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#108987 - 25/12/10 11:23 AM De interés general
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De interés general

Intentaré ser claro en mi explicación y pondré mi caso como ejemplo para que todo sea mas fácil de entender, para empezar puedo decir que soy hombre de mediana edad, sin ninguna titulación universitaria.

Me ha ocurrido algo importante que creo que va a revolucionar el futuro. Empezaré hablando de mi infancia, de pequeño siempre fui un niño muy inquieto que aprendía rápidamente, que preguntaba sin cesar todo lo que quería saber, era muy curioso y observador como muchos niños pero creo que en mi caso había algo diferenciador que hacia que pudiera entender las cosas con mucha facilidad.

Hacia los 4 años de edad esto se vio frenado bruscamente, enfermé y los médicos diagnosticaron que tenia una enfermedad nefrológica grave que afectaba todo mi metabolismo de forma muy agresiva, en resumidas cuentas, los doctores creían que la raíz del problema se encontraba en que mis riñones sufrían una disfunción que hacia que perdiera las proteínas del cuerpo por la orina y me diagnosticaron un síndrome nefrótico. Estuve 4 años siendo tratado por diferentes médicos y diferentes medicamentos que por entonces eran muy novedosos, por tanto y dado que no sabían que me pasaba ni como tratarlo aplicaron en mi tratamientos para solucionar problemas renales.

A los 8 años uno de esos tratamientos hizo reaccionar mi cuerpo y consiguió que los médicos creyeran que había sanado completamente, todos creímos que me había curado. 24 años después, o sea, hace cosa de un mes y medio, me volvieron a diagnosticar otra vez la enfermedad y eso lo ha cambiado todo. Me explico, hoy en día la medicina tampoco sabe que es lo que me provoca esa disfunción renal, los médicos me diagnostican una gomerulonefritis de cambios mínimos, o sea, una inflamación de los riñones que provoca que la filtración de los mismos se vea alterada y las proteinas del cuerpo se pierdan por la orina con todos los desequilibrios que eso conlleva. Al hacer el ingreso el médico que me está tratando inició un tratamiento agresivo de corticoides, vasodilatadores, anticoagulantes y me recomendó que tomara alimentos sin sal añadida.

Como comprenderan, tomé su recomendación al pie de la letra pues no estaba dispuesto a estar enfermo otros 4 años como me ocurrió en la infancia y ahí empezó todo.
A raiz de mi recaida empezé a leer sobre el tema y recordé que una vez vi en una página de internet que la sal procesada era un producto muy nocivo pero en esa ocasión no estaba preparado para entender la importancia de ese mensaje.
Volví a buscar la página, que había leido un año antes sin entender muchas de las cosas que en ella se dicen y esta vez presté mucha atención descubriendo que la sal procesada, el azucar procesado y los aditivos tales como los conservantes, estabilizadores, etc. son altamente dañinos para nuestro organismo, en resumen esa página explica que todos estos productos estan provocando un daño de dimensiones insospechadas a nuestra sociedad.

Como buen enfermo tomé estas explicaciones al pie de la letra y eso, complementado por la medicación que me estan aplicando para tratarme hizo que mi cuerpo empezara a experimentar una reacción de grandes dimensiones que me conllevó un xoc emocional que gracias a mi capacidad de comprensión actual he superado en poco tiempo.
La reacción mas importante y rápida que experimentó mi cuerpo fue una liberación de mi capacidad neuronal, fue como si de repente se hubiera soltado el freno que se habia puesto a mi capacidad neuronal toda la vida, esto me provocó una lluvia de conocimientos que no paraban de crecer, en cuestión de pocos días mi cerebro estaba capacitado para procesar toda la información que había ido recibiendo en toda su vida.
Paralelamente mi cuerpo también empieza a sufrir cambios significativos que mejoran muchos aspectos importantes de mi salud que ahora no voy a enumerar porque son muchos.

Lo explicado hace que empiece desarrollar mi capacidad intelectual a pleno rendimento pero en un inicio de forma desordenada y sin un rumbo fijo y eso me provoca el xoc emocional que he descrito.

Poco a poco he empezado a poder ordenar toda esta información y a poder desarrollarla de forma correcta. Aún no he podido hablar con personas capacitadas para entender lo que me está pasando, los médicos que estan tratando mi enfermedad no dan un razonamiento a lo que ocurre por que todavía no lo comprenden o no quieren reconocer que lo que estoy descubriendo es muy importante.

Llevo dos semanas estudiando medicina y he hecho un descubrimiento que va a revolucionar la concepción actual de la sanidad. He descubierto que mi enfermedad es una reacción defensiva de mi organismo para procesar las toxinas que ingerimos con los alimentos procesados. Este mecanismo de defensa es el que ha adoptado mi organismo de forma natural y espontania para expulsar una acumulación de toxinas utilizando las proteinas como transportadores, el problema es que mi organismo se había descontrolado por esa saturación de toxinas y corria el riesgo de colapso si no se hubiera tratado con medicación de forma urgente.

Leyendo mucho he podido entender que con el desarrollo industrial hemos evolucionado en gran medida pero sin saberlo ese desarrollo también ha conllevado un problema oculto que tiene unas dimensiones incalculables y que radica en el proceso de elaboración de los alimentos que ingerimos a nivel mundial.

La industrialización ha implicado la creación de muchos productos químicos que nuestro organismo es incapaz de asimilar ya que estan creados de forma artificial, ante esto, nuestro organismo actua adoptando diversos sistemas de defensa y expulsión de esas toxinas y reacciona de forma diferente dependiendo del individuo.

Esto explica todas las enfermedades de nueva creación a las cuales hasta ahora no se había encontrado una explicación que es tan simple como esta: nuestro organismo sufre mutaciones provocadas por el sistema inmunitario a todos los niveles y la solución está en eliminar la ingesta de estas toxinas artificiales para que esto no pase. En el caso de las enfermedades en desarrollo se trata de eliminar esta ingesta de toxinas para que las que el organismo ya contiene sean expulsadasa antes de que sea demasiado tarde.

Si estoy en lo cierto, que lo estoy, habran muchas personas que podran potenciar su inteligencia a corto plazo y encontrar soluciones a muchos de los enigmas y problemas de la actualidad.

No perdamos el tiempo, tienen que empezar a trabajar ya!

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#109006 - 25/12/10 10:35 PM Re: De interés general [Re: Anonimo]
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Y, exactamente ¿qué dieta haces? porque interpreto que sigues algun tipo de dieta o alimentación especial ¿es así o he entendido mal?

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#109014 - 26/12/10 03:08 AM Re: De interés general 2 [Re: Anonimo]
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Se puede comer absolutamente de todo. La solución está en hacer que en los centros hospitalarios se combine la curación mediante la medicación habitual y una dieta basada en la elaboración de la comida con alimentos 100% naturales. Los enfermos se ven obligados a seguir esta dieta y por tanto no se ven expuestos a las tentaciones que el mercado de la alimentación propone. La simple curación de muchos de estos enfermos motivaria a las autoridades a la aplicación de leyes que eliminen estos compuestos alimenticios de los productos. Hoy en día no tiene sentido aplicar severos conservantes a la comida, ni estabilizantes, los medios de transporte y nuestra capacidad de producción pueden conseguir que los alimentos frescos lleguen al consumidor sin caducarse, a parte hay conservantes naturales que pueden substituir los artificiales. En cuanto a nuestra cultura de la comida adictiva hay substancias adictivas naturales que si que tendrían cabida en los alimentos y por lo tanto las empresas multinacionales se tienen que centrar en la búsqueda de elementos adictivos naturales y olvidarse de los contaminantes y dañinos productos artificiales.
Es lógico que una empresa busque que su cliente sea fiel a su producto pero lo que debe hacerse a partir de ahora es buscar soluciones naturales para captar seguidores de los productos que no sean dañinos para el organismo. Todo tiene una fácil solución pero actualmente hemos caido en el error de creer que lo creado artificialmente es mejor que lo natural. La tecnologia es buena para solucionar muchos problemas de la actualidad pero nuestro cuerpo no está preparado para procesar cosas artificiales, la evolución de nuestro aparato digestivo está a años luz de poder procesar segun que productos químicos de hay el descontrol de nuestro sistema inmunitario. Como ya he dicho en el primer post, si estoy en lo cierto, que lo estoy, habrán muchas personas que gracias a esta variación alimenticia podran desarrollar sus capacidades mentales a niveles óptimos y podran ayudar con sus conocimientos para solucionar problemas que ahora nos parecen insuperables.
En cuanto a las potentes farmacéuticas, la curación de muchas enfermedades puede provocar la sensación de creer que esto les puede perjudicar pero no es asi, esto debe dar paso a que su capacidad de investigación y desarrollo se vea orientada a la búsqueda de medicamentos y substancias que aumenten nuestra esperanza de vida. Como muchos expertos vaticinan, en pocos años la esperanza de vida se puede situar en torno a los 120 años, solo se tiene que buscar la manera de acelerar esto.
Que puede haber mejor que una vida duradera y saludable.

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#109023 - 26/12/10 09:50 AM Re: De interés general 2 [Re: Anonimo]
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Comer alimentos 100% naturales es casi una utopía, hasta los alimentos básicos como son el pan y la leche llevan de todo, no creo que en un hospital se pueda dar a nadie una alimentación natural, aún se podría hacer en la casa de cada cual si ese cada cual quiere (que tampoco es fácil) pero ni en un hospital ni por supuesto en ningun restaurante le van a dar a nadie una alimentación natural 100%..... pero yo te insisto en que me digas lo que comes porque hacer una alimentación natural no es facil ni en la propia casa, con la carne, pescado, frutas, verduras, huevos, legumbres ... más o menos se puede hacer aunque no del todo ya que también esos alimentos llevan sus "cositas" pero quitando eso, ¿qué hay del resto? ... ¿qué desayunas, si cualquier cosa que intentes comer para desayunar (leches, pan, galletas, bollería) está plagada de aditivos?

Con esto no quiero decir que no esté de acuerdo contigo, que yo también tengo mis teorías con los alimentos y también he descubierto cosas pero ya digo que no es fácil hacer una alimentación nautural y tampoco creo que mucha gente estuviera dispuesta a hacerla, la mayoría de personas es incapáz de renunciar a lo que tiene por costumbre comer ni aunque en ello le vaya la salud.

Un saludo.

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#109038 - 26/12/10 04:54 PM Re: De interés general 2 [Re: Anonimo]
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Pues como ya te he dicho como de todo, desayuno yogurt natural hecho artesanalmente, con el mismo proceso de elaboración pero sin conservantes y dura dos semanas en la nevera, cereales integrales, zumo de naranja, nueces, pan hecho en panaderia artesanal sin sal, yo le añado sal natural y aceite o miel o lo frio con aceite y le hecho azucar de caña, frutas de todo tipo etc. Para comer y cenar pues como de todo, muy variado, carne, pescado, legumbres, verduras, hortalizas, pasta, arroz... lo importante es utilizar sal marina para cocinar y azucar sin procesos de refinación. La sal convencional, la que usamos todos, es una sal procesada que esta sometida a un proceso de elaboración que la convierte en un gran veneno. La sal procesada tiene un 10% de productos añadidos que son elementos químicos artificiales, que el organismo no puede eliminar , a parte la someten a unas cocciones de mas de 600 grados que hacen que la estructura molecular de la sal se vea alterada convirtiendose también en una estructura artificial, por lo tanto el 100% del total de la sal comercial, es un producto altamente nocivo para la salud. Es tan simple como eso, además el azucar refinado, el que tomamos todos también tiene un proceso de elaboración similar. Es tan simple como utilizar en tu dieta diaria alimentos aditivando solo sales y azucares naturales, no son nada difíciles de encontrar, el problema se conoce pero aún nadie se habia dado cuenta de la envergadura que tiene y tampoco de la fácil solución. He tenido la suerte de ser la persona que se ha dado cuenta y ahora me toca divulgar este conocimiento para que alguien influyente se haga cargo del problema.
Espero haber sido un poco mas claro en esta respuesta, habia dejado cosas importantes en el tintero. Si tienes mas dudas pregúntame ya que me ayuda a estimularme a la hora de pensar en solucionar el problema.

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#109075 - 27/12/10 05:14 AM Re: De interés general 2 [Re: Anonimo]
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Se que es muy difícil que no se tomen productos elaborados de grandes multinacionales, pero son estas las que tienen que darse cuenta que deben cambiar estas cosas básicas, no les costaria dinero, al revés, seria una inversión. Solo hay que plantearle a Mc Donald's que cambie el tipo de sal que le hecha a sus productos, si le explicas a sus directivos que así sus clientes seguirán notando el mismo sabor pero que no se engordaran de la misma forma ya consigues que empiezen a pensar. Que mejor que conseguir unas hamburguesas sabrosas, adictivas y que no engordan, yo tambien empezaria a tomarlas y como yo, todas las personas preocupadas por su peso o que siguen una vida sana, imaginaros cuantos clientes ganarían!. Me explico, como ya he dicho la sal refinada actual no es asimilable por nuestro organismo, entonces nuestro organismo elabora sistemas de defensa para protegerse de esta substancia y cada organismo lo hace de distinta forma. Hay dos sistemas de defensa básicos del organismo y que se observan en un alto porcentaje de la población. Como hay organismos que no pueden eliminar esta sal porcesada, crean almacenes para guardar estas toxinas a la espera de que no se ingieran en gran medida y se puedan ir expulsando poco a poco. Hay personas que lo almacenan reteniendo líquido y otras que lo hacen en depósitos de grasa, o ambas a la vez. Por tanto, el elemento que mas engorda en un producto es la sal, con el azucar también pasa un poco los mismo pero creo que no llega a ser tan nocivo como la sal, aunque también lo es mucho. Por tanto, las multinacionales solo tienen que pedirle a sus distribuidores de sal y azucar que dejen someter estos productos a estos agresivos procesos de elaboración. Si saben que esto les reportará un número de nuevos clientes elevadísimo no dudar que cambiarán su forma de producción.
Hoy en día tenemos una herramienta maravillosa que se llama internet, con esta herramienta podemos comunicarnos a una velocidad y con una facilidad increible. Lo que hay que hacer es traspasar estas ideas a cuantas mas personas sea posible para que se empiece a crear un cambio, yo ya lo estoy haciendo con las personas cercanas a mi y aunque en un principio son reacias a variar sus hábitos poco a poco lo estan haciendo. Solo con cambiar el tipo de sal y azucar que le hechas a las comidas ya estas eliminando un altísimo porcentaje de toxinas nocivas. No os podéis imaginar cuantos aspectos de su salud estan mejorando las personas que me estan haciendo un poco de caso.

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#109192 - 29/12/10 10:07 AM Re: De interés general 2 [Re: Anonimo]
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En otros foros me han hecho entender queen mis explicaciones doy muchas cosas por sabidas y veo que hay que explicarse con un poco mas de detenimiento y base científica. Sus dudas me estimulan a ser mejor en mis argumentos.

Lo que se explica a continuación se basa en diferentes estudios que no he hecho yo pero si que me sirven para deducir todo lo que planteo y entre algunos de los autores de estos estudios se encuentran un físico nuclear japonés y una respetada doctora norte americana. Espero que no se haga demasiado largo.

Analizaremos el problema de la sal desde dos aspectos complementarios: el plano material y el plano energético. Podemos comenzar advirtiendo que el centro de la cuestión está en la refinación industrial. Analizada desde el punto de vista químico, la diferencia entre una sal marina integral y la moderna sal de mesa de uso corriente, resulta abismal. La simple evaporación del agua de mar, deja como consecuencia un residuo sólido, al cual llamamos sal. Este residuo está compuesto por los 84 elementos estables de la tabla periódica, aquella que estudiábamos en el colegio secundario. Por supuesto que el cloro y el sodio son los principales elementos cuantitativos, representando casi el 90% de su composición. Pero la importancia cualitativa de ese 10% restante es verdaderamente extraordinaria.

Dado que toda la vida del planeta surgió del lecho marino, es obvio que hay una semejanza intrínseca y funcional con aquella “sopa madre”. Todas las formas de vida (plantas, animales, humanos), llevamos incorporada dicha solución en nuestros fluidos internos (savia, líquidos intracelulares, plasma sanguíneo). De esto eran conscientes nuestros antepasados, gracias a su intuitiva visión holística; pero nuestro reduccionista modernismo industrial se encargó de echar por tierra esta perspectiva. Concretamente en la sal, se comenzó por pensar en términos de “suciedad”: había que lavarla y purificarla para presentarla como un producto “limpio e higiénico”. Este concepto funcionó -y lo más triste es que aún funciona a nivel masivo- también con otros alimentos básicos y sujetos a procesamiento industrial: harina, arroz, azúcar, aceite, etc.
Pero hay otras razones de “peso”, por las cuales la industria ha desarrollado complejos y costosos procedimientos de limpieza y purificación de la sal. Y es precisamente porque se fue descubriendo el gran valor industrial del componente básico de la sal (el cloruro de sodio ó cloruro sódico) en el desarrollo de los productos de síntesis química. Una vez liberado de “impurezas” (y por tanto del equilibrio iónico que le confieren los restantes 82 elementos), el cloruro de sodio es un reactivo perfecto y económico. Por esta razón se perfeccionó la técnica de refinación y limpieza, a fin de conseguir la máxima pureza en la producción de cloruro sódico. Esta sustancia se convirtió en un elemento imprescindible de la industria química, sobre todo para la producción de plásticos, aceites minerales, desmoldantes, etc. También la industria alimentaria la incorporó en su batería de aditivos preservantes, como inhibidor de procesos de descomposición: un ejemplo es el yogurt, que contiene cloruro de sodio, no como saborizante sino como conservante.

La Dra. Sherry Rogers aporta otra pista sobre el porqué de la refinación de la sal, en su libro “La cura se encuentra en la cocina”: “La sal de mesa común que ha invadido el mercado de Estados Unidos en los últimos 50 años, parece ser un subproducto de la manufactura de armas. Las grandes compañías (como la Morton Thiokol, fabricante de combustibles para cohetes) refinan sal para extraer ciertos minerales que luego utilizan en sus producciones bélicas y espaciales. En el proceso de refinación industrial, la sal de mesa pasa por temperaturas de 670ºC, lo cual altera definitivamente su natural estructura cristalina”.
Por estas razones se refina exhaustiva y prolijamente la sal en el mundo moderno. Una sola cifra nos permite comprender mejor esta realidad: el 93% de la sal que se refina en el planeta está destinada a fines industriales no alimentarios, un 4% es utilizado por la industria alimentaria como conservante; apenas el minoritario 3% restante se destina al uso como sal de mesa. Traducido en términos más sencillos, “de paso” la mesa “liga” los “beneficios” de la excelente “pureza” de la refinación industrial y nuestras amas de casa se “benefician” al disponer de un producto “inmaculado” y que no se apelmaza.
También existe otra importante fuente de cloruro de sodio, que si bien no proviene de la refinación, es consecuencia de un desecho industrial y por tanto arrastra la nocividad de la manipulación tecnológica, sobre todo a nivel energético. Nos referimos a las fábricas de pastas para papel o “pasteras”, tan en boga últimamente por la cuestión ambiental. El cloruro de sodio es uno de los desechos emergentes del proceso de producción de la pasta celulósica, base de la industria papelera. Como rezan las advertencias de las películas, “cualquier relación entre esta actividad y marcas de sal, es solo pura coincidencia”.

Siguiendo con la refinación de la sal, digamos que en 1971 el gobierno japonés decretó que toda la sal para consumo humano se debía elaborar por el dudoso proceso de intercambio de iones, que usa 3.000 voltios y 120 amperes de electricidad para extraer los iones de cloruro de sodio del agua de mar. Un físico atómico, Katsuhiko Tani, contrario a esta decisión oficial, comenzó a realizar estudios al respecto, creando la Asociación de Investigación de la Sal.
En una de sus primeras experiencias, Tani trabajó con almejas vivas sumergidas en distintas concentraciones de sal naturalmente obtenida por evaporación de agua de mar. Luego imitó estas concentraciones con la sal para consumo humano y con la sal de potasio (cloruro potásico), un sustituto artificial para hipertensos. El resultado: las almejas sumergidas en las soluciones con sal natural reaccionaron abriendo sus caparazones, mientras aquellas sumergidas en las soluciones con sal obtenida por intercambio de iones o con sal de potasio, permanecieron cerradas, reaccionando como si estuvieran en un ambiente hostil.
Los párrafos anteriores tienen que ver con una trágica realidad que a casi nadie preocupa: el cloruro de sodio, como compuesto químicamente puro, no existe en la naturaleza. Algo análogo ocurre con la sacarosa (azúcar blanco). Biológicamente el organismo no reconoce estas sustancias refinadas y de extrema pureza; es más, las considera tóxicas por su reactividad. Irónicamente, por la misma razón que la industria aprecia al cloruro sódico (capacidad reactiva), el organismo lo rechaza.
Para comprender mejor esta “fobia” corporal hacia los compuestos químicamente puros, podemos usar dos ejemplos burdos pero ilustrativos: la caña de azúcar y la hoja de coca. Estudios hechos en Sudáfrica sobre muestras de orina de dos mil trabajadores de plantaciones de caña de azúcar, no hallaron trazas de glucosa, pese a que en promedio mascaban 2 kg diarios de caña, o sea que ingerían unos 350g de azúcar por día. La explicación es sencilla: mientras la caña mascada es un alimento natural, completo y fácilmente metabolizable, el azúcar refinado es un producto extraño y nocivo para el organismo. Otras investigaciones realizadas en África e India muestran que la diabetes es desconocida en pueblos que no incluyen carbohidratos refinados en su dieta.
Respecto a la coca, es simple observar en los pueblos andinos que el cotidiano consumo de la hoja mascada (benéfica para el apunamiento) no genera los efectos devastadores del extracto refinado, conocido como cocaína. Siempre estamos hablando de productos vegetales, pero de por medio está presente el proceso de refinación y purificación.

Volviendo a la sal refinada de mesa, no todo termina en el “desguace” de sus restantes 82 elementos constitutivos. Luego “sufre” la aditivación de otros compuestos refinados. El caso del yodo y el fluor, ambos minerales tóxicos y reactivos en las formas antinaturales que se adicionan industrialmente. ¿En que argumentos se basa este procedimiento, obligatorio por ley?: resolver problemas tiroideos (yodo) y proteger la salud dental (fluor). Pero nadie toma en cuenta que el cuerpo no puede metabolizar la suplementación artificial de yoduros y fluoruros. Muchos científicos están advirtiendo que estos compuestos son los principales responsables de la formación de nitratos en el estómago; y se sabe que los nitratos son las sustancias cancerígenas más agresivas, y responsables de tumores selectivos en muchos órganos. También son responsables de reacciones alérgicas y otros problemas de salud. Recientes estudios demuestran que la adición de yoduros a la sal de mesa puede causar hipertiroidismo, tiroiditis autoinmune y disminución de fertilidad. Por su parte el fluor, aún en concentraciones bajas, está relacionado con problemas neurológicos y endocrinos, afectando el sistema nervioso y provocando déficit de atención (DDA) en niños y adultos.
A este trágico panorama, se suma la aditivación de otros preservantes, por supuesto que todos legalmente autorizados e incluso sin obligación de ser declarados en las etiquetas. Además de yoduro de potasio, la industria de la sal adiciona dextrosa, un tipo de azúcar que sirve para evitar la oxidación del yodo (¡¡¡o sea que la sal tiene azúcar!!!). Luego le agregan bicarbonato sódico, para que la sal no tome un tinte púrpura tras la adición del yoduro de potasio y la dextrosa. Para evitar el apelmazamiento se adiciona hidróxido de aluminio. Es bien conocida la relación aluminio-Alzheimer y el papel que juega este metal liviano en las disfunciones neuronales, bloqueando los procesos del pensamiento. ¡¡¡Como si no tuviésemos bastante con el uso de utensilios de aluminio en la cocina, latas de aluminio para las bebidas o papeles de aluminio para envolver alimentos!!!
Otros aditivos que encontramos en la sal de mesa son: el carbonato cálcico, que no es otra cosa que un pulverizado de huesos animales, el aluminato de silicio sódico, el ferrocianuro de sodio, el citrato verde de amoníaco férrico, el prusiato amarillo sódico y el carbonato de magnesio.

A través de la sal refinada, ingresa diariamente al organismo gran cantidad de sodio, un mineral que si bien es necesario en la química corporal, hoy en día se ha convertido en un problema a causa de su excesivo consumo, sobre todo en formas inorgánicas. El sodio contribuye al mantenimiento del equilibrio ácido-base y del balance hídrico y electrolítico del organismo, siendo necesario para la correcta transmisión del impulso nervioso y para la excitabilidad normal de los músculos. La forma ideal de su consumo es a través de los alimentos frescos, que lo contienen en modo biológicamente asimilable. Pero el enorme consumo de sodio (representa el 40% de la sal común) proviene de productos industriales y a su vez está relacionado con deficiencias del electrolito sinérgico: el potasio. El desorden sodio/potasio se ha convertido en una de las grandes causas de los modernos problemas de salud.
Normalmente se piensa -y así lo sugieren los especialistas- que con evitar la sal se resuelve el problema del exceso de sodio. Sin embargo, el consumidor moderno se ve expuesto a la inadvertida presencia de variadas y a veces nefastas formas de sodio en los alimentos industrializados de uso corriente, la mayoría de las cuales no están indicadas en las etiquetas de los productos que las contienen. Un ejemplo es el pan común, que suele aportar 1,3% de sal, o sea unos 500mg de sodio por cada 100g de un producto que se consume en grandes cantidades. Si tenemos en cuenta que la OMS recomienda que las personas adultas no superen los 6 gramos de sal al día (2,4 gramos de sodio), vemos que solo 500g diarios de pan bastan para superar dicho valor.
El cloruro de sodio refinado es ampliamente utilizado por la industria alimentaria, que además de la propiedad saborizante, toma en cuenta el aspecto conservante de la sal. En muchos productos se usa en forma abundante para resaltar cualidades gustativas, mientras que en otros cumple una función preservante. Además, el sodio forma parte de gran cantidad de aditivos alimentarios legalmente autorizados: conservantes, estabilizantes, emulgentes, espesantes, gelificantes, potenciadores de sabor o edulcorantes. Veamos aquí la nómina de 44 aditivos basados en el sodio, que a veces aparecen en las etiquetas con la simple indicación numérica:
E-201 sorbato sódicoE-211 benzoato sódicoE-215 derivado sódico del 4-hidroxibenzenoE-221 sulfito sódico
E-222 bisulfito sódicoE-223 metabisulfito sódicoE-237 formiato de sodioE-250 nitrito sódicoE-251 nitrato sódico
E-262(i) acetato sódicoE-262(ii) diacetato sódicoE-281 propionato sódicoE-301 ascorbato sódicoE-325 lactato sódicoE-331a citrato monosódicoE-331b citrato disódicoE-331c citrato trisódicoE-335a tartrato monosódico
E-335b tartrato disódicoE-337 tartrato sódico-potásicoE-339a fosfato monosódicoE-339b fosfato disódico
E-339c fosfato trisódicoE-350i malato sódicoE-350ii malato ácido de sodioE-401 alginato sódicoE-450a(i) difosfato disódico, trisódicoE-450b(i) trifosfato pentasódicoE-450c(i) polifosfatos de sodioE-470 sales sódicas, potásicas y cálcicasE-481 estearoil 2-lactil-lactato sódicoE-500a carbonato sódicoE-500b bicarbonato sódicoE-500c sesquicarbonato sódicoE-514 sulfato sódicoE-524 hidróxido sódicoE-535 ferrocianuro sódicoE-541 fosfato ácido de sodio y aluminioE-554 silicato de sodio y aluminioE-576 gluconato de sodioE-621 glutamato monosódico
E-627 guanilato sódicoE-631 inosinato disódicoE-635 5´-ribonucleótido sódico

Párrafo aparte para el glutamato monosódico, considerado como un aditivo peligroso. Su empleo en la industria alimentaria y en la restauración se remonta a casi medio siglo de historia, como potenciador de sabor. El E-621 (tal su identificación en las etiquetas) actúa como neurotransmisor, implicado en la respuesta sensorial característica del sentido del gusto, al intervenir en la transmisión de señales eléctricas a lo largo de las neuronas. Normalmente se usa en comidas precocidas, sopas, aperitivos, salsas, embutidos, cereales, carnes, mezclas de especias, conservas, alimentos procesados, sopas de sobre, cubitos de caldo, aderezos, etc.
Pese a estar autorizado su uso, numerosos estudios han cuestionado seriamente la inocuidad del glutamato monosódico. Investigadores japoneses lo relacionan con la pérdida de visión a largo plazo y la ceguera. En diversos experimentos se demostró que su inyección directa en el ojo, en concentraciones entre bajas y moderadas, causa daño nervioso. Una investigación clínica de la Universidad Complutense de Madrid, ha revelado que la ingesta de glutamato monosódico aumenta considerablemente el apetito, con el consiguiente riesgo de obesidad. Consumido en exceso y/o desde la infancia, puede modificar el funcionamiento de una zona del cerebro que regula el apetito, aumentando el deseo de comer hasta en un 40%.
En síntesis, el glutamato monosódico puede producir: contracciones musculares en la cara y el pecho, palpitaciones, ataques de asma y jaquecas, esterilidad, obesidad y el famoso “síndrome del restaurante chino” (rigidez muscular en cuello y mandíbula, degeneración de las células del cerebro, problemas gástricos, rigidez y/o debilidad en las extremidades, visión borrosa, mareos, cefaleas, opresión torácica, sensación de calor y hormigueo, aturdimiento y enrojecimiento facial). Puede ser suficiente la ingesta de 3 gramos de esta sustancia para generar dicho síndrome.
Es conveniente abordar los daños que produce el consumo de sal refinada, recién después de haber pasado revista a la problemática industrial. Esto nos permite comprender mejor los mecanismos defensivos que debe desarrollar el organismo para intentar neutralizar esta agresión cotidiana. Como hemos visto, el problema tiene dos facetas principales e igualmente graves: la pésima calidad (física, química y energética) y la elevada cantidad que se ingiere.
El consumo principal de sal refinada proviene de los alimentos industrializados, que, como vimos, la utilizan por sus efectos gustativo y conservante. En este aspecto no hay que pensar solo en conservas o típicos productos salados (aceitunas, jamones, quesos, embutidos, fiambres, papas fritas, caldos en cubos o polvos, etc), sino en alimentos aparentemente inofensivos (panificados, o el “saludable” yogurt diario que tiene cloruro sódico como conservante).
Más allá del desguace provocado por la refinación, el principal problema de la moderna sal de mesa para la salud humana, es justamente aquello que la hace un inapreciable ingrediente de la química industrial: su reactividad. Frente a la amenaza que representa este compuesto reactivo (cloruro sódico), el organismo se ve obligado a poner en marcha varios mecanismos de defensa que, además de generar un importante gasto de energía y recursos, no bastan para resolver totalmente la magnitud del problema.

Un primer mecanismo de neutralización es la hidratación y se basa en el empleo de agua intracelular o plasma. Este precioso elemento -un recurso limitado en el organismo y originalmente destinado a otros fines fisiológicos- se usa para compensar iónicamente la reactividad de las moléculas de cloruro sódico. Cada gramo de cloruro de sodio que debe ser contrarrestado, exige el consumo de 23 veces su peso en agua intracelular. El producto resultante, aunque haya sido balanceado eléctricamente, igualmente debe ser eliminado como sustancia tóxica. Los riñones pueden excretar sólo una parte: se calculan unos 5/7 gramos diarios, frente a un consumo promedio de 12/20 gramos. Este déficit cotidiano entre lo que ingresa por boca y lo que puede salir por vía renal, es uno de los grandes problemas que nuestro estilo de vida le crea al organismo. Para tomar conciencia de la magnitud del problema, basta multiplicar estos valores por los 30 días de un mes o los 365 días del año!!! Aquí también podemos encontrar el verdadero origen de otra difundida problemática moderna: la retención de líquidos. Esto deriva en aumento de peso y mayor exigencia para órganos (corazón, hígado, riñones), que deben trabajar en exceso.
Otra consecuencia negativa de este mecanismo cotidiano de neutralización, es la merma del volumen de líquido intracelular. Frente al gran caudal que demanda el cuantioso ingreso de moléculas reactivas, el organismo se ve obligado a optar entre atender las naturales necesidades de plasma para la renovación celular (los millones de células que se fabrican diariamente, requieren este fluido corporal como principal material constitutivo) y la exigencia de neutralizar la peligrosa reactividad, usando este vital elemento. La consecuencia a mediano plazo es la paulatina deshidratación celular y corporal, también conocida como senilidad latente. Beber agua no basta para reponer dicha carencia, pues el agua intracelular no es únicamente H2O, sino también los restantes 82 elementos que forman el plasma marino. En síntesis, por un lado el organismo tiene un nefasto exceso de cloruro sódico y por otro, una grave carencia de sal completa y correctamente estructurada.

El cloruro sódico que no logra eliminarse por vía renal, al permanecer en el cuerpo, genera un segundo mecanismo de neutralización: la captura lipógena. El organismo “reclama” células grasas para “encapsular” al cloruro de sodio “vagante”. Por este medio, el cuerpo busca aislar material toxico que no puede evacuar en el momento, a la espera de algún momento de pausa, en el cual eliminarlo definitivamente del medio. Ese momento sería, por ejemplo, un ayuno, que demás está decir, jamás tiene lugar en nuestro vertiginoso ritmo de vida.
Como consecuencia de este segundo mecanismo de neutralización, el organismo va formando un tejido esponjoso que deposita en la hipodermis, el estrato más profundo de la piel. Este edema acidulado genera dos consecuencias por demás conocidas y temidas: sobrepeso y celulitis. Puede afirmarse que este proceso de neutralizar sustancias tóxicas (no solo el cloruro de sodio) en el tejido graso, es una de las causas profundas de la obesidad, aunque sea algo difícil de aceptar a causa de nuestro condicionamiento cultural. Concretamente: más toxinas quedan en el organismo por colapso de los emuntorios, más incremento de grasa corporal. O dicho de otro modo: la toxemia corporal genera obesidad.

Las moléculas de cloruro de sodio que no consiguen ser eliminadas por los riñones o aisladas en el tejido graso, obligan a desarrollar un tercer mecanismo de supervivencia: la cristalización. Y bien decimos supervivencia, porque la acumulación de más de 35g de estos cristales puede resultar letal para el cuerpo. El cloruro sódico se une con aminoácidos de origen animal (presentes en los productos lácteos y cárnicos) y da lugar a la formación de cristales de ácido úrico. Los cristales que no consiguen ser evacuados del organismo, se depositan en huesos y articulaciones a la espera de una oportunidad futura de excreción (tal como sucede con el tejido graso), provocando dolores osteoarticulares (artritis, gota, reuma) por sus características punzantes. Otros cristales de ácido úrico se recombinan con más cloruro de sodio y oxalatos de calcio, dando lugar a la formación de arenillas y cálculos (vejiga, riñón, vesícula). Otra variante de esta cristalización la encontramos en las paredes de venas y arterias, causando fragilidad capilar y esclerosis. La cristalización es, originalmente, un mecanismo protectivo y de emergencia que el organismo desarrolla para defender la calidad del medio celular y el correcto funcionamiento de las células. Pero la cronicidad de la intoxicación termina por envenenar al sistema, ya que el exceso de cristales no consigue ser evacuado del organismo y ello provoca graves dolencias, también crónicas.
Otros perjuicios del consumo de sal refinada han sido evaluados por distintos investigadores: problemas emocionales, excitación, insomnio, fatiga, úlceras, dependencia adictiva, hipertrofia de las glándulas suprarrenales, pérdida del cabello, estreñimiento, cáncer de estómago y osteoporosis (el exceso de sal incrementa la excreción de calcio a través de la orina, favoreciendo la desmineralización del hueso). La diagnosis oriental brinda indicadores físicos para detectar la excesiva presencia de sal en el organismo: piel oscura, rigidez muscular, mandíbulas apretadas, dientes inferiores sobresalientes, derrames en el blanco del ojo, orina fuerte y heces oscuras y confitadas.

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