Una alimentación inapropiada durante los primeros meses de vida puede perjudicar de forma irreversible el crecimiento y el desarrollo del bebé, además de generar múltiples alergias alimentarias.
Cuando se rompe el equilibrio de la microbiota neonatal, vaginal y mamaria, ya sea por disminución de la flora o por el sobrecrecimiento de otras especies bacterianas, aparece la patología.