El Láser, en su aplicación percutánea para las varículas (también llamadas telangiectasias o arañas vasculares) ha dado un giro espectacular al tratamiento de esta patología.

Esta herramienta terapéutica no sustituye las técnicas anteriores sino que las complementa, cubriendo un espectro que antes quedaba sin tratarse de forma satisfactoria.

Entre sus ventajas se incluye la ausencia de fármacos que, en un caso como el suyo (disfunción renal) es fundamental.

Sin embargo, no todas las varículas responden igual a este tratamiento y es por ello necesaria la valoración por su especialista y, en ocasiones, es precisa al menos una sesión inicial para ver si los resultados son buenos o no.