El Patron Cuantico de la Conducta Humana, Implicaciones Bioeticas. La Flecha de Tiempo Cosmologica, La Entropia y La Neghentropia Moral
Autor: Dr. Juan Herrera Salazar | Publicado:  12/11/2009 | Etica, Bioetica. Etica medica. Etica en Enfermeria | |
El Patron Cuantico Conducta Humana, Implicaciones Bioeticas. Entropia y Neghentropia Moral.1

El Patrón Cuántico de la Conducta Humana, Implicaciones Bioéticas. La Flecha de Tiempo Cosmológica, La Entropía y La Neghentropía Moral.

 

Dr. Juan Herrera Salazar: Appointed Director del Proyecto del Centro de Bioética de la Universidad Juan Pablo II. Managua, Nicaragua.

Lic. Federico Montenegro Lorente: Prof. de Matemáticas, Estelí, Nicaragua.

 

Resumen:

 

Los autores analizan primero las concepciones fundamentales de la ética desde Aristóteles hasta nuestros días. Constatan que al igual que la sociedad helénica, la contemporánea se encuentra dividida en dos grandes grupos:

 

·         los relativistas que sostienen que la verdad moral no es cognoscible.

·         los que consideran que sí existe una verdad moral cognoscible. que desde Séneca y Cicerón se le llama Ley Moral Natural.

 

La ciencia cosmológica actual explica la razón de un universo teleológico, antrópico, que evoluciona a partir de la singularidad y logra su vértice con el hombre. capaz de interrogarse y de contemplarlo.

 

Los autores examinan las leyes del universo físico; examinan los patrones cuánticos de la conducta humana y elaboran una teoría para estudiar su grado de indeterminación. Presentan un gráfico con los cálculos de la entropía que estos producen, (v1e1, v2e2, v3e3). Los datos revelan que los actos humanos sólo difieren por su grado de bondad, siendo los actos v3 (virtuosos), los de mayor orden moral, los que elevan más el nivel de entropía del universo.

 

Los autores conscientes de que no pueden llegar a una conclusión firme o a una síntesis de carácter filosófico, plantean una serie de interrogantes a la comunidad científica, a los estudiosos de bioética y a los moralistas. Sus observaciones les permiten especular, apoyados en la mecánica cuántica y utilizando la analogía del Acto Puro. que existe una ley moral universal, cognoscible y objetiva; su estudio preliminar lo someten a la comunidad científica para su examen crítico. vista sus implicaciones bioéticas, sociales y políticas.

 

Introducción:

 

Para hablar de conducta humana y discutir su patrón cuántico. se hace necesario leer algunos apuntes de Aristóteles y Santo Tomás en relación a la ética, la eudaimonia (bien y felicidad) que persigue el hombre.

 

Vamos a definir la ética en general como la ciencia de la conducta humana.

 

Comentaremos las dos concepciones fundamentales de esta ciencia como aparecen en el diccionario de filosofía del Prof. Nicola Abbagnano a saber:

 

1.     la que considera como ciencia del fin a la que deben dirigirse los hombres y los medios para lograr ese fin, derivando el fin como los medios de la naturaleza del hombre.

2.     la que considera como ciencia del impulso de la conducta humana e intenta determinarlo, con vistas a dirigir o disciplinar la conducta humana.

 

Estas dos concepciones fundamentales de la ética dividen nuestra sociedad contemporánea en dos grandes grupos: los relativistas que consideran que la verdad moral no es cognoscible y los que consideran que existe una verdad moral cognoscible, que desde Cicerón y Séneca, se le llama Ley Moral Natural.

 

La primera concepción habla del ideal al que el hombre se dirige, por su naturaleza y. en consecuencia de su “naturaleza”, “esencia” o “substancia”.

 

La primera concepción da lugar a una ética de la virtud, se formula la pregunta “ser” o “debo ser”.

 

La segunda concepción habla de los motivos y las “causas” de la conducta humana o también de las “fuerzas” que la determinan y pretende atenerse al reconocimiento de los hechos.

 

Esta concepción da lugar a una ética descriptiva, al relativismo ético. Para conciliar el bien propio y el bien común, el relativismo. introduce cuando considera necesarios correctivos éticos, que hacen parecer a la sociedad contemporánea, sus modelos bioéticos sostenibles.

 

Desde Aristóteles a Santo Tomás cuando se afirma que “el bien es la felicidad” se da a entender que: “la felicidad es el fin de la conducta humana deducible de la naturaleza racional del hombre”.

 

La ética de Santo Tomás esta deducida del principio “Dios es el fin último del hombre”. (S. Th., II,2,q, 1, a.8) principio del cual se deduce la doctrina de la felicidad y la virtud.

 

La primera concepción fundamental de la ética concibe la noción de bien como realidad perfecta o perfección real.

 

La segunda concepción de la ética examina la noción de bien como objeto de apetencia. En este caso ya cuando se afirma “bien es la felicidad”, la palabra “bien” adquiere un significado. por entero diferente en la afirmación “bien es el placer  ; en esta aserción significa:

 

“El placer es el móvil habitual y constante de la conducta humana”

 

Cuando estudiamos los patrones cuánticos de la conducta humana, podemos constatar que las acciones humanas siguen los patrones señalados por las concepciones fundamentales de la ética: la ética del móvil y la ética del fin, y que nosotros llamaremos a la luz de la mecánica cuántica actos (v1,v2,v3), según como vengan a configurarse y las implicaciones bioéticas, comprensibles perfectamente con un lenguaje análogo al filosófico aristotélico.

 

Anticipadamente cabe decir que los actos libres siguen un patrón cuántico y que este conocimiento nos permitirá ahondar en el concepto de libertad humana y de libre albedrío.

 

El principio de incertidumbre y la teoría mecánica cuántica nos amplían el conocimiento del universo físico y nos abren una brecha para la investigación de la conducta humana, poniéndonos como observadores en una situación privilegiada, por prestarnos instrumentos (modelos matemáticos). que se usan para explicar el universo físico. para tratar de descubrir las leyes del universo moral (verdaderas y objetivas), aplicables al universo en que vivimos, ese mismo que procede de la misma fuerza trascendental (fuera de este universo) que lo puso en acto, como lo hace suponer la ciencia cosmológica.


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