La refracción óptica es un acto, en sí mismo, que puede ser realizado tanto por un optometrista como por un oftalmólogo, no significando por ello que esté bien o mal practicado pues ambos profesionales pueden cometer errores. La diferencia radica en que cuando es hecha por un oftalmólogo, no se va a circunscribir exclusivamente a la obtención de una receta de gafas, sino que se va a ampliar el estudio a una exploración completa del globo ocular (fondo de ojo, polo anterior, presión intraocular, etc), todo ello con posibilidad de alteración en presencia de entidades como la miopía. De esta forma se realiza un estudio integral , detectando posibles anormalidades e instaurando los tratamientos adecuados para su control. El optometrista, sólo debería practicar la refracción dentro de un gabinete donde un oftalmólogo realizara un reconocimiento completo y nunca como un acto individual y sin control oftalmológico.