Ana, te aseguro que la táctica de no prestar atención a las extras funciona, aunque entiendo que es difícil hacerlo. Leo tu mensaje y constato que eres perfectamente consciente de ello, pero también que no consigues ignararlas lo suficiente.
Por supuesto que siento síntomas como los tuyos a causa de mis extras, pero los percibo mucho más cuando estoy pendiente de ellas. En los momentos en que logro ignorarlas, dudo mucho que desaparezcan y dudo incluso que esos síntomas remitan del todo, pero lo más importante es que no soy consciente de ellos sin que eso suponga peligro adicional alguno para mi salud.
Ya habrás podido comprobar que todos intentamos buscar algún que otro truquillo para intentar "detener" las extras cuando están muy impertinentes. Yo hablaba hace poco de hacer ejercicios respiratorios, pues obtengo resultados con ello. Hay a quien le viene bien caminar un poco y supongo que cada cual busca una vía de escape. Ignoro si cualquiera de esas actividades realmente influyen, pero lo cierto es que funcionan. ¿Por qué? Pues porque quienes las ponemos en práctica estamos convencidos de los resultados. En algún momento nos ha ido bien y eso hace que tengamos fe en la bondad de nuestro "truco". Como bien sabes, la fe es capaz de mover montañas, así que mucho más controlar un corazón alocado como el nuestro.
Ánimo Ana, no dejes que las extras te amarguen ni un sólo día más de tu vida. Piensa que si otras personas han logrado sobrellevarlas con entereza e incluso controlarlas, eso está al alcance de todos. No será fácil, seguro, pero como se dice por aquí: TODO ES PONERSE.

Saludos cordiales,

Carlos.