Para comenzar a referirnos a las tuberculides como tales, uno debería empezar mencionando que esto es sólo una pequeña parte de un tema mucho más amplio, y de gran importancia en la Dermatología, que corresponde al estudio de las tuberculosis cutáneas.
Ésta es solo una mínima parte de la gran variedad de manifestaciones clínicas con las que puede presentarse un paciente tuberculoso; y que muchas veces desorienta al especialista, y lo guía erróneamente hacia otro diagnóstico, debido esto no sólo a la gran inespecificidad que presenta el cuadro en cuanto a su presentación dermatológica, sino además, a que en aquellos casos en los que se sospecha la patología, las pruebas para su confirmación, como por ejemplo un cultivo para micobacterias, puede dar resultados negativos.