La implantación de una prótesis total de cadera supone para el paciente afectado un nuevo reto, ya que muchos de los hábitos adquiridos durante toda su vida deberán ser modificados en beneficio de la adecuada conservación de su nueva prótesis. Actividades tan sencillas como subir unas escaleras, sentarse o ducharse pueden suponer un verdadero problema para una persona recién intervenida de prótesis de cadera, además de la posibilidad de aparecer complicaciones si no se realizan correctamente. Los profesionales sanitarios en general y el enfermero en particular, juegan un papel fundamental en la enseñanza de las recomendaciones que el paciente debe implementar en su quehacer diario, con el objetivo de asegurar la independencia de la persona y una calidad de vida aceptable.