Comportamiento de la violencia en el adulto mayor
Autor: Dra. Marisela Sánchez García | Publicado:  29/11/2010 | Medicina Forense y Legal , Medicina Preventiva y Salud Publica , Medicina Familiar y Atencion Primaria , Geriatria y Gerontologia | |
Comportamiento de la violencia en el adulto mayor .2

Agentes agresores: agentes que propiciaron la violencia o el maltrato en el adulto mayor como son: los hijos, familiares, vecinos, su pareja, convivientes no familiares, los cuidadores, y mixto.

Frecuencia del acto de la violencia: se categorizó de la siguiente forma independiente de que fuera psicológica o física:

Una vez: al menos una vez en su vida recibieron algún tipo de maltrato o violencia de cualquier índole.

Varias veces: refieren que en varias ocasiones en la semana, al mes o al año en su vida recibieron algún tipo de maltrato o violencia de cualquier índole.

Forma parte de la vida cotidiana: refieren que todo el año (diario) reciben algún tipo de maltrato o violencia de cualquier índole.

El análisis estadístico se realizó de forma descriptiva, determinándose frecuencias absolutas (n) y relativas (%) de los pacientes para cada categoría estudiada.

Resultados

Se evaluaron 200 pacientes adultos mayores atendidos en el consultorio popular por diversos motivos de los cuales 153 (61,2%) refirieron haber sufrido algún tipo de violencia o maltrato y sólo 47 (38,8%) no refirieron sufrir de violencia o maltrato (Gráfico 1).

En la tabla 1, se presenta la distribución de los 153 adultos mayores que refirieron algún tipo de violencia según sexo y grupo de edades. Se observa que la mayor frecuencia de los adultos mayores son femeninos 92 (60,1%) y 61 (39,9%) masculinos. Al analizar los grupos de edades, la violencia se observa con mayor frecuencia en las edades comprendidas entre los 66 a 77 años 55 (36,0%), seguido en orden de frecuencia por el grupo de 71 a 75 años 52 (34,0%), los de 60 a 65 años 38 (24,8%) y los de 76 y más 8 (5,2%).

Al estudiar la distribución de los adultos mayores atendidos en el consultorio por algún tipo de violencia según su estado civil (tabla 2), se observa que la mayor frecuencia de los adultos son casados 53 (34,7%), seguidos en orden de frecuencia por el estado de concubinato 52 (33,9%), los viudos 38 (24,8%) y los solteros 10 (6,6%).

En la tabla 3, se presenta la distribución de los adultos mayores atendidos en el consultorio por algún tipo de violencia según su escolaridad. Se observa que la mayor frecuencia de violencia en el adulto mayor se presentó en aquellos con escolaridad primaria sin terminar 65 (42, 5%), seguido en orden de frecuencia por los del nivel primario terminado 48 (31,4%), el bachiller 19 (12,5%), el técnico superior 9 (5,8%), el universitario 7 (4,6%) y los iletrados 5 (3,2%).

Al evaluar la distribución de los adultos mayores atendidos en el consultorio por algún tipo de violencia según su ocupación (Tabla 4), se observa que la mayor frecuencia correspondió a las ama de casa 64 (41,9%), seguido en orden de frecuencia por los jubilados 38 (24,8%), los desocupados 24 (15,7%), el trabajador estatal 15 (9,8%) y el comerciante 12 (7,8%).

En la tabla 5, se presenta la distribución de las formas de violencias empleadas en el adulto mayor según su tipo (psicológica). Se observa que la mayor frecuencia de tipo de violencia psicológica referidas por los adultos mayores fue las agresiones mixtas 68 (44,5%), seguida en orden de frecuencia por los insultos 27 (17,7%), niegan agresión psicológica 21 (13,8%), humillaciones 15 (9,8%), limitaciones a sus actividades 11 (7,1%), amenaza de abandono 9 (5,8%) y los silencios prolongados 2 (1,3%).

En la tabla 6, se presenta la distribución de las formas de violencias empleadas en el adulto mayor según su tipo física. Se observa que la mayor frecuencia de los adultos mayores recibieron empujones 133 (86,9%), seguidos en frecuencia por aquellos que refieren negar algún tipo de agresión física 8 (5,3%), agresiones mixtas 7 (4,6%) y los golpes 5 (3,3%).

En la tabla 7 se presenta la distribución de los agresores que generaron la violencia en el adulto mayor. Se observa que la mayor frecuencia de los agentes agresores que generaron la violencia fueron los hijos 71 (46,4%), seguido en orden de frecuencia por los mixto 39 (26,4%), otros familiares 13 (8.4%), los vecinos 12 (7.8%), su pareja 11 (7.1%) y los convivientes no familiares 6 (3.9%).

La tabla 8 se presenta la distribución de los adultos mayores con violencia según frecuencia del acto. Se observa que la mayor frecuencia de los adultos mayores sufren de violencia de forma cotidiana 64 (41,8%) seguido en orden de frecuencia varias veces 53 (34,6%) y una vez 36 (23,6%).

Discusión

Los ancianos al igual que las mujeres y los niños constituyen un grupo vulnerable y victimas frecuente de abusos y maltratos por parte de sus cuidadores y personas que conviven con ellos, conformando el límite superior del llamado Síndrome de violencia familiar (15, 16, 17).

La prevalencia del maltrato en los adultos mayores es difícil de precisar, ya que el perfil de la víctima suele ser el de una persona incapacitada para solicitar ayuda, que presenta sentimientos de culpabilidad frente a su situación o que teme a las posibles represalias del cuidador, al que frecuentemente le unen lazos de gran dependencia, lo que hace que exista una gran variabilidad de fuentes y de metodología en los estudios de prevalencia, no obstante se estima que alrededor de un 3-10% la violencia o el maltrato sea unos de los motivos de consulta del anciano(18, 19). En tal sentido, al evaluar la distribución de los adultos mayores que acudieron a la consulta del sector Sabaneta y se evaluó el comportamiento de la violencia o maltrato sufrido por los adultos mayores de la comunidad se destaca una alta proporción de adultos mayores que refieren haber recibido algún tipo de violencia o maltrato independiente del motivo de consulta (Gráfico 1). Estos resultados refuerzan lo anteriormente expuesto, dado que el estudio fue realizado en una comunidad donde predomina el bajo nivel sociocultural, económico y financiero que hacen que los ancianos mayores sean objetos de una diferenciación especial, que van aparejado a los cambios y la disminución de sus facultades físicas aunado a la exaltación de valores sociales, donde la juventud predomina como el ser fuerte y valioso, lo cual conlleva a que las personas mayores sean ignoradas, desatendidas, discriminadas o maltratadas que en la práctica médica se expresan de diversas formas de violencia (física, psicológica y económica) que constituyen los motivos de consulta en la comunidad (20, 21, 22, 23).

Estudios epidemiológicos realizados en diferentes países subdesarrollados específicamente en Latinoamérica, reportan que más del 50% de los adultos mayores sufren de algún tipo de violencia o maltrato en un momento de sus vidas, y la mayoría son mujeres, hecho que se explica porque son ellas las que permanecen el mayor tiempo dentro del hogar, tienen todo tipo de responsabilidad social, económica, educacional y orientadora dentro de su hogar, y por otro lado en su mayoría tiene bajo nivel de escolaridad, hechos todos que les dificulta resolver diversos problemas dentro del hogar o entorno familiar, lo que hace que sean las más vulnerables a la violencia o al maltrato y aún más cuando son mayores de edad (24, 25, 26). Otros autores señalan que el bajo nivel socioeconómico dentro del hogar, la ingestión de bebidas alcohólicas y las enfermedades crónicas propia de la edad contribuyen al maltrato y a la violencia (27, 28, 29). Otro elemento epidemiológico a destacar en los estudios realizados sobre la violencia en el adulto mayor es la edad, donde se señala que mientras mayores sean los adultos mayor es el riesgo de sufrir algún tipo de violencia, dado que en su mayoría al presentar enfermedades demenciales o incapacidad, y sufrir de aislamiento social y la falta de apoyo hacen que sean atacados o reciban algún tipo de violencia o maltrato por parte de la familia que lo rodea e incluso por la propia sociedad o por el medio donde viven (30). Los resultados refuerzan lo planteado anteriormente, al obtener que la mayor proporción de adultos mayores que aquejaron sufrir algún tipo de violencia o maltrato son del sexo femenino y con edades entre 66 y 70 años (Tabla 1), hecho que se explica por los mismo factores anteriormente expuesto.

En cuanto al estado civil, se señalan por varios autores que los individuos casados o que viven en concubinato reportan más de un 50% haber sufrido algún tipo de maltrato o violencia, hecho que se explica, que por lo general son individuos que desde su juventud tienen problemas socioculturales, económicos, que los hacen vulnerables y sensibles a los actos violentos, que cuando llegan a la edad adulta, se les une los conflictos de la familia, hijos, etcétera que los conllevan a que sean más violentos. Al evaluar en el estudio realizado el estado civil de los adultos mayores que sufrieron algún tipo de violencia se destaca una alta proporción de adultos mayores casados y concubinatos (Tabla 2), hecho que se explica por las propias características de las familias evaluadas dentro de la comunidad como son el bajo nivel sociocultural, económico y financiero que hacen que se generen determinados conflictos dentro del ámbito familiar, donde los más afectados son los adultos mayores, hecho que coincide con lo reportado por varios investigadores (31, 32, 33, 34).

Otro de los elementos es el grado de escolaridad, donde se señala en la literatura internacional que los mismos se presentan en un alto porcentaje en aquellas personas que tienen bajo nivel de escolaridad, lo cual propicia el no entendimiento de diversas situaciones que surgen en las familias de bajo nivel socioeconómico, que los conlleva a cometer hechos violentos o maltratos específicamente en las edades extrema de la vida. Hecho que se refuerza en la investigación donde al evaluar la distribución de los adultos mayores atendidos en el consultorio popular por algún tipo de violencia según el nivel de escolaridad (Tabla 3) se obtuvo una alta proporción de adultos mayores con hechos violentos o maltratos con primaria sin terminar o primaria terminada, y que estos fueron disminuyendo de frecuencia a medida que el nivel de escolaridad fue superior, lo cual se explica por lo expuesto anteriormente (35, 36).


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