La Coenzima Q10 en su forma ubiquinol es la más biodisponible y absorbible por el cuerpo humano, mucho mejor que la ubiquinona. La CoQ10 se encuentra en animales y plantas, siendo el pescado y los aceites de pescado, las carnes (principalmente las vísceras) y los cereales integrales los alimentos más ricos en CoQ10. Pero donde mejor se sintetiza la CoQ10 es a través de los suplementos naturales (en cápsulas) ya que, en el caso de enfermedad cardiovascular, se necesitarían comer muchos kg de carne o pescado al día para llegar a niveles recomendables.

La CoQ10 tiene una función vital en la última parte del ciclo de generación de energía celular (llamada cadena de transporte electrónico) donde se genera la mayor parte del ATP (adenosín trifosfato, la energía biológica) de las células. Su función antioxidante que la hace superior a otras vitaminas es que inhibe más activamente la peroxidación de lípidos y proteínas y elimina los radicales libres. Se sabe que un estrés oxidativo puede resultar un serio daño molecular, afectando al ADN y las proteínas. El estrés oxidativo participa en procesos como la mutagénesis, la carcinogénesis, peroxidación lipídica, daño a las membranas y la oxidación y fragmentación proteica.

Su principal recomendación es hacia los pacientes cardiovasculares (no por parte de los médicos claro, que siguen ignorando este suplemento para recomendarlo a sus pacientes). La razón es que en el músculo cardíaco es donde se concentra mayor cantidad de Coenzima Q10 y en casos de enfermedada cardíaca hay una deficiencia de este nutriente en el corazón. La función de la CoQ10 no es otra que la de hacer de catalizador para permitir que las mitocondrias produzcan ATP (adenosina trifosfato, la energía del corazón). Si no hay suficiente Coenzima q10 se produce estrés oxidativo y el corazón empieza a fallar provocando el deterioro gradual del paciente.