james, te entiendo porque son muchos los días que me encuentro así de desesperada. A ver, yo me cuido, me cuido una barbaridad. Me hincho de grasas saludables omega 3, magnesio, potasio, frutas y verduras a mogollón, nueces, ajo, cebolla, infusiones relajantes en todas sus modalidades... Y me estudio todos los desodorantes, y busco entre mil aquel que no lleva aluminio. He cambiado hasta el agua que bebo después de lo que nos contó balsa...

y ¿para qué? parece que cada día estoy peor. Como dice ana arg, el día que estoy medio bien estoy muerta de miedo pensando en qué momento va a empezar la tortura.

estoy cansada, como tú, james, pero hay que seguir luchando contra ésto, que afortunadamente, y no debemos olvidarlo, es benigno, o no seguiríamos aquí leyendo y escribiendo.

recuerdo cuando sentía extras al principio y no les prestaba ninguna atención. Entonces eran esporádicas, ahora son todos los días y algunos días a todas horas y ya no me dejan ni pensar en algo que no sea los malditos extras.

por eso entiendo que cuando uno se encuentra tan terriblemente mal, lo único que le alivia es poder expresarlo aquí y sentir que hay quien le entiende. Esta compañía hace más llevadero el problema.

espero, james, que muy pronto nos cuentes que has mejorado.

un beso,

santy