Caso clinico. Tumor del femur derecho Revision del tema y presentacion de un caso
Autor: Dr. C. Julio César Escarpanter Buliés | Publicado:  11/04/2012 | Traumatologia , Articulos , Imagenes de Traumatologia , Imagenes , Casos Clinicos de Traumatologia , Casos Clinicos | |
Caso clinico. Tumor del femur derecho Revision del tema y presentacion de un caso .1

Caso clínico. Tumor del fémur derecho. Revisión del tema y presentación de un caso

Autores

Dr. C. Julio César Escarpanter Buliés (1)
Dr. Alexander Martínez Cutiño (2)
Dra. Marta A. Gutiérrez Guillén (3)
Dr. Lesbel Morales Jiménez (4)

1 Doctor en Ciencias Médicas. Master en Ciencias. Especialista de II Grado en Ortopedia y Traumatología.
Profesor Titular. Investigador Titular.
2 Especialista de I Grado en Medicina General e Integral.
3 Especialista de I Grado en Anestesia y Reanimación.
4 Especialista de I Grado en Anestesia y Reanimación

Resumen

Se presenta el caso de una paciente de 17 años de edad, portadora de un tumor del fémur con todas las características radiográficas, tomográficas y clínicas de un Fibroma Condromixoide y que después de realizar la cirugía, el diagnóstico anatomopatológico fue el de un Tumor de Células Gigantes Tipo I. Otro aspecto interesante del caso es que fue rellenado el defecto con Hidroxiapatita Coralina (HAP-200®) que fue enviada por médicos del Hospital Militar Central de La Habana “Carlos J. Finlay” y que el acto quirúrgico y el seguimiento se llevó a cabo en el Hospital Integral Comunitario de Caracollo, en el Departamento de Oruro como parte de la ayuda internacionalista de Cuba al Estado Plurinacional de Bolivia.

Palabras Clave: Tumor óseo, Fibroma condromixoide, Tumor de células gigantes.

Abstract

This article deals with a 17 year-old patient having a tumor on the thighbone with all the radiological, tomographic and clinical characteristics of the chondromyxoid fibroma and which, after bing removed anatomopathological diagnosis was that of a type I giant cells tumor. Another important aspect of this case was that the remaining hale was filled with Coralline Hidroxiapatita (HAP-200 R) , sent by the doctors from the “ Carlos J. Finlay” Central Military Hospital and surgical procedure and followep treatment was done in the Integrated Community Hospital of Caracollo in the Department of Oruro as part of aid given by our country to the plurinational state of Bolivia.

Key words. Osseous tumor, chondromyxoid fibroma, giant cells tumor.

Introducción

Los tumores óseos tienen su origen en algunos de los tejidos que forman el hueso. Las células (condroblástico, osteoblástico, fibroblástico, mielorreticular, nervioso, vascular, etc.), tienen la potencialidad de generar tumores de las series respectivas.

Sobre la base del origen histológico de los distintos tumores óseos, es que Liechtenstein creó la clasificación que lleva su nombre, por lo tanto es una clasificación histogenética que está basada en dos aspectos patológicos:

a. En el reconocimiento del origen histológico del tejido tumoral.
b. En la identificación de la sustancia intercelular neoformada por la célula neoplásica.

Atendiendo a estos dos aspectos, se les clasifica en tumores de la serie condroblástica, osteoblástica, fibroblástica, mielorreticular, etc.; diferenciando los tumores de cada familia en benignos y malignos de acuerdo a las características histopatológicas de la célula tumoral y del tejido intercelular que constituye la neoplasia.

Con frecuencia en un mismo tumor, se reconocen diferentes estirpes celulares. No siempre le resulta fácil al patólogo reconocer, entre varios, cuál es el verdadero tejido tumoral que debe identificar a la neoplasia. Tumores como el sarcoma pleomórfico, el fibroma-condromixoide, constituyen buenos ejemplos a este respecto.

Otro problema se le crea al patólogo cuando se encuentra con una estructura histológica o sustancia neoformada de identificación incierta, que le impide señalar su origen. Así, sarcomas muy indiferenciados, inmaduros, con estructuras celulares no bien definidas, se encuentran en esta situación. Tampoco resulta muy definida la separación entre tumores benignos y malignos que siempre había parecido ser tan clara y concluyente. Los datos aportados por la clínica, la radiología y la histología no siempre se corresponden como para poder establecer con exactitud y seguridad la verdadera conducta biológica de un determinado tumor.

La experiencia ha demostrado que resulta casi imposible imaginar que, después de una muy buena anamnesis y de un completo examen físico, el médico no haya logrado obtener una buena orientación diagnóstica. Los exámenes posteriores, radiográficos, gammagráficos y de laboratorio, entre otros, no tienen generalmente otro valor que confirmar la sospecha clínica inducida por la anamnesis y el examen físico, además de agregar algunos datos complementarios, siendo valiosa la información recibida del paciente en cuanto al dolor, aumento de volumen, tiempo de evolución, existencia de uno o más signos inflamatorios, ubicación y tamaño del tumor y un antecedente que presenta un valor superior a los demás, que es la edad (1).

Los tumores óseos a menudo se originan en áreas de crecimiento rápido, pero su causa se desconoce. Las posibles causan abarcan: Mutaciones genéticas hereditarias, Radiación o Traumatismo, pero en la mayoría de los casos no se encuentra ninguna causa específica (2).

Por lo menos el 80% de los tumores óseos primitivo, son diagnosticados antes de los 30 años, por lo que una buena lógica clínica obliga a suponer que todo tumor óseo que aparece antes de esa edad tiene una elevada posibilidad de corresponder a un tumor óseo primitivo.

Si se trata de tumores óseos benignos, la proporción de tumores diagnosticados antes de los 30 años, aumenta a un 80%, por lo menos. Muchos de aquéllos diagnosticados después de los 30 años, muy probablemente tuvieron su origen real antes de esa edad (1).

En los tumores óseos malignos la tendencia es similar; existe, sin embargo, una discreta tendencia a aumentar la frecuencia a partir de la quinta y sexta décadas debido a que hay dos familias de tumores malignos: el condrosarcoma y el mieloma que muestran una tendencia a aparecer en décadas posteriores (3).

Son tres los signos y síntomas que acompañan al tumor óseo y que constituyen la principal causa de la consulta: dolor, aumento de volumen e impotencia funcional, todos ellos son absolutamente inespecíficos y bien pueden corresponder a muchas otras lesiones óseas o articulares que también se manifiestan por dolor, aumento de volumen o impotencia funcional. Esto obliga a ser muy cautelosos en su interpretación y junto con considerar varias posibilidades diagnósticas, el clínico debe contemplar como posible también la existencia de un tumor óseo. Ignorar esto ha hecho que el dolor, el aumento de volumen o la impotencia funcional, hayan sido atribuidos muy ligeramente a otras causales sin haber siquiera pensado en un tumor óseo realmente presente.

Los distintos caracteres con los cuales puede presentarse el dolor (extensión, duración, intensidad), tienen un valor muy relativo como para deducir de él la naturaleza de la lesión que lo provoca; en general el dolor está referido al sitio de la lesión tumoral; en las localizaciones vecinas a una articulación, en general el dolor es articular y ello es propio de tumores epifisarios (tumor de células gigantes por ejemplo) o yuxtaarticulares, metafisarios, como ocurre en el sarcoma osteogénico. Ubicaciones en columna vertebral (mielomas, metástasis, hemangiomas), generan dolor vertebral con muy frecuentes irradiaciones neurológicas. Son propios de tumores benignos (osteocondromas, condromas) los dolores discretos, persistentes, tolerables y que no alteran la capacidad funcional; por el contrario, dolores intensos, rápidamente progresivos, invalidantes, sin relación con la actividad, son propios de un tumor agresivo (tumor de células gigantes) o francamente maligno (osteosarcoma, sarcoma de Ewing). Cuando los síntomas y signos, especialmente el dolor, se intensifican brusca y violentamente, hay que sospechar que el tumor es agresivo (Tumor de células gigantes, por ejemplo) o es maligno; que ha destruido la cortical del hueso y compromete el periostio, que ha habido una hemorragia intratumoral o ha sufrido un traumatismo. El hecho clínico, así manifestado es, en principio, de mal pronóstico.

El aumento de volumen caracteriza en forma muy evidente el tipo biológico de la lesión. Tumores benignos (osteocondromas, condromas), evolucionan sin dolor y con un crecimiento muy lento durante años enteros. Ello explica que pasen inadvertidos o no haya, para el enfermo, motivo de inquietud que lo haga consultar. No ocurre lo mismo con tumores de rápido crecimiento. En ello hay que sospechar una lesión agresiva (no necesariamente maligna como es el caso del tumor de células gigantes por ejemplo) o de un sarcoma: sarcoma osteogénico, sarcoma de Ewing, histiocitoma fibroso maligno, que evolucionan rápidamente en cuanto a dolor y crecimiento. La incapacidad física por dolor, la existencia de signos inflamatorios, en general, permiten una interpretación parecida.


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