No hace aún una semana que tuve mi primera crisis de ansiedad. Creí que me iba a morir, no sabía qué era ni por qué me pasaba, estaba sola en la calle y me aterré. No sé cómo pude conseguir que mis piernas caminaran y no se doblaran, cómo mi corazón dejara de latir tan fuerte y tan rápido, ni cómo el vértigo me dejaba poner los pies en el suelo de manera que conseguí llegar hasta el centro médico más próximo.
Me atendieron y explicaron qué me pasaba y que no me iba a morir. Me recetaron diazepán 5 mg en caso de que me repitiera. Me alivia los síntomas, pero sé que no es la solución porque estas crisis son un grito de socorro que envia mi cerebro alertado por mi cuerpo.
Pero no ha pasado un solo día en que no haya tenido que tomar medicación. Se me han disparado las alarmas en un centro comercial, en la calle, al cruzar un semáforo, en la ducha de casa, al intentar tomar un tren, al meterme en la piscina (la única cosa que relamente me relajaba).
Pero pienso que la respuesta la tengo yo, en mi mente. Si mi cerebro es tan poderoso como para hacer reaccionar a mi cuerpo de forma que parece que la actividad más cotidiana es una amenaza mortal, yo tengo la fuerza interna, mental también, para hacer que mi cerebro vuelva a funcionar como antes. Tengo que dominarlo. Sólo tengo que aprender cómo y tengo todas mis esperanzas depositadas en la doctora que me atiende.
Ella me enseñará o me orientará, porque mañana cuando la vea voy a dejarle claro que no quiero pasarme toda la vida drogada, porque yo puedo hacerlo, sólo es cuestión de control mental.
Y si yo puedo hacerlo, todos vosotros también. ANIMO!!! Esto no puede controlar nuestras vidas, somos nosotros los que tenemos que controlarlo y vivir como queremos, tranquilos y en paz, no al contrario.
Si tengo que cambiar algunos hábitos, lo haré. Si tengo que bajar el ritmo, lo haré. Si tengo que aprender a dosificarme, lo haré. LO QUE NO VOY A HACER NUNCA ES RENDIRME, NUNCA!!
Un abrazo muy muy muy muy muy cariñoso a todos. Me ha gustado mucho encontraros.