El remedio de la abuela: Lavarte esa zona del cuerpo todos, todos, todos los días con un jabón neutro y natural, tipo "lagarto", enjuagarte muy, muy muy bien, dejando la zona algo húmeda y darte un masaje con un poco de la loción cuya fórmula te doy al final. Secarte trascurridos unos minutos (cuantos más, mejor)... y ya está. Al cabo de dos semanas se acabó el problema, pero tienes que repetir el remedio siempre que te duches.

Fórmula de la loción:

Una tacita de las de café de glicerina o de aceite infantil tipo johnson's.
La misma tacita de zumo de limón o de lima.
Puré de tres nabos medianos o de un ajo.

Cada vez que lo vallas a usar tienes que agitarlo muy bien.

Si empleas ajo no huele muy bien la loción, pero merece la pena el resultado.

Si aplicas la loción después de haberte rascado mucho, es posible que te escueza un poco, pero se te pasa muy pronto el escozor.