciente intenta quitarse la vida por medio del ahorcamiento o la estrangulación voluntario, ello constituye una forma especial y bien individualizada de autodestrucción con particularidades en la forma de morir, cuando el intento de autolisis es exitoso y también con una mezcla variada de complicaciones, que son las que en definitiva enfrentan al intensivista con este tipo de pacientes cuando el intento de autolisis por múltiples razones no es logrado.