Cancer de ovario. Prevalencia, diagnostico y tratamiento
Autor: Yenier Jiménez Hernández | Publicado:  8/06/2010 | Ginecologia y Obstetricia , Oncologia | |
Cancer de ovario. Prevalencia, diagnostico y tratamiento .1

Cáncer de ovario. Prevalencia, diagnóstico y tratamiento.

Yenier Jiménez Hernández.

Universidad de las Ciencias Médicas de Cienfuegos.

INTRODUCCIÓN

El cáncer de ovario, es un término no específico de una variedad de cánceres que se originan en el ovario, donde existen colecciones de células con tres orígenes y funciones diferentes; cada una de ellas puede provocar una transformación maligna con características histológicas distintas. Se han identificado más de veinte tipos de estructuras microscópicas. Se clasifican en tres grandes grupos: epiteliales, germinales y estromales.

A pesar del avance en el conocimiento del comportamiento y biología del cáncer de ovario, así como en los protocolos de tratamiento existentes, ésta enfermedad sigue siendo uno de los principales factores que contribuye a la muerte por cáncer de origen ginecológico. (1)

Los tumores de ovario son entidades de gran importancia clínica, ya que entre los cánceres del aparato genital femenino la incidencia del carcinoma de ovario solo es superada por el carcinoma de cérvix uterino, mama y endometrio.

Constituye el 6% de todos los cánceres en la mujer y representa el 23% de las neoplasias malignas ginecológicas. (2,3,4,5,6)

Su prevalencia es de 30-50/100 000 y su incidencia en el curso de la vida es de 1 en 70 mujeres, variando según reportes de diferentes países o procedencias. Las tasas más altas de carcinoma de ovario están reportadas en países altamente industrializados especialmente de América del Norte y Europa, la excepción notable es Japón, donde la tasa de muerte por cáncer de ovario está entre las más bajas del mundo y los estudios en poblaciones inmigrantes sugieren fuertemente influencia ambiental (2,3)

La incidencia del carcinoma de ovario en los Estados Unidos es de 15 casos por cada 100 000 mujeres por año, con una tasa de incidencia baja antes de los 40 años y que se incrementa exponencialmente después de los 65 años. (5,7) El cáncer de ovario ocupa el segundo lugar entre los cánceres ginecológicos que afectan a las mujeres norteamericanas. En ese país se diagnostican cada año 26 500 casos nuevos y a consecuencia de esta enfermedad se producen anualmente unas 14 500 muertes. Existe mayor incidencia en las mujeres blancas de los Estados Unidos, y su tasa es inferior en las mujeres afroamericanas, hispanas y asiático-americanas. Estas diferencias geográficas presumiblemente son el reflejo de la distribución de los factores de riesgo que influyen en el desarrollo de la enfermedad (2-4).

En nuestro país se encuentra entre las diez primeras causas de cáncer en la mujer, ocupando el octavo lugar. En el 2005 se reportaron 343 casos nuevos para una tasa cruda de 6.2 x 100.000 habitantes, constituyendo el 3.6% de todas las neoplasias del sexo femenino. En el 2007 se reportaron 216 defunciones por cáncer de ovario, para una tasa cruda de 3.89 x 100.000 habitantes, lo que constituye el 3.6% del total de muertes por cáncer en las féminas. En el 2008 se reportaron 339 casos nuevos y 218 defunciones, presentando datos similares a etapas precedentes. (5)

Los carcinomas de ovario se caracterizan por su gran tamaño y su frecuente asociación con síntomas relativamente leves y en dos tercios de los casos la lesión se ha extendido más allá del ovario al momento del diagnóstico y desafortunadamente la examinación ginecológica, anal, citología vaginal, y cervical son de valor limitado para el diagnóstico y para favorecer el mismo en etapas tempranas sería indispensable el incremento de novedosas técnicas radiográficas y ultrasonográficas, técnicas sofisticadas de laboratorio, que incluyen el empleo adecuado de marcadores tumorales, y anatomía patológica . (4)
Son tres los grupos de factores de riesgo para que un ovario se transforme en un cáncer: reproductivos, genéticos y ambientales; estableciéndose de manera general que el riesgo durante toda su vida en quienes no presentan antecedentes familiares de cáncer de ovario se calcula en 1.4%, pero en aquellas con dos o más parientes de primer grado con cáncer de Ovario así como antecedentes personales de otro tipo de cáncer como el de mama y endometrio, el riesgo puede aumentar hasta en un 50%. (1,3,6,7)

El diagnóstico oportuno es difícil, requiere de mucha agudeza clínica y una metodología adecuada para la realización de un buen estudio de la paciente, que muchas veces es asintomático.

Conociendo que el cáncer de ovario raras veces se diagnostica en sus primeras etapas (20-25%) y por lo general, está bastante avanzado al momento de hacerse el diagnóstico, lo cual ofrece a menudo un pronóstico desalentador.

Aproximadamente el 76% de las mujeres con cáncer ovárico sobreviven un año después del diagnóstico.

Aproximadamente el 45% vive por más de 5 años después del diagnóstico, siempre que el diagnóstico se haga en las primeras etapas de la enfermedad y el tratamiento se reciba antes de que el cáncer se disemine por fuera del ovario, llegando la tasa de supervivencia a 5 años en alrededor del 94%.

A pesar del avance en el conocimiento del comportamiento y biología del cáncer de ovario, así como en los protocolos de tratamiento existente, la supervivencia ha variado poco, y aunque con nuevos arsenales terapéuticos se consiguen resultados aparentemente brillantes, un elevado porcentaje de remisiones completas, incluso patológicamente comprobadas, recaen, y hacen que esta enfermedad siga siendo uno de los principales elementos que contribuye a la muerte por cáncer de origen ginecológico; debido probablemente a la variedad de factores que pueden influir en su comportamiento, alguno de los cuales son conocidos pero muchos se desconocen.

Conocer los grupos y tipos histológicos de cáncer de ovario y las manifestaciones clínicas de ésta enfermedad permite identificar los factores pronósticos que ayudan a establecer la calidad de vida y supervivencia de las pacientes afectadas por estos tumores. El enfoque y manejo del diagnóstico, la clasificación y el tratamiento primario es fundamental en la supervivencia. Sólo el hecho de clasificar el tumor en su etapa correspondiente, lo que conlleva a un tratamiento específico basado en esta etapa, cumple con el axioma de “no hacer daño”; Así mismo los factores pronósticos y de riesgo son una guía indispensable que nos permite trazar nuevas estrategias y futuras direcciones, si con ello logramos aumentar la esperanza de todas aquellas mujeres con cáncer de ovario, por su coraje, por sus ganas de vivir, y porque ellas y quienes las tratamos sabemos que esta es una batalla que se gana con la cabeza y con el corazón.

DESARROLLO

Los ovarios son órganos pares, con un tamaño que varía en forma significativa, según la edad de la mujer y el momento del ciclo menstrual. Este órgano se caracteriza por la variedad de tumores que pueden originarse en él y la gran cantidad de cánceres de otros sitios primarios que puedan dar metástasis a éste, la diversidad de neoplasias que se desarrollan en este órgano es continua e infinita. (2,4)

El cáncer de ovario representa la cuarta causa más común de muerte por cáncer en la mujer y la primera causa de muerte por cáncer ginecológico. Cada año mueren más mujeres por cáncer de ovario que por cáncer cervical y endometrial combinados. (5)

Durante el desarrollo embriológico, cuando el feto tiene aproximadamente ocho semanas después de la concepción, el ovario comienza a formarse. En cada lado de la cavidad abdominal fetal, existen dos áreas que están destinadas para los ovarios. Dentro de esas áreas especiales, células provenientes del saco de Yolk migran hacia ellas y están destinadas a convertirse en los ovarios. Esas células también son llamadas células germinales. También en esas dos áreas existen células especializadas en la síntesis de hormonas esteroideas.

Cubriendo todas esas estructuras se encuentra el mesotelio, que en el adulto es reconocido como peritoneo y cubre toda la cavidad abdominal. Esta cavidad abdominal es un gran espacio que alberga los intestinos, el hígado, estómago, bazo y en la mujer el útero, ovarios y trompas de Falopio. De esa forma el ovario queda cubierto por el mesotelio, conteniendo células germinales y células que producen esteroides. Al nacimiento y durante su vida, el ovario tendrá la función de producir el óvulo, los estrógenos y la progesterona.


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