Hace más de treinta años se reconoce el valor terapéutico de la trombolisis coronaria. En la era moderna se inició a finales de 1970, donde se comprobó la reperfusión de un 70-75% de los pacientes con infarto agudo del miocardio (IAM) que recibieron estreptoquinasa intracoronaria y en el 50% de los que la reciben por vía sistémica.