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#211171 - 18/11/20 01:47 PM Discriminación de discapacitados
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He aquí un caso de discriminación a personas con minusvalía en la sanidad privada:
https://centro-medico-open-house-opiniones-estafa-y-fraude.webnode.es/
Mi parecer es que tanto la Sanidad como la Educación deberían ser siempre públicas.

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#213049 - 31/07/21 02:24 PM Re: Discriminación de discapacitados [Re: Anonimo]
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La web http://centro-medico-open-house-opiniones-estafa-y-fraude.webnode.es/ ha sido bloqueada muy recientemente por contener "expresiones injuriosas", es decir, palabras malsonantes o insultos graves. Para beneficio de los lectores reproduzco aquí su contenido -más unas pocas actualizaciones- tras haber eliminado todos los "tacos" y "palabrotas" (que tampoco eran tantísimos). De esta manera sólo se presentan aquí sus fragmentos estrictamente informativos, que no infringen ninguna normativa legal; pues cumplen legítimamente la función de denunciar una triste realidad que atenta contra la Salud, la Justicia y el Bien Común. Y la Ley sólo castiga el uso de insultos graves, permitiendo sin ningún problema los insultos leves.

CONTENIDO:


Al Dr. Steve Chapman (del centro médico Open House) se le suicidó una vez un paciente que sufría de TOC (trastorno obsesivo-compulsivo), que es una dolencia psíquica también conocida como "neurosis obsesiva". Otros pacientes aquejados de ese mismo mal le han puesto pleitos judiciales (presumiblemente injustificados) acusándolo de falta de higiene y otras diversas alegaciones [esto me lo aseguró él mismo; no es ningún rumor; a ver si es capaz de negarlo ante un juez]. Por estos mismos motivos, el Dr. Chapman está rabioso contra tales enfermos, que casi nunca tienen la culpa de sus propios padecimientos.

(Cuando yo nací era perfectamente normal. No tuve la culpa de haber comenzado a padecer neurosis obsesiva. La mía fue producto de una infancia con un padre alcohólico y autoritario, de una rígida educación católica, de un permanente acoso escolar en mi primera juventud, y de unos vecinos rockeros semidelincuentes que ponían música atronadora a todo volumen día y noche, aunque sabían perfectamente que yo estaba convaleciente en el diminuto piso de mi familia sin apenas poder salir a la calle tras varias crisis nerviosas gravísimas y varios intentos de suicidio.)

Si sufrís de TOC, os desaconsejo terminantemente que acudáis al centro médico Open House de la calle Atocha de Madrid. Para tratar un asunto tan delicado como son las enfermedades venéreas se precisa una confianza absoluta entre paciente y médico, y un tacto y una delicadeza infinitos por parte de éste último. Pues bien, como se os ocurra mencionarle al Dr. Chapman que padecéis TOC, ya podéis olvidaros de que él cumpla lealmente su fraudulento lema "Atendidos y entendidos" o sus declaraciones en Internet acerca de que seréis tratados con la mayor ternura y comprensión. El Dr. Chapman os hará muchísimas preguntas muy indiscretas y embarazosas (que, en principio, nada tienen que ver con el motivo de vuestra consulta), y os las hará de muy, muy malos modos. Se mostrará arrogante y despectivo, rehusará daros explicaciones técnicas a vuestras dudas, y no vacilará en humillaros e insultaros soltándoos (literalmente, pues las siguientes son palabras textuales suyas) que los obsesivo-compulsivos "sois lo peor" (a mi modo de ver, quienes son "lo peor" son los que tienen las entrañas podridas de odio, miedo y prejuicios), que "le chupáis mucha energía" y que "os habéis propuesto acabar con su empresa".

Open House es un ejemplo perfecto de cuando la medicina no se concibe como un servicio público, sino como un negocio con ánimo de lucro... y con muy pocos escrúpulos, muy poca profesionalidad y muy poca fiabilidad diagnóstica. El Dr. Chapman no es más que un oportunista, aunque él afirme que detecta enfermedades que nadie más detecta (supongo que se refiere a las imaginarias); y a mí me "chupó" el dinero, la felicidad, la tranquilidad, la salud, y casi la vida.

Si, a causa de la desorientación y la falta de memoria achacables a la propia dolencia neurótica y a la fuerte medicación que habitualmente se prescribe para controlarla, titubeáis a la hora de contestar las preguntas que os hace brutalmente -u os equivocáis al aportarle datos-, él lo achacará a mala intención y se pondrá "de uñas". Terminará imperando en la consulta un violentísimo ambiente de tensión e intimidación, en el cual, en vez de poder hablar con serenidad y confianza, os dará miedo hacer preguntas íntimas que son muy delicadas ya de por sí, y os estaréis preguntando a vosotros mismos cuál es la respuesta apropiada que hay que dar para que el Dr. Chapman no se ofenda y no os expulse declarándoos "personas non gratas". Y es muy capaz de expulsaros y negarse a continuar atendiéndoos... a pesar de que le hayáis abonado una tarifa exorbitante por tener derecho a un seguimiento completo. (Eso fue lo que él acabó por hacer conmigo.) Fijaos, este comportamiento lo tiene el Dr. Chapman con personas de extrema vulnerabilidad psíquica, que a menudo sufren de PTS (estrés post-traumático) y por ello están en unas condiciones de extraordinario nerviosismo e indefensión.

En Open House trabajan varios homosexuales; por eso en Internet hay quien califica a este centro médico como "gay-friendly" ("cordial con los homosexuales"). Pero si Open House tuviera un mínimo de ética avisaría francamente de que es una empresa "OCD-unfriendly" ("hostil a los enfermos de TOC"). Para Open House, todos los neuróticos son culpables hasta que los propios neuróticos demuestren lo contrario. Es como si alguien, por el mero hecho de haber tenido una desagradabilísima experiencia con un inglés o con un homosexual, decidiera que todos los ingleses y todos los homosexuales son engañabobos y malas personas. Y, dicho sea de paso, yo le pedí perdón humildemente al Dr. Chapman por mis supuestas "meteduras de pata" y le confesé mis errores cometidos para con él y debidos simplemente a mi despiste. Él jamás se dignó ni se dignará hacer nada parecido... excepto hipócritamente en las redes sociales, las cuales visita mucho, a fin de captar clientes.

Además, el Dr. Chapman ni siquiera conoce los fundamentos de su oficio. Él puede hacer, según afirma él mismo, la prueba IgG-IgM para detectar la sífilis casi infaliblemente. A mí me la hizo, me salió positivo, y me dijo que era imposible para cualquier médico determinar si se debía a un contacto sexual reciente o a uno de veinticinco años atrás. Pues bien, resulta que la prueba IgG-IgM, suponiendo que la hagan buenos profesionales con buenas instalaciones, está diseñada precisamente para determinar si un positivo en sífilis se debe a una infección reciente o a una infección antigua que se haya curado de manera espontánea o inadvertida. Tuve que hacerme posteriormente esa misma prueba (y varias otras complementarias) con mucho mejores médicos y en mucho mejores condiciones técnicas (y humanas), y me dio siempre negativo, tanto para mi historia reciente como para la antigua.

Por si fuese poco, como el Dr. Chapman, atacado de uno de sus berrinches, se "olvidó" de darme unas cuantas explicaciones básicas (y yo tenía terror a preguntarle nada), me pasé tres espantosos meses creyendo que me quedaba poco tiempo de vida. Y el Dr. Chapman me aconsejó hacerme una punción en la médula espinal para averiguar si unos síntomas dolorosísimos que tengo desde antiguo eran producto de una sífilis no curada o meramente psicosomáticos; se trata de una intervención médica (que en realidad era absolutamente innecesaria para mí) bastante incómoda en el mejor de los casos y bastante peligrosa en el peor. Menos mal que mi psiquiatra, muy sensatamente, me prohibió hacérmela.

Por culpa de mi experiencia en Open House, durante muchos meses sufrí sudores, pesadillas horribles y crisis de angustia. Y necesité ver a muchos más especialistas en enfermedades venéreas de lo que yo hubiera querido, debiendo contarles a todos ellos cosas muy dolorosas y muy íntimas. Y me gasté unos 1.200 euros en Open House, y otros 1.000 en muchos otros sitios por complicaciones derivadas directa o indirectamente de mi visita a Open House. (Y, creedme, no soy ningún millonario.) En definitiva, Open House me cobró un precio de lujo por una atención infrahumana. Y arruinó definitivamente una relación sentimental mía que estaba en situación precaria.

Si sois de esa gente que no tiene escrúpulos en servirse habitualmente de la trata de blancas, o que le pone tranquilamente los cuernos a su pareja, o que practica peligrosos juegos sadomasoquistas, el Dr. Chapman os atenderá muy amablemente y os ofrecerá su colaboración entusiasta para perseverar en tan nobles actividades. Para él seguramente sois "lo mejor", ya que vive de vosotros. (Ahora bien, no os fiéis de sus diagnósticos; y, a pesar de lo que dice su publicidad, si los que tenéis TOC le decís que os habéis hecho pruebas también en otro centro, se sentirá ultrajado y no os dará explicaciones sobre las posibles discrepancias entre los diversos diagnósticos, como si de un misterio teológico se tratara, y os dejará hechos un mar de dudas y os exigirá una fe ciega en su propio diagnóstico.) Pero, si sois de esas personas angustiadas que desean sincera y abiertamente enmendar un error confesado, procurando con grandes sacrificios económicos obtener la mejor atención médica posible, el Dr. Chapman no tendrá piedad con vosotros en cuanto sospeche siquiera remotamente (con o sin razón) que le podríais arruinar su muy lucrativo negocio.

Por cierto, que los otros médicos que hube de ver por causa de la negligencia del Dr. Chapman no me dieron ningún problema a mí ni yo a ellos, y me acogieron con un trato exquisitamente humano y comprensivo, y me animaron a volver siempre que quisiera y a no tener miedo de hacer cualquier pregunta, por muy disparatada o absurda que pudiera parecer desde mi punto de vista o el suyo. Algunos ni siquiera me quisieron cobrar una que otra de sus consultas. Y todos me dijeron que el comportamiento del Dr. Chapman era muy poco ético. Una médica me dijo: "¿Por qué se confía Vd. a un mediquillo de quien nadie ha oído hablar, en vez de a profesionales de probada reputación?" Otro me dijo que a él mismo ya lo habían demandado injustamente varias veces, pero que no por eso pensaba discriminar a nadie ni ensañarse con inocentes indefensos.

La última consulta privada que tuve con el Dr. Chapman me costó 50 euros. (Es increíble que uno deba pagar tan "módico" precio por verse indignamente maltratado al hacer respetuosamente algunas preguntas muy razonables procediendo de alguien que por entonces era ignorante en las materias de las que se trataba, y que ya antes había avisado de sus dificultades psíquicas -hoy día casi por completo curadas, con sólo algunas secuelas- para obtener un mejor entendimiento y tratamiento médico y personal, y no un mayor ensañamiento; lo lógico sería al revés, digo yo, o sea que a uno lo pagaran por pasar tan mal trago.) Durante esa última consulta me acorraló verbalmente y me humilló, concluyendo con la siguiente frase pronunciada con cara de profundo odio: "Los neuróticos obsesivos sois lo peor. Me vais a arruinar esta empresa que creé para que los pacientes recibieran un trato como nunca lo recibirán en la Sanidad pública." En una cosa tiene toda la razón, debo reconocerlo. En la Sanidad pública (o en cualquier otra, si a eso vamos) nunca me han dado un trato como el que recibí de él. Nadie. Jamás.

De pocas cosas me he arrepentido tanto en mi vida como de la mañana en que llamé para pedir cita en Open House, creyéndome todas las dulces promesas que este señor (por llamarlo de algún modo) hace en su página web, sin imaginar ni de lejos la experiencia tan terrible en que eso se iba a convertir: quizá la pesadilla más horrorosa de una vida llena de horrorosas pesadillas... y con muchas más repercusiones y complicaciones demenciales de lo que, por razones de espacio y de discreción personal, puedo relataros. Y me presenté allí con toda confianza... y con toda confianza aboné la descomunal suma que me pidieron por adelantado.

En Open House, para mayor recochineo, tienen un gabinete de atención psicológica para atender a pacientes que sufren de ansiedad, depresiones y obsesiones relacionadas con las enfermedades venéreas. Si estos psicólogos de Open House (a quienes no visité y no conozco, y sobre los cuales, por tanto, no puedo opinar) emplearan los mismos métodos que el Dr. Chapman, la tasa de suicidios de clientes de esta empresa aumentaría exponencialmente, sin duda alguna.

Ah, y resulta que alguien de la directiva de Open House que firma con diversos pseudónimos se pasea por las páginas web de foros de debate sobre ETS, donde, en medio de un coloquio por escrito, cuando un enfermo (posible o confirmado) expresa sus dudas e incluso terrores, ese alguien le ofrece amablemente los servicios de Open House como si se tratase de un buen samaritano dedicado a consolar a los afligidos. ¡Oh, el entrañable Dr. Chapman, que nunca deja escapar una buena oportunidad de expandir su mercado!

P. S. nº 1. Cito unas declaraciones relativamente recientes de un buen médico, recogidas en una publicación digital: "Nuestras relaciones con los demás están marcadas por ideas preconcebidas. La persona que ve a todo el mundo como una amenaza actúa con tal desconfianza y agresividad que provoca esas mismas actitudes por parte de los demás. En cambio, si mostramos una expectativa de bondad y colaboración, atraeremos a personas de ese mismo signo."

P. S. nº 2. Cito un párrafo del capítulo 2 de "El agente secreto", de Joseph Conrad, donde se describe a un individuo muy similar al Dr. Chapman: "Tenía un aire indescriptible (...), ese aire propio de los hombres que viven de los vicios, las locuras o los temores más bajos de la humanidad; ese aire de nihilismo moral propio de los dueños de garitos y de burdeles, de los detectives privados y la policía secreta, de los traficantes de alcohol y, lo sospecho, de quienes venden cinturones eléctricos o inventan tónicos maravillosos." ("There was about him an indescribable air (...): the air common to men who live on the vices, the follies, or the baser fears of mankind; the air of moral nihilism common to keepers of gambling hells and disorderly houses; to private detectives and inquiry agents; to drink sellers and, I should say, to the sellers of invigorating electric belts and to the inventors of patent medicines.")

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Repito que el método IgG-IgM para la detección de la sífilis está diseñado de tal manera que no sólo da el correspondiente resultado positivo o negativo, sino que además, en caso de dar positivo, determina si se trata de una infección antigua ya curada mediante empleo de antibióticos (incluso aunque el paciente no fuera consciente de ello en su momento) o una reciente que precisa tratamiento.

Puesto que el Dr. Chapman me hizo (o eso afirmó él) la prueba IgG-IgM, y me dijo que había dado positivo (que luego resultó ser un falso positivo), y ante mis preguntas me aseguró contundente que dicha prueba no podía detectar si mi supuesta infección era reciente o antigua y que no existe modo alguno en la Tierra de detectar eso, aquí ocurre una de dos cosas: el Dr. Chapman, o bien es un ignorante, o bien es un mentiroso.

En cualquiera de los dos casos, una persona así no debería fundar y regentar una clínica. Ya sólo el mero hecho de que una persona así sea contratada para trabajar en un centro médico basta para descalificarlo por siempre jamás como, lisa y llanamente, una estafa y un fraude. Eso por no hablar de que en el trato que me dispensó cometió una flagrante violación de todas y cada una de la normas de lo que en las Universidades llaman el "código ético y deontológico de la profesión".

En cuanto a periodos de ventana, nadie es mejor médico por aplicar en esto las directrices británicas en vez de las españolas, en contra de lo que parece creer e intenta vender el Dr. Chapman. Y, por lo que se refiere a que Open House ofrece "total privacidad", dicha privacidad es cosa que siempre se debería dar por sentada y que es ofrecida por toda clínica en el mundo entero. Por un lado, esto tiene gracia y, por otro, maldita la gracia que tiene. ¿A que más de una vez habéis oído hablar de que, por imperativo legal, todos y cada uno de los doctores de cualquier rama sanitaria están obligados a guardar el secreto profesional? ¡Estaría bueno que un centro médico proclamara: "Me reservo el derecho a contarle vuestra vida privada a quien me venga en gana"! Lo malo de Open House es que, para el Dr. Chapman, "total privacidad" significa a veces "total impunidad."

En definitiva, el Dr. Chapman es uno de ésos que por lo visto confunden el juramento de Hipócrates con el juramento de Hipócrita, y que piensan que su misión no es curar enfermedades y auxiliar a los enfermos, sino enriquecerse explotando las angustias ajenas y deshacerse brutalmente de los pacientes al olfatear vagamente complicaciones reales o ficticias.

No os creáis sus pirotecnias publicitarias desplegadas a lo largo y ancho de Internet. En esto, como en todo, hay que saber distinguir entre la falsedad más o menos rutilante y la autenticidad a veces comparativamente oscura.


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Unas pequeñas observaciones adicionales. Conocí a una mujer que me dijo que en Open House le diagnosticaron gonorrea de garganta. Informándose de los modos de contagio de esa enfermedad y repasando su vida sexual, ella sacó en conclusión que, si la había contraído, sólo podía haber sido en una relación mantenida 30 años atrás, pero que jamás había notado el menor síntoma ni la menor molestia. El Dr. Chapman le dijo que una gonorrea podía "optar por ser latente y silenciosa" y permanecer así durante todo ese amplísimo periodo de tiempo.

Los otros médicos a quienes consultó esta mujer le dijeron que la idea de una gonorrea latente y silenciosa que durante 30 años no da ningún síntoma es sencillamente RIDÍCULA; y también que el médico que le había diagnosticado eso, sobre todo si era de una clínica privada, probablemente sólo buscaba meterle miedo. Lo que yo sí sé seguro es que el Dr. Chapman únicamente hace en su local unas pocas pruebas básicas en plan "quickie", es decir, rapidito y mal. Otras pruebas más complicadas y detalladas las envía a que las hagan otros laboratorios; si fuerais vosotros personalmente a hacéroslas a esos mismos laboratorios, sin necesidad de tan discutible intermediario, os costarían un precio dos o tres veces inferior.

El Dr. Chapman se jacta de su titulación médica, pero yo me pregunto: ¿Dónde la obtuvo? ¿En qué condiciones? ¿En la tercera reválida, con un aprobadillo raspado, copiando de una "chuleta" y bajo un profesor inepto a la hora de explicar la materia y de corregir exámenes, como los hay a millares en todas partes?

El Dr. Chapman también argumenta que obtuvo todos los permisos de la Comunidad de Madrid. O sea, la de Esperanza Aguirre, famosa por los recortes y la privatización salvaje de la Sanidad y por las infinitas corruptelas en que se ha visto envuelta.

Comienzo a pensar que lo que más disgusta de los neuróticos al Dr. Chapman es que hacen muchas preguntas. Y quien pregunta mucho acaba averiguando cosas. Y hay ciertas cosas que algunos preferirían que quedaran eternamente ocultas.


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En el verano de 2017 recibí una citación judicial donde el Dr. Chapman me reclamaba que borrara de Internet todas mis declaraciones contrarias a él y a Open House, que me retractara anunciando que eran todas falsas y pidiera perdón públicamente, y que le abonara 6.000 euros por daños y perjuicios. En realidad no era una querella en toda regla, sino tan sólo una citación para una sesión de Conciliación con el objetivo de tratar de llegar a un acuerdo satisfactorio para ambas partes y, así, no tener que ir a juicio.

Fui a hablar con un abogado y le expuse el caso. (En fin, otra persona más a la que he tenido que contar muchos detalles muy íntimos de mi vida privada por culpa de Open House y del individuo que la regenta. Y van...) El abogado me dijo que la demanda del Dr. Chapman no tenía fundamento ninguno, que nadie debe pedir disculpas por comunicar hechos ciertos, y que contamos con suficientes pruebas documentales y testigos, no sólo para ganar el juicio, sino también para obligar al Dr. Chapman a devolverme todo el dinero que me cobró y, casi casi (esto me lo dijo humorísticamente), para obligarlo a él a indemnizar y pedir disculpas a la Seguridad Social por injuriarla presumiendo de que él lo hace todo mucho mejor que ella. Total, que resolvimos no presentarnos a la Conciliación -y, efectivamente, no nos presentamos- y nos quedamos a la espera de su siguiente movimiento, es decir, a la espera de comprobar si presentaría una querella para llevarme a juicio, cosa que, si sucediera, nos dispusimos a aceptar y llevar hasta el final.

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A finales de 2017 publiqué el siguiente comentario en las "reseñas de usuarios" de Google para Open House. El Dr. Chapman me contestó públicamente, y yo le contesté públicamente al Dr. Chapman. Meses después, el Dr. Chapman borró absolutamente su contestación, pero yo tuve buen cuidado de sacar copia de todo el conjunto. Mi comentario también acabó siendo borrado, sin mi consentimiento, no sé por qué ni por quién. Aquí os ofrezco la versión íntegra, sin las amputaciones del Dr. Chapman.

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Copio, literalmente y en su integridad, el escueto informe que me dio Open House tras hacerme (supuestamente) la prueba IgG-IgM:
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Sífilis
Análisis realizado detección anticuerpos IgM e IgG de Treponema Pallidum (DETERMINE)
Resultado: POSITIVO
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Y a continuación copio, también literalmente y en su integridad, el pormenorizado informe que me dieron en los laboratorios Ruiz-Falcó, que son un modelo de profesionalidad, tras hacerme (auténticamente) la prueba IgG-IgM:
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Reacciones Antitreponémicas
AC ANTI TREPONEMA PAL IgG <0.10 (NEGATIVO)
(Un resultado positivo es compatible con la presencia de Ac de origen reciente y antiguo. Para diferenciar una infección reciente se debe efectuar el análisis de los Ac tipo IgM y seguir la evolución del título de los Ac tipo IgG.)
AC ANTI TREPONEMA PAL IgM 0.41 (Índice NEGATIVO)
(Se considera positivo cuando el índice es superior a 1,50. Zona límite índice entre 0,9 y 1,50.)
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Salta a la vista la diferencia, ¿verdad que sí? [Por cierto, AC, o también Ac, significa Anticuerpos.]
Por otro lado, hay aquí algunos opinadores que tienen la idea -propia de gente de una increíble cortedad mental y mezquindad moral- de que "como a mí no me ha pasado eso, eso no puede pasarle a nadie" o "si a ése le pasó, es porque se lo merecía". Claro que ellos mismos confiesan ser clientes asiduos de Open House, una empresa que todos sabemos para lo que está. Dime con quién andas y te diré quién eres...


RESPUESTA DEL PROPIETARIO:

Hola buenas tardes. Lamento saber que tienes dudas serias sobre el resultado que has recibido al realizarte la prueba. En Open House, toda la información que has mencionado que falta se proporciona antes y después de la realizar la prueba EN PERSONA y no simplemente apuntado en la hoja de resultados. Estaríamos encantados de verte de nuevo y hablar de tu resultado. Por favor llámanos para acercarte y miramos tu caso juntos. Según el estudio que publicamos en una revista científica un resultado positivo en nuestra prueba es casi nunca erróneo, y por eso te animo a acudir de nuevo y lo solucionamos juntos.


RESPUESTA DEL OPINADOR A LA RESPUESTA DEL PROPIETARIO:

En Open House, la información que falta no me la proporcionaron ni antes ni después de la prueba EN PERSONA, ni nadie me dijo que pudieran obtenerse esos datos ni tampoco cuál es su importantísima función (o sea, determinar la antigüedad y vigencia del supuesto contagio); y podría haberme muerto sin sospechar siquiera su existencia. Además, yo no querría volver nunca a Open House ni aunque pudiera, pues me trataron como a una basura; y no podría ni aunque quisiera, pues me vetaron para siempre jamás como paciente. También me hice prueba de sífilis en Megalab, salió negativo, se la enseñé al Dr. Chapman, y él se limitó a mirarla diez segundos y a decir con mucha soberbia: "No es veraz", sin dignarse explicar el porqué. Para colmo, me preguntó que para qué acudía a Open House si no estaba dispuesto a creerme lo que él me dijese, lo cual es la frase más indigna de un hombre de ciencia que imaginarse pueda. Es mucha caradura pretender mostrarse ahora amables y asequibles, de cara al público de Internet. Y no veo qué les impidió apuntar en la hoja de resultados los datos ausentes, cuando Ruiz-Falcó sí lo hizo sin necesidad de pedírselo; ni que fuera un secreto de Estado, ¿o es que son Vds. tan tacaños que quieren ahorrar en tinta y papel? Está claro que esto es una brutal falta de transparencia informativa... o incluso algo muchísimo peor. De esa manera, si alguien anuncia que irá a protestar, Vds. podrían amañar esos datos antes de que el afectado se persone en la consulta. (Aparte de eso, Vds. silencian en su publicidad que las pruebas ultrarrápidas tienen un índice de fiabilidad significativamente más bajo que las que tardan varios días en realizarse.) En cualquier caso, ya he puesto todos estos documentos clínicos míos, así como algunos otros más, en manos de mi abogado, por lo que pudiera suceder; pues el Dr. Chapman tiene la fea costumbre de demandar, por presuntas calumnias, a quienes se atreven a divulgar públicamente sus fechorías, como puede descubrirlo cualquiera que se moleste en "googlear" un poco. Un día caerán Vds. como Harvey Weinstein, aunque por otros motivos.

Por cierto, ¿cómo es posible proporcionar ANTES de la prueba la información que falta? Hay que estar un poco ido para escribir una cosa tan absurda.
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En la primavera de 2018, yo aún no había recibido ninguna notificación para presentarme como acusado en un verdadero proceso judicial demandado por el Dr. Chapman.

Mi abogado me dijo que hay ocasiones en que una persona, molesta por los comentarios públicos de otra, y molesta sobre todo por las repercusiones negativas que esos comentarios puedan tener en su prestigio y su negocio, inicia los trámites preliminares de un juicio, pero sin tener realmente la intención de consumarlo; pues el demandante sabe muy bien que sus posibilidades de ganar son escasas o nulas. Lo único que pretende es asustar a su adversario, a ver si así, por miedo a la exposición pública, cesa en su actividad hostil.

A un comerciante deshonesto se lo reconoce enseguida porque, cuando le pedís aclaraciones sobre algún aspecto de su conducta laboral, se indigna; y se declara agraviado y ultrajado; y dice solemnemente que lo habéis ofendido al dudar de su competencia profesional, y de la de su establecimiento, y de la de sus colaboradores, bla, bla, bla, etc., etc., etc.; y, en definitiva, se las arregla para no dar las explicaciones solicitadas, amparándose en un chantaje emocional. En cambio, un comerciante honrado da todas las aclaraciones pedidas y aporta todos los datos necesarios -aunque ello le parezca un acto redundante y fastidioso-, sin importarle lo muy antipático que le caiga el cliente; lo hace porque no tiene nada que ocultar.

Por otro lado, en la citación que recibí para la sesión de Conciliación en la que finalmente no me presenté, el Dr. Chapman alegaba que yo acudí voluntariamente a su centro médico sin que nadie me obligara, y que luego dejaron (misteriosamente, al parecer) de verme por allí una vez prestados sus servicios. Pues bien, si yo fui a su consulta lo hice porque me creí las afirmaciones propagandíscas que figuran en su página web, que resultaron falsas. Y, si dejaron de verme por allí, eso se debió (dejando aparte el mal trato recibido, que ya de por sí me habría hecho abstenerme de volver en toda mi vida) a que el Dr. Chapman me dijo tajantemente que me rechazaba como paciente y que, a partir de entonces, yo tenía prohibido el acceso a sus servicios. Esto no consta para nada en sus alegaciones oficiales, aunque él sabe perfectamente que fue lo que ocurrió.

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En verano de 2018, el Dr. Chapman, en contra de mis previsiones, ya sí me demandó en toda regla para llevarme a juicio por presunta difamación y calumnias contra él y contra Open House, ese supuesto centro médico, especializado en tapar infidelidades, en el que no fui "Atendido y Entendido", sino Engañado y Estafado, así como Humillado y Ofendido. Sigue exigiéndome que le pague 6.000 euros en concepto de daños y perjuicios, y que retire todos mis comentarios sobre él en Internet y publique a cambio una declaración afirmando que eran todos falsos.

La desfachatez de este sujeto no conoce límites. (Mi abogado observó: "Como lo has acorralado profesionalmente al publicar tu testimonio en las redes sociales, probablemente no le ha quedado más remedio para recuperar clientela.") Sabe muy bien que lo que he contado de él es estrictamente cierto. No le basta con haberme esquilmado económicamente, con haber tenido conmigo una conducta médica absolutamente irresponsable, con haber devastado mi vida privada, con haber dañado profundamente a muchas personas de mi entorno más próximo, y con haberme causado gravísimos perjuicios psíquicos que casi me arrastraron al suicidio y que me han dejado secuelas físicas incurables (por ejemplo, acúfenos en los oídos). No le basta, no. Ahora pretende que relate muchas cosas muy íntimas y dolorosas ante funcionarios públicos -y que de paso lo hagan también varios de mis allegados-, así como ocasionar que el sistema judicial español, tan sobrecargado ya de casos verdaderamente graves y relevantes, tenga que perder el tiempo prestando atención a sus artimañas.

Todas las empresas comerciales -puesto que son creaciones humanas, y los humanos somos por definición imperfectos- cometen errores. La diferencia entre las empresas buenas y las malas es que las buenas cometen menos errores, sus errores son sólo fruto del azar, y cuando sus trabajadores los cometen lo admiten, dan explicaciones, piden disculpas y procuran compensar a los afectados. Las malas empresas cometen errores por chapucería o por ignorancia prepotente, intentan que no trasciendan escurriendo el bulto y echando tierra sobre el asunto, y culpan a todo el mundo excepto a sí mismas, no dudando en desprestigiar con malas artes a sus víctimas.

El Dr. Chapman no está dispuesto a asumir sus responsabilidades personales; es incapaz de superar sus traumas y de impedir que interfieran en su labor, haciéndolo incurrir en reacciones histéricas y descontroles emocionales; un individuo así puede resultar muy, muy peligroso para sus pacientes.

Su argumentación defensiva parece basada en el consejo que sus clientes favoritos se dan entre sí cada vez que los pillan con las manos en la masa: Tú niégalo todo, niégalo siempre.

En su escrito judicial me acusa de "actitud dubitativa y de desconfianza, una actitud que no hizo sino aumentar cada vez más, hasta el punto de que la misma terminó traduciéndose en episodios de agresión verbal, ira y enojo tales que motivaron el fin de la relación médico-paciente". Todo enteramente falso y sin aportar ninguna prueba fehaciente. Me acusa de hacer con él algo que yo no hice pero que él sí hizo conmigo.

En ese mismo escrito también me acusa falsamente de haber protestado, de manera injustificada y agresiva, contra su falta de higiene. Este individuo tiene tal imagen estereotipada de los enfermos de TOC que se figura que todos padecen de la manía obsesiva de la limpieza. (En eso no deja de parecerse, a su manera, a los racistas que piensan que todos los negros son iguales.) Es cierto que tal manía suele ser uno de los rasgos característicos de la neurosis, pero, aquí como en todo, hay excepciones. Yo, mira por dónde, soy una de esas excepciones; mi neurosis consistía exclusivamente en manías de comprobación (puertas, grifos, etc.), y rumiaciones inacabables de los temas que me preocupaban; pero jamás, repito, jamás -desde mi primera explosión de neurosis a mis 17 años, hasta la actualidad en que ya está casi completamente curada- he tenido manías de limpieza. De hecho, quienes bien me conocen saben que siempre he tendido a ser indiferente o descuidado en ese aspecto, aunque sin llegar a la "guarrería". De todo esto pueden dar testimonio mis hermanos y también la mujer que fue mi novia durante un periodo de quince años, el mismo en que se produjo mi incidente con Open House. Y especialmente pueden atestiguarlo todos los psiquiatras, psicólogos, psicoanalistas y psicoterapeutas que me han tratado a lo largo de 30 años, así como las distintas clínicas y hospitales de día donde estuve ingresado a raíz de mis diversos intentos de suicidio. Si el Dr. Chapman planea servirse de esta alegación durante el juicio, ha cavado su propia tumba, porque será facilísima de desmentir "más allá de cualquier duda razonable" y hará el ridículo más bochornoso.

En definitiva, el Dr. Chapman me calumnia a mí, y no yo a él. Me pregunto si se lo podría procesar por eso y por haberles dado un falso testimonio a la Ley y a los jueces.

Casi escribo maquinalmente: "Lo lamento si la verdad escuece." Pero no lo lamento, no. No lo lamento en modo alguno.

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Al final se celebró el juicio. El Dr. Chapman cambió de táctica: renunció a demandarme por calumnias y difamación (cualquiera pensaría que él consideró que así no iba a lograr nada) y me hizo procesar tan sólo por injurias. La Audiencia Provincial me condenó a pagar aproximadamente 2.100 euros, más las costas; pero este Tribunal, en su escrito condenatorio, hizo constar expresamente que no ponía en entredicho la verosimilitud de mi relato de mis padecimientos sufridos a manos del Dr. Chapman y de Open House, y que únicamente objetaba mi uso de palabras malsonantes en el mismo, de tal manera que sin ellas no habría habido delito.

A raíz de ello, yo acabo de presentar una denuncia, en los Juzgados de la Plaza de Castilla, contra el Dr. Chapman por haber presentado pruebas falsas o amañadas. También he denunciado, allí mismo, a dos de sus colaboradores o excolaboradores, que participaron en el juicio en calidad de testigos: Pablo Fernández Cañadas (por falso testimonio o perjurio) y la Dra. Yara Regina Holetz (por falso testimonio o perjurio, además de por calumnias públicas y violación del secreto profesional cometidas contra mí en su Facebook). Asimismo he denunciado a su exsocio Aitor Padilla por ocultación de material incriminatorio. En todos los casos he aportado pruebas documentales de mis alegaciones. Ya veremos qué resulta de todo esto.


Recordad las inmortales palabras de Abraham Lincoln: "Se puede engañar a todos algún tiempo. Se puede engañar a algunos todo el tiempo. Pero lo que resulta imposible es engañar a todos durante todo el tiempo."

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#213070 - 03/08/21 11:49 AM Re: Discriminación de discapacitados [Re: Anonimo]
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Hace pocos días publiqué mi mensaje inmediatamente anterior, y en menos de una hora se publicó en este mismo foro un mensaje en inglés haciendo propaganda de hierbas medicinales: un mensaje que no pinta nada en un "foro para gente con y sin discapacidad". Esto es demasiado absurdo, ¿no?

Cosas similares han venido ocurriéndome con cierta frecuencia cuando he publicado en Internet las crónicas de mis desventuras con el Dr. Stephen Chapman (o Dr. Steve Chapman) en su clínica Open House de la calle Atocha en Madrid.

Ojalá me equivoque, pero el hecho es que cualquiera pensaría que se trata de una artimaña de algún amigo o deudo de la plana mayor de Open House para que los títulos de mis comunicaciones permanezcan visibles por menos tiempo en la portada de los Foros de PortalesMedicos, y para que así las lea mucha menos gente.

En fin, aprovecho para informar de que acabo de crear, ajustándome estrictamente a las normas legales de decoro expresivo, una nueva web sobre la profunda indecencia e inmoralidad profesionales de varias de las personas que trabajan o trabajaron en Open House. La primera parte es una repetición casi literal de lo ya expuesto aquí; la segunda parte, que es la más interesante, cuenta con testimonios directos de ellos mismos, ya que, según dice el refrán, "por la boca muere el pez". He aquí el enlace:

https://centromedicoopenhouseopinionesestafayfraude.wordpress.com/

Muchísimas gracias anticipadas a todos los lectores por su comprensión y colaboración.

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#214444 - 01/02/22 12:37 PM Re: Discriminación de discapacitados [Re: Anonimo]
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Por si algún lector fuera demasiado perezoso para meterse en el blog que mencioné en mi mensaje inmediatamente anterior (https://centromedicoopenhouseopinionesestafayfraude.wordpress.com/) a fin de leer su segunda parte, reproduzco aquí su contenido íntegro, que aun cuando es un poco largo no tiene desperdicio (conservo en mi poder los originales de todos los documentos aquí reproducidos, en caso de que alguien pusiera en entredicho su autenticidad):


Apéndice:
Los Papeles Secretos del Centro Médico Open House
Confesiones Inquietantes de sus Trabajadores


”You can’t criticize the truth unless you yourself are part of the lie or involved in hiding the truth, or you just want to ignore the truth and live in a fantasy world. Like those freaks that refuse to acknowledge the Holocaust really happened or say it wasn’t that horrible.”

“No es posible oponerse a la verdad a menos que uno haya participado en la mentira o tenga un interés personal en ocultar la verdad, o simplemente desee ignorar la verdad y vivir en un mundo de fantasía. Igual que esos seres grotescos que se niegan a admitir que el Holocausto sucedió realmente o dicen que tampoco fue para tanto.”

(Anónimo)





1. INTRODUCCIÓN



Pongo todo este material en conocimiento del público para que se sepan ciertas gravísimas irregularidades concernientes al Dr. Stephen Chapman y su clínica Open House, sita en Madrid (España) en la calle Atocha, nº 117.

El Dr. Chapman entabló un pleito judicial contra mí por injurias; ya se celebró el juicio y fui condenado a pagar una multa de 2.160 euros más las costas, y también a borrar mis comentarios en dos páginas web: https://spalumi.com/f9/open-house-153039.html y https://tns.mforos.com/829799/6814774-la-sifilis-se-descontrola/. Ya he pagado la multa, ya he borrado mis comentarios en la segunda de esas páginas web (los administradores de la primera borraron sin mi permiso mis comentarios vertidos en ella hace varios años) y ya estoy declarado libre de responsabilidades penales.

En el juicio no declaró el Dr. Chapman (da la impresión de que siempre está dispuesto a que sean otros quienes le hagan el trabajo sucio), así que no dio su versión de los hechos, ni defendió personalmente su presunto honor, ni se sometió a las preguntas de mis abogados; se limitó a asistir como espectador mudo; pero hizo declarar, como testigo a su favor, a su amigo y colaborador Pablo Fernández Cañadas, técnico de laboratorio y actual cabeza visible de Open House. El Dr. Chapman presentó pruebas falsas o amañadas, lo cual constituye un delito de estafa procesal; el Sr. Fernández Cañadas mintió durante su declaración en lo relativo a varias cuestiones fundamentales, lo cual constituye un delito de perjurio. Ambos delitos pueden castigarse con multas y con la cárcel. Yo he presentado, en los Juzgados de la Plaza de Castilla en Madrid, pruebas irrefutables de las mentiras, calumnias y tergiversaciones cometidas por estos dos individuos. Antes se pilla a un mentiroso que a un cojo. Una persona que comete un delito es un delincuente. Si alguien desea confiar su salud y su dinero en manos de delincuentes a los cuales no les importa recurrir a mentiras, calumnias y tergiversaciones con tal de salirse con la suya, no es muy sensato.

Es posible que Pablo Fernández Cañadas fuera inicialmente un hombre honrado e íntegro, pero en la actualidad se ha convertido en cómplice y encubridor de una de las personas menos dignas que he conocido nunca. Todo un colaboracionista.

Hace un par de años viajé a Barcelona y estuve charlando media hora con Aitor Padilla y con la médica principal de Pyrena: la Dra. Yara Holetz. Ambos convinieron en que el Dr. Chapman es uno de esos seres que “contaminan todo lo que tocan”.

La Dra. Holetz me dijo que el Dr. Chapman la sometió a un bárbaro acoso laboral -no sexual- para averiguar si había mantenido correspondencia conmigo por correo electrónico, y que ese acoso casi le costó su matrimonio y la puso al borde de una crisis nerviosa; ella negó ante él, una y otra vez, haber mantenido esa correspondencia, y si lo negó fue por motivos de seguridad personal; pero la verdad es que sí la había mantenido, y en la misma me manifestó que estaba de acuerdo con todas mis declaraciones sobre el Dr. Chapman publicadas en Internet. Preguntad al Dr. Chapman por este asunto y ya veréis en qué aprieto lo ponéis.

Aitor Padilla, por su lado, me afirmó que no sabía por qué no habían salido todavía a la luz más casos como el mío -aunque es fácil entenderlo, dado que casi nadie quiere revelar públicamente a desconocidos las circunstancias de su vida sexual-, y que él mismo había presenciado varios atropellos perpetrados por el Dr. Chapman; cierta vez, por ejemplo, el Dr. Chapman, aludiendo a un enfermo de TOC, le dijo: “Échalo; es un impresentable”; y Aitor Padilla tuvo que atenderlo A ESCONDIDAS. También me afirmó que, últimamente, el Dr. Chapman andaba “enloquecido” amenazando con llevar a los Tribunales a cualquiera que pudiese constituir un peligro contra la reputación y la prosperidad de Open House; pero que él, Aitor Padilla, estaba muy tranquilo, porque conserva en su poder bastantes e-mails inculpatorios. Antes y después de nuestra entrevista personal en Barcelona, Aitor Padilla y yo mantuvimos también cierta correspondencia por correo electrónico. Preguntad al Dr. Chapman por este otro asunto y volveréis a ver en qué aprieto lo ponéis.

Hace unos cinco años publiqué la crónica de mi experiencia con Open House y con el Dr. Chapman en un foro de “puteros” llamado Spalumi (https://spalumi.com/f9/open-house-153039.html). Posteriormente, todas mis contribuciones a Spalumi fueron borradas por los mandamases de esta página web, sin que ellos quisieran explicarme las razones. Durante un par de años, Spalumi, aunque contaba con numerosos simpatizantes de Open House entre sus miembros, me había permitido siempre una modélica libertad de expresión. No sé si su decisión de censurarme se debió a que recibieron alguna presión o denuncia, o a que les entró algún tipo de “canguelo”, o a otras consideraciones que ignoro por completo.

Pero antes de que ello ocurriera invité a leer esa crónica mía a tres trabajadores de Open House: Nerea Rodríguez Calero (psicóloga), Yara Holetz y Pablo Fernández Cañadas. La primera no me contestó; los dos últimos sí, y aquí adjuntaré la correspondencia que mantuve con ellos. Aclaro que la mayor parte de dicha crónica está recogida en la sección de apertura de este blog.

También adjuntaré aquí la correspondencia que mantuve con Aitor Padilla, el antiguo gerente de la sucursal de Open House en Barcelona, ahora llamada Pyrena y desgajada por entero de la “casa matriz”. A Aitor Padilla le prometí confidencialidad, pero, como nunca me respondió a uno de mis correos en que yo le pedía informaciones fundamentales, lo cual me parece una increíble falta de educación y de respeto, considero invalidado nuestro acuerdo. Más adelante hablamos por teléfono y fue entonces cuando me explicó que nunca le llegó dicho correo (eso me parece rarísimo y yo no me lo creo en absoluto) y también me confirmó que es el centro de salud CAP Drassanes el que repudió tajante y definitivamente al Dr. Chapman después de haber colaborado bastante tiempo con él; y que es en el Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Barcelona donde lo consideran un “apestado”.

Yo presenté una denuncia contra el Dr. Chapman en el Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid. Los encargados le remitieron al Dr. Chapman mi relato escrito, íntegro y pormenorizado de la experiencia que sufrí con él, así como las pruebas que aporté para respaldar mi alegato. Le dieron un plazo para que replicara y aportara su propia versión de los hechos, y no lo hizo. Cualquiera pensaría que no halló modo de rebatirme o que calculó qué estrategia le sería mejor para salir impune del embrollo en que él mismo se había metido de tan innoble manera. En lo que él no parecía interesado, desde luego, era en ayudar a esclarecer la verdad y restablecer la justicia. El Ilustre Colegio Oficial de Médicos resolvió finalmente no sancionar al Dr. Chapman porque, según su Comité de Ética, mi solo testimonio no bastaba para menoscabar su presunción de inocencia: me informaron de que había sido desestimada mi denuncia porque por lo visto no presenté suficientes pruebas, o no lo bastante convincentes, y me señalaron que me quedaba la posibilidad de interponer un recurso Contencioso-Administrativo. Me hicieron notar que yo no había proporcionado una declaración de la persona que parecía haber sido paciente y también testigo de referencia en mis diversas consultas con el Dr. Chapman. (Evidentemente, esto hacía alusión a mi ex pareja sentimental.) En algunas de mis comunicaciones anteriores yo les había comentado a los miembros de este Comité de Ética que siempre he vivido muy apartado del mundo y, como nunca hasta ahora había yo denunciado ni sido denunciado por nadie, mi inexperiencia e ignorancia en cuestiones jurídicas y burocráticas es prácticamente absoluta. Yo creía ingenuamente que las declaraciones y documentos que les había aportado eran sólo el preámbulo o preludio para que se abriera una investigación a fondo por parte de ellos, en la que yo colaboraría aportando más datos, citando a más testigos y teniendo entrevistas personales con alguno de ellos para darles más explicaciones. A causa de mi desinformación, que me hacía especialmente vulnerable, nunca supuse que mi caso se dictaminaría exclusiva y definitivamente en función de las declaraciones y documentos míos que obraban inicialmente en poder de ellos. Aun así, luego les supliqué que me orientasen y asesorasen en un problema que se me presentaba, que es el que expongo a renglón seguido.

Si yo interponía un recurso Contencioso-Administrativo, parecía obvio que tendría que añadir una declaración rubricada por mi expareja corroborando mis alegaciones y suministrando su propia versión de los hechos. Tal como ya les hice saber a ellos, yo llevaba casi cuatro años sin ver a mi expareja ni hablar con ella en absoluto; ni tan siquiera sé exactamente dónde reside en la actualidad; pero supongo que, en caso absolutamente necesario, yo podría localizarla e intentar persuadirla para que diera su testimonio. Asimismo, yo podría suministrar pruebas fehacientes de que hay foros de Internet donde alguien de Open House mete publicidad descarada de su empresa, en medio de debates de ciudadanos de a pie angustiados por la posibilidad de haberse infectado de alguna ETS. Tengo entendido que se trata de una práctica que contraviene las normas básicas de la ética profesional médica.

En definitiva, mi pregunta a ellos era: si yo interponía el susodicho recurso Contencioso-Administrativo, ¿qué pruebas se considerarían suficientes y lo bastante convincentes para que prosperara mi caso, teniendo en cuenta -pero dejando aparte- todas las declaraciones y documentos que a ellos les había facilitado ya a lo largo del año 2019? Esta petición que les hice tenía como único objetivo que ninguno de nosotros perdiera inútilmente su precioso tiempo y que al final prevaleciera la Justicia. La respuesta del representante de este Comité de Ética a mi petición fue literalmente: “En contestación a este correo, le informo que no podemos responder a lo que solicita. Para obtener esas respuestas, debe dirigirse al letrado que lo asesore.” Así, pues, los dejé por imposibles, pues me pareció un proceder bastante poco ético... en especial tratándose de un Comité de Ética.

A sus miembros yo les había escrito repetidamente, en muchos e-mails a lo largo de varios meses antes de su decisión final, diversas frases similares a ésta: “Si desearan de mí cualquier otra cosa, les ruego que no vacilen en hacérmelo saber a la mayor brevedad” o “Aunque, naturalmente, hablar personalmente de estos incidentes no es plato de buen gusto, estoy plenamente dispuesto, si así lo desean, a entrevistarme con Vds. (en compañía de alguno de mis abogados, a ser posible), facilitarles cuantos documentos demuestran mis alegaciones, darles los nombres de otros posibles testigos, y proporcionarles todos los destalles adicionales que estimen convenientes” o “Les reitero que aún puedo aportar muchos documentos y testigos de todos los hechos que alego en estos e-mails que les he dirigido a Vds., ahora que les he desvelado mi identidad. Les ruego que, si consideran que falta algún elemento en el material por mí suministrado, me lo comuniquen sin tardanza. Como nunca en mi vida me había visto envuelto en complicaciones judiciales, seguramente cometeré numerosos ‘errores de novato’, que confío en que tendrán Vds. la gentileza de comprender y excusar.” Pero ellos hicieron caso omiso, olímpicamente, de tales frases. Yo diría que esta actitud sólo puede conducir a fomentar la impunidad de las conductas médicas abusivas, y a desanimar a todos los pacientes agraviados hasta el punto de que ya nunca se tomen la molestia de denunciar injusticia alguna.

Durante el juicio oral contra mí, el Sr. Fernández Cañadas afirmó explícitamente que no le constaba que el Dr. Chapman me hubiera negado su atención médica; esta afirmación explícita suya está recogida en la videograbación del juicio. Obsérvese que a lo largo de la correspondencia privada entre él y yo (adjuntada aquí un poco más abajo), el Sr. Fernández Cañadas asegura en varios párrafos, distintos y distantes, que sí le constaba tal cosa y que iba a admitirlo en el juicio. Se le va a “caer el pelo” por eso. Es un individuo a quien ya he demandado legalmente por falso testimonio o perjurio.

Un testigo tiene la obligación legal de decir la verdad y, en el caso de que incumpliese su obligación, podría ser procesado por la vía penal. Toda persona que jure o afirme, testifique, declare, deponga o certifique la verdad ante cualquier tribunal, organismo, funcionario o persona competente y declare ser cierto cualquier hecho esencial o importante con conocimiento de su falsedad o declare categóricamente sobre un hecho esencial o importante cuya certeza no le consta, incurrirá en perjurio. Es perjurio declarar ser cierto cualquier hecho esencial o importante con conocimiento de que es falso. Si el falso testimonio se diera en contra del reo en causa criminal por delito, las penas serán de prisión de uno a tres años y multa de seis a doce meses. Si a consecuencia del testimonio hubiera recaído sentencia condenatoria, se impondrán las penas superiores en grado. El Código Penal de España regula el falso testimonio en los artículos del 458 al 462 dentro de los delitos contra la Administración de Justicia.

El juramento de Hipócrates establece que ningún médico puede negarse a atender a nadie; si el Sr. Fernández Cañadas, ante una pregunta de mi abogada, no quiso reconocer que el Dr. Chapman se negó a atenderme, resulta obvio que las razones de semejante negativa del Dr. Chapman no debían de ser muy honrosas. Además, el Sr. Fernández Cañadas escribe en uno de sus correos electrónicos que “conoce todo” lo relativo a mi caso; es inútil que después alegue en otro de ellos que nunca está presente en las consultas y por eso no puede conocerlo todo, ya que su jefe y amiguete, el Dr. Chapman, a quien saludó con dos efusivos besos en la antesala del juicio (en mi presencia y en la de mi abogada), debió de hablarle largamente del asunto, infringiendo la obligación del secreto profesional.

En contra de lo que me escribió Pablo Fernández Cañadas en la correspondencia privada que con él mantuve durante el verano de 2019, el Dr. Chapman no ha “salido definitivamente de Open House” (sic). Obran en mi poder varios documentos, obtenidos legalmente en Internet, que certifican que, con posterioridad a esa época, el Dr. Chapman siguió pasando consulta eventualmente en Open House, y también que en la actualidad es socio accionista y director médico de la empresa, aunque Fernández Cañadas me asegurase que ahora la empresa sólo es de él, habiéndose endeudado hasta las cejas para comprársela al Dr. Chapman, y me arguyese que si yo perjudicaba a Open House lo perjudicaría exclusivamente a él y no al Dr. Chapman.

Por otra parte, cuanto más lo reflexiono, más me indigna la tentativa de Fernández Cañadas de crearme un cargo de conciencia argumentando que yo voy a dañar a un inocente que nunca me hizo daño. Este individuo ha colaborado, aunque sólo fuese con su pusilánime aquiescencia, en las actividades del Dr. Chapman, aunque sabía de sobra que varias de ellas eran delictivas y potencialmente dañinas para la salud y la vida de sus pacientes (desde luego lo sabía inequívocamente a raíz de los correos electrónicos que le envié hace tres años y a raíz de los que le envié durante el verano de 2019); pero, según escribió él mismo, estaba dispuesto a dejarle seguir ejerciendo su profesión en Open House aquel verano durante mes y medio más, y a permitir que quedara libre e impune con la posibilidad de repetir en otros lugares las mismas iniquidades, sin hacer nada decisivo para evitarlo. Eso, a mi modo de ver, es dañar a inocentes que nunca le hicieron daño a él.

Cualquiera que no fuese Fernández Cañadas, y que supiese del Dr. Chapman tanto como sabe él, se cambiaría de acera nada más ver aparecer al Dr. Chapman en el horizonte. Vamos, digo yo.

Además es una horrenda desfachatez haber apelado a mí y no al propio Dr. Chapman. Ya que éste es tan buen amigo suyo y Fernández Cañadas me escribió que le debe el haber crecido humana y profesionalmente, bien podría haberlo abordado para pedirle que me abonase las cantidades que yo exigía como compensación, que retirase sus acusaciones contra mí, que se entregase a las autoridades, etc. De esa manera, el Dr. Chapman les habría ahorrado un buen montón de inmerecidas complicaciones a unos empleados presuntamente inocentes, a los cuales creó un lío demencial con su conducta irresponsable e inescrupulosa. En buena lógica, si él nos metió a todos en apuros, a él y sólo a él le correspondía sacarnos; si no lo ha hecho, el “insolidario” es él y no yo. Él podría haber puesto fin a todo este embrollo con un par de decisiones nobles y altruistas, que serían las propias de quien desea sinceramente enmendar sus faltas y además evitarían que pagaran justos por pecadores.

En vez de eso, Fernández Cañadas intentó engatusarme, escudándose, para justificar su propio proceder presente y pasado, en conceptos idealistas tales como la lealtad y la neutralidad. Sospecho que, en primer lugar, el Dr. Chapman no estaba dispuesto por nada del mundo a cejar en sus tácticas marrulleras, y Fernández Cañadas lo sabía muy bien y por eso no desperdició su tiempo en procurar convencerlo de que actuase con honradez. En segundo lugar, pienso que Fernández Cañadas debe de estar enfangado en asuntos turbios de Open House, aunque sea en grado secundario, y no le conviene en absoluto que el Dr. Chapman “desembuche” ante las autoridades.

Repito que, como ya le escribí a Fernández Cañadas en uno de mis correos electrónicos, no cabe duda de que el Dr. Chapman es uno de esos sujetos que “contaminan todo lo que tocan”. Huelga decir que también considero invalidado mi acuerdo de confidencialidad con Fernández Cañadas.

Para colmo, durante el juicio, celebrado a finales de 2019, Fernández Cañadas admitió que el Dr. Chapman sí seguía trabajando en Open House en calidad de supervisor o asesor o algo por el estilo. Y en el “Calendario Open House de enero de 2020”, publicado en la web de la empresa y que yo fotocopié por si acaso, consta que el Dr. Chapman pasó consulta y realizó pruebas médicas en Open House los días 2, 3, 8, 9, 10, 15, 16 y 17 de ese mes, cuatro horas cada uno de esos días. Repito que Fernández Cañadas me mintió descaradamente al garantizarme que, después del verano de 2019, el Dr. Chapman se esfumaría para siempre de Open House.

Pasemos ahora a la Dra. Yara Regina Holetz. Su comportamiento conmigo ha sido sumamente censurable. Al principio me manifestó su apoyo y su solidaridad, por correo y en persona. Y luego traicionó mi confianza, conduciéndose aún peor que el Dr. Chapman en ciertos aspectos. Últimamente, la Dra. Holetz ha eliminado de su Facebook la sección de Opiniones, donde figuraba su “duelo de comentarios” con Karl Kroll (pseudónimo mío); y el borrar una posible prueba inculpatoria constituye una infracción legal. Ya he emprendido acciones legales contra la Dra. Holetz, por la vía de la Justicia ordinaria, a cuenta de las mismas faltas por las que recientemente la he denunciado ante el Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Barcelona. Mis acusaciones formuladas en estas dos denuncias mías contra ella son las siguientes:

1º) Haber violado el SECRETO PROFESIONAL, al difundir en Internet, sin mi consentimiento, datos personales míos que pudieran hacerme identificable públicamente y que pudieran dejar al descubierto partes de mi biografía absolutamente íntimas y privadas. Esos datos sólo los sabe ella a través de las revelaciones que le hice en su correo e-mail médico profesional, en una consulta presencial, y en mi participación en un juicio donde ella, en calidad de testigo, participó también. En todos esos casos, ella tiene legalmente prohibido divulgar nada.

2º) Haber incumplido su deber moral y legal de DENUNCIAR HECHOS DELICTIVOS acontecidos en el Centro Médico donde ella trabajaba cuando tuvieron lugar: unos hechos de los cuales ella había sido testigo y/o tenía información fidedigna. Tales hechos podían poner en peligro la salud y aun la vida de los pacientes, como ocurrió en mi caso.

3º) Haber incurrido en OMISIÓN DEL DEBER DE SOCORRO, al negarse a facilitarme una declaración jurada de hechos verídicos, la cual podría ayudar a enmendar un posible error judicial vinculado a la Medicina.

4º) Haberme difamado perpetrando CALUMNIAS PÚBLICAS contra mi persona, al escribir en su Facebook, de manera absolutamente maliciosa e irresponsable, varias falsedades relativas a mi conducta, con el solo ánimo de escabullirse de sus obligaciones cívicas.

5º) Haber intentado hacerme un CHANTAJE EMOCIONAL, al amenazar con denunciarme por acoso, cuando ella sabe, o debería saber, que lo que yo he hecho es valerme de mi derecho a la libertad de expresión y de crítica, informando yo al público sobre cuestiones concernientes al desempeño de sus funciones -unas cuestiones de la máxima relevancia para la Justicia, la Salud Pública y el Bien Común-, sin mentir, ni revelar innecesariamente intimidades suyas, ni emplear insultos graves.

6º) Haber MENTIDO POR OMISIÓN EN UN PROCESO JUDICIAL (en el que ella había jurado “decir la verdad, TODA la verdad y nada más que la verdad”), con el resultado de alterar decisivamente la sentencia final.

7º) Haber cometido las irregularidades de ENCUBRIMIENTO DE CULPABLES y OBSTRUCCIÓN A LA JUSTICIA, como resultado de todo lo expuesto en los seis apartados anteriores.

Asimismo he demandado al Dr. Chapman por estafa procesal. El tenor de la circunstancia 7ª del art. 250-1 del Código Penal es el siguiente: “Estafa procesal. Incurren en la misma los que, en un procedimiento judicial de cualquier clase, manipularen las pruebas en que pretendieren fundar sus alegaciones o emplearen otro fraude procesal análogo, provocando error en el Juez o Tribunal y llevándole a dictar una resolución que perjudique los intereses económicos de la otra parte o de un tercero.” El delito de estafa procesal se considera como un subtipo de estafa agravada, castigado con pena de prisión de 1 a 6 años y multa de 6 a 12 meses.

El Dr. Stephen Chapman, por intermedio de sus representantes legales, cometió fraude procesal y Estafa Procesal al afirmar que yo publiqué comentarios injuriosos en la página web oficial de Open House (http://openhouse.es/). Sucede que esta página web nunca ha tenido, hasta la fecha de hoy, un mecanismo para que los usuarios depositen opiniones allí, como cualquiera puede comprobarlo fácilmente al primer vistazo. Si el Dr. Chapman adujo supuestas publicaciones mías allí, se trató de falsedades o de textos amañados de uno u otro modo, según podrá demostrarlo una investigación digital rigurosa. Por lo tanto es ESTRICTAMENTE IMPOSIBLE y MANIFIESTAMENTE FALSO que yo publicara comentarios injuriosos en la página web oficial de Open House, ya que, lo repito, esa página web no contiene ni nunca ha contenido ningún mecanismo para que los usuarios dejen comentarios allí; en cualquier caso, yo jamás publiqué allí comentario alguno y, en consecuencia, el Dr. Chapman jamás estuvo ni estará en condiciones de demostrar que sí lo hice.

Según la Ley, todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario; la Juez basó su condena parcialmente en el presunto hecho del cual acabo de hablar (pues finalmente figuró en el relato de HECHOS PROBADOS de su sentencia), sin disponer de pruebas fehacientes de que yo lo cometiera, fundándose únicamente en alegaciones fraudulentas del Dr. Chapman. Durante el proceso judicial, el Dr. Chapman (por escrito) y yo (en mi declaración oral que consta en la videograbación) ofrecimos versiones distintas, e incompatibles entre sí, de diversos episodios ocurridos en el curso de nuestra relación médico-paciente y sobre los cuales giraba todo el proceso judicial (desencadenado por algunas publicaciones mías en Internet en las que yo acusaba al Dr. Chapman de prevaricación, trato vejatorio y denegación de auxilio), sin poder ninguna de las dos partes aportar pruebas inequívocas de sus respectivas versiones, dada la naturaleza de dichos episodios; cabe suponer razonablemente que, si la Juez, a la hora de dictar sentencia, resolvió conceder primacía a la “palabra de honor” del Dr. Chapman por encima de la mía, se debió a que el Dr. Chapman condicionó su ánimo por medio de las pruebas falsas ya aludidas.

Por otra parte, el Dr. Chapman, aduciendo para ello exclusivamente un determinado documento, afirmó que yo “me jacté” de no haber acudido a la sesión de Conciliación. Pues bien, yo no “me jacté” de no haber acudido a la Conciliación ya que una lectura atenta y desprejuiciada de ese documento aducido por el Dr. Chapman revela que yo me limité a informar objetivamente de las circunstancias de mi inasistencia y las opiniones de mi abogado de entonces, y que si hubo alguna “jactancia” fue de mi abogado de entonces, Álvaro Remón Peñalver (y aun eso resultaría discutible, e incluso es dudoso que pudiera sostenerse racionalmente), el cual en su día me aseguró estar dispuesto a testificarlo así ante el Juez o el Tribunal correspondientes. Como resultado de esa tergiversación del Dr. Chapman, la sentencia estableció erróneamente como HECHO PROBADO que yo “me jacté” (sic) de no haber acudido al acto de Conciliación; de modo que esa tergiversación debió influir poderosamente en el ánimo de la Juez a la hora de dictar sentencia. Según la RAE (https://dle.rae.es/jactar?m=form), “jactarse” significa “Alabarse excesiva y presuntuosamente, con fundamento o sin él y aun de acciones criminales o vergonzosas”; y en realidad, patentemente, yo no hice nada por el estilo.

Éste es el texto literal del documento aducido por el Dr. Chapman para probar mi supuesta “jactancia”, publicado por mí la página web https://spalumi.com/ en septiembre de 2017 y posteriormente borrado sin mi permiso por sus administradores:

“Hace dos meses recibí una citación judicial donde el Dr. Chapman me reclamaba que borrara de Internet todas mis declaraciones contrarias a él y a Open House, me retractara y pidiera perdón públicamente, y le abonara 6.000 euros por daños y perjuicios.

”En realidad no era una querella en toda regla, sino tan sólo una citación para una sesión de Conciliación con el objetivo de tratar de llegar a un acuerdo satisfactorio para ambas partes y, así, no tener que ir a juicio.

”Fui a hablar con un abogado y le expuse el caso. (En fin, otra persona más a la que he tenido que contar muchos detalles muy íntimos de mi vida por culpa de Open House y del individuo que la regenta.)

”El abogado me dijo que la demanda del Dr. Chapman no tenía fundamento ninguno, que nadie debe pedir disculpas por comunicar hechos ciertos, y que contamos con suficientes pruebas documentales y testigos, no sólo para ganar el juicio, sino también para obligar al Dr. Chapman a devolverme todo el dinero que me cobró y, casi casi (esto me lo dijo humorísticamente), para obligarlo a él a indemnizar y pedir disculpas a la Seguridad Social por injuriarla alardeando de que él lo hace todo mejor que ella.

”Total, que resolvimos no presentarnos a la Conciliación -y, efectivamente, no nos presentamos- y ahora estamos esperando a su siguiente movimiento, es decir, a ver si presenta una querella para llevarme a juicio, cosa que estamos dispuestos a aceptar y llevar hasta el final.”

De esta manera, tomando en conjunto todo lo anterior, el Dr. Chapman ha expuesto a hacer el más bochornoso de los ridículos a la procuradora Nuria Feliú, a la letrada Beatriz Rodríguez Gallego, a la juez Julia Patricia Santamaría Matesanz, a la Audiencia Provincial (representada por los magistrados José Luis Sánchez Trujillano, Manuel Eduardo Regalado Valdés e Ignacio U. González Vega) y, por extensión, al Sistema Judicial Español, dado que, por culpa de él, todos ellos contribuyeron a que, en la sentencia, unas afirmaciones que cualquiera puede advertir que son ESTRICTAMENTE IMPOSIBLES y MANIFIESTAMENTE FALSAS quedaran establecidas como “Hechos Probados”.

Por otro lado, hay más falacias del Dr. Chapman que fueron incluidas en ciertas páginas de las Diligencias Previas para que fueran aceptadas por la Juez, como por ejemplo el acusarme de haber creado un dominio web en Internet con URL https://www.velp.es/biz/centro-medico-open-house-madrid. Se trata de un dominio web que yo no creé y que además no existe ni existió jamás, como nuevamente puede demostrarlo una investigación digital rigurosa.

Centrémonos ahora en el Sr. Fernández Cañadas. Ya he consignado que durante el juicio, según puede comprobarse en la videograbración, afirmó que no le constaba que el Dr. Steve Chapman del centro médico Open House, violando el principio fundamental de la profesión médica (el juramento de Hipócrates, en virtud del cual ningún médico puede negarse a atender a nadie), se negara a atenderme y me vetara en su clínica, incurriendo así en denegación de auxilio. También afirmó que, por culpa de los comentarios vertidos en Internet por mí, el Dr. Chapman había abandonado tanto la empresa Open House en particular como la práctica médica en general. La sentencia recoge una parte de estas últimas afirmaciones (en la videograbación pueden oírse más): “(El Sr. Cañadas) dice saber que el Doctor Chapman ha dejado de ejercer la medicina en Madrid.”

De acuerdo con las propias palabras del Sr. Cañadas escritas en varios e-mails dirigidos a mí mucho antes de la celebración del juicio, y que figuran en dichos e-mails en no menos de dos párrafos, el Sr. Cañadas sí estaba al corriente de tal denegación de auxilio y además “conocía todo” lo referente a mi experiencia en Open House, pudiendo por lo tanto haber arrojado una decisiva luz sobre los hechos e influido en la calificación procesal de los mismos.

Además, el Sr. Cañadas, en un último y muy reciente e-mail a mí, negó falazmente haber cometido perjurio ni aportado un falso testimonio durante el juicio, y me amenazó con demandarme por haber divulgado públicamente este hecho indiscutiblemente cierto.

Si el Sr. Cañadas, durante el juicio, hubiera reconocido -cuando mi abogada se lo preguntó expresamente- que estaba al corriente de que yo fui expulsado y vetado en Open House, el Sr. Cañadas habría tenido que contestar más preguntas acerca de ello, referidas a los motivos de semejante veto. Si el Sr. Cañadas mintió descaradamente para no tener que contestarlas, resulta obvio que tales motivos no debían ser muy honrosos para el Dr. Chapman; de lo contrario, el Sr. Cañadas las habría contestado con sumo gusto. Esto habría podido modificar la sentencia, pues lo que se dirimía esencialmente durante el proceso judicial era la posible delictividad de la crónica de prevaricaciones, tratos vejatorios y denegación de auxilio que, lo repito, yo publiqué en Internet acerca de mi experiencia como cliente de Open House (en https://spalumi.com/f9/open-house-153039.html , aunque mis comentarios ahí fueron borrados sin mi consentimiento por los administradores de esa página web hace unos tres años, y en https://tns.mforos.com/829799/6814774-la-sifilis-se-descontrola/ bajo el pseudónimo de “taylorgeorge”).

Una intervención sincera y cooperadora, y no de carácter perjuro y falsario, del Sr. Cañadas durante el juicio habría demostrado que tenían una sólida base mis críticas de Open House en varias páginas web de Internet, dejando ver que no eran totalmente infundadas y que sí encontraban apoyo en datos fácticos u objetivos. Entonces, yo habría podido acogerme a la prueba de la exceptio veritatis. La mendaz intervención del Sr. Cañadas impidió esa posibilidad, incurriendo en Obstrucción a la Justicia, modificando decisivamente el resultado del proceso judicial, y desbaratando ilegalmente mi oportunidad más crucial de defenderme legítimamente.

Además, el Sr. Cañadas es una persona que, como se deduce de nuestra correspondencia privada, sabe inequívocamente que el Dr. Chapman es capaz de barbaridades, y cabe sospechar que la finalidad de su falso testimonio era encubrir algunas de ellas.

Aquí ofreceré sucesivamente mis intercambios escritos, vía e-mail o en Facebook, con los tres personajes secundarios de este pequeño drama. Por motivos de discreción sustituiré algunas palabras por el símbolo XXXXX. Además añadiré unas pocas “NOTAS DEL BLOGUERO” para clarificar ciertos puntos. Huelga decir que conservo cuidadosamente los comunicados originales, por si las personas involucradas tuvieran la osadía de protestar acusándome de mentiroso o falsificador. Reproduciré textualmente los comunicados, incluidas las abundantes faltas de ortografía y de sintaxis, en aras de la autenticidad.

Como apéndice, incluiré una amplia selección de fragmentos del relato de mi experiencia con el Dr. Chapman y Open House, que figuraba en mi denuncia contra él ante el Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid, y que, lo repito, el Dr. Chapman no quiso refutar en modo alguno para defenderse de mis acusaciones.

[No voy a cerrar esta Introducción sin deslizar una breve crítica de la muy deficiente actuación de mi abogada Isabel Elbal:

a) Yo le dejé bien claro que prefería que no hiciéramos declarar a mi expareja en el juicio a menos que ello fuese imprescindible, y que, en tal caso, se pidiera que su declaración fuese a puerta cerrada, dada la naturaleza tan íntima y dolorosa de los hechos en que ella se vio envuelta sin quererlo. No sé por qué, mi abogada me malinterpretó y creyó que yo no quería que mi expareja declarara en modo alguno, así que no solicitó su comparecencia en el juicio aunque al final resultaba obvio que ello era imprescindible; qué lástima, pues su testimonio habría sido irrefutable y decisivo; es verdad que ella habría pasado entonces un rato muy, muy desagradable prestando testimonio, y que yo me porté mal con ella en el pasado; pero ella a su vez se había portado mal conmigo en el pasado, aunque en otros sentidos -sometiéndome a una tensión insoportable al obligarme, sistemática y prolongadamente, a ocultar en público mis padecimientos, sin importarle la circunstancia de que obligar a un enfermo grave a comportarse como una persona totalmente sana sólo puede enfermarlo todavía más-, y a mí no me ha sido nada grato el tener que pagar una fuerte multa y quedar con una inmerecida mancha en mi historial y en mi buen nombre.

b) Yo le proporcioné a mi abogada un abundante acopio de documentos demostrativos de la culpabilidad del Dr. Chapman (aparte de una amplia enumeración de posibles testigos valiosos cuya comparecencia finalmente no pidió) y mi abogada los desaprovechó escandalosamente. No sé si los desdeñó o es que ni tan siquiera se los leyó en su mayoría, o no supo identificar dónde estaban sus puntos fundamentales.

c) En el juicio, por injustificada decisión exclusiva de mi abogada, casi sólo podíamos apoyarnos en las declaraciones de los dos testigos: la Dra. Holetz y el Sr. Fernández Cañadas. Ambos testigos mintieron, ya fuese por acción o por omisión. El deber de mi abogada ante esto era haber sido una tiburona o una leona, acorralándolos y “machacándolos” hasta que soltaran toda la información que retenían; en vez de eso los dejó zafarse fácilmente, tratándolos de una manera tímida y humilde, con una cortesía y un respeto que no se merecían, y sin plantarles cara ni presentarles batalla.

Qué desastre.]



2. MI CORRESPONDENCIA CON LA DRA. YARA REGINA HOLETZ


YO LE ESCRIBÍ ESTE E-MAIL EL 2 DE DICIEMBRE DE 2017:

Muy Sra. mía:
La invito respetuosamente a leer todo lo contenido en el siguiente enlace (todas las aportaciones, desde el principio hasta el final):
https://spalumi.com/f9/open-house-153039.html
Gracias por anticipado.



ELLA ME ESCRIBIÓ ESTE E-MAIL EL 4 DE DICIEMBRE DE 2017:

Te agradezco mucho por el enlace…Tengo que decirte que no sé como has encontrado esta dirección de correo, pero el contenido me ha resultado fascinante.

“The world is full of monsters with friendly faces and angels full of scars…”

I am quiet, but I am not blind.

Gracias!



YO LE ESCRIBÍ ESTE E-MAIL EL 8 DE ENERO DE 2020:

Estimada Yara:

Te interesará saber que esta mañana recibí una comunicación de mi abogada, que te transcribo íntegra al final de este mensaje, en un post scríptum. (Aprovecho para darte las gracias por tu retransmitida colaboración.)

Pablo Fernández Cañadas me aseguró en un e-mail que me envió personalmente -y que puedo dejártelo ver si así lo deseas- que, a partir de septiembre de 2019, el Dr. Chapman dejaría Open House y abandonaría definitivamente la práctica de la Medicina, todo por culpa mía. Pues bien, durante el juicio reconoció que el Dr. Chapman seguía vinculado a Open House hasta el día de hoy en calidad de supervisor o asesor o algo parecido.

Además, Pablo Fernández Cañadas me dijo en otro e-mail -también a tu disposición si me lo solicitas- que él sabía perfectamente que el Dr. Chapman me había vetado como paciente; pero durante el juicio negó tener conocimiento de este hecho, así que yo tuve que desenmascararlo públicamente.

No cabe duda de que el Dr. Chapman, como ya os dije el día en que os hice mi visita presencial (y tú y Aitor asentisteis), “es uno de ésos que contaminan todo lo que tocan”.

No sé si Pablo Fernández Cañadas era una persona honrada en los inicios, pero actualmente se ha convertido en cómplice y encubridor de su amiguete Stephen Chapman, que es uno de los seres más XXXXX y XXXXX que he conocido jamás.

Saludos.

XXXXX

P. S.:

“Buenos días, XXXXX. Me acaba de llegar la sentencia. Te ha condenado a pagar una multa de 12 meses a razón de 6 euros cada día, esto es, 2.160 euros.

La condena no es firme, se puede recurrir y, de hecho, habría que hacerlo.

Un abrazo”

Por cierto, echa un vistazo a este enlace:

Como puedes ver, el Dr. Chapman pasará consulta y realizará pruebas médicas en Open House los días 2, 3, 8, 9, 10, 15, 16 y 17 de este mes, cuatro horas cada uno de esos días. Y los días 22, 23, 24, 29, 30 y 31 atenderá un doctor “pendiente de definir”. Habrá que estar al tanto, porque no me sorprendería que el doctor finalmente “definido” fuera Stephen Chapman.



ELLA ME ESCRIBIÓ ESTE E-MAIL EL 9 DE ENERO DE 2020:

Buenos días XXXXX,

Yo no tengo mucho conocimiento de lo que ha pasado en el juicio…pero tampoco he entendido (como creo que has notado) que Steve hubiera dejado la medicina (me he quedado de piedra cuando me dijo la juez)…porque sabia que Steve aún era el director de Openhouse en Madrid y seguía trabajando…al menos era lo que veía cuando yo entraba en la página de la clínica, que hacía esporadicamente…Siento muchisimo que tengas que pasar por todo eso.

Saludos, Yara



YO LE ESCRIBÍ ESTE E-MAIL EL 9 DE ENERO DE 2020:

Muchísimas gracias, encantadora Yara, por tu respuesta y tu condolencia.

El hecho es que Pablo Fernández Cañadas me escribió una serie de e-mails el pasado verano, haciéndome un chantaje emocional. Me aseguró que Chapman había decidido vender Open House y abandonar la práctica médica para siempre, debido a mis comentarios sobre él en Internet; pero que Pablo Fernández Cañadas le había comprado la clínica e iba a seguir adelante con ella a solas, y Chapman se desvincularía completamente de ella a partir de agosto. Por lo tanto, me suplicaba que retirara voluntariamente mis comentarios en Internet, porque de lo contrario, según él, sólo perjudicaría a un inocente que nunca me había hecho daño.

Yo no me fiaba de su sinceridad y le pedí que me facilitara una serie de pruebas que podrían serme de gran ayuda en el juicio. Él se negó y, en consecuencia, yo le respondí que entonces no esperara ninguna colaboración mía.

Mi abogada me ha dicho que recurriremos la sentencia (deberá ser por escrito, pues legalmente no puede repetirse el juicio y ahora lo máximo que nos dejan hacer es aportar nuevas pruebas de las que no dispusiéramos antes de celebrarse el proceso judicial) basándonos en que podemos demostrar que, durante el juicio, Pablo Fernández Cañadas cometió perjurio cuando aseguró no tener constancia de que Chapman me había vetado como paciente. Y también en que ocurre que, todos estos últimos meses, según testificó Pablo Fernández Cañadas contradiciendo sus e-mails, Chapman ha seguido en Open House como asesor o supervisor, y ahora también como médico.

Te envío tres páginas de sus e-mails donde, en los fragmentos subrayados en rojo por mí, se ve inconfundiblemente su falsedad. Te repito que la totalidad del “intercambio epistolar” entre Fernández Cañadas y yo está a tu disposición, si algún día te interesara leerlo... aunque sólo sea por las elogiosas y poéticas palabras que en él te dediqué a ti y a tu conducta ética.

Saludos.

XXXXX



YO LE ESCRIBÍ ESTE E-MAIL EL 18 DE JULIO DE 2020:

Yara:

Te hago saber que la Audiencia Provincial ha confirmado mi condena. Y ya ha expirado mi plazo para recurrir ante el Tribunal Supremo, cosa que decidí no hacer. Así, pues, estoy castigado a pagar entre 3.000 y 4.000 euros y borrar los comentarios que escribí contra Open House en determinadas páginas web de Internet; y en mi historial figurarán unos “antecedentes penales” que podrían perjudicar mi futuro laboral y personal; y el Dr. Chapman quedará impune y en condiciones de seguir abusando de otros pacientes y otros empleados.

En mis últimas comunicaciones a ti empleé un tono dulce y agradecido, para ver si así reaccionabas y sentías remordimientos de conciencia y decidías ayudarme voluntariamente en tu última oportunidad para hacerlo; pero no lo hiciste. Ahora que todo ha terminado, puedo decirte la verdad: yo antes tenía una excelente opinión de ti y me parecías una persona totalmente admirable; ahora tengo una opinión pésima de ti y me pareces una persona totalmente deplorable.

Te transcribo literalmente un párrafo que le escribí a mi abogada:

“Recuerdo que durante el juicio se me revolvieron las tripas porque la Dra. Yara Holetz, en lo que parecía un ataque sobrevenido de mieditis, dijo elusivamente, ante una de tus preguntas, que ‘sabía que yo había ido a Pyrena y había estado conversando tres cuartos de hora con Aitor Padilla’, como si ella no hubiera presenciado ese encuentro... cuando lo cierto es que ella estuvo presente de principio a final de dicha conversación y escuchó perfectamente que Aitor Padilla contó cómo Chapman le ordenó no atender a un enfermo de TOC porque le parecía un impresentable, cómo Padilla hubo de atenderlo a escondidas de Chapman y cómo el centro CAP Drassanes se había negado a seguir colaborando con Chapman e incluso a recibirlo, y cómo el Colegio Oficial de Médicos de Barcelona consideraba a Chapman un ‘ser turbio’ cuyo currículum y supuestas titulaciones médicas podían ser puestas seriamente en entredicho. Nos habría hecho un gran favor confesando todo eso ante la juez, así como hablando del acoso laboral que me dijo haber sufrido por parte de Chapman cuando éste intentó averiguar si ella había recibido e-mails míos.”

Qué bajo has caído. Lo que en esa conversación dijimos Aitor Padilla y yo acerca de Pablo Fernández Cañadas puede aplicarse plenamente a ti también: el Dr. Chapman es uno de esos seres que contaminan todo lo que tocan. Te has corrompido, has traicionado todos tus ideales y te has vuelto una “colaboracionista” de la maldad, aunque aparentaras lo contrario. Has hecho eso que en inglés se llama to eat your cake and have it y que en castellano llamamos “nadar y guardar la ropa”. Espero que, si aún te queda algo de conciencia moral y sentido ético, eso te impida conciliar el sueño por las noches. Puesto que tú has tenido en cuenta sólo tu propio interés, yo a partir de ahora voy a tener en cuenta sólo mi propio interés.

Qué horror.



ELLA ME ESCRIBIÓ ESTE E-MAIL EL 22 DE JULIO DE 2020:

Buenos días,

Con todo el respeto del mundo te digo que lo que dices es realmente injusto. He ido a la audiencia porque me has citado como testigo de algo que no he presenciado y lo he hecho en el día de mi cumpleaños, el 25 de noviembre…cuando podría estar disfrutando junto con mi familia. No tengo nada en contra de ti, y voy a seguir respetando tu opinión. He contestado las preguntas que me ha hecho la juez, y como has visto, y ha dicho incluso la juez, yo estaba alli como testigo y no como experta para juzgar a Chapman. Dejo esto a cargo de la justicia... no te puedo decir más. No tienes el derecho de insultarme. No dejaré que definas tu quién soy. Esto no te lo permito. Que tengas paz, porque la necesitas.



YO LE ESCRIBÍ ESTE E-MAIL EL 22 DE JULIO DE 2020:

Perdona, Yara, pero lo que yo no te consiento a ti es que tú me definas a mí acusándome de mentiroso. Si alguien miente, aquí y ahora, eres tú. Yo y mi abogada pedimos tu comparecencia en el juicio porque, cuando yo visité la sede de Pyrena en Barcelona y estuve conversando tres cuartos de hora con Aitor y contigo, tú afirmaste explícitamente que estarías encantada de participar en el juicio contra mí, para ayudarme en calidad de testigo de la defensa; mi abogada y yo contábamos con que aportaras hechos y datos ciertos que nos eran fundamentales. NO OPINIONES, SINO DATOS Y HECHOS CIERTOS.

No sé cómo puedes tener la desfachatez -a menos que se trate de otra innoble estratagema- de decir que no presenciaste lo que te dije en mi anterior correo, cuando sabes muy bien que sí lo presenciaste (vuelvo a citar del e-mail que escribí a mi abogada: “lo cierto es que ella estuvo presente de principio a final de dicha conversación y escuchó perfectamente que Aitor Padilla contó cómo Chapman le ordenó no atender a un enfermo de TOC porque le parecía un impresentable, cómo Padilla hubo de atenderlo a escondidas de Chapman y cómo el centro CAP Drassanes se había negado a seguir colaborando con Chapman e incluso a recibirlo, y cómo el Colegio Oficial de Médicos de Barcelona consideraba a Chapman un ‘ser turbio’ cuyo currículum y supuestas titulaciones médicas podían ser puestas seriamente en entredicho. Nos habría hecho un gran favor confesando todo eso ante la juez, así como hablando del acoso laboral que me dijo haber sufrido por parte de Chapman cuando éste intentó averiguar si ella había recibido e-mails míos”). Cada vez me pareces peor persona, y tú sabes que es estrictamente cierto todo lo que escribí, por mucho que lo niegues ahora.

Aprovecho para aclararte que tú no contestaste a ninguna pregunta de la juez (al contrario de lo que dices en tu correo: “He contestado las preguntas que me ha hecho la juez”); la juez no te hizo ninguna pregunta, y esto consta en la videograbación del juicio; la única persona que te interrogó fue mi abogada, y si no te interrogó más a fondo fue porque se dio cuenta de que no estabas dispuesta a colaborar sinceramente.

Es increíble que tengas el mal gusto de decirme que “me deseas más paz porque la necesito”. Si tú hubieras sido fiel a tu palabra (y sabes MUY BIEN que no lo fuiste), yo tendría ahora toda la paz del mundo. Eres una hipócrita (y esto no es un insulto; sólo es una definición técnica; según el diccionario de la Real Academia Española, “hipocresía” es “Fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan”).

Déjame añadir que, si tú estuvieras en mi posición actual, tendrías muchísima menos paz que yo. Demasiada serenidad estoy demostrando, teniendo en cuenta toda la cadena de traiciones que he sufrido a manos de todos los relacionados, de cerca o de lejos, con Open House... y teniendo en cuenta también todas las gigantescas tragedias que para mí se han derivado de ellas. Después de que Aitor Padilla y tú conseguisteis de mí lo que queríais, me has abandonado a mi suerte sin escrúpulos ni remordimientos, al más puro estilo Chapman. Eres una absoluta egoísta.

Qué vergüenza... y qué desvergüenza.

P. S.: Te adjunto el intercambio de e-mails que mantuvimos Aitor y yo, donde queda inconfundiblemente de manifiesto que sí estuviste en el coloquio entre Aitor y yo; que participaste activamente en el mismo; y que tu experiencia con Chapman había sido escalofriante. También queda demostrado que tanto Aitor como tú opináis que Chapman es un mal profesional y una mala persona.

Lo mantengo y lo repito: eres una COBARDE, una MENTIROSA, una EGOÍSTA y una HIPÓCRITA (una vez más matizo que todo esto no son insultos, sino definiciones técnicas). Y tengo todo el derecho a decirte estas cosas; y me gustaría poder decírtelas a la cara, para comprobar si eres capaz de escucharlas sin sonrojarte y sosteniéndome la mirada dignamente. Has hecho injustificablemente un daño terrible y tremendo a una persona como yo, que te apreciaba y respetaba y que confiaba en ti... y que siempre hice todo lo posible para que no salieras perjudicada de ninguna manera, incluyendo gastarme unos 500 euros en viajar desde Madrid hasta Barcelona para visitar personalmente la sede de Pyrena y llegar a un acuerdo que fuese beneficioso para todos los que yo consideraba buenas personas.

¿Quién te crees que eres? ¿Quién te crees que soy? ¿A quién pretendes engañar ahora? Desde luego, tus indignos trucos no te servirán de nada conmigo. Mientes, y sabes que mientes. Tu hija nunca podrá estar legítimamente orgullosa de ti. Has dejado se ser humana y te has convertido en un monstruo. La mujer que publicó esto en su Facebook ya no existe:

https://es-es.facebook.com/drayarah[....]10/2165911590309753/?type=3&amp;theater



ELLA ME ESCRIBIÓ ESTE E-MAIL EL 22 DE JULIO DE 2020:

No puedo cambiar lo que piensas…Pero te puedo asegurar que sé quién soy y mi hija también.

Lo siento muchísimo que pienses que no he querido ayudarte, porque esto no es verdad. En ningún momento he dicho que no había estado en la conversación con Aitor, incluso he dicho que ha sido la única vez que te he visto.

No voy a dejar que me hagas daño atacando mi dignidad y principalmente mencionando a mi hija. Aquí has perdido todo el respeto que te tenía.Una pena, de verdad!



YO LE ESCRIBÍ ESTE E-MAIL EL 23 DE JULIO DE 2020:

Vamos a ver, Yara. Puesto que tengo entendido que eres buena lectora, haz el favor de releer con mucha atención este fragmento que ya te he escrito en mis dos anteriores correos:

“lo cierto es que ella estuvo presente de principio a final de dicha conversación y escuchó perfectamente que Aitor Padilla contó cómo Chapman le ordenó no atender a un enfermo de TOC porque le parecía un impresentable, cómo Padilla hubo de atenderlo a escondidas de Chapman y cómo el centro CAP Drassanes se había negado a seguir colaborando con Chapman e incluso a recibirlo, y cómo el Colegio Oficial de Médicos de Barcelona consideraba a Chapman un ‘ser turbio’ cuyo currículum y supuestas titulaciones médicas podían ser puestas seriamente en entredicho. Nos habría hecho un gran favor confesando todo eso ante la juez, así como hablando del acoso laboral que me dijo haber sufrido por parte de Chapman cuando éste intentó averiguar si ella había recibido e-mails míos.”

Tú me respondiste literalmente en uno de tus recientes e-mails: “He ido a la audiencia porque me has citado como testigo de algo que no he presenciado.”

Esa respuesta tuya es absolutamente errónea. Mi abogada y yo te citamos como testigo de algo que SÍ presenciaste; o sea, te citamos para que en el juicio confirmaras exactamente todo el fragmento anterior; es decir:

1) Que estuviste presente durante los tres cuartos de hora que duró la conversación entre Aitor y yo en Pyrena y participaste activamente en la misma;

2) Que Aitor dijo exactamente lo que he constatado más arriba;

y 3) Que tu experiencia con Chapman fue exactamente la que también he constatado más arriba, y que Chapman con su conducta de “XXXXX” casi arruinó tu matrimonio.

Cualquier persona con un mínimo de inteligencia lo habría comprendido inmediatamente.

Pues bien, ¿qué pasó en el juicio?

Según consta en la videograbación, mi abogada te preguntó: “¿Es cierto que el acusado fue a Pyrena de Barcelona y tuvo un encuentro con Vds.?” Y tú respondiste titubeando: “Bueno, sí, yo sé que vino a Pyrena y estuvo hablando con Aitor Padilla.” Además lo dijiste en un tono como de que tú no hubieras presenciado nuestra conversación y así no pudieras corroborar mis afirmaciones en el juicio; y además no respondiste ninguna otra cosa a esta pregunta de mi abogada.

Mi abogada, debido a su larga experiencia con testigos (y sabedora de que, por lo general, todos los médicos se protegen mutuamente y no quieren meterse en líos denunciando a sus colegas), vio que estabas dispuesta a negar todo lo que yo le había dicho a la juez que me contasteis Aitor y tú; y esta negación habría sido nefasta para mi causa. Así que mi abogada prefirió abandonar el tema y pasar a preguntarte algo diferente.

Entonces mi abogada te preguntó acerca de tu conflicto con el Dr. Chapman; y tú, en vez de hablarle de los e-mails que yo te escribí, de tus contestaciones a ellos, y del acoso a que te sometió Chapman debido en parte a todo esto, lo que hiciste fue lo siguiente (transcribo las palabras escritas por la juez en la sentencia): “Finalmente declaró a instancias de la defensa la doctora Yara Regina Holetz, que lo primero que manifiesta es que su relación con el Doctor Chapman no era buena, siendo ése el motivo de que la clínica en la que ella trabaja en Barcelona se separara de la Clínica Open House de Madrid. La testigo hace algunas consideraciones sobre las relaciones de trabajo entre ella y el doctor Chapman que no vienen al caso y que no interesan al esclarecimiento de los hechos que nos ocupan.”

Luego la juez añade: “La regulación de las injurias en el Código Penal no regula la exención de pena mediante la prueba del hecho imputado (“exceptio veritatis”) como ocurre expresamente en relación al delito de calumnia, salvo cuando las injurias se dirijan contra funcionarios públicos sobre hechos concernientes al ejercicio de sus cargos o referidos a la comisión de faltas penales o de infracciones administrativas (art. 210 C.P.). Sin embargo, a la vista de la jurisprudencia, tanto ordinaria como constitucional, que ha reiterado el interés predominante de la información, en especial cuando se trata de personas públicas, la prohibición de la exceptio veritatis no se ha aceptado de modo rígido y limitado exclusivamente al caso previsto a nivel jurisprudencial, habiéndose admitido generalmente la prueba de la exceptio veritatis en los supuestos en que se trata de imputación de hechos como es el caso que nos ocupa.” Lo cual, dicho en palabras sencillas, significa que yo habría quedado absuelto si hubiera quedado demostrado que era cierta mi crónica de la conversación que mantuve con Aitor y contigo en Pyrena.

Pero la juez decidió condenarme porque, según la sentencia, “Entendemos que las manifestaciones del acusado pretendiendo justificar de alguna manera sus excesos en distintas páginas Web de uso público en Internet no aparecen de ningún modo justificadas por un pretendido derecho “a criticar”, cuando se hacen sin fundamento alguno. Asimismo, consideramos que el acusado, si no con un absoluto conocimiento de su falsedad, pues es posible que creyera que actuaba en su derecho de informar de lo que él consideraba una experiencia negativa, sí que actuó con un absoluto y temerario desprecio hacia la verdad, en tanto que las manifestaciones vertidas resultan totalmente infundadas y no encuentran apoyo por parte del acusado en ningún dato fáctico u objetivo.”

En definitiva, si tú le hubieras respondido muy claramente a mi abogada: “Sí, el acusado vino a Pyrena y tuvo una larga conversación con Aitor Padilla y conmigo”, entonces mi abogada habría seguido interrogándote acerca de eso, habría ahondado contigo en el contenido de dicha conversación, y todas mis afirmaciones hechas durante el juicio habrían quedado confirmadas por un testigo válido. Y si además, ante la segunda pregunta de mi abogada, tú hubieras contado el acoso laboral a que te sometió el Dr. Chapman a causa de mis e-mails, así como que él te parece un “XXXXX” porque es educado y dulce en público y cruel e inescrupuloso en privado, eso ya habría sido la perfección misma. Entonces, yo habría sido absuelto y el Dr. Chapman habría sido apartado legalmente del ejercicio de la Medicina para siempre jamás.

Si no te gusta que aluda a tu hija, estos días deberías haber tenido la valentía de ofrecerte a firmar una declaración jurada en la que afirmaras explícitamente que es verdad todo lo que consta en el segundo párrafo de este e-mail. En tal caso existiría una remota, muy remota posibilidad de reabrir mi causa judicial. Dado que no lo has hecho -y cualquier persona decente y honrada lo haría sin pensárselo dos veces-, deduzco que, como se dice infantilmente en la saga de Star Wars, “te has pasado al Lado Oscuro”. Si sí te hubieras ofrecido a firmar esa declaración jurada, tu hija y también muchísimas otras personas podrían sentirse orgullosas de ti para toda la eternidad; y yo creería en tu sinceridad, y te pediría disculpas humildemente por haberte ofendido, y reconocería que te he juzgado mal y que eres la maravillosa persona que siempre pensé que eras. Pero, repito, no te has ofrecido a firmarla, ni creo que tengas intención de hacerlo nunca.

“The world is full of monsters with friendly faces and angels full of scars.”

I am NOT quiet AND I am not blind.

Yo, a diferencia de ti, al menos tuve el valor de perder por lo que es justo.



YO LE ESCRIBÍ ESTE E-MAIL EL 24 DE JULIO DE 2020:

Hoy a las 16.00 iré al despacho de mi abogada.

Durante el juicio contra mí, Chapman presentó pruebas falsas o amañadas, y Fernández Cañadas mintió en varios puntos fundamentales. Vamos a intentar demandar al primero por estafa procesal, y al segundo por falso testimonio o perjurio.

Es la única posibilidad que me queda de derrotar a Chapman y a Open House.

Aunque no te lo creas, nos ayudaría inmensamente poder contar con una declaración jurada tuya como la que te describí en mi anterior e-mail.

¿Estás dispuesta a colaborar con nosotros o no?



YO LE ESCRIBÍ ESTE E-MAIL EL 25 DE JULIO DE 2020:

Yara, eres tan sumamente maleducada e incivilizada que ni siquiera has respondido a mis dos últimos correos, en los que yo te ofrecía una oportunidad de redimirte. Eso demuestra que eres una cobarde. Estás muerta de miedo: Chapman te aterroriza tanto como cuando era tu jefe.

Algún día, todo este asunto Open House saldrá a la luz para que todos lo vean. En este mundo, todo acaba por saberse, antes o después, tarde o temprano.

Entonces se conocerá públicamente el papel que tú desempeñaste. Y tu hija y muchas otras personas se avergonzarán profundamente de ti. Y tú lo sabes.

Ahora mismo eres la responsable directa de un gran número de mis tristezas y angustias, pero no estás dispuesta a mover ni un dedo para remediarlas. Eres la deshonra de la profesión médica o, como dicen los ingleses, you give doctors a bad name.

Si te crees que voy a resignarme y a quedarme cruzado de brazos ante la Injusticia y la Falsedad, andas muy equivocada. Estoy HARTO.

Ya no me siento obligado a cumplir la promesa de confidencialidad que os di a Aitor y a ti. No os lo merecéis. Por ejemplo, me reservo el derecho a difundir en Internet todo el intercambio de e-mails que he tenido con vosotros y la historia íntegra de nuestras relaciones.

Es muy, muy peligroso llevar a un hombre hasta un extremo en el que ya no tiene nada que perder.

A partir de hoy me importa un bledo lo que os pase a vosotros y a Pyrena, ya que a ti te importa un bledo lo que me pase a mí... mientras no te salpique la sangre.

El pasado siempre vuelve por más que muchos no lo deseen, sobre todo cuando, como en nuestro caso, nunca ha pasado del todo. La historia de Pyrena y Open House esconde aún demasiados secretos que es necesario desenterrar.

Te deseo mucha paz, porque vas a necesitarla.

La próxima vez que te propongas criticar a alguien, mírate primero al espejo.

¡Qué pena, de verdad!



YO PUBLIQUÉ EN SU FACEBOOK ESTE COMENTARIO EL 1 DE SEPTIEMBRE DE 2020:

La Dra. Yara Holetz es más falsa que un beso de Judas.

Pyrena era antiguamente la sucursal barcelonesa de la clínica Open House de Madrid. Su exdirector, el Dr. Steve Chapman, me puso una demanda por presuntas calumnias cuando yo revelé públicamente sus mentiras y maltratos. Fui a Barcelona a visitar Pyrena y conversé tres cuartos de hora con Aitor Padilla (el director actual) y la Dra. Holetz juntos. Aitor Padilla me dijo que cierta vez el Dr. Chapman le ordenó no atender a un enfermo de TOC porque era “un impresentable” y que él hubo de atenderlo A ESCONDIDAS; también me dijo que con frecuencia habían sucedido episodios de maltrato por parte del Dr. Chapman y no entendía por qué no salían más de ellos a la luz; que en el CAP Drassanes, un centro médico público que en tiempos colaboró con el Dr. Chapman, acabaron negándose a recibir a éste; y que el Colegio Oficial de M

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#214445 - 01/02/22 12:49 PM Re: Discriminación de discapacitados [Re: Anonimo]
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[Continuación del mensaje anterior]


YO PUBLIQUÉ EN SU FACEBOOK ESTE COMENTARIO EL 1 DE SEPTIEMBRE DE 2020:

La Dra. Yara Holetz es más falsa que un beso de Judas.

Pyrena era antiguamente la sucursal barcelonesa de la clínica Open House de Madrid. Su exdirector, el Dr. Steve Chapman, me puso una demanda por presuntas calumnias cuando yo revelé públicamente sus mentiras y maltratos. Fui a Barcelona a visitar Pyrena y conversé tres cuartos de hora con Aitor Padilla (el director actual) y la Dra. Holetz juntos. Aitor Padilla me dijo que cierta vez el Dr. Chapman le ordenó no atender a un enfermo de TOC porque era “un impresentable” y que él hubo de atenderlo A ESCONDIDAS; también me dijo que con frecuencia habían sucedido episodios de maltrato por parte del Dr. Chapman y no entendía por qué no salían más de ellos a la luz; que en el CAP Drassanes, un centro médico público que en tiempos colaboró con el Dr. Chapman, acabaron negándose a recibir a éste; y que el Colegio Oficial de Médicos de Barcelona considera al Dr. Chapman un “ser turbio” cuyo currículum puede ponerse seriamente en entredicho.

La Dra. Holetz me contó que el Dr. Chapman es dulce y sonriente en público y cruel y sádico en privado; y que una y otra vez la interrogó abusivamente sobre un e-mail que yo le había enviado a ella, y con esta tortura psicológica casi le destruyó su matrimonio.

Yo le pregunté personalmente a la Dra. Holetz, en presencia de Aitor Padilla, si estaría dispuesta a testificar a mi favor durante el juicio contra mí, y ella respondió que lo haría encantada.

Pero durante el juicio la Dra. Holetz contestó a las preguntas de mi abogada por medio de ambigüedades y evasivas absolutamente innecesarias y ridículas (constan en la videograbación), con el resultado de que fui condenado a pagar una multa de más de 2.000 euros y el Dr. Chapman quedó impune.

Cuando se lo reproché vía e-mail, ella tuvo el descaro de escribirme haciéndose la ofendida; cuando le pedí su ayuda sincera para enmendar este posible error judicial, fue tan sumamente maleducada e incivilizada que ni siquiera me contestó.

Mi abogada opina que todo esto se debe a que, por lo general, los médicos se protegen mutuamente y ninguno quiere meterse en líos denunciando a un colega. Puede que aquí haya aún más motivos, aún más oscuros.

Eso se llama Obstrucción a la Justicia. A efectos prácticos, la Dra. Holetz hizo condenar a un inocente que la admiraba y que la ayudó, e hizo librarse a un culpable que la despreciaba y que la perjudicó.

Una de las decepciones más amargas de mi vida. El mayor defecto de los hombres (y de las mujeres) es la cobardía.



ELLA PUBLICÓ EN SU FACEBOOK ESTE COMENTARIO EL 23 DE SEPTIEMBRE DE 2020:

Hasta ahora he intentado ignorar tus comentários en distintas páginas, en mi mail, en mi Instagram, en mi facebook, pero ha llegado la hora de pedirte que dejes ya. Tienes que parar de acosarme utilizando los pseudonimos que sueles utilizar en internet.( Iens Teddi, Karl Kroll, peligro Rosa…). XXXXX (prefiero llamarte por tu nombre real y no por los pseudonimos que utilizas para llamarme de cobarde….entre otros adjetivos) ,te he visto una vez en mi vida,nunca has sido mi paciente y cuando me has comunicado ( y no solicitado, como cuentas en tu comentário), que seria testigo en el juicio,he ido y he contestado lo que me han preguntado. Mis problemas con Steve no tenían nada que ver con los motivos por los cuales te ha demandado, que eran por acoso y calunias en internet ( mira que casualidad…). Me sorprende que después del juicio me hayas enviado mails para mantenerme a tanto de la sentencia y solo después de haber sido condenado a pagarla, has empezado a culparme por ello.No quiero seguir con esto…y creo que tendrías que dejarlo ya…No me dejas muchas opciones.



YO PUBLIQUÉ EN SU FACEBOOK ESTE COMENTARIO EL 26 DE SEPTIEMBRE DE 2020:

Muy Sra. mía, miente Vd. por acción u omisión.

Yo NUNCA he publicado nada en su Instagram. Y el Dr. Chapman sólo inicialmente me demandó por calumnias... lo cual fue una calumnia por parte de él, ya que es estrictamente cierto todo cuanto he revelado sobre él en Internet, como por ejemplo en esta web que creé hace casi cuatro años: https://centro-medico-open-house-opiniones-estafa-y-fraude.webnode.es/ . Pero el Dr. Chapman debió de darse cuenta de que judicialmente no iba a conseguir nada por ese lado, y cambió de táctica a mitad del proceso y pasó a demandarme por injurias graves (los insultos leves están permitidos por la Ley), es decir, por haber descrito su carácter con palabras demasiado enormemente malsonantes. Incluso la sentencia definitiva de la Audiencia Provincial contra mí no pone en entredicho la verosimilitud y fiabilidad de mis acusaciones contra el Dr. Chapman, y establece que si yo no hubiera escrito “tacos” no habría habido delito. Y DE NINGUNA MANERA Y EN NINGÚN MOMENTO EL DR. CHAPMAN ME DENUNCIÓ POR ACOSO. Asimismo, aun escribiendo “tacos” en mi desenmascaramiento público del Dr. Chapman, muy probablemente habría sido yo absuelto, en virtud de la así llamada “exceptio veritatis”, si el Sr. Fernández Cañadas no hubiera declarado falazmente que no le constaba que el Dr. Chapman se hubiera negado a atenderme, y si Vd. no hubiera incurrido en omisiones absolutamente innobles en su testimonio oral. Si a la juez no le hubiera quedado ninguna duda (por medio de declaraciones de los dos testigos que intervinieron en el proceso) de que Steve Chapman traicionó el juramento de Hipócrates, siente inquina contra los enfermos de TOC, y es capaz de un comportamiento inescrupuloso y anti-ético en diversas ocasiones laborales, mi defensa habría sido infinitamente más sólida.

Procure Vd. comprobar los datos antes de acusar de nada a nadie, ¿eh?, o por lo menos antes de acusarme a mí.

Yo le dije personalmente a Vd. que mis abogados pensaban citarla como testigo de la defensa en mi proceso, y Vd. respondió con entusiasmo que estaría encantada de testimoniar para dar su merecido al Dr. Chapman; y hasta me manifestó Vd. su preocupación de que, al haberse mudado Vd. de domicilio recientemente, la citación para declarar pudiera no llegarle. Pero parece Vd. tener una memoria tan selectiva y/o endeble, que quizá no se acuerda ya de todas estas cosas.

Si yo no uso mi nombre real no es por cobardía, sino porque eso podría acarrearme algunos problemillas innecesarios (no muchos, pues mi vida está prácticamente destruida, y apenas me queda ya nada que perder, entre otras cosas gracias a las sucesivas traiciones de diversos miembros de Open House, incluyéndola a Vd.). Pero si ello es total y absolutamente imprescindible, no se preocupe, que saldré a la palestra y me descubriré con mi nombre y apellidos reales. Tal vez, así, mi situación incluso mejore; pues empeorar ya no puede. Así que me trae al fresco esa posibilidad. Pero le recuerdo que Vd. sabe mi nombre y apellidos sólo gracias a e-mails que le he enviado únicamente a su correo médico, y a una visita presencial a su consulta en Pyrena y en la que yo empecé por invocar la confidencialidad del juramento de Hipócrates para hablar de asuntos íntimos -y Vd. y Aitor Padilla accedieron-, y a una participación procesal cuyos detalles le está prohibido a Vd. revelar; así que yo podría denunciarla a Vd. ante diversas autoridades por revelar datos personales míos; de hecho consultaré con mis abogados si al exponer Vd. aquí mi nombre de pila (cosa que ni siquiera el Dr. Chapman se atrevió nunca a hacer) no ha cometido ya Vd. una infracción y un delito; por si acaso, he guardado fotocopia. Yo, a diferencia de Vd., no estoy obligado legalmente a mantener la confidencialidad con Vd., y además la habría mantenido si Vd. no me hubiera sido desleal.

Transcribo aquí algunos fragmentos de los e-mails que le he enviado a Vd., con el objetivo de que sus “fans” comprueben hasta qué punto tergiversa Vd. los hechos:

a) “En mis últimas comunicaciones a ti empleé un tono dulce y agradecido, para ver si así reaccionabas y sentías remordimientos de conciencia y decidías ayudarme voluntariamente en tu última oportunidad para hacerlo; pero no lo hiciste. Ahora que todo ha terminado, puedo decirte la verdad.”

b)”Te transcribo literalmente un párrafo que le escribí a mi abogada: ‘Recuerdo que durante el juicio se me revolvieron las tripas porque la Dra. Yara Holetz, en lo que parecía un ataque sobrevenido de mieditis, dijo elusivamente, ante una de tus preguntas, que ‘sabía que yo había ido a Pyrena y había estado conversando tres cuartos de hora con Aitor Padilla’, como si ella no hubiera presenciado ese encuentro cuando lo cierto es que ella estuvo presente de principio a final de dicha conversación y escuchó perfectamente que Aitor Padilla contó cómo Chapman le ordenó no atender a un enfermo de TOC porque le parecía un impresentable, cómo Padilla hubo de atenderlo a escondidas de Chapman y cómo el centro CAP Drassanes se había negado a seguir colaborando con Chapman e incluso a recibirlo, y cómo el Colegio Oficial de Médicos de Barcelona consideraba a Chapman un ‘ser turbio’ cuyo currículum y supuestas titulaciones médicas podían ser puestas seriamente en entredicho. Nos habría hecho un gran favor confesando todo eso ante la juez, así como hablando del acoso laboral que me dijo haber sufrido por parte de Chapman cuando éste intentó averiguar si ella había recibido e-mails míos.'”

c) “Yo y mi abogada pedimos tu comparecencia en el juicio porque, cuando yo visité la sede de Pyrena en Barcelona y estuve conversando tres cuartos de hora con Aitor y contigo, tú afirmaste explícitamente que estarías encantada de participar en el juicio contra mí, para ayudarme en calidad de testigo de la defensa; mi abogada y yo contábamos con que aportaras hechos y datos ciertos que nos eran fundamentales. NO OPINIONES, SINO DATOS Y HECHOS CIERTOS.”

d) “Aprovecho para aclararte que tú no contestaste a ninguna pregunta de la juez (al contrario de lo que dices en tu correo: ‘He contestado las preguntas que me ha hecho la juez’); la juez no te hizo ninguna pregunta, y esto consta en la videograbación del juicio; la única persona que te interrogó fue mi abogada, y si no te interrogó más a fondo fue porque se dio cuenta de que no estabas dispuesta a colaborar sinceramente.”

e) “Te adjunto el intercambio de e-mails que mantuvimos Aitor y yo, donde queda inconfundiblemente de manifiesto que sí estuviste en el coloquio entre Aitor y yo; que participaste activamente en el mismo; y que tu experiencia con Chapman había sido escalofriante. También queda demostrado que tanto Aitor como tú opináis que Chapman es un mal profesional y una mala persona.”

f) “Has hecho injustificablemente un daño terrible y tremendo a una persona como yo, que te apreciaba y respetaba y que confiaba en ti... y que siempre hice todo lo posible para que no salieras perjudicada de ninguna manera, incluyendo gastarme unos 500 euros en viajar desde Madrid hasta Barcelona para visitar personalmente la sede de Pyrena y llegar a un acuerdo que fuese beneficioso para todos los que yo consideraba buenas personas.”

g) “Tú me respondiste literalmente en uno de tus recientes e-mails: ‘He ido a la audiencia porque me has citado como testigo de algo que no he presenciado.’ Esa respuesta tuya es absolutamente errónea. Mi abogada y yo te citamos como testigo de algo que SÍ presenciaste; o sea, te citamos para que en el juicio confirmaras exactamente todo el fragmento anterior; es decir:

1) Que estuviste presente durante los tres cuartos de hora que duró la conversación entre Aitor y yo en Pyrena y participaste activamente en la misma;

2) Que Aitor dijo exactamente lo que he constatado más arriba;

y 3) Que tu experiencia con Chapman fue exactamente la que también he constatado más arriba, y que Chapman con su conducta de ‘XXXXX’ casi arruinó tu matrimonio.

Cualquier persona con un mínimo de inteligencia lo habría comprendido inmediatamente. Pues bien, ¿qué pasó en el juicio? Según consta en la videograbación, mi abogada te preguntó: ‘¿Es cierto que el acusado fue a Pyrena de Barcelona y tuvo un encuentro con Vds.?’ Y tú respondiste titubeando: ‘Bueno, sí, yo sé que vino a Pyrena y estuvo hablando con Aitor Padilla.’ Además lo dijiste en un tono como de que tú no hubieras presenciado nuestra conversación y así no pudieras corroborar mis afirmaciones en el juicio; y además no respondiste ninguna otra cosa a esta pregunta de mi abogada. […] En definitiva, si tú le hubieras respondido muy claramente a mi abogada: ‘Sí, el acusado vino a Pyrena y tuvo una larga conversación con Aitor Padilla y conmigo’, entonces mi abogada habría seguido interrogándote acerca de eso, habría ahondado contigo en el contenido de dicha conversación, y todas mis afirmaciones hechas durante el juicio habrían quedado confirmadas por un testigo válido. Y si además, ante la segunda pregunta de mi abogada, tú hubieras contado el acoso laboral a que te sometió el Dr. Chapman a causa de mis e-mails, así como que él te parece un ‘XXXXX’ porque es educado y dulce en público y cruel e inescrupuloso en privado, eso ya habría sido la perfección misma. Entonces, yo habría sido absuelto y el Dr. Chapman habría sido apartado legalmente del ejercicio de la Medicina para siempre jamás.

h) “Durante el juicio contra mí, Chapman presentó pruebas falsas o amañadas, y Fernández Cañadas mintió en varios puntos fundamentales. Vamos a intentar demandar al primero por estafa procesal, y al segundo por falso testimonio o perjurio. Es la única posibilidad que me queda de derrotar a Chapman y a Open House. Aunque no te lo creas, nos ayudaría inmensamente poder contar con una declaración jurada tuya como la que te describí en mi anterior e-mail.”

i) “Ahora mismo eres la responsable directa de un gran número de mis tristezas y angustias, pero no estás dispuesta a mover ni un dedo para remediarlas.”

EN RESUMEN: Yo le he pedido a Vd. por e-mail, para el nuevo giro que va a adoptar mi caso judicial, una declaración jurada de que es cierto todo lo que afirmo que se habló entre nosotros tres -entre Vd., yo y Aitor Padilla- durante los tres cuartos de hora que duró mi visita a Pyrena. Pero Vd. se niega a hacerlo, aun cuando sabe que todo ello es verdad y que el reconocerlo oficialmente contribuiría a una buena causa. Para mí, esto es inexplicable e inexcusable. Y las palabras finales de Vd. en su respuesta aquí parecen una velada amenaza de demandarme y hacerme pasar por otro pleito de tres años relacionado con Open House. Pues bien, si es así, adelante con ello. Esta vez intentaré que mis abogados no la dejen zafarse tan fácilmente. Quizá este asunto acabe convirtiéndose en un pequeño escándalo nacional; y yo ya voy acostumbrándome a que me sometan a procesos judiciales por divulgar verdades incómodas. Como me dijo mi madre poco antes de morir: “No luchamos para ganar ni para perder. Simplemente luchamos.” Ya que no se atrevió Vd. en ningún momento de su relación con Steve Chapman a denunciarlo a él -como era su deber moral hacerlo, ya que tantas y tan graves cosas sabía de él, y ya que denunciándolo les habría ahorrado sufrimientos inútiles a bastantes personas-, vamos, denúncieme a mí. Siga Vd. encubriendo a culpables y perjudicando a inocentes. ¿Quién sabe?, acaso así se logre que Vd. haga por las malas esa declaración jurada que rehúsa hacer por las buenas.

Por cierto, el hecho de que Vd. sólo se haya decidido a contestar a mis últimos requerimientos -aunque sea aquí- cuando ha visto peligrar su negocio no habla mucho en favor de su integridad moral. Qué pena que hayamos tenido que llegar a estos extremos, teniendo en cuenta que ello habría podido evitarse si los dos nos hubiéramos aliado contra nuestro enemigo común (quien si se entera de esto se relamerá los labios) en vez de enfrentarnos mutuamente. Claro que para eso debería Vd. mostrar un poco de... valentía (como la que yo mostré enfrentándome al Dr. Chapman en solitario, contra viento y marea, y con un enorme coste personal).

APOSTILLA FINAL: Vd. parece no entender correctamente mucho de lo que le digo o le escribo (en público y en privado), y malinterpreta continuamente mis palabras, no sé si aposta o sin querer, obligándome así, una y otra vez, a repetirme fatigosamente y a dar interminables explicaciones redundantes. Y sin embargo no parece Vd. tener ni un pelo de tonta. Quizá la respuesta al enigma se halle en ese viejo refrán según el cual “es muy difícil hacer comprender algo a una persona si su sueldo mensual depende de que NO lo comprenda”. En cualquier caso, le reitero que ni yo ni nadie cometemos ninguna acción punible legalmente cuando publicamos información verdadera concerniente a alguien que desempeña un servicio esencial, si con eso podemos evitar cualquier desgracia potencial de los usuarios del mismo, ayudándolos a solicitar o evitar con un criterio más sólido sus prestaciones profesionales, y si además no empleamos un lenguaje exageradamente soez.



ELLA PUBLICÓ EN SU FACEBOOK ESTE COMENTARIO EL 1 DE OCTUBRE DE 2020:

Si quieres seguir acosándome, porque no tengo otro nombre para esto que estás haciendo, tú mismo. Es muy fácil escribir lo que quieres sin dar la cara... mis pacientes me conoce... así que puedes decir lo que quieras. Te recuerdo que nunca has hablado conmigo como paciente. Te he visto una vez ( como he dicho a quien quiera que me ha hecho esta pregunta en el juicio), y nunca como paciente. Tu problema conmigo es personal y estás utilizando mis páginas profesionales para prejudicarme. Cuanto a no ser un delito...” si el mensaje tiene como fin atentar contra la dignidad e integridad física, moral o la reputación de aquellos a quienes se dirige de forma reiterada y grave, amparada en la esfera o no del anonimato, se trataría, “sin duda”, de un caso de acoso.”..


YO PUBLIQUÉ EN SU FACEBOOK ESTE COMENTARIO EL 5 DE OCTUBRE DE 2020:

Allá por el año 2016 me inscribí en Spalumi, un conocido foro de “puteros” entre los cuales se contaban muchos clientes fieles de Open House; lo hice con la única finalidad de darles a conocer las irregularidades que se cometían en el seno de esta empresa. El enlace de la sección donde las di a conocer es https://spalumi.com/f9/open-house-153039.html. Hacia mediados de 2018, todas esas contribuciones mías a Spalumi fueron borradas por los mandamases de esta página web, y recibí un mensaje suyo diciéndome que me rechazaban como socio y que no iban a explicarme las razones. En los últimos cinco meses de mi “afiliación”, yo no había publicado nada nuevo en Spalumi, que durante más de dos años me permitió siempre una modélica libertad de expresión. Cabe sospechar que los de su directiva sucumbieron a presiones del Dr. Chapman, mediante amenazas de emprender acciones legales contra ellos y demás, aunque también es posible que la decisión se debiera a que les entró algún tipo de “canguelo”, o a otras consideraciones que ignoro por completo. Quien quiera y pueda, que se lo pregunte a ellos. Mi suposición de presiones a ellos por parte del Dr. Chapman concuerda con esta frase que me escribió Aitor Padilla en un e-mail: “Hemos tenido problemas con Open House estos últimos meses por temas de confidencialidad y, como sabrás, el tema abogados está a la orden del día”, y también con la posterior afirmación que Aitor Padilla me hizo en persona, ante Vd., de que el Dr. Chapman andaba últimamente “enloquecido” amenazando con demandar a todo aquél que pusiera en peligro el prestigio de Open House. (Aclaro de pasada, para los malpensados, que el miembro de Spalumi que en la mencionada sección escribe “este señor lo hizo todo mal” no se refería a mí, sino a otro paciente que publicó en otro sitio de Internet su mala experiencia en Open House y cuyo enlace proporcioné en esa sección de Spalumi.) Desgraciadamente no se me ocurrió guardar copia de lo que publiqué en Spalumi, pero la Sección Informática de la Policía Judicial podría reconstruirlo todo, si ello fuese imprescindible. De todas formas, el contenido era básicamente el mismo que el de mi web propia creada hace cuatro años (la titulada aproximadamente “Open House: Estafa y Fraude”), o incluso mucho más amplio y más “fuerte”.

Mi primer contacto con Vd. fue el siguiente e-mail que le envié el 2 de diciembre de 2017:

“Muy Sra. mía:

La invito respetuosamente a leer todo lo contenido en el siguiente enlace (todas las aportaciones, desde el principio hasta el final):
https://spalumi.com/f9/open-house-153039.html
Gracias por anticipado.”

A lo cual respondió Vd. el 4 de diciembre de 2017:

“Te agradezco mucho por el enlace…Tengo que decirte que no sé como has encontrado esta dirección de correo, pero el contenido me ha resultado fascinante.

‘The world is full of monsters with friendly faces and angels full of scars…’

I am quiet, but I am not blind.

Gracias!”

Si yo fuera un “vengador sin piedad” no habría tardado ni medio minuto en hacer circular por todo Internet su respuesta a mi correo; pero me abstuve de hacerlo, para no causarle complicaciones de ninguna clase, dado que Vd. era (y es) extranjera y madre de una niña; por consiguiente, Vd. se había expuesto a padecer muy reales peligros laborales y personales al manifestarme su solidaridad y comprensión, y los padeció de hecho. Actualmente ya no corre Vd. esos peligros; y en realidad, ahora que tengo presente su conducta posterior conmigo, me arrepiento de no haberla hecho circular, porque si yo lo hubiera hecho me habría evitado innumerables disgustos, y Vd. no se merece mi discreción ni mi respeto.

Déjeme añadir que permanecer callada o muda, cuando Vd. afirma no estar ciega, es una conducta éticamente inaceptable y puede calificarse como complicidad por omisión de socorro, si está en juego la salud e incluso la vida de muchos pacientes; y ello es prueba de que a Vd., en circunstancias graves, le da igual el dolor ajeno y sólo mira por su propio interés. Por lo demás, dicha conducta no es exactamente ese “dar la cara” que tanto exige Vd. de los demás; parece ser que Vd. ve la paja en el ojo ajeno y no ve la viga en el propio. Habida cuenta de su profesión, es importante que todo esto lo sepan sus pacientes y sus colegas, y yo estoy prestando aquí un servicio público al divulgarlo, amparado por la libertad de expresión. Sólo atentaría contra el honor de Vd. si yo mintiera, pero todo lo que he escrito aquí es estrictamente cierto y tiene relevancia máxima para el bien público; y hasta ahora la única que ha mentido aquí es Vd.

Yo habría preferido no tener que llegar a estos extremos, pero, como Vd. no quiso contestar a mis más recientes e-mails y rehúsa prestarme un servicio fundamental en bien de todos, al negarse a hacer una declaración jurada que exponga la podredumbre de Open House, y al no dar razones válidas para su negativa (por eso se podría sospechar que sus auténticas razones no deben de ser muy honrosas), a pesar de todas las advertencias privadas que le envié, me ha forzado a llegar a estos extremos.

El 19 de noviembre de 2018 me escribió Aitor Padilla: “Espero que tus problemas con el susodicho se solucionen lo antes posible, y como te dijimos en persona, y como dice el refrán, ‘a cada cerdo le llega su sanmartín’.” El resto de mi correspondencia con Aitor Padilla deja suficientemente claro que, en la anterior frase, las expresiones “el susodicho” y “cerdo” (esto último constituye una injuria grave) se refieren al Dr. Chapman, y que el sujeto del verbo “dijimos” son Aitor Padilla y Vd.; y Vd. sabe muy bien que es así, porque le mandé esa correspondencia. Si hay un nuevo proceso judicial, será interesante pedir que testifique Aitor Padilla, quien posiblemente sea un testigo más cooperador que Vd. aunque hasta ahora haya ocultado también por interés propio varios hechos delictivos del Dr. Chapman; y que la Sección Informática de la Policía Judicial nos traiga como prueba todos esos e-mails incriminatorios contra el Dr. Chapman que Aitor Padilla dice guardar en algún ordenador y que le sirven para estar tranquilo ante cualquier posible amenaza del Dr. Chapman. Es de interés público que todas esas cosas salgan a la luz.

Por otra parte, refiriéndose a mi proceso judicial y a mi condena, Vd. me escribió lo siguiente, el 9 de enero de 2020, con algo que ahora mismo parece compasión sólo fingida:

“Siento muchisimo que tengas que pasar por todo eso.”

Voy a decirle más cosas. Uno o varios Tribunales -civiles o de ética profesional- podrían decidir si Vd. ha violado el secreto profesional revelando aquí mi nombre de pila. Cuando los visité a Vd. y Aitor Padilla juntos en la sede de Pyrena, ambos me prometieron que todo lo que yo les revelase quedaría amparado por el secreto profesional (Vd. no parece ser muy propensa a cumplir la palabra dada, al menos conmigo, pero eso ya es otra historia). Aparte de eso, yo visité su consulta en calidad de alguien que fue paciente del Centro Médico donde trabajaba Vd. en la época en que sucedieron los hechos que discutimos, y la visité para tratar exclusivamente un asunto grave relacionado con ese Centro Médico y esos hechos.

Y me ha calumniado públicamente al afirmar en este Facebook gravísimas cosas demostrablemente falsas referidas a mí, en las cuales queda de manifiesto que no sabe Vd. mucho de mi caso judicial y que no está capacitada para determinar qué declaraciones de Vd. serían relevantes o no para el mismo.

Cuando alguien es interrogado en un juicio, se espera de él (o de ella) que conteste franca y espontáneamente y con todo lujo de detalles. Lo que nadie espera de él (o de ella) es que conteste con frases artificiosas y astutamente ambiguas (que podrían interpretarse de muchas maneras contrapuestas), omitiendo una parte fundamental de la verdad, y titubeando y bajando la vista al suelo (ay, ese “lenguaje no verbal” que revela mundos). Todo esto se llama mentir por omisión. Cuando yo se lo reprocho, Vd. se limita a replicar sin descanso: “Yo me limité a responder a las preguntas.” Tenga mucho cuidado o, si sigue así, acabará pareciéndose peligrosamente a esos sujetos que en el juicio de Nüremberg repetían una y otra vez: “Yo sólo obedecía órdenes.” Vd. no quiere reconocer sus errores y aprender de ellos -que es lo que hace todo buen científico-, sino que se obstina en transitar por una senda equivocada, que al final lleva al envilecimiento y la ignominia.

Sepa Vd. que estoy sopesando seriamente crear una nueva web para hacer pública la abundante correspondencia vía e-mail que he mantenido con Vd., con Aitor Padilla y con Pablo Fernández Cañadas, para que la gente pueda juzgar por sí misma y sacar sus propias conclusiones. (Todavía no sé cómo bautizaré esa futura nueva web: ¿”Yo acuso”, como tituló Émile Zola sus artículos periodísticos sobre el caso Dreyfus por los cuales lo encarcelaron, o “Conspiración de silencio”, o “Infierno de cobardes”?) La informo a Vd. de que la práctica totalidad de esas tres correspondencias se la he enviado ya a una cincuentena de destinatarios, entre los cuales figuran empleados de Open House, blogueros, instituciones oficiales españolas y extranjeras, autoridades legales y sanitarias, y medios de comunicación, incluidos el diario “El País” y la cadena SER. Así, pues, nada concerniente a Open House que salga ahora a la luz los cogerá por sorpresa.

No sé si volveré a salir derrotado en esta cuestión judicial. Pero mi convicción es que siempre resulta preferible una gloriosa derrota antes que una victoria mezquina. Cuando menos, eso me permitirá llevar la cabeza bien erguida y no tener que bajar la vista ante nadie.

Al igual que el Dr. Chapman, a quien se parece Vd. cada vez más en determinadas reacciones (¡mira qué casualidad!), Vd. me amenaza con emprender acciones legales. Si yo no me dejé intimidar por el Dr. Chapman (ante el cual sí se achantó Vd., acuérdese), ¿cree de veras que voy a dejarme intimidar por las amenazas de Vd.? Como ya le he dicho, voy a conseguir que toda la podredumbre de Open House quede al descubierto, aunque sea lo último que haga en la vida, caiga quien caiga y cueste lo que cueste. Es para mí un objetivo que prevalece sobre cualquier otra consideración. Que otros intenten arreglar el mundo; yo me ocuparé de intentar arreglar mi parcelita, lo cual es lo máximo a lo que puedo aspirar.

Ah, y le ruego que deje de tutearme. Vd. no es mi amiga, ni nunca lo será. No cumple ni de lejos los requisitos mínimos para ello.

[NOTA DEL BLOGUERO: A raíz de mis publicaciones, aquí reproducidas, en la sección de Opiniones del Facebook de la Dra. Yara Regina Holetz, ésta última decidió volverlas todas inaccesibles a los lectores suprimiendo completamente dicha sección de Opiniones; no sé si desde entonces la habrá reinaugurado haciendo tabula rasa. El caso es que, a lo largo de mi conflicto con Open House, diversas personas vinculadas a esta empresa han borrado de Internet muchas comunicaciones suyas relacionadas conmigo. El que calla otorga, y resulta obvio que quienes no pueden enorgullecerse de la verdad procuran hacerla desaparecer a toda costa. Yo, en cambio, nunca he borrado voluntariamente ninguno de mis comentarios: los únicos de entre ellos que han desaparecido ha sido, o bien por decisión unilateral de los administradores de los sitios de Internet donde los publiqué, o bien por mandato judicial.]

[SEGUNDA NOTA DEL BLOGUERO: Cualquier psicólogo de cualquier tendencia sabe muy bien que, en todos los casos sin excepción, el titubear y bajar la vista simultáneamente, al dar una respuesta, delata culpa y vergüenza. ¿De qué sentía vergüenza y culpa la Dra. Holetz cuando, durante el juicio (según consta en la videograbación), titubeó y bajó la vista al responder: “Bueno, sí, yo sé que vino a Pyrena y estuvo hablando con Aitor Padilla”?]





3. MI CORRESPONDENCIA CON EL SR. AITOR PADILLA



ÉL ME ESCRIBIÓ ESTE E-MAIL EL 31 DE OCTUBRE DE 2018:

Buenos dias,
No nos conocemos personalmente. Mi nombre es Aitor Padilla, propietario y Gerente del Centro Médico Pyrena. Hemos visto tu comentario en una de las reseñas de Google del Centro Médico Openhouse de Madrid que dice lo siguiente:

“La sucursal de Open House en Barcelona se llama ahora Pyrena. ¿Estos socios del Dr. Chapman han roto con él porque están hartos de sus manejos o es la misma empresa pero “camuflada” para no perder clientes por una posible sentencia judicial adversa?”

Solo quería comentarte que antes, Steve Chapman y yo éramos socios, pero por muchos problemas tanto a nivel personal, como empresarial y a nivel de como practicar la medicina, decidí separarme de ésta persona. Como entenderás nuestra relación no es muy buena que digamos en este preciso momento y te pedimos porfavor que retires ese comentario haciendo referencia a nuestra clínica ya que realmente, no queremos saber nada ni tener ningún tipo de relación ni con esta persona ni con el Centro Médico Openhouse.
Si tienes alguna duda que tengamos algun tipo de relación o de como nos hemos separado, te invito cordialmente a que vengas a visitarnos, no solo para que veas que efectivamente somos una clínica totalmente distina sino que además no hacemos el mismo tipo de medicina que se hacia en OpenHouse.
También te pido que porfavor, este email quede en total confidencialidad, ya que ya hemos tenido problemas con OpenHouse estos últimos meses por temas de confidencialidad y que como sabrás, el tema abogados está a la orden del día.
Quedo a tu total disposición para aclararte cualquier duda.



YO LE ESCRIBÍ ESTE E-MAIL EL 5 DE NOVIEMBRE DE 2018:

Buenas tardes.

En primer lugar, le pido disculpas por la tardanza en contestar a su mensaje. Únicamente se debe a que sólo utilizo esporádicamente esta cuenta de correo, abriéndola más o menos una vez a la semana. Hoy he leído su comunicación por primera vez, aunque observo que está fechada el pasado miércoles.

En segundo lugar, quiero tranquilizarlo en cuanto a su petición de confidencialidad. Tengo por norma general ser leal a quienes me son leales y pensar que “no deben pagar justos por pecadores”. Así, pues, mientras nuestras relaciones se desarrollen en términos de honradez y sinceridad, no tiene nada que temer de mí en ese sentido. En principio, además, los enemigos de mis enemigos son mis amigos.

Asimismo le digo que acepto con sumo gusto su invitación para reunirme con Vds. Vivo en Madrid, pero no tengo inconveniente en desplazarme hasta Barcelona durante algunos días, pues es una ciudad que he visitado otras veces y que me encanta. Incluso puede que me siente bien un cambio de aires y conocer nuevas personas potencialmente valiosas. Últimamente he estado al borde de un colapso nervioso y he decidido tomarme unas largas vacaciones hasta después de Navidad; así que ésta será una buena forma de llenar el tiempo dentro de una vida como la mía, extremadamente solitaria en la actualidad.

Le agradecería que me informara de las fechas y horarios que a Vds. les vinieran mejor para mi visita, y también de modos de contacto y sugerencias (si las tuvieran) para alojamiento. Tengan en consideración que soy una de las escasísimas personas de este mundo que no tienen teléfono móvil.

También le agradecería que me concediera el privilegio de poder conocer personalmente a la maravillosa Dra. Holetz. Tengo un pequeño asunto personal que comentar con ella; no me importaría en absoluto que, si se produjera este encuentro, también estuviera Vd. presente, si así lo desea.

Cordiales saludos.



ÉL ME ESCRIBIÓ ESTE E-MAIL EL 8 DE NOVIEMBRE DE 2018:

Buenas tardes,
Antes de nada agradecerle su cordialidad en su respuesta. No tenemos nigún problema en que venga a visitar nuestro centro cuando quiera, no cerramos por vacaciones (excepto los días festivos nacionales), osea que cuando usted quiera puede pasar por el centro.

Lo que sí agradeceríamos es que, por favor retirara cualquier referencia a nuestro centro que lo relacione con el Centro Médico OpenHouse o con el Dr. Chapman, pues es un capítulo que queremos cerrar cuanto antes, y que no queremos recordar lo sucedido con esta persona.

Si le va bien, cuando se vayan acercando las fechas de su visita, podemos concretar una fecha mas concreta.



YO LE ESCRIBÍ ESTE E-MAIL EL 10 DE NOVIEMBRE DE 2018:

Buenas tardes.

Ya he realizado todas las gestiones precisas para mi inminente estancia en Barcelona. Le informo que llegaré a la estación ferroviaria de Barcelona Sants el próximo lunes 12 de noviembre a las 19.15 h., y que me marcharé el jueves 15 a las 16.25 h. Me hospedaré en el Hotel XXXXX; como puede ver, ese establecimiento está situado bastante cerca del domicilio de su empresa. Por favor, sírvase concretar, siquiera aproximadamente, las fechas y horas más propicias para mi visita a Vds. dentro de ese periodo de tiempo.

En lo tocante a borrar mis referencias en Internet a Pyrena, le ruego que comprenda que primero necesito hablar personalmente con Vds.

Ya que hablamos de eso, le hago saber con mi mejor voluntad, por si ello pudiera afectarlos en algo y quisieran intentar ponerle remedio, que en la sección de reseñas de usuarios de Google para Pyrena figura un comentario escrito por un tal “Peter H. H.”, donde, aparte de concederles a Vds. la puntuación máxima de cinco estrellitas, se afirma inequívocamente que con anterioridad fueron Vds. la Open House barcelonesa; además, en la ficha que Vd. mismo tiene en Linkedin se deja deducir, pues la redacción es un tanto ambigua (al menos así lo era, supongo que inintencionadamente, la última vez que la consulté, lo cual ocurrió hace ya algún tiempo), que sigue Vd. vinculado a Open House en calidad de propietario y gerente de su sucursal catalana. Si efectivamente desea terminar eliminando toda huella digital, cualquiera que sea su origen, de su pasada relación con Open House y con el XXXXX ser que la regenta, mucho me temo que pueda resultar una ardua labor.

Cordiales saludos.

P. S.:

Si mal no recuerdo, cuando investigué en la Red un par de meses atrás, el XXXXX ser que regenta Open House en Madrid seguía incluyéndolos a Vd. y a la Dra. Holetz dentro de sus páginas personales y empresariales en Linkedin y algunos otros sitios de Internet.



ÉL ME ESCRIBIÓ ESTE E-MAIL EL 12 DE NOVIEMBRE DE 2018:

Buenas tardes,
Leyendo detenidamente lo que ha indagado sobre mi y mi personal, comentarle que algunas de las cosas que afirma son erróneas, de todas maneras el miercoles por la mañana de 10h a 14h tanto la Dra. Yara como yo mismo, nos encontraremos en el centro, así que si usted quiere puede visitarnos dentro de ese horario y le aclararé todas las dudas que usted desee.



YO LE ESCRIBÍ ESTE E-MAIL EL 15 DE NOVIEMBRE DE 2018:

Estimado Aitor:

Como puedes comprobar fácilmente, lo primero que he hecho a mi regreso desde Barcelona es ser fiel a mis ideas de que lo prometido es deuda y de que “hay que ser bueno con los buenos y malo con los malos”. Tal como me solicitaste por correo y en persona, ya no queda en la Red una sola alusión escrita a Pyrena realizada por mí. Hablando se entiende la gente; al menos, la gente de buena voluntad.

Sólo os he tratado personalmente tres cuartos de hora a ti y a Yara, pero, a juzgar por la excelente impresión que en vuestra sede me causasteis con vuestra actitud y vuestras palabras, yo apostaría a que os merecéis el mejor de los éxitos con la nueva e “independizada” fase de vuestra empresa. No seré yo quien obstaculice eso en modo alguno.

Afectuosos saludos a ti y a Yara.

P. S.: Acabo de releer tu ficha personal en Linkedin y continúas figurando como gerente y/o propietario de Open House Barcelona, sin ambigüedad ninguna. Si quieres desligarte enteramente de vuestra anterior “casa matriz”, y si está en tu mano modificar tu perfil en Linkedin, deberías aplicarte a ello a la mayor brevedad. No lo digo con sarcasmo -en las comunicaciones escritas se pierden las diversas entonaciones del lenguaje oral, que son las que denotan la intención esencial del interlocutor-, sino con sincero interés y preocupación por vuestra prosperidad. Pero, en fin, es asunto exclusivamente tuyo, y supongo que tú sabes mucho mejor que yo qué es lo más conveniente para ti y para tu empresa. Lo que no he revisado son esos diversos perfiles empresariales creados en Internet por el “XXXXX ser” donde hasta hace poquísimo os incluía a ti y a Yara como colaboradores; no me extrañaría que en la actualidad siguiera incluyéndoos aunque ello no sea cierto, y todo en aras de las apariencias y el qué dirán; recuerda que os dije que mi impresión es que se trata de un pequeño XXXXX y me comentasteis que no soy el único en sustentar ese parecer.



ÉL ME ESCRIBIÓ ESTE E-MAIL EL 19 DE NOVIEMBRE DE 2018:

Buenas tardes,
Antes de nada agradecerte tus palabras y tu cordial visita a Barcelona, y como tu bien dices, hablando se entiende la gente. me es grato comprobar que eres un hombre de palabra porque hoy en dia parece que eso escasea entre la poblacion normal.
Esperamos poder hacer grandes cosas con esta nueva empresa ya que tenemos grandes proyectos de futuro y poco a poco vamos creciendo, sobretodo con el buen trato que ofrecemos y la sinceridad con la que lo hacemos, eso quieras que no, es lo que hace que un paciente regrese o no a nuestro centro.
Espero que tus problemas con el susodicho se solucionen lo antes posible, y como te dijimos en persona, y como dice el refran ” a cada cerdo le llega su sanmartín”.

PD: Tenías razón en cuanto a lo de Linkdin y ya lo he modificado, simplemente se me olvidó poner la fecha de finalización con mi antigua empresa, pero ya está todo solucionado.



YO LE ESCRIBÍ ESTE E-MAIL EL 24 DE NOVIEMBRE DE 2018:

Estimado Aitor:

Para contribuir un poco a vuestro noble empeño de disociaros por completo de Open House -y también resarciros de los perjuicios que yo haya podido causaros con mis alusiones a Pyrena ya borradas- te envío una lista de enlaces a sitios de Internet donde siguen identificándoos con lo que yo llamo vuestra antigua “casa matriz”. Te la envío por si quieres y puedes hacer algo al respecto. Observa que, en el primero de ellos, el XXXXX ser no tiene reparo alguno en mencionar a Yara como colaboradora actual. Al final adjunto un currículum del susodicho que él mismo ha redactado para un blog suyo de reciente creación; lo hago porque me contaste que es un personaje más o menos turbio, de cuyo pasado nadie parece saber nada a ciencia cierta y sobre el cual es difícil obtener datos fiables; si los datos que aporta son más o menos fiables, o siquiera suficientes, yo no soy quién para decirlo.

Nuevos y cordiales saludos.

https://es.linkedin.com/company/centro-m%C3%A9dico-open-house-slu

http://empresite.eleconomista.es/CENTRO-MEDICO-OPENHOUSE-SLNE.html

http://www.infocif.es/telefono-dire[....]arcelona/centro-medico-openhouse-sl

https://www.az-espana.com/empresas/[....]n_house_slu_barcelona_b_sicilia_253

https://www.infobel.com/es/spain/ce[....]4557-198694520/businessdetails.aspx

https://www.spymedical.com/centro-medico-openhouse/

Currículum:

http://www.stevechapman.es/2018/03/presentacion.html

[NOTA DEL BLOGUERO: El anterior e-mail llegó a manos del Dr. Chapman -ya que iba incluido en la denuncia que puse contra él ante el Colegio Oficial de Médicos de Madrid, y esta institución se lo reenvió a él para darle la oportunidad de explicarse y defenderse, cosa que no hizo en modo alguno-; y también llegó a manos de su amigo y colaborador Pablo Fernández Cañadas -ya que se lo envié yo mismo por motivos que enseguida se verán-. Desde entonces el Dr. Chapman eliminó su blog profesional, donde figuraba su mencionado currículum cuyo enlace le suministré a Aitor Padilla. ¿Por qué? Sería interesante que la Sección Informática de la Policía Judicial lo reconstruyera, y que algún investigador autorizado verificara si todas las titulaciones y logros académicos que el Dr. Chapman se atribuía a sí mismo eran de naturaleza genuina o fraudulenta.]



ÉL ME ESCRIBIÓ ESTE E-MAIL EL 26 DE NOVIEMBRE DE 2018:

Buenas tardes,
Antes de nada gracias por la información. Hay algunas páginas que al no estar controladas por mi como administrador no puedo realizar ningún cambio ya que están en posesión del innombrable, otras en cambio he escrito a la propia página web ara ver si se puede realizar algun cambio, y estoy a la espera de su contestación. Lo de Linkedin ya lo hemos cambiado tanto la Dra. Holetz como yo, pero no sabemos como ha podido ocurrir ya que en su momento y como comprenderás, lo primero que hicimos fue poner que ya no trabajábamos en OH.



YO LE ESCRIBÍ ESTE E-MAIL EL 6 DE MARZO DE 2019:

Estimado Aitor:

Con miras al juicio (que aún no tiene fecha fijada pero que imagino que debe de ser más o menos inminente) en que estoy involucrado por la querella que presentó Open House contra mí, necesito que me proporciones, por favor, un dato que podría sernos de la mayor utilidad a mí y a mis abogados. En la entrevista personal que mantuvimos tú, Yara y yo, mencionaste que un Colegio de Médicos de Barcelona, o un centro público de salud sexual barcelonés análogo al Sandoval que hay en Madrid, o ambos a la vez, opinan que el Dr. Chapman es un XXXXX y no quieren ni oír hablar de él. ¿Te importaría especificarme sus nombres, los cuales, aunque me los dijiste aquella vez, no consigo recordarlos?

Aprovecho para facilitarte otro sitio web, localizado recientemente por mí, donde os siguen identificando como Open House Barcelona; me figuro que desearás hacer gestiones para borraros de ahí.

https://www.citaprevia.es/salud/cit[....]a-centro-medico-open-house-slu.html

Espero que todo os vaya lo mejor posible, tanto en el terreno profesional como en el personal.

Cordiales saludos, y gracias por anticipado.

[NOTA DEL BLOGUERO: No recibí ninguna respuesta de Aitor Padilla a mi anterior e-mail. Posteriormente hablé con él por teléfono y, entonces, él me dio verbalmente los datos que le solicité, y afirmó no haber llegado a recibir nunca este e-mail. ¡Qué curioso que éste sea el único e-mail mío que, presuntamente, nunca le llegó! Todo ello me olió a chamusquina, y sospeché que Aitor Padilla no quería poner por escrito confesiones comprometedoras. Los acontecimientos posteriores con la Dra. Holetz fortalecieron mi sospecha.]



YO LE ESCRIBÍ ESTE E-MAIL EL 8 DE ENERO DE 2020:

Estimado Aitor:

Acabo de enviarle el siguiente e-mail a Yara. Pero he decidido enviártelo también a ti. Así se duplican las posibilidades de que llegue correctamente a su destino.

Saludos.

XXXXX

Estimada Yara:

Te interesará saber que esta mañana recibí una comunicación de mi abogada, que te transcribo íntegra al final de este mensaje, en un post scríptum. (Aprovecho para darte las gracias por tu retransmitida colaboración.)

Pablo Fernández Cañadas me aseguró en un e-mail que me envió personalmente -y que puedo dejártelo ver si así lo deseas- que, a partir de septiembre de 2019, el Dr. Chapman dejaría Open House y abandonaría definitivamente la práctica de la Medicina, todo por culpa mía. Pues bien, durante el juicio reconoció que el Dr. Chapman seguía vinculado a Open House hasta el día de hoy en calidad de supervisor o asesor o algo parecido.

Además, Pablo Fernández Cañadas me dijo en otro e-mail -también a tu disposición si me lo solicitas- que él sabía perfectamente que el Dr. Chapman me había vetado como paciente; pero durante el juicio negó tener conocimiento de este hecho, así que yo tuve que desenmascararlo públicamente.

No cabe duda de que el Dr. Chapman, como ya os dije el día en que os hice mi visita presencial (y tú y Aitor asentisteis), “es uno de ésos que contaminan todo lo que tocan”.

No sé si Pablo Fernández Cañadas era una persona honrada en los inicios, pero actualmente se ha convertido en cómplice y encubridor de su amiguete Stephen Chapman, que es uno de los seres más XXXXX y XXXXX que he conocido jamás.

Saludos.

XXXXX

P. S.:

“Buenos días, XXXXX. Me acaba de llegar la sentencia. Te ha condenado a pagar una multa de 12 meses a razón de 6 euros cada día, esto es, 2.160 euros.

La condena no es firme, se puede recurrir y, de hecho, habría que hacerlo.

Un abrazo”



ÉL ME ESCRIBIÓ ESTE E-MAIL EL 9 DE ENERO DE 2020:

Buenas tardes XXXXX,

Lamento leer estas líneas que me comentas. Yo al respecto poco puedo añadirte ya que mi relación con Pablo actualmente es nula, y como entenderás con el Doctor Chapman aún menos.

Desconozco por completo la situación actual de OpenHouse, con lo cual, poca información puedo añadirte, suficiente tengo con llevar a flote mi empresa.

Espero que todo acabe en buen puerto y que todo termine de una vez por todas.

Un saludo y mucha suerte.



ÉL ME ESCRIBIÓ ESTE COMENTARIO EN EL FACEBOOK DE LA DRA. HOLETZ EL 7 DE OCTUBRE DE 2020:

Buenas tardes, no quería entrar en debate contigo porque sinceramente no vale la pena pero ya que me has mencionado sin parar y sin mi consentimiento es mi deber hacerlo. Me parece increíble está conversación la verdad... Tienes un juicio perdido por justamente lo que estás haciendo actualmente y veo que no has aprendido la lección... Curiosamente Centro médico pyrena ha cerrado sus puertas , con lo cual ni la doctora ni yo trabajamos en el propio centro ( ahora imagina los motivos que tu quieras) pero son meramente personales.

Sinceramente y espero que recapacites lo que estás haciendo con la doctora y conmigo ya que la citación que tanto comentas en Barcelona, fue porque manchabas el nombre de un negocio del cual no conocías nada y de la persona de la cual estabas hablando ya no trabajaba allí, y tú fuiste allí para corroborar eso. Punto.

Por otra parte, no hables de confidencialidad cuando tú has sido el primero en difundir emails privados entre tu y yo, y no solo a nivel judicial, sino a terceros.

No voy a debatir lo que tú tengas entre la doctora y tú, pero espero y de buena fe, que pienses en lo que estás haciendo porque ni la doctora ni yo nos lo merecemos, tampoco esperes una respuesta mía porque a estas alturas ya considero que es imposible razonar con usted.

Un saludo

[NOTA DEL BLOGUERO: Los lectores de este blog son muy libres de pensar lo que quieran acerca del anterior mensaje del Sr. Aitor Padilla, pero ello no me impedirá, naturalmente, consignar mi opinión. A mi entender, se trata de otro individuo que habla dogmáticamente de mi caso judicial sin tener muy clara idea de sus características. (Ya dejó escrito alguien ilustre que, si en España cada uno hablara sólo de lo que sabe, se produciría un enorme silencio.) Aparte de eso, recurre al truco barato -tan típico de los regímenes totalitarios- de “culpabilizar a la víctima”, en vez de pedir disculpas y dar explicaciones; ¡cómo se nota que “barre para casa”! Tampoco es capaz de reconocer que fui a visitar Pyrena tanto para enmendar una injusticia que yo había cometido con él -pues a mí sí que no me cuesta nada hacer eso con quien yo creo que se lo merece y tratar de compensar a aquéllos a quienes he hecho un daño inmerecido- como para establecer los términos de la comparecencia y participación de la Dra. Holetz en mi proceso judicial. La verdad es que yo no tenía ninguna necesidad de hacer todo aquello, y bien podría haberme quedado cómodamente en mi casita, ahorrándome los gastos del viaje a Barcelona que hice impulsado por motivos puramente éticos que nadie de Open House entenderá jamás porque la verdadera ética -no la de pacotilla- es un concepto enteramente ajeno a ellos. Y, por último, yo sólo he roto la confidencialidad pactada cuando los demás han sido los primeros en infringir alguno de los términos de la misma; a estas alturas ya debería estar sobradamente claro que no me da la gana de hundirme para salvar a gentes desleales y falsarias, que sólo miran por su propio interés y que cuando les conviene personalmente van predicándoles una cobarde resignación a los demás. Sí, es evidente que el Dr. Chapman contamina todo lo que toca.]


4. MI CORRESPONDENCIA CON EL SR. PABLO FERNÁNDEZ CAÑADAS



YO LE ESCRIBÍ ESTE E-MAIL EL 6 DE DICIEMBRE DE 2017:

Lea todo lo contenido en el siguiente enlace (todas las aportaciones, desde el principio hasta el final):
https://spalumi.com/f9/open-house-153039.html



ÉL ME ESCRIBIÓ ESTE E-MAIL EL 7 DE DICIEMBRE DE 2017:

Buenas tardes,
Leído, ¿Puede decirme como y porque se ha puesto en contacto conmigo?
Saludos



YO LE ESCRIBÍ ESTE E-MAIL EL 8 DE DICIEMBRE DE 2017:

Me he puesto en contacto con Vd. simplemente para que esté al corriente de “cosas que pasan por el mundo”, valga la expresión, en el caso de que usted las ignorara. Si tiene Vd. una pizca de honradez, podría hacer algo al respecto; no sé el qué, pero algo.

En cuanto a lo de ponerme en contacto con Vds., tampoco sé si es parte del contenido rutinario de sus e-mails o si va en serio; pero sepa que por nada del mundo volvería yo a pasarme por su local. Además conozco a una persona -no soy yo- a quien, tras su experiencia en Open House, le daban casi ataques de angustia sólo por transitar por la calle Atocha.



ÉL ME ESCRIBIÓ ESTE E-MAIL EL 12 DE DICIEMBRE DE 2017:

Buenas tardes,
La verdad que me encantaría charlar con usted tranquilamente para que tenga una visión externa y objetiva de la situación; pero conociendo su buena prosa, su inteligencia y su forma de actuar no voy a conseguir nada que no sea perjudicarme.
Lamento enormemente su experiencia en Open House, hemos atendido a miles de pacientes desde que trabajo aquí y como es normal en todos lados, no todos han salido contentos y para usted en concreto ha sido una “pesadilla”; pero la inmensa mayoría de las personas han recibido un trato que consideran ejemplar y hemos solucionado los problemas y la vida a miles de personas, el número ideal de pacientes descontentos debería ser cero, pero la perfección no forma parte del ser humano.
Conozco la situación perfectamente, llevo trabajando ocho años aquí y yo le atendí personalmente en el laboratorio (gracias por no incluirme en sus comentarios, entiendo que mi trato sería el adecuado para usted)

Conozco todo y cuando digo todo, es todo. Soy una persona honrada e íntegra, por eso le he contestado, espero ahora que haga usted gala de la misma honradez y decencia y no utilice mi contestación para perjudicar a Open House y a mi mismo; ya que por haberse judicializado el tema no debería haber contestado ni siquiera al primer correo, pero he sentido que debía de hacerlo por si puedo ayudar en algo.
Espero que todo esto pueda acabar bien para todos, de verdad que lo deseo.
Saludos



YO LE ESCRIBÍ ESTE E-MAIL EL 13 DE DICIEMBRE DE 2017:

Cito de su propio correo:

“Conociendo su buena prosa, su inteligencia y su forma de actuar no voy a conseguir nada que no sea perjudicarme.”

¿No es eso un prejuicio injustificado, y rayano en el insulto? Lo cierto es que Vd. no sabe nada (nada, entérese) de cómo soy esencialmente, aunque a Vd. le parezca que sí. En Open House suelen sacar conclusiones muy precipitadas, bien me consta. Creo, aunque como ser humano puedo estar equivocado, que yo sólo perjudico, proporcional y justificadamente, a quienes me perjudican. No me perjudique Vd. a mí, y a Vd. no lo perjudicaré yo.

Efectivamente, su trato conmigo fue el adecuado para mí, y yo nunca he hablado mal de Vd. ni de ningún otro trabajador de Open House que no fuera el Dr. Chapman; pues con ningún otro trabajador de Open House tuve el menor problema (ni siquiera con el joven recepcionista que expulsaron Vds., a pesar de que se portó muy groseramente con otra persona en mi presencia) ni ellos conmigo... diga lo que diga el Dr, Chapman en su demanda -falsamente, una vez más- de que desde el principio tuve “una conducta violenta con el personal”.

Le repito a Vd. que mi experiencia fue, desde luego, y a más no poder, una pesadilla, cuyo daño para mí y para muchos de mis seres queridos ha sido, literalmente, casi incalculable; y no estoy seguro de querer volver a tener cerca de mi persona a nadie remotamente vinculado a Open House. No le prometo nada, y de hecho ya le digo de entrada que lo que Vd. me propone es prácticamente imposible; pero, de celebrarse algún día una entrevista entre Vd. y yo, sería en el despacho de mi abogado y en presencia de mi abogado, y esto es innegociable; pues la experiencia me ha enseñado con creces que Vds. no son de fiar, y hay que tener la precaución de que estén presentes testigos válidos. Y, por supuesto, no quiero ver la cara del Dr. Chapman ni en pintura en lo que me reste de vida, a menos que me obliguen judicialmente, en cuyo caso no dudaré en enfrentarlo con una energía que él no sospechaba (ni yo mismo tampoco) que yo pudiera llevar dentro.

¿Tener compasión yo con Open House? Ya no me queda, y Open House no tuvo ninguna conmigo. Y a lo que me huele todo esto es a otro mezquino intento por parte de Vds. para salvar el pellejo a toda costa. Dice Vd. ser una persona honrada e íntegra; pero la gente no se define por lo que dice sino por lo que hace. Y lo que hizo el Dr. Chapman conmigo no tuvo nada de honrado ni de íntegro; y Vd. es su amigo y colaborador, lo cual lo vuelve para mí enormemente sospechoso.

Que quede claro que yo no deseo hacerles chantaje ni recibir ninguna compensación económica de Vds.; y menos aún si eso significara renunciar a mi derecho a criticarlos siempre que yo estime que debo hacerlo. Lo que es por mí, pueden Vds. quedarse con todo su cochino dinero, y ojalá se les atragante. Lo único que deseo es alertar a posibles futuras víctimas suyas, así como no quedarme con un infinito dolor en mi interior, el cual me haría correr el riesgo de hacérselo pagar a inocentes indefensos o de caer en una espiral de autodestrucción.

Aparte de eso, resulta bochornoso que haya hecho falta que las cosas lleguen hasta este punto para que Vds. empiecen a tratarme ligeramente como a un ser humano digno de respeto. Nunca abusen de un hombre caído, pues podría volver a levantarse.

“Quien no paga a su sastre en verano, pasa frío en invierno.” (Shakespeare)



ÉL ME ESCRIBIÓ ESTE E-MAIL EL 13 DE DICIEMBRE DE 2017:

Disculpe si mi escrito le ha llevado a sacar conclusiones equivocadas. Respondedle es algo que he hecho a título personal como cortesía, el doctor no está enterado de esto y que salga a la luz solo puede perjudicarme. He asociado dos conceptos que probablemente debería haber expresado de forma separada, mi perjurio y su capacidad para llevarlo a cabo.
Sobre lo que cita como mi “propuesta” de hablar; informarle que jamás ha existido, ni de manera formal ni de manera informal, era una expresión de un anhelo por comprender, algo deseable además porque creo aportar una visión de alguien ajeno sin intereses personales y que ha visto todo lo bueno que hacemos por la gente, cosa que no desmerece su mala experiencia, pero sí la amplía.
Devolviéndole su argumento, si considera que mis valoraciones sobre usted son prejuiciosas, no entiendo como puede definirme como alguien “no de fiar”, definir mi acto de contestarle como “otro mezquino intento por parte de Vds. para salvar el pellejo a toda costa”, asumir que el beneficio económico de Open House me repercute directamente con la frase “pueden Vds. quedarse con todo su cochino dinero, y ojalá se les atragante”, en fin, creo que para exigir hay que estar a la altura de la propia exigencia y a veces todos caemos en el prejuicio.
Para terminar caballero, no asocie estas respuestas a Open House, asocielo a Pablo Fernández, ya que le repito, soy la única persona de Open House que conoce estos correos y me gustaría que así siguiera siendo, para ello le citaré a usted: “yo sólo perjudico, proporcional y justificadamente, a quienes me perjudican”, espero no haber sido engañado con esa frase.
No pretendo y menos “pretendemos”, como usted se cree, nada con esto. Solo he sentido la necesidad de contestarle a un correo, el cual deseo con todas mis fuerzas no tenga ningún tipo de repercusión para mi persona.
Nunca hay que abusar de nadie, abusar implica una posición de superioridad y un uso indebido de esa situación, si usted me conociese, jamás asociaría esa palabra a mi persona. Y yo no me defino, para eso está la vida caballero, pero tengo claro lo que soy y lo que no.



YO LE ESCRIBÍ ESTE E-MAIL EL 13 DE DICIEMBRE DE 2017:

Existen cosas mucho más importantes que todo el oro y el éxito del mundo, y una de ellas es la dignidad, el poder mirarse todas las mañanas en el espejo y no sentir vergüenza de lo que uno ve ahí; esto es algo que dudo mucho que el Dr. Chapman comprenda jamás, una vez visto el increíble número de XXXXX y XXXXX en que ha incurrido. La gente no cambia, la gente no se “redime” de la noche a la mañana, al contrario de lo que intentan plasmar las peores películas y series estadounidenses.

Hay algo que nunca debí tolerarle a nadie y que, claro está, no pienso volver a tolerarle a nadie: las faltas de educación y de respeto.

Nadie es perfecto y todos cometemos errores, no hay verdad más verdadera. Lo que no es de recibo es que la imperfección sea exagerada e inhumana, que no se adviertan propósitos de enmienda salvo como acto de autopreservación egoísta, y que no haya absolutamente nada que la atenúe o la excuse; ni tampoco que a alguien, en su anhelado camino a la cumbre, no le importe pisotear a cualquiera que supuestamente pueda estorbarlo.



ÉL ME ESCRIBIÓ ESTE E-MAIL EL 13 DE DICIEMBRE DE 2017:

Simplemente y de un ateo, amén.



YO LE ESCRIBÍ ESTE E-MAIL EL 13 DE DICIEMBRE DE 2017:

Primero.

Aunque no creo en “Ama a tu enemigo y pon la otra mejilla” y sí en “Si te comportas de manera innoble y desconsiderada, sufre las consecuencias y aprende así a no repetirlo”, también creo en corresponder a la lealtad ajena con la lealtad propia, y procuro ser consecuente con esta creencia. De modo que puede Vd. tener la seguridad de que, si las cosas entre Vd. y yo siguen como hasta ahora, no debe temer absolutamente nada de mí, y estos comentarios no tendrán ningún tipo de repercusión para su persona. Si Vd. me conociera estaría convencido de ello. Dice el refrán popular: “Quien ha sufrido tus imposiciones te conoce.” (Para bien y para mal, se entiende; y esto es aplicable a todos.)

Segundo.

Le ruego que lea mis correos con mayor atención, aunque cabe siempre la posibilidad, lo admito, a pesar de mi “buena prosa” (le agradezco sinceramente el cumplido), de que yo no me haya expresado tan cristalinamente como pretendía. Al fin y al cabo no somos todos más que unos torpes mamíferos bípedos, ¿verdad? Quizá no sea yo la mejor persona del mundo, pero tampoco soy la peor; cuando veo que he cometido un error, suelo pedir disculpas y dar explicaciones e intentar arreglarlo; y, cuando los demás hacen eso mismo conmigo, esencialmente no tengo mal corazón y acabo perdonando si percibo un arrepentimiento sincero.

Cuando escribí las palabras “no de fiar”, quería aludir infinitamente más a Open House en abstracto que a Vd. en concreto. Y no afirmé que sus correos fueran un “mezquino intento”, sino tan sólo que yo tenía la fuerte sospecha de que pudieran serlo. Celebro sobremanera comprobar que por lo visto estaba yo equivocado; y le pido francamente perdón si he sido injusto con Vd.

Tercero.

Si así lo desea Vd. -lo dejo a su discreción y a su conciencia-, puede hacer saber al Dr. Chapman, directa o indirectamente, abierta o sutilmente, que no me asusta ir a juicio. Será duro, pero ni la millonésima parte de duro que lo que he tenido que pasar estos últimos años por culpa de él. Al final he terminado acorazándome para poder sobrevivir. Dicen que lo que no te mata te hace más fuerte; es posible; ahora bien, existen métodos mucho más sanos y civilizados de “fortalecer” a la gente, y nadie debería dedicarse a ello si no se lo han pedido expresamente.

Si fuéramos a juicio se sabrá públicamente quién es el anónimo autor de los comentarios que he ido diseminando por Internet, y saldrán a la luz algunos aspectos de mi vida privada. Pues bien, lo asumo. A quienes importan no les importa,

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#214446 - 01/02/22 12:59 PM Re: Discriminación de discapacitados [Re: Anonimo]
Minusválido
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[Continuación del mensaje anterior]



YO LE ESCRIBÍ ESTE E-MAIL EL 13 DE DICIEMBRE DE 2017:

Primero.

Aunque no creo en “Ama a tu enemigo y pon la otra mejilla” y sí en “Si te comportas de manera innoble y desconsiderada, sufre las consecuencias y aprende así a no repetirlo”, también creo en corresponder a la lealtad ajena con la lealtad propia, y procuro ser consecuente con esta creencia. De modo que puede Vd. tener la seguridad de que, si las cosas entre Vd. y yo siguen como hasta ahora, no debe temer absolutamente nada de mí, y estos comentarios no tendrán ningún tipo de repercusión para su persona. Si Vd. me conociera estaría convencido de ello. Dice el refrán popular: “Quien ha sufrido tus imposiciones te conoce.” (Para bien y para mal, se entiende; y esto es aplicable a todos.)

Segundo.

Le ruego que lea mis correos con mayor atención, aunque cabe siempre la posibilidad, lo admito, a pesar de mi “buena prosa” (le agradezco sinceramente el cumplido), de que yo no me haya expresado tan cristalinamente como pretendía. Al fin y al cabo no somos todos más que unos torpes mamíferos bípedos, ¿verdad? Quizá no sea yo la mejor persona del mundo, pero tampoco soy la peor; cuando veo que he cometido un error, suelo pedir disculpas y dar explicaciones e intentar arreglarlo; y, cuando los demás hacen eso mismo conmigo, esencialmente no tengo mal corazón y acabo perdonando si percibo un arrepentimiento sincero.

Cuando escribí las palabras “no de fiar”, quería aludir infinitamente más a Open House en abstracto que a Vd. en concreto. Y no afirmé que sus correos fueran un “mezquino intento”, sino tan sólo que yo tenía la fuerte sospecha de que pudieran serlo. Celebro sobremanera comprobar que por lo visto estaba yo equivocado; y le pido francamente perdón si he sido injusto con Vd.

Tercero.

Si así lo desea Vd. -lo dejo a su discreción y a su conciencia-, puede hacer saber al Dr. Chapman, directa o indirectamente, abierta o sutilmente, que no me asusta ir a juicio. Será duro, pero ni la millonésima parte de duro que lo que he tenido que pasar estos últimos años por culpa de él. Al final he terminado acorazándome para poder sobrevivir. Dicen que lo que no te mata te hace más fuerte; es posible; ahora bien, existen métodos mucho más sanos y civilizados de “fortalecer” a la gente, y nadie debería dedicarse a ello si no se lo han pedido expresamente.

Si fuéramos a juicio se sabrá públicamente quién es el anónimo autor de los comentarios que he ido diseminando por Internet, y saldrán a la luz algunos aspectos de mi vida privada. Pues bien, lo asumo. A quienes importan no les importa, y a quienes les importa no importan. En cierto modo será una liberación “salir del armario” en lo relativo a este asunto y, a la larga, hasta podría permitirme llevar una vida más plena y feliz.

Dicho sea de paso, el Dr. Chapman sabe muy bien que todo lo que he contado sobre él en Internet es estrictamente cierto, y no tiene ni la sombra de una posibilidad de ganar el juicio. Pero allá él, si a pesar de todo se obstina en ello; en tal caso, ya nos veremos en el Tribunal.

Cuarto.

Lamentándolo mucho, pongo en duda la utilidad benéfica mayoritaria de Open House (que para mí se convirtió en Closed House). Tal vez sea Vd. capaz de demostrarme que me equivoco en esto, tal vez no.

Dejemos aparte que a otros clientes podría pasarles lo mismo que a mí, si es que no les ha pasado ya aunque se lo hayan callado por la cuenta que les trae.

Los doctores honrados no deberían tolerar que el Dr. Chapman perteneciera al sublime gremio de los galenos. Una manzana podrida puede contaminar todo el cesto.

Y no nos llamemos a engaño. Una parte importante de los clientes de Open House son profundamente inmorales. No hablo aquí de moralidad en el sentido ñoño y beato del catecismo católico. Hay cosas que sólo están mal desde el punto de vista de determinadas religiones; pero hay otras que están mal desde cualquier punto de vista humano y esclarecido.

Muchos clientes de Open House reciben ayuda y estímulo para practicar verdaderas tropelías; y Open House rentabiliza esa necesidad. No es un negocio en el que yo personalmente me sentiría muy cómodo.

Esto es todo de momento. Reciba un cordial saludo enteramente sincero. Parece Vd. de esas personas que le enseñan a uno que se puede hallar buena gente en los lugares más imprevistos. Se trata de algo que debería ser siempre fomentado y ensalzado.



ÉL ME ESCRIBIÓ ESTE E-MAIL EL 12 DE JULIO DE 2019:

Muy buenas tardes,

En primer lugar, le pido disculpas si que me ponga en contacto le incomoda, pero dado que ya usted contactó conmigo unilateralmente con anterioridad, he decidido tomarme la licencia de hacerlo ahora yo, aún con la posibilidad de salir perjudicado con este contacto. En los correos que nos escribimos en su día, creo que entre usted y yo había un tono de respeto y cordialidad y espero que su palabra de no perjudicarme mientras yo no le perjudique siga vigente, tampoco me gustaría que cualquier información que le transmita, sea utilizada en contra de Open House o el Dr. Chapman, solo quiero dirigirme a usted como Pablo Fernández, técnico de laboratorio, nacido y criado en Móstoles y nuevo propietario de Open House.

Había decidido mantenerme neutral y esperar hasta Agosto o hasta la celebración del juicio entre usted y el Dr. Chapman para contactar con usted y hablarle desde mi más sincero respeto, pero querría haberle informado del cambio sustancial que se ha producido en Open House. No obstante, viendo por su comentario en Facebook que usted ya es consciente del cambio, he decidido no esperar más y contactar con usted directamente.

El Dr. Chapman me comunicó en Marzo su intención de abandonar Open House y cerrar la clínica, el mismo mejor que nadie sabrá cuales han sido los motivos finales para tomar la decisión, pero sin duda que la presión constante que sus continuos comentarios sobre algo muy querido por él (su praxis médica) han sido en mi opinión un punto determinante para tomar esa decisión. El escenario en el que yo me encontraba era el de perder el trabajo al cual había dedicado prácticamente toda mi carrera profesional y reincorporarme al mundo laboral siendo un simple técnico de laboratorio sin experiencia en laboratorio (ironías de la vida) o intentar tomar las riendas de Open House y no dejar que el trabajo al que he dedicado los diez últimos años de mi vida se desvanecieran de un día para otro.

He de decirle que me duelen enormemente sus palabras “Patulea de sinvergüenzas embaucadores”, está usted juzgando a un conjunto de personas las cuales nos esforzamos por ofrecer el mejor trato y servicio posible a nuestros pacientes, nos preocupamos por todos ellos e intentamos darles una respuesta rápida y profesional a sus problemas íntimos. Personalmente trato de dar toda mi empatía y cercanía y la inmensa mayoría de nuestros pacientes están encantados con el personal de Open House, usted mismo me ha reconocido mi buen hacer en su conflicto con el Dr. Chapman, me preocupan mis pacientes Sr. XXXXX, tanto o más como que Open House siga adelante y yo pueda tener algún futuro profesional en este mundo de incertidumbres y usted, está juzgando a todo un equipo severamente por un conflicto con el Dr. Chapman.

No pretendo coartar en ningún momento su libertad de expresión, entiendo que usted ha sufrido mucho y es su forma de devolver parte del daño recibido, pero sepa usted una cosa, a partir del final de Agosto el Dr. Chapman va a salir definitivamente de Open House (puede observar en nuestro calendario que cada vez trabaja menos, estamos realizando la transición de responsabilidades y la formación de los nuevos doctores), nos quedamos un equipo de profesionales empáticos y que nos vamos a esforzar por solucionar los problemas de la gente y ofrecer el mejor servicio del mundo, siempre humildes y dispuestos a seguir mejorando. ¿Quería usted acabar con el lucrativo negocio del Dr. Chapman? Pues le informo de que ya no es del Dr. Chapman, ni tampoco mucho menos lucrativo y que haciendo daño a Open House, ya el Dr. Chapman no se verá perjudicado ni sufrirá, solamente yo, Pablo Fernández.

Es un reto y una situación complicada para mí, me he endeudado para seguir con Open House adelante porque de verdad, Sr. XXXXX, que creo en el servicio que ofrecemos y confío en los profesionales veteranos (los doctores que sustituirán al Dr. Chapman aún no tengo información para juzgarles) como el Dr. Mora, la Dra. Moreno, nuestra maravillosa recepcionista Cristina y yo mismo, pongo la mano en fuego por nuestro trato al paciente y le aseguro que tenemos buena fe en nuestros actos.

Como he visto en su comentario, usted tal vez se piensa que es una estrategia del Dr. Chapman de cara a su juicio y declararse insolvente, pero le reitero que mi posición en ese sentido es de total neutralidad, no me voy a meter en sus problemas, bastante tengo con los míos. He comprado al Dr. Chapman la clínica porque es lo único que se hacer y porque he decidido intentar tener un futuro mejor que el que esta sociedad reserva para un técnico de laboratorio de 32 años sin experiencia en laboratorio. Si usted no me cree, quiere pruebas o lo que necesite, me tiene a su enterísima disposición para aportarle lo que requiera, si quiere que le mande algo a su abogado o a usted mismo solicítemelo, incluso que me reúna con ustedes presencialmente, así podrá verme directamente y observar que soy sincero y que no tengo nada que ocultar. Le pido por favor que reconsidere su estrategia frente a Open House, ya que el daño me lo está causando a mí y no ha la persona que se lo causo a usted.

En cualquier caso, le agradezco los minutos dedicados a leerme y espero encontrar al menos empatía y comprensión con mi persona (es el motivo de escribirle) De todas maneras, lo que sí que estoy dando por sentado y espero, es que mantengamos nuestro pacto de caballeros en el cual nuestras conversaciones no han sido reveladas, solo me faltaría sufrir un conflicto grave con el Dr. Chapman en este mes y medio que me queda por compartir con él.

Le deseo un buen fin de semana, espero obtener al menos una respuesta suya para saber que le parece mi correo.

Saludos Cordiales

Pablo Fernádnez



YO LE ESCRIBÍ ESTE E-MAIL EL 13 DE JULIO DE 2019:

Creería más fácilmente en sus palabras si no fuera por los siguientes hechos:

+ En los diversos escritos judiciales que he recibido de los Juzgados de la Plaza de Castilla (¡hay que ver, que por culpa de Vds. haya tenido yo que pasar la vergüenza pública de comparecer allí por primera vez en mi vida, y además en calidad de acusado, y no en una sino en varias ocasiones!) se especifica que Vd. reveló al Dr. Chapman que yo le había escrito varios e-mails. Ergo, Vd. infringió nuestro “pacto entre caballeros”, lo cual me dejó, a mi entender, en completa libertad de hacer lo mismo. Por de pronto, los correos que intercambiamos Vd. y yo están ya íntegramente, desde hace varios meses, en poder de mis abogados, de la juez y del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid.

+ En dichos escritos judiciales se especifica asimismo que está previsto que comparezca Vd. en el juicio como testigo de cargo contra mí. Eso no es lo que yo (ni nadie) llamaría mantenerse en una estricta neutralidad.

+ A finales del año pasado hice un viaje a Barcelona para entrevistarme en el centro Pyrena con Aitor Padilla y Yara Holetz. Ambos me aseguraron personalmente que se había producido un cambio sorprendente en Vd., y no para mejor: al principio era Vd. un joven simpático, honrado y de buena voluntad, pero en los últimos tiempos se volvió hosco y hostil, contagiándose hasta cierto punto del carácter XXXXX del Dr. Chapman (sin duda es uno de esos sujetos que contaminan todo lo que tocan). Entre otras cosas, Vd. se negó a facilitarles la lista de los antiguos pacientes de Open House Barcelona para que ellos pudieran proseguir sus actividades de forma independiente pero conservando lo más posible de su anterior clientela. La Dra. Holetz me contó que el Dr. Chapman la sometió a un bárbaro acoso laboral que casi le cuesta su matrimonio, en parte para averiguar si yo le había escrito e-mails a ella (cosa que sí hice, y ella tuvo por entonces la gentileza de responderme manifestando su conformidad con mis opiniones sobre ese despreciable “XXXXX”; delante del susodicho “XXXXX”, naturalmente, ella negó una y otra vez haber recibido ninguno, para evitar males mayores). Aitor me dijo que el Dr. Chapman estaba últimamente “enloquecido”, amenazando con demandar a cualquiera que pudiese perjudicarlo, pero que él estaba muy tranquilo porque conserva muchos e-mails suyos muy incriminadores; cierta vez, por ejemplo, el Dr. Chapman le dijo que expulsara a un enfermo de TOC con estas palabras literales: “Échalo; es un impresentable”, y él hubo de atenderlo a espaldas suyas; según Aitor, le constaba que episodios similares habían ocurrido con asiduidad, y lo único que le extrañaba era que hasta el momento no hubieran salido a la luz muchos más casos como el mío.

+ En el intercambio de e-mails que Vd. y yo mantuvimos en el pasado, le ofrecí la posibilidad de que nos viéramos personalmente en presencia de mis abogados, y Vd. no “recogió el guante”. Ahora sí lo hace, supongo que porque le interesa. Siempre es un recurso bastante cicatero eso de intentar remontar el vuelo en el último escalón.

+ Vd. dice haber querido mantener una estricta neutralidad hasta después de que se celebrara el juicio entre el Dr. Chapman y yo. Me parece una actitud absolutamente despreciable, tanto como lo sería, salvando las distancias, el mantener una postura neutral con los nazis durante la II Guerra Mundial. Como decían en un entrañable western de los años 50, “There are some things a man can’t ride around.” O sea que estaba Vd. dispuesto a dejar impasiblemente que se produjera un eventual fallo judicial adverso a mí penalizándome con la friolera de 6.000 euros y, en cualquier caso, a consentir el desquiciante suspense y las brutales y bochornosas complicaciones que íbamos a sufrir yo, mi familia y mis allegados, sin intervenir Vd. para nada ni mover un dedo (o incluso participando como acusador). Y eso a pesar de que sabe perfectamente que mi causa es justa, que todas mis afirmaciones referentes a Open House son ciertas, y que Vd. dispone de informaciones y datos que podrían zanjar mañana mismo a mi favor todo este enojoso y asqueroso embrollo judicial. Supongo también que, de haber perdido yo el pleito, Vd. habría proseguido tan campante sus actividades en Open House bajo la égida de ese XXXXX XXXXX, aunque fuese a costa de haber dejado machacado a un pobre enfermo psíquico que en la actualidad -y gracias en buena parte a Vds.- ha perdido prácticamente todo aquello por lo que merece la pena vivir.

+ Ahora, por último, tiene Vd. la desfachatez de escribirme solicitando que me apiade de su suerte, apelando para ello a nobles y elevados conceptos. Demasiado tarde. Vd. podría haberme sido de infinita ayuda en su momento, y me habría ahorrado una formidable cantidad de sinsabores (y de tiempo, y de dinero, y de vergüenza pública y privada) si hubiera tenido algún sentido de la justicia abstracta, y tomado partido activo por mí, y decidido no seguir secundando y encubriendo a ese pequeño XXXXX a quien ha aceptado como jefe durante un número excesivo de años. Habérselo pensado antes. Tuvo Vd. su oportunidad y la desaprovechó. No me gusta nada la gente que cambia como una veleta según sopla el viento, y es una idiosincrasia que debería ser siempre condenada y jamás condonada.

Así que, como dice Vd. mismo, “no me voy a meter en sus problemas, bastante tengo con los míos”.

Por cierto, ¿sabe Vd. lo que hará nuestro XXXXX doctorcito cuando abandone Open House a finales del verano?, ¿se mudará a otro país para seguir cometiendo las mismas tropelías -dado que bicho malo nunca muere- hasta que vuelvan a desenmascararlo y deba mudarse aún a otro país, huyendo de la justicia y del escarnio, y así sucesivamente por los siglos de los siglos?, ¿está Vd. dispuesto a no hacer nada para impedirlo?, ¿puede Vd. conciliar el sueño por las noches, sabiendo que seguramente ocurrirá todo esto que le digo?

Ufffff.



ÉL ME ESCRIBIÓ ESTE E-MAIL EL 15 DE JULIO DE 2019:

Buenos días Sr. XXXXX,

Intentaré responderlo expresándole mi punto de vista, sabe usted que en la mayoría de las situaciones nuestra certeza personal nos lleva a confirmar hechos, que por otra parte desde el punto de vista de otra persona se valorar de forma completamente distinta y tienen otra lectura, puesto que sabrá de sobra que somos sobretodo nuestras circunstancias y muchas de nuestras decisiones se explican desde las circunstancias presentes que nos tocan vivir.

– En lo referente al pacto, me temo Sr. XXXXX, que usted es el único que lo ha infringido, siento comunicárselo y desde luego que no me creerá. Pero usted también escribió a mi compañera de recepción y ante la pregunta del Dr. Chapman de si me había escrito a mí, tuve que decir que sí, su respuesta fue que no le contestase y desgraciadamente ya lo había hecho. Entonces, conocen su primer contacto pero nada más, ergo, no rompí nuestro pacto. Puede repasar la cronología de nuestros anteriores correos. Nadie salvo mi confidente Cristina (nuestra recepcionista) sabía de la existencia de nuestros intercambios de correos y lo verá en el juicio Sr. XXXXX, y tendré un conflicto sin que en realidad crea merecérmelo, aunque entiendo que usted tomó esta decisión en base a la información que conocía.

– Si yo tengo que declarar, lo haré como trabajador de Open House en el momento del conflicto entre usted y el Dr. Chapaman. Sin conocerme, hablar conmigo y no saber nada, me parce incluso pretencioso presuponer que voy a declarar en su contra. Es un hecho acontecido en 2011 Sr. XXXXX, yo recuerdo que usted vino en varias ocasiones y que conmigo no tuvo ningún conflicto, el día que Dr. Chapman se negó a atenderle, ni siquiera recuerdo si estaba yo trabajando. Neutralidad es decir lo que se recuerda de la situación, sin perjudicar a una parte ni favorecer a la otra. Sí, soy neutral ante el conflicto y no voy a mentir ni engañar a nadie, es lo que considero justo y siento si usted no presupone que vaya a ser así.

– Sobre el centro Pyrena, no le creo Sr. XXXXX. Sí en la parte concerniente al Dr. Chapman, ya que no le guardan simpatía por la parte que yo conozco y no me voy a meter en valorar sus acusaciones, pero pueden haberse producido. Pero mi relación con el centro Pyrena es Excelente, hablo regularmente con Aitor (ya que tiene confianza, puede preguntárselo personalmente) y evidentemente he tenido momentos mejores y peores (tanto laboral como personalmente, no todo es Open House en este vida) y sí, las preocupaciones de la vida agrían el carácter, pero creo que eso no es algo que se me pueda reprochar. Ojalá volver a tener esa chispa de alegría que te da el no tener preocupaciones, pero la vida evoluciona y no es lo mismo ser empelado y limitarte a hacer tu trabajo lo mejor posible ayudando a las personas que atiendes, a tener la carga de arriesgar tu futuro con la inestabilidad mental que ello conlleva.

– Sobre la posibilidad de vernos. Yo expresé mi deseo abstracto sobre contarle quienes somos y lo que hacemos y expresarle que su conflicto con el Dr. Chapman no es la norma. Usted me respondió que era una estrategia y que si lo hacíamos sería con abogados y yo le respondí que no era una oferta, sino la expresión de un deseo. ¿Donde me tendió el guante? ¿Usted formalizó la oferta y yo la rechacé? Ahora claro que me interesa Sr. XXXXX, ahora no perjudica a la empresa para la que trabajo y me deja en una posición neutral pasiva, ahora me perjudica a mi y a mi futuro y por eso en contra de la opinión de todo el mundo (Dr. Chapman, abogado, mi familia) le estoy escribiendo, porque no tengo nada que ocultar y puedo darle mi opinión y versión de todo y porque creo que hablando se entienden las personas.

– Sobre que le parece despreciable mi actitud, es una valoración personal y supongo que desde sus circunstancias es adecuada. Pero sinceramente, creo que la tan ansiada empatía que dice que carece el Dr. Chapaman con usted (o que careció en su trato) está faltando de usted hacia mi persona, ya que está valorando su circunstancia personal, interpretando que su situación es la norma y que me mantengo impasible ante una serie de desmanes y tropelías constantes hacia personas desvalidas, que tienen el infortunio de topar con Open House. Pero Sr. XXXXX, eso no es así, tenemos pacientes a los que hemos salvado la salud física y mental donde otros profesionales no habían podido llegar, tenemos personas que vienen a vernos solo por nuestro trato cercano y agradable. No me meto a juzgar su situación, pero desde luego que Open House no es Auschwitz, no somos colaboradores de los nazis y no sometemos a tormentos a las personas que entran por nuestra puerta. Creo en lo que hacemos y creo en como lo hacemos, pero somos humanos, la gente comete fallos y atendiendo a 20.000 personas, pues tiene que haber gente no contenta con el servicio o como en su caso, que el trato en Open House le ha destrozado, mis más sinceras disculpas Sr. XXXXX (creo que en nuestros escasos contactos no le ha faltado empatía por mi parte), por la parte que me toca, trato de ofrecer mi mejor cara a todas las personas que pisan mi cuarto de extracciones y me niego a sentirme culpable por mi labor profesional y mi trato hacia los pacientes ejemplar.

– Sobre mi ayuda, me recrimina algo que jamás se me solicitó, aún así, hubiera estado encantado de ejercer de intermediario, de hablar, de razonar y de solucionar todos los posibles conflictos, pero ni me lo solicitó el Dr. Chapman, ni usted. En cualquier caso, ¿entiende que le está pidiendo a una persona sobre la que desconoce sus circunstancias, que tuviera en cuenta las suyas cuando ni siquiera se le había solicitado nada? Puede usted justificarse Sr. XXXXX, pero es usted una persona inteligente, sabe que ese argumento no se sostiene. Yo aposté mi carrera profesional en open House, ¿quería usted que por un sentido de la justicia abstracto, me posicionara de su parte cuando lo único que sabía de usted es que era un paciente descontento que estaba escribiendo en internet sobre nuestro horrible trato dispensado? ¿usted dejaría un sitio donde le felicitan a diario, por que el Dr. no trató a un paciente como él necesitaba? A lo mejor usted tiene una pureza moral de la que yo carezco y si ve Open House como un campo de concentración pues hasta es normal que lo hiciera, pero eso no es así y si usted estuviera en mi situación y viviera lo que me dicen a diario pensaría igual, lo único que evidentemente lo juzga desde el prisma de su situación personal (como tendemos a hacer todos). Entiendo que usted ha sufrido, yo también he vivido como sufría el Dr. Chapman, en realidad es triste que una historia que se debería haber solucionado con acercamiento y empatía esté yendo por estos derroteros, pero ustedes son mayores y a mi, salvo porque ahora open House es mi negocio, no me concierne.

– Para terminar. Duermo perfectamente Sr. XXXXX, porque creo en lo hacemos y en como lo hacemos, mi única preocupación es mantener unos altos estándares de calidad y mejorar cada día la clínica de la cual soy propietario, procurar que nuestros nuevos médicos tengan un trato ejemplar para con nuestros pacientes (ya le he dicho que pongo la mano en el fuego por el equipo antiguo) y resolver los múltiples problemas que genera tener un negocio y más cuando se es inexperto, para poder ganarme la vida dignamente con lo único que se hacer por las circunstancias de mi vida.

Ya le dije que no pretendo coartar su libertad de expresión, solo hablarle abierta y sinceramente de quien soy, de cual es mi postura, y pedirle que reconsidere el hacer daño a una persona la cual está en medio de un conflicto y se quiere mantener neutral, pero el tiempo nos pone a todos en su sitio, tengo clara mi transparencia, mi buena fé y que mis actos están libre de total censura (al menos por uno mismo, ya sabe que la autocensura es la peor de todas) Solo quiero lo mejor para mi negocio y mantenerme neutral en un conflicto en el que no debo meterme, porque hay cosas malas del Dr. Chapman, pero no es la persona que usted define y no soy nadie para juzgarle a usted, porque usted ha tenido su experiencia y así lo ha vivido y yo no se lo que pasa en la consulta. Eso va a obtener de mí, ni beneficio, ni perjurio, no soy un adalid de la moral que pueda romper su vida por cruzadas morales donde nadie se lo ha pedido y donde no se está capacitado para valorar, ni voy a perjudicarlo a usted. Siento si no le vale, pero para mí en base a lo que sé, es lo que considero justo.

En fin, quizá algún día se de cuenta de mi verdadera postura y obtenga una sincera disculpa por su parte, tal y como la mía si mi actitud o comportamiento le ha perjudicado en algo, aunque presupongo que no ha sido así, ya que sus acusaciones hacia mi persona son abstractas y centradas hacia el equipo y no hacía mí por algo concreto. Creo que poco más puedo aportarle sinceramente, me tiene a su disposición, pero que sepa que está perjudicando a Pablo Fernández, la persona la cual no le ha hecho nada, que cree en lo que hace y que espera poder seguir ayudando a la gente y ganarse la vida dignamente como todos. Si verdaderamente cree en la justicia y que la verdad se impone, algún día lo hará conmigo, mientras tanto...

Le deseo buena semana.

Saludos


YO LE ESCRIBÍ ESTE E-MAIL EL 15 DE JULIO DE 2019:

“Pero usted también escribió a mi compañera de recepción y ante la pregunta del Dr. Chapman de si me había escrito a mí, tuve que decir que sí”

Yo no escribí a su compañera de recepción, sino directamente al Dr. Chapman. Si mi correo lo abrió y lo leyó la recepcionista, eso no es responsabilidad mía. En todo caso, no entiendo lo de “tuve que decir que sí”. ¿Tuvo? ¿De verdad? ¿No había otro remedio? ¿Es o era Vd. un esclavo del Dr. Chapman sin ninguna autonomía personal? ¿Qué es eso, la devoción ciega al líder, la Ley de Obediencia Debida de los esbirros de Videla y Pinochet? La Dra. Holetz, sin ir más lejos, no “tuvo que decir que sí”, y de hecho dijo que no. Ya ve Vd. que no se trata de una hazaña humanamente imposible o fuera del alcance de los mortales, ni siquiera estando bajo contrato con Open House y arriesgándose a meterse en líos... eso sí, a poco que uno tenga una pizca de ética altruista.

“Si yo tengo que declarar, lo haré como trabajador de Open House en el momento del conflicto entre usted y el Dr. Chapaman. Sin conocerme, hablar conmigo y no saber nada, me parce incluso pretencioso presuponer que voy a declarar en su contra.”

En esto último, lo reconozco, tiene Vd. absolutamente toda la razón del mundo, y ha sido una garrafal metedura de pata por mi parte. Le ruego mil perdones, de todo corazón.

“Sobre el centro Pyrena, no le creo Sr. XXXXX.”

En otras palabras, me está llamando mentiroso. Me siento muy, muy halagado, y tomo nota. Sin duda es Vd. un perfecto caballero. Le voy a decir una cosa, y confío en no necesitar repetírsela jamás: va llegando un punto, en todo este problema, en que ya no sé muy bien quién y cuándo miente o dice la verdad, pero YO PERSONALMENTE SÍ SE LA HE DICHO SIEMPRE A TODOS EN TODO ESTE ASUNTO, ENTÉRESE DE UNA PUÑETERA VEZ. Algún día será Vd. quien me pida disculpas por lo anterior, espero, y sin darse tantos aires de virtud agraviada. Le especifico de pasada que tanto Yara como Aitor me aseguraron que el Dr. Chapman es un déspota tiránico de nula ética profesional y de conocimientos médicos muy insuficientes para las responsabilidades que ha tomado sobre sí, y que todos los que en Barcelona lo trataron mínimamente, con algún conocimiento de causa, opinan que es un oscuro aventurero que no se sabe muy bien de dónde ha salido, pues no hay manera de hallar un currículum suyo realmente válido en ninguna parte (cosa que sí es posible en el caso de prácticamente todos los trabajadores de la salud con alguna reputación bien merecida) y cabe poner legítimamente en entredicho los presuntos títulos médicos y logros profesionales que él se atribuye a sí mismo sin nadie fiable que los refrende. Además, la Dra. Holetz afirmó que estará encantada de venir a Madrid y personarse en mi juicio en calidad de testigo... para apoyarme y defenderme, naturalmente. Ojalá no se desdiga de esta promesa en el último momento por causa de alguna mieditis repentinamente sobrevenida; pero incluso en tal caso se la podría obligar judicialmente a declarar. Por cierto, uno de los instantes más dichosos de mi vida fue cuando leí el e-mail que ella me envió hará año y medio, donde describió mi relación con el Dr. Chapman con las siguientes palabras sacadas de un popular libro inglés para adolescentes (acerca del “bullying” en el colegio): “The world is full of smiling monsters and angels full of scars.”

“Sobre la posibilidad de vernos. Yo expresé mi deseo abstracto sobre contarle quienes somos y lo que hacemos y expresarle que su conflicto con el Dr. Chapman no es la norma. Usted me respondió que era una estrategia”

Tan sólo para que Vd. me contara quiénes son y lo que hacen, no me hacía ninguna falta entrevistarme con Vd. Eso ya viene detallado con colorines celestiales en la página web de Open House. Ya la leí hace ocho años, me la creí a pies juntillas, y me pasó lo que me pasó. ¿Le suena de algo la frase “Una vez que se ha descubierto un engaño, el cliente difícilmente vuelve otra vez”? Por otro lado, ya que me anima a releer nuestra correspondencia, haga Vd. lo propio y descubrirá que por entonces le aclaré y reaclaré que no pensaba que fuera una estratagema; lo que pensaba era que podía, tal vez, serlo. Los matices, Sr. Fernández, los matices; lo son todo en esta vida.

“¿Donde me tendió el guante? ¿Usted formalizó la oferta y yo la rechacé?”

Yo le escribí literalmente en uno de mis correos: “No le prometo nada, y de hecho ya le digo de entrada que lo que Vd. me propone es prácticamente imposible; pero, de celebrarse algún día una entrevista entre Vd. y yo, sería en el despacho de mi abogado y en presencia de mi abogado, y esto es innegociable; pues la experiencia me ha enseñado con creces que Vds. no son de fiar, y hay que tener la precaución de que estén presentes testigos válidos.” En su día, usted no dijo ni pío al respecto, aunque habría podido perfectamente responderme que sí y probar esa vía. En mi pueblo, eso se llama dar la callada por respuesta; no sé cómo se llamará en el suyo.

“en contra de la opinión de todo el mundo (Dr. Chapman, abogado, mi familia) le estoy escribiendo”

Bravo, bravo, bravisssimo. Y lo digo sin el menor sarcasmo. En ese sentido sí demuestra Vd. tener iniciativa personal y estar dispuesto a hacer caso de sus corazonadas y pelear por lo que cree, acertada o erróneamente, incluso corriendo riesgos. Es una filosofía que despierta en mí un delicioso sentimiento de simpatía intelectual y espiritual, porque es la misma que mantengo e intento practicar yo desde hace mucho. Lástima que el hado nos haya destinado a ser encarnizados adversarios, porque me da en la nariz que en uno de esos universos alternativos de los que habla Stephen Hawking habríamos podido ser excelentes amigos (y lo cierto es que no me habría venido nada mal, pues ahora mismo, sobre todo gracias a los buenos oficios de Open House, no me queda un solo amigo en el mundo y a veces me paso muchos días consecutivos sin tener más de cinco minutos de conversación con alguna persona, envuelto en una espantosa soledad el resto del tiempo; y, por favor, no me venga con el gratuito y sádico comentario de que la culpa de eso debe de ser principalmente mía, porque, lisa y llanamente, no es verdad y no tengo la menor obligación de explicarle por qué). Volviendo a las opiniones que ha tenido Vd. que escuchar, yo que Vd. les replicaría al Dr. Chapman, a su abogado y a su familia: “No me dé usted consejos; sé equivocarme solo.” Recuerde también lo que escribió Christopher Hitchens: “La opinión mayoritaria está equivocada con frecuencia, la opinión masiva está equivocada casi siempre, la opinión religiosa está equivocada por definición.” En esto de la opinión religiosa pienso expresamente en el Dr. Chapman, pues a efectos prácticos le gusta mucho ejercer como el XXXXX de la profesión médica.

“creo que hablando se entienden las personas”

Sí, es un refrán universalmente archiconocido y archiaceptado, pero yo siempre le añado una matización: “Hablando se entiende la gente... de buena voluntad.” No descarto que Vd. tenga buena voluntad, pero sigo sin estar inequívocamente convencido de ello. En cualquier caso, su buena voluntad es contingente y mercenaria, es decir, está dictada y motivada por sus propias conveniencias personales, y eso siempre resulta, cuando menos, sospechoso, ¿o no?

“A lo mejor usted tiene una pureza moral de la que yo carezco”

No es así; tengo graves defectos y he cometido grandes errores, como todo ser humano. Pero hay una diferencia importantísima: yo, a lo largo de mi vida, he tenido que pagar por todos y cada uno de mis defectos y errores, y casi siempre los he pagado mucho más caro de lo debido; en cambio, hay gente que se las arregla para sacar partido de sus equivocaciones y triunfar aplastantemente con ayuda de ellas (el Dr. Chapman era un caso paradigmático, al menos hasta que aparecí yo, pero no es el único ni mucho menos).

Por lo demás, si aún no cree Vd., a estas alturas, que el Dr. Chapman es un XXXXX XXXXX, en mi opinión le ocurre a Vd. una de estas cinco cosas: o es un ingenuo, o es un desalmado, o es un desinformado, o es un estúpido, o tiene el intelecto bloqueado en modo Negación de la Realidad. Claro está que es muy difícil hacer comprender algo a alguien si su sueldo mensual depende de que no lo comprenda.

En nuestra sociedad se ensalza mucho el coraje físico, pero muy poco el coraje moral y el coraje intelectual, que a mi juicio son mucho más fundamentales; y así van el mundo en general y España en particular, tierra de la chapuza y la picardía. Atrévase Vd. a saber. De momento lo invito a leer íntegramente el siguiente enlace. Me figuro que ya lo leyó alguna vez en tiempos pasados; pero, dado que prácticamente lo actualizo cada mes, seguro que al revisitarlo descubrirá no pocas cosas recientemente añadidas por mí y que Vd. todavía ignora:

https://centro-medico-open-house-opiniones-estafa-y-fraude.webnode.es/

Le adjunto asimismo el Recuento de mi experiencia personal con el Dr. Chapman que meses atrás remití al Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid, siguiendo la inspirada sugerencia del propio Dr. Chapman (¿o no fue de él?); lo hago con objeto de que conozca Vd. un poco más “la cara oculta del genio”.

También le ofrezco un par de extractos seleccionados de otros correos que he mandado al mencionado Colegio de Médicos, y varios de los documentos aludidos en ellos.

Después de leer todo el material, cuénteme si sigue sin experimentar ninguna “autocensura” por su colaboración con semejante XXXXX o si todavía requiere un complemento de detalles. Pero entonces, si Vd. aún no se sintiera capaz de entenderlo, yo ya no me sentiría capaz de explicárselo. Y, de todas formas, ¿quién me garantiza a mí que, si toma Vd. definitivamente las riendas de Open House y vuelve a descubrir alguna que otra XXXXX en su ámbito laboral, no preferirá otra vez hacer la vista gorda, tranquilizar su conciencia con reflexiones utilitaristas de un preocupante egocentrismo, y adoptar las reflexiones de la esposa de Sancho Panza (“Tú tráeme buenos dineros a casa, marido mío, que, comoquiera que los ganares, no habrás hecho usanza nueva en el mundo”) en vez de las de Albert Einstein (“En el mundo hay muchísimos horrores, pero no porque haya muchísimos hombres malvados, sino porque hay muchísimos hombres pasivos e indiferentes que, ante los horrores que cometen los hombres malvados, miran hacia otro lado y no hacen nada mientras no los salpique la sangre”) o las de Martin Niemöller (“Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas, guardé silencio porque yo no era comunista. Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio porque yo no era socialdemócrata. Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté porque yo no era sindicalista. Cuando vinieron a por los judíos, no pronuncié palabra porque yo no era judío. Cuando finalmente vinieron a por mí, ya no quedaba nadie que pudiera socorrerme.”)?

Concluiré haciendo constar que mi madre murió de cáncer hace un par de años. Durante el último año de su vida, yo no la pude ayudar ni la mitad de lo que habría podido y querido, porque no me lo permitieron mis malísimas condiciones psicológicas derivadas de mi trato con el Dr. Chapman. Durante medio año después de su fallecimiento, hube de cuidar de mi anciano padre, enfermo de alzheimer, de demencia senil y de artrosis aguda en todas las extremidades... y tampoco lo pude ayudar ni la mitad de lo que habría podido y querido, a pesar de que siempre nos hayamos llevado muy mal. A raíz de todo ello se me cayó una muela entera y la tercera parte de otra; no era cuestión de caries ni de ir o dejar de ir al dentista; a veces los dientes se caen solos por el estrés o la angustia, y eso fue lo que me ocurrió a mí.

EXTRACTO nº 1

Les adelanto que muy probablemente el Dr. Chapman les argumentará que en mi historia clínica consta que en la última consulta que tuve con él (aquélla en que me insultó y me vetó a perpetuidad) me comporté de una forma violenta e iracunda, lo cual motivó su decisión. Eso no es cierto y no hubo ningún testigo y se trata de su palabra contra la mía. En medio de uno de sus berrinches me amenazó con que iba a dejar apuntadas las circunstancias de mi última visita, por si se me ocurría denunciarlo; pero no tendrán Vds. ninguna dificultad en advertir que ni yo ni nadie firmó ni confirmó eso como testigo presencial de la consulta de marras.

EXTRACTO nº 2

Con el fin de agilizar un poco los trámites, les envío documentación complementaria de inmenso interés para mi caso.

Los archivos Megalab 1 y 2 contienen los resultados que yo le mostré al Dr. Chapman y que él despachó sumaria e irritadamente con un “No es veraz”.

Esos resultados de Megalab, junto con los archivos Open House 1, 2, 3 y 4 se los enseñé a la Dra. Juana Martínez Ladrón (a cuya consulta asistía yo gracias a pertenecer a Asisa-Muface), y ella me dijo que por nada del mundo pensaba ponerse en contacto con Open House para concretar la cuestión de hacerme una punción en la espina dorsal; que el Dr. Chapman tenía toda la pinta de ser un XXXXX; y que lo mejor que yo podía hacer era acudir a un médico venerólogo de mi seguro.

Hacia diciembre de 2011 acudí a la consulta de una veneróloga de Asisa- Muface. No recuerdo su nombre, pero su despacho estaba en (o cerca de) la calle Fernández de los Ríos; supongo que haciendo mirar los movimientos de mi tarjeta sanitaria se podría averiguar quién fue exactamente; me parece que se trató de la Dra. Moya González, pero no estoy seguro. Fuera quien fuese, examinó todos los documentos antedichos y declaró que los resultados ofrecidos por el Dr. Chapman eran absurdos; que no me gastara un euro más en Open House; que “allá usted si prefiere creer a un mediquillo de quien nadie ha oído hablar, antes que a un buen laboratorio en el que medio Madrid se hace análisis”; y que me quedara convencido de que mi supuesta sífilis era totalmente ilusoria.

Por aquellos días, pensando aún obsesivamente en que quizá el Dr. Chapman tuviera razón a pesar de todo, e imaginándome muerto de sífilis, tuve un desmayo en plena calle. Fui trasladado en ambulancia primero a la Clínica Fuensanta (C/ Arturo Soria, 17) y después al Hospital Beata María Ana (C/ Dr. Esquerdo, 83), permaneciendo algunos días en observación en este último establecimiento sanitario. A los doctores que me atendieron tanto en la Fuensanta como en el Beata María Ana les mostré también todos los documentos antedichos, y me aseguraron que no se creían ni remotamente lo de mi supuesta sífilis. Los archivos Fuensanta y Beata María Ana recogen los certificados, relativos a todo este asunto, que allí me entregaron, donde consta su incredulidad.

Los archivos Open House 5, 6, 7, 8, 9 y 10 incluyen los resultados del resto de las pruebas de ETS que me hicieron en Open House y en sus “laboratorios asociados y de comprobación”. Observarán Vds. que uno de los “laboratorios de comprobación” a que recurre Open House es Ruiz-Falcó. Tiempo después fui por mi cuenta a Ruiz-Falcó, porque yo seguía lleno de dudas y no podía regresar a Open House al haber sido injuriado y vetado. Los archivos Ruiz-Falcó 1 y 2 incluyen los resultados que allí me proporcionaron. Fue entonces cuando descubrí que el método IgG-IgM sí puede determinar la antigüedad y vigencia de una sífilis, en contra de lo que me aseguró tajantemente el Dr. Chapman. El Dr. Martín-Lluch, que fue quien me atendió ahí (maravillosamente, por cierto), me dijo que el resultado positivo que sus laboratorios me habían adjudicado anteriormente, vía Open House, consistente en un título de 1:80 según el test TPHA, estaba justo en el límite y no podía ser considerado concluyente menos aún si el test de Megalab había dado un resultado negativo.

XXXXX, que fue mi pareja durante 15 años, vino conmigo a hacerse pruebas de ETS en Open House. Es a ella a quien me refiero en mis publicaciones en Internet, así como en mis e-mails al Sr. Fernández Cañadas, como la mujer a quien diagnosticaron una falsa gonorrea de garganta y que, después de nuestra pavorosa experiencia en Open House, padecía fuertes angustias si había de transitar por la calle Atocha. Ella estaba junto a mí cuando tuve alguna de mis conversaciones telefónicas conflictivas con el Dr. Chapman; ella celebró una entrevista privada con el Dr. Chapman, después de un primer intento no culminado de éste último de rechazarme como paciente nada más enterarse de mi TOC, y fue entonces cuando fue informada por él del suicidio de un antiguo paciente suyo que sufría neurosis obsesiva (entre paréntesis, el Dr. Chapman tiene la desfachatez de acusarme, en el escrito judicial de su abogada, de carecer de cualquier fundamento para haber mencionado esa, según él, presunta historia de suicidio); y a ella le fui narrando exhaustivamente, conforme fueron sucediendo, todos mis encuentros e incidentes desagradables con el Dr. Chapman hasta mi expulsión final, en una época en la que lo único que yo quería era olvidar la totalidad del episodio y ni soñaba en hacerlo público ni denunciar a nadie. Ya hace tres años que no la veo ni sé nada de ella.

Dado que, hacia principios del año 2012, yo tenía fobia a usar mi cuenta de correo electrónico, le envié un e-mail al Dr. Chapman a través de la cuenta de correo de mi exnovia. En su respuesta, el Dr. Chapman afirmaba inequívocamente que no había manera de averiguar si mi supuesta sífilis era antigua o reciente. Yo le aconsejé a XXXXX que borrara tanto mi mensaje como dicha respuesta, para que nunca pudieran ser leídos por piratas informáticos que espiaran nuestra intimidad. Ignoro si lo hizo o no; pero seguramente los leyó y, en todo caso, podrían ser recuperados por técnicos informáticos policiales mediante mandato judicial.

El e-mail que les envié a la Dra. Holetz y al Sr. Fernández Cañadas, invitándolos a leer mis contribuciones al foro de “puteros” Spalumi, se lo envié también a la Dra. Nerea Rodríguez Calero, psicóloga clínica de Open House, quien nunca me contestó. La Dra. Yara Holetz me contó personalmente que una de las razones del bárbaro acoso laboral que sufrió a manos del Dr. Chapman se debió a que éste estaba empeñado en averiguar si ella había recibido algún e-mail mío, cosa que ella negó, mintiéndole, una y otra vez.

En su escrito judicial, el Dr. Chapman me acusa también de actitud de recelo contra él desde el principio. Muy al contrario, mi opinión es que si, a pesar de las advertencias contra los resultados de Open House que recibí de mi psiquiatra, mi veneróloga y los expertos de la Fuensanta y el Beata María Ana (así como del Dr. Risco, médico de cabecera de mi familia, que fue quien me entregó los resultados de Megalab), yo decidí seguir acudiendo a su consulta, debido a mi suposición de que él debía de saber algo que todos los demás no sabían, lo que así evidencio es haber depositado en él la desencaminada confianza ciega de un ingenuo timado.

Déjenme añadir que yo nunca había denunciado ni sido denunciado anteriormente por nadie, y que mi carácter retraído y apocado me ha hecho sufrir cobardemente a lo largo de toda mi vida, sin reaccionar en defensa propia, muchos avasallamientos y ofensas físicas y morales gravísimas de muchas personas, como pueden atestiguarlo todos los que me conocen mínimamente bien. Ésa es una de las muchas causas por las que las acusaciones escandalosamente embusteras del Dr. Chapman contra mí, en el sentido de haberlo hecho víctima de mi ira y enojo, son tan sangrantes. (Pero hasta el más sufrido acaba por rebelarse algún día y grita: “Hasta aquí hemos llegado.”)

[NOTA DEL BLOGUERO: Como consecuencia del pésimo estado psicológico en que yo me encontraba por culpa del calvario sufrido a manos del Dr. Chapman, no pude finalmente hacerme cargo por más tiempo del cuidado de mi padre, estando yo al borde de un colapso nervioso; de tal manera que hubo que ingresarlo en una residencia de ancianos, donde murió este año a causa del COVID. Su muerte puede así incluirse en gran medida entre las barbaridades cometidas por el Dr. Chapman.]



ÉL ME ESCRIBIÓ ESTE E-MAIL EL 16 DE JULIO DE 2019:

Hola de nuevo Sr. XXXXX,

¿De verdad considera equiparable que una doctora que gestiona otro centro médico entre en conflicto directo a que yo como trabajador de Open House y sin conocer la historia más que por sus comentarios en internet haga propio? Sr. XXXXX, no me justifico con la necesidad de haberlo hecho, pero si me preguntan abiertamente que si he recibido un correo suyo cuando lo han hecho el resto de las cuentas de la empresa, no tenía sentido decir que no, salvo por qué le contesté y tuvimos un breve intercambio de correos (cosa que sí oculté). ¿Actué mal? Puede, ¿Creo que en base a las circunstancias de ese momento tome la mejor decisión? Creo que sí.

Disculpas aceptadas, pero no sea usted duro consigo, todos presuponemos cosas en base a nuestras circunstancias, yo soy el primero que sufre este mal tan común en nuestra sociedad.

Normal que tenga dudas sobre que o quien le dice la verdad, en conflictos con varios actores implicados se encontrará uno gente de fiar, gente que lo parece y luego no lo es y gente que se quiere aprovechar de la situación. ¿Quien es quien? difícil juego al que tenemos que jugar durante toda nuestra vida. Le pido disculpas si se ha ofendido con mi negativa a creer los comentarios de la gente de Pyrena sobre mí (le recuerdo que no dudé de los comentarios sobre el Dr. Chapman, porque se que no le tienen simpatía) pero Sr. XXXXX, hasta donde yo sé, tengo el cariño, el apoyo y el respeto de Aitor, hablamos regularmente y sinceramente, sería una decepción hacia personas que aprecio y prefiero pensar que es un malentendido producido por la tensión de sus conversaciones a que estoy recibiendo una puñalada de alguien a quien valoro.

Entonces veo que estamos de acuerdo en este punto. No hubo oferta formal por parte de nadie y, por lo tanto, no hubo guante tendido y no rechacé ninguna oferta, ya que ambos hablábamos siempre sobre posibilidades. Sobre reunirnos con su abogado, sí que le respondí, le dije que no era una oferta formal por mi parte y creí que tampoco lo era por la suya. Si usted quiere, yo encantado de hacerlo ahora Sr. XXXXX, nada tengo que ocultar y nada temo, solamente quiero buscar una solución a un conflicto que ahora me afecta a mí directamente y puede tener razón en preguntarse ¿porque no se ha hecho nada antes? Pues porque hasta que decidí comprar Open House era un simple trabajador y tenia bastantes problemas personales y ya me ocupaba de muchas cosas, como para meterme de lleno a resolver un conflicto que el Dr. Chapman decidió resolver por la vía judicial. Le recuerdo lo que para mi es una posición de neutralidad, contar mi versión, lo que se y lo que no y no mentir para beneficiar o perjudicar a nadie. No creo que merezca ser juzgado por no meterme donde nadie me llamaba (le recuerdo que jamás me solicitó nada)

Sobre su siguiente párrafo, en primer lugar gracias por el halago, mi forma de actuar es enfrentar los problemas, poner las cartas encima de la mesa y buscar el encendimiento para resolver los conflictos, siempre es la primera vía y cuando no he podido gestionar así los conflictos (problemas con parejas que no se comunican o conflictos laborales) me ha causado una profunda angustia y desazón. ¿Encarnizados adversarios? Discrepo con usted Sr. XXXXX, podemos llegar a ser adversarios si creo que está actuando injustamente contra mi persona, pero de momento, usted es una persona que tiene un conflicto con mi ex jefe del que se ve perjudicado mi ahora negocio. ¿Nos convierte este paralelismo en adversarios de manera automática? Me gustaría pensar que no, pero supongo que hasta cierto punto no depende de mí directamente. No tengo la menor intención de ir con el argumento sádico de que cada uno se busca su destino, en este mundo neoliberal se intenta responsabilizar al individuo y demonizarlo por sus errores, eximiendo de toda responsabilidad a la estructura social y a las circunstancias, cuando el contexto es lo que nos define principalmente. Sobre replicar los consejos que me dan, lo hago Sr. XXXXX, aunque no tan tajantemente como sugiere (sobretodo de mis seres queridos, porque lo hacen con la intención de no verme sufrir) Sobre la frase de Christopher Hitchens y sin entrar su similitud con el Dr. Chapman, simplemente, ¡me encanta!

Mi empeño está condicionado por mis circunstancias personales Sr. XXXXX, mi buena voluntad no. Osea como mucho puede definir mi empeño como interesado y contingente, pero creo que mi buena voluntad nunca se ha puesto en entredicho o no creo que lo haya podido hacer a través de nuestros correos ¿O nota algo diferente en mi tono o empatía comparado con la anterior ocasión? Creo que no, porque siempre intento mostrarme como soy, es lo que mejor resultado me ha producido a o largo de mi vida y aunque me he llevado grandes decepciones por dar confianza a quien luego me ha demostrado que no la merecía, en global pienso que me merece la pena ser así.

Yo también he pagado el precio por todos y cada uno de mis errores, incluso he sufrido errores ajenos como propios. Busque una sola persona que haya sido perjudicada por mis actos profesionales y que esté disgustada con el trato que yo le he dado. A lo mejor la encuentra Sr. XXXXX, pero para mi orgullo es algo que presupongo muy muy complicado, a riesgo de equivocarme de nuevo.

Sobre su retahíla de posibles adjetivos hacia mi persona comentarle, el Dr. Chapman puede tener cosas malas (lo sé mejor que nadie) y no entro a valorar su situación concreta, pero de verdad que la mayoría de los pacientes salen contentos y aliviados de Open House. Entonces no, Sr. XXXXX, no desmerezco su situación personal ni su sufrimiento, pero ya se lo he dicho con anterioridad, salvando los problemas que a usted el trato del Dr. Chapman le haya podido provocar y sin juzgar una situación que no me compete, creo en lo que hacemos y creo en como lo hacemos, también creo en el equipo de profesionales que trabajamos aquí y confío plenamente en ellos ¿Soy un ingenuo? El tiempo me lo dirá.

Gracias por invitarme a conocer de mejor mano su caso, leeré las actualizaciones detenidamente. Aunque Sr. XXXXX, usted no tiene que convencerme a mi de nada, no le juzgo y no le perjudico, simplemente comprendo su sufrimiento y espero que algún día se pueda disipar. No siento esa autocensura, pido disculpas si debería, solo siento empatía y tristeza por estar envuelto en un conflicto donde le aseguro nadie ha salido beneficiado y solo ha provocado sufrimiento mutuo me temo. ¿Quien le garantiza a usted que yo no sea un embustero y que haga la vista gorda ante los problemas que surjan desde que Open House es mi responsabilidad? Nadie. ¿Preferiré hacer de nuevo la vista gorda? Esta usted cargando de responsabilidades a un técnico de laboratorio que hacía su trabajo lo mejor posible y que no le competía gestionar estos problemas de Open House. Ahora es mi responsabilidad desde que le compré al empresa al Dr. Chapman el trato que reciben mis pacientes y, por lo tanto, puedo hacerme responsable de lo que ocurra si veo problemas y no actúo, pero antes mi responsabilidad era atenderos con mi mejor disposición y ofreceros mi sonrisa y empatía para rebajar los nervios. ¿Cometí algún fallo en mi cometido según mis responsabilidades? Creo que no.

No estoy en esto para ganar dinero Sr. XXXXX, solo quiero ganarme la vida dignamente ofreciendo un servicio que ayude a las personas a resolver sus problemas lo antes posible y tener una oportunidad de prosperar. No voy a pasar por alto atropellos por parte de mi personal a nadie, al igual que no voy a permitir que nadie atropelle a mis empleados. Es simplemente mi palabra, pero es lo que tengo para ofrecerle. Sobre los males que ofrece la pasividad humana para lo sociedad, completamente de acuerdo. En caso contrario, no tendríamos a gente votando a oligarcas forrados que solamente gestionan el país para su propio interés y para beneficiar a sus amiguitos, ni tendríamos a gente culpando a los más desvalidos de sus males, en lugar del propio sistema que nos exprime. En ese aspecto, comparto su visión de la vida, aunque permítame que yo no lo extrapole a mi situación personal, ya que discrepo con usted.

Yo concluiré ofreciéndole mi mas sentido pésame por su pérdida y por no haber podido usted ofrecer a sus familiares el soporte deseado, es algo horrible que nadie debería pasar bajo circunstancias de estrés o ansiedad.

Eso quiero para mí Sr. XXXXX, poder seguir adelante, solucionar los problemas que he tenido durante estos años y poder gestionar un negocio en el que verdaderamente creo, sin ansiedad extrema y preocupándome solamente por conseguir el mejor trato y servicio para nuestros pacientes.

Le deseo una buena semana.

Saludos



YO LE ESCRIBÍ ESTE E-MAIL EL 16 DE JULIO DE 2019:

He estado repasando nuestro antiguo intercambio de correos. En uno de los primerísimos encuentro la siguiente frase: “Conozco la situación perfectamente, llevo trabajando ocho años aquí y yo le atendí personalmente en el laboratorio (gracias por no incluirme en sus comentarios, entiendo que mi trato sería el adecuado para usted) Conozco todo y cuando digo todo, es todo.” Ahora me escribe: “¿De verdad considera equiparable que una doctora que gestiona otro centro médico entre en conflicto directo a que yo como trabajador de Open House y sin conocer la historia más que por sus comentarios en internet haga propio?” (Los subrayados son míos, obviamente.) Estas dos declaraciones se dan absolutamente de patadas entre sí, como puede apreciar cualquiera con dos dedos de frente.

Por lo que se refiere a la Dra. Holetz, Vd. sabe muy bien que ella no gestionaba el centro médico (de eso se ocupaba Aitor) sino que era una simple contratada. En esos momentos, además, no se trataba de “otro” centro médico, sino del mismo, aunque sí se tratara de una sucursal enclavada en otra ciudad; y ella era (y es) extranjera y madre de una niña pequeña; por consiguiente se expuso a muy reales peligros laborales y personales al manifestarme su solidaridad y comprensión, y los padeció de hecho. Por si fuese poco, ella sí que no tenía (al contrario que Vd.) la menor idea de quién era yo ni de lo que yo podía hacer con su respuesta a mi correo. Conmigo se arriesgó a tumba abierta. Si yo fuera un “vengador sin piedad” no habría tardado ni medio minuto en hacer circular por todo Internet su respuesta a mi correo; pero me abstuve de hacerlo, para no causarle complicaciones de ninguna clase. Ella ya no corre ese peligro. Por eso le adjunto nuestro brevísimo pero infinitamente valeroso y conmovedor intercambio epistolar. ¿A Vd. no lo hace sentirse muy, muy pequeño en comparación con ella? ¿Acaso se le podría aplicar a Vd. la frase que Cary Grant, en la excelente película de médicos “Murmullos en la ciudad” de Mankiewicz, le espeta a un médico inescrupuloso: “Mr. Elwell, you are a little man; it’s not a question that you are short, it’s a question that you are little”?

Por lo que se refiere a Aitor, no acabo de estar del todo contento con él. Parece ser que, una vez que consiguió de mí lo que le interesaba, se desentendió de mí y de mi suerte, al no contestar al último e-mail que le mandé, solicitándole unos datos. Le adjunto también nuestro intercambio epistolar. Cierto es que le prometí a Aitor Padilla que nuestro contacto sería estrictamente confidencial; pero, dado que ha tenido, como digo, la increíble falta de respeto y de educación de no contestar a mi último correo, opino que ha roto nuestro “pacto entre caballeros” y me considero libre de participarle a Vd. sus declaraciones escritas. Aquí sigo mi máxima que ya le expuse a Vd. mucho tiempo atrás: hay que ser bueno con los buenos y malo con los malos (y regular con los regulares, agrego hoy). Se conoce que Aitor piensa que “los enemigos de mis enemigos son mis amigos”... sólo por algún tiempo; o sea, hasta que deja de convenirle. Me pregunto si a Vd. no le pasa o pasará algo siquiera remotamente parecido.

El Dr. Chapman me recuerda mucho a Iñaki Urdangarín: es un XXXXX de pies a cabeza, pero va por ahí empeñado en que es inocente y en que defenderá su honor hasta las últimas consecuencias, aunque sabe sobradamente que todas las imputaciones que se le hacen -que le hago- son ciertas desde la primera hasta la última sílaba. Espero que Vd. no se parezca a la esposa de Urdangarín y de otros célebres encausados, las cuales insisten en que “no sabían nada”.

Vd., como técnico de laboratorio encargado de la extracción de sangre, tenía necesariamente que saber -sobre todo a raíz de los correos que le envié hará año y medio- que la supuesta prueba IgG-IgM que se practica en Open House es incompleta y fraudulenta; lo cual implica que con ella se ha estafado, en mayor o menor medida, a una gran parte de esos 20.000 clientes tan felices y contentos que, según Vd., hasta ahora han pasado por Open House. Desde luego se trata de una estafa colectiva descomunal y monumental. En verdad sería una demostración concluyente de buena voluntad por su parte el que Vd. nos proporcionara, a mí y a mis abogados, pruebas irrefutables de ese delito continuado perpetrado en Open House a lo largo de muchos años, y con eso desenmascararíamos a perpetuidad al farsante Dr. Pinochapman. Esas pruebas irrefutables las vamos a obtener de todas maneras, tarde o temprano; pero ello puede hacerse por la vía larga o la vía corta. La vía larga involucraría muchas declaraciones incomodísimas en público de sufridores inocentes, amén de registros policiales e informáticos, con un enorme coste para todos en dinero, tiempo y amarguras. La vía corta sería que colaborara Vd. con la Justicia, como es su deber como buen ciudadano y profesional de la salud a punto de hacerse cargo de un Centro Médico donde puede estar en juego la vida misma de muchos pacientes.

Sería maravilloso que su enfática declaración de que “No voy a pasar por alto atropellos por parte de mi personal a nadie” tuviera efectos retroactivos (así resultaría infinitamente más creíble); obviamente me refiero a que tampoco debería Vd. pasar por alto los atropellos cometidos en Open House en el pasado a cualquiera de sus clientes, y debería Vd. contribuir, en toda la medida de sus posibilidades, a subsanarlos y resarcir a los afectados. Estoy seguro de que puede aportarnos esas pruebas incriminatorias sin infringir ninguna ley; es más, le recuerdo que su obligación moral, cuando estuvo al corriente de tales hechos, era denunciarlos o dimitir, y no convertirse en cómplice por omisión. No le pido que nos entregue el e-mail, absolutamente inculpatorio, que el Dr. Chapman escribió a la cuenta de mi exnovia, porque supongo que Vd. no tiene la contraseña ni acceso al correo de las consultas médicas digitales de Open House, y me figuro que eso sí sería infringir la ley; pero descuide Vd., que con la angustiosa colaboración de XXXXX y la más calmada de los expertos informáticos judiciales, ese vergonzante e-mail del Dr. Chapman será localizado, reconstruido y hecho público para instrucción pública de todas las generaciones venideras.

Vd. me escribe, entre paréntesis: “le recuerdo que jamás me solicitó nada”. Relea Vd. esta frase de uno de mis primerísimos correos: “Si tiene Vd. una pizca de honradez, podría hacer algo al respecto; no sé el qué, pero algo.” Si eso no es solicitar, que venga Dios (aunque no existe) y lo vea.

También escribe Vd.: “el Dr. Chapman puede tener cosas malas (lo sé mejor que nadie) y no entro a valorar su situación concreta, pero de verdad que la mayoría de los pacientes salen contentos y aliviados de Open House”. Sí, también Hitler quería mucho a su perro, trataba a sus generales a cuerpo de rey (mientras no perdieran batallas) y daba caramelitos a los niños (a los niños arios, no a los niños judíos, a los que dispensaba un trato bien diferente). Sé que puedo terminar haciéndome pesado con tanta comparación filonazi, pero es que toda mi experiencia en Open House corresponde, punto por punto, a lo que psicólogos y sociólogos denominan el fascismo cotidiano o microfascismo. Aparte de eso, acabo de decirle que la inmensa mayoría de esos pacientes no saben que fueron indignamente estafados en la supuesta prueba IgG-IgM “made in Open House”. Que alguien no sepa que ha sido maltratado no quita que lo haya sido. Y mi propia experiencia en Open House (que me consta que ha sido sufrida por varios pacientes más) invalida tajantemente cualquier presunto acto de filantropía que el Dr. Chapman haya podido practicar en todos los demás ámbitos de la existencia. ¡¡¡Mójese Vd. de una vez y entre a valorar mi situación concreta!!! ¡¡¡Comprométase, tome partido hasta mancharse, y no confunda ecuanimidad con equidistancia!!! ¡¡¡Sea un ser auténticamente humano, y no un burócrata o un autómata!!! ¡¡¡Haga algo de lo que pueda enorgullecerse y contar a sus nietos con la cabeza bien erguida!!!

¿Ha leído ya las actualizaciones de mi página web, refrescándose de paso la memoria al releer los contenidos más veteranos? ¿Se ha fijado especialmente en el hecho de que nuestro XXXXX XXXXX XXXXX de Atocha no duda en acusarme de falsedades para salirse con la suya, engañando a la abogada, a la juez y a la Justicia?

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#214447 - 01/02/22 01:07 PM Re: Discriminación de discapacitados [Re: Anonimo]
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[Continuación del mensaje anterior]



¿Ha leído ya las actualizaciones de mi página web, refrescándose de paso la memoria al releer los contenidos más veteranos? ¿Se ha fijado especialmente en el hecho de que nuestro XXXXX XXXXX XXXXX de Atocha no duda en acusarme de falsedades para salirse con la suya, engañando a la abogada, a la juez y a la Justicia? ¿Aún no se le revuelven las tripas a Vd. al enterarse de las proezas de este XXXXX? (Si no se le revuelven, no veo otra explicación sino que debe Vd. de ser una persona sin entrañas.) El Dr. Chapman está muy bien caracterizado en otro relato del insuperable Joseph Conrad, esta vez no “El agente secreto” sino “El regreso”: “Falsa siempre. Mentiras aparentaba, mentiras respiraba, mentiras vivía... mentiras diría... siempre... ¡hasta el final de sus días!” (“Always false. She looked lies, breathed lies, lived lies — would tell lies — always — to the end of life!”)

Para remover un poco más la conciencia de Vd., o lo que le quede de ella, puedo contarle otro más del catálogo de horrores perpetrados por el Dr. Chapman contra mí y mis allegados. En la época en que XXXXX y yo fuimos a hacernos las pruebas de Open House, ella acababa de quedarse en paro y estaba estudiando unas oposiciones que iban a celebrarse al cabo de un año; y para eso se gastó una fortuna en inscripción y temarios y academias, y no salía de casa más que poquísimas horas a la semana, encerrada estudiando todo el resto del tiempo. Pues bien, el problema nuestro con Open House, que duró seis meses en sí mismo y varios años en sus secuelas, la alteró y desconcentró de tal modo que pudo estudiar muy mal y suspendió las oposiciones. Quizá las habría suspendido de todas maneras, con o sin Open House; eso está por ver, aunque yo no estoy tan seguro. En cualquier caso, el Dr. Chapman y Open House no tuvieron ninguna compasión con nosotros, justo cuando más la necesitábamos; no le extrañe, visto lo visto, que yo me ponga de uñas cuando Open House o cualquiera de sus asociados me pide compasión a mí. Me parece temerario, por decirlo suavemente.

Dentro de todo el horror y la indignidad de este proceso judicial, no cabe duda de que tendrá su interés y hasta su gracia (de una manera bastante negra y lúgubre) el ver enfrentarse al Dr. Chapman -y a Vd. también, aunque sea lateralmente- contra mi exnovia, mis hermanos, mis abogados, la Dra. Holetz, Aitor Padilla, dos de los mejores laboratorios de Madrid, dos de los más reputados hospitales de Madrid, varios excelentes médicos de Asisa-Muface, y algunas otras personas e instituciones más. Me da la impresión de que, antes de que el juicio se celebre, el Dr. Chapman, asustado por mi firmeza y determinación, huirá cobardemente a otro país y los (nos) dejará a todos empantanados, tras haber causado infinitos estragos a su alrededor. El tiempo lo dirá.

[NOTA DEL BLOGUERO: Cuando escribí “el Dr. Pinochapman”, no era mi intención comparar al Dr. Chapman con Pinochet, sino con Pinocho. Si el Dr. Chapman fuera Pinocho, su nariz ya habría dado varias vueltas al mundo.]


ÉL ME ESCRIBIÓ ESTE E-MAIL EL 17 DE JULIO DE 2019:

Hola de nuevo Sr. XXXXX,

Entiendo que usted no se fíe y que quiera buscar la contradicción en mis palabras. Conozco todo lo acontecido en Open House en los últimos 10 años, al menos desde que estoy trabajando la totalidad del tiempo que abre la clínica. ¿Eso implica que conozca lo que ocurre en la consulta médica? Evidentemente no, porque no lo tengo que saber. Conozco las circunstancias externas, pero sobre lo que ocurrió en la consulta, eso es entre el Dr. Chapman y usted. Al igual que sobre la Dra. Yara, ella gestionaba el aspecto médico Sr. XXXXX, se de sobra que el centro lo gestionaba Aitor, me refería al aspecto médico. Disculpe si mi precisión en el lenguaje no es como la suya, carezco de su buen hacer y no estoy pasando una época especialmente buena.

Yo Sr. XXXXX, si tengo la desgracia de tener que ir a declarar, declararé lo que recuerdo de sus visitas en las que estuve presente y ya está. Se que sus primeras visitas fueron con normalidad, que no tuvo en ningún momento ningún tipo de conflicto conmigo, ni me expresó ninguna queja a mi persona por el servicio y que un día se le negó la atención por parte del Dr. Chapman (tendré que comprobar si estaba trabajando ese día, porque ni lo recuerdo si le soy sincero) y por mi parte no tengo nada más que decir. ¿Miento en algo? Creo que no.

Sobre la prueba, a mí como técnico de laboratorio solo me compete saber como se hace en realidad, pero tengo la información sobre ella, Sr. XXXXX, no es un secreto. Utilizamos para personas que nunca han tenido sífilis en el pasado una prueba que detecta ambos anticuerpos de sífilis IgG e IgM, es la primera linea que se busca en la guías clínicas y así lo aplicamos. Si usted pide un screening en cualquier laboratorio le harán estas pruebas y a veces un RPR también. Lo que muchos laboratorios no saben es que esta prueba no es concluyente para diagnosticar sífilis, ya que detecta los casos antiguos y los recientes. Sífilis es una bacteria compleja y aunque conozco como lo abordamos en Open House, es una cuestión siempre del doctor tomar las decisiones clínicas.

Le pido que no me vuelva a sugerir que busque o le aporte pruebas de ningún tipo. Le estoy diciendo en repetidas ocasiones que quiero mantenerme neutral y si me toca dar mi versión, darla, sin perjudicar ni beneficiar a nadie. ¿Que clase de confianza podría tener usted en mí y en mis palabras, cuando para favorecer mi situación (evitar que usted perjudique a mi clínica) pretende que rompa mi neutralidad? No soy así, siento decepcionarle, no malinterprete mi sinceridad y mis ganas de que usted entienda que me está perjudicando a Pablo Fernández, que soy alguien que se considera honrado y que se esfuerza por salir adelante con la mejor voluntad posible. Por cierto, ya soy el propietario de Open House, en Agosto sale definitivamente el Dr. Chapman para hacer poco a poco la transición, pero ya es mi clínica.

Señor XXXXX, me mojo, me he mojado por mi clínica y por mi futuro, me mojo porque aposte por una relación y estoy aterrado, me mojo gestionando una empresa sin cualificación, me mojo habiéndole comprado al Dr. Chapman su clínica y arriesgando todo por conseguir un futuro, me mojo porque tengo una perrita adorable pero con problemas de conducta y me destroza el no saber hacerlo mejor. Me estoy mojando no, estoy hasta el cuello de agua. Entienda por favor que va a obtener de mi empatía, comprensión en lo que podamos estar de acuerdo y un debate enriquecedor. Pero no apele a mi valía y honradez para posicionarme en contra de una persona que ha hecho cosas mal, pero que también me ha hecho crecer y desarrallorarme profesionalmente. Yo no me embarco en nada sin valorarlo todo como se debe y no tengo el tiempo, ni la capacidad para discernir lo que pasó en la consulta y valorar lo justo de sus comentarios y tomar parte activa, ya tienen ustedes abogados que se encargan de ello.

Ya que usted está pendiente de la actividad de Open House en redes, informarle que voy a preparar un comunicado en Facebook para que mis amigos me den difusión y me ayuden. ¿Cree usted que voy a engañar a mi familia y amigos para que acudan a un sitio donde crea que se les va a tratar mal? Verá la cantidad de gente que tengo cerca Sr. XXXXX y lo que me aprecian, y no es por engañar a nadie, es porque siempre he sido una persona cercana, alegre y con buena voluntad. Sinceramente creo en lo que hago y siento que usted lo vea de otra forma.

Aún no he leído sus actualizaciones, ni tampoco los documentos aportados Sr. XXXXX, lo haré con calma cuando tenga un momento, ya que su transparencia es de agradecer, pero necesito tiempo y energía mental y muchas veces, ante las adversidades continuas de la vida, es difícil de conseguir. Me alegro que para usted en parte este proceso (el juicio) tenga interés y gracia, que sepa que para mí ninguna, es una experiencia que nunca he tenido que hacer y que me desagrada profundamente.

Siento haber sido más escueto en este intercambio, tampoco creo que le pueda aportar mucho más, usted tiene bien definido lo que es el Dr. Chapman y Open House en base a su experiencia, simplemente informarle que la mía ha sido diferente. ¿Cree que soy mala persona por valorar el global de estos 10 años y no su caso particular? Esa valoración se la dejo a usted, pero si piensa que sí no puedo más que discrepar.

Le deseo buena semana.

Saludos



YO LE ESCRIBÍ ESTE E-MAIL EL 17 DE JULIO DE 2019:

Primero comentaré, según la costumbre que he adquirido recientemente, un par de párrafos suyos:

“Sobre la prueba, a mí como técnico de laboratorio solo me compete saber como se hace en realidad, pero tengo la información sobre ella, Sr. XXXXX, no es un secreto. Utilizamos para personas que nunca han tenido sífilis en el pasado una prueba que detecta ambos anticuerpos de sífilis IgG e IgM, es la primera linea que se busca en la guías clínicas y así lo aplicamos. Si usted pide un screening en cualquier laboratorio le harán estas pruebas y a veces un RPR también. Lo que muchos laboratorios no saben es que esta prueba no es concluyente para diagnosticar sífilis, ya que detecta los casos antiguos y los recientes. Sífilis es una bacteria compleja y aunque conozco como lo abordamos en Open House, es una cuestión siempre del doctor tomar las decisiones clínicas.”

Pues bien, Vds. no disponían de ninguna información sobre si yo había tenido sífilis en el pasado o no, puesto que era algo que no lo sabía ni siquiera yo mismo al no haberme hecho nunca pruebas de ETS, y así se lo dije al Dr. Chapman. En Ruiz-Falcó, dada mi ignorancia de entonces sobre este tema, yo no pedí nada en particular acerca de screenings y esas cosas, y me hicieron la prueba completa. El diagnóstico IgG-IgM sí es concluyente (el Dr. José Eduardo Martín-Lluch me aseguró que es el más perfecto y seguro y fiable que existe en la actualidad), porque, aun cuando detecta los casos antiguos y recientes, diferencia plena e inequívocamente entre unos y otros. Por muy escaso tiempo de que Vd. disponga ahora mismo, y por muy agobiado que esté, haga el favor de echar un vistazo al documento que le envié bajo el título “Ruiz-Falcó 2”, en mi réplica a su “Negligencia (V)” y compárelo con el documento “Open House 1” en esa misma réplica mía.

Además le reproduzco tres extractos de mi web https://centro-medico-open-house-opiniones-estafa-y-fraude.webnode.es/ ya que parece que aún no ha tenido tiempo de releerla. Son los que atañen a ese punto concreto:

Nº 1) El Dr. Chapman ni siquiera conoce los fundamentos de su oficio. Él puede hacer, según afirma él mismo, la prueba IgG-IgM para detectar la sífilis casi infaliblemente. A mí me la hizo, me salió positivo, y me dijo que era imposible para cualquier médico determinar si se debía a un contacto sexual reciente o a uno de veinticinco años atrás. Pues bien, resulta que la prueba IgG-IgM, suponiendo que la hagan buenos profesionales con buenas instalaciones, está diseñada precisamente para determinar si un positivo en sífilis se debe a una infección reciente o a una infección antigua que se haya curado de manera espontánea o inadvertida. Tuve que hacerme posteriormente esa misma prueba (y varias otras complementarias) con mucho mejores médicos y en mucho mejores condiciones técnicas (y humanas), y me dio siempre negativo, tanto para mi historia reciente como para la antigua.

Nº 2) Repito que el método IgG-IgM para la detección de la sífilis está diseñado de tal manera que no sólo da el correspondiente resultado positivo o negativo, sino que además, en caso de dar positivo, determina si se trata de una infección antigua ya curada mediante empleo de antibióticos (incluso aunque el paciente no fuera consciente de ello en su momento) o una reciente que precisa tratamiento. Puesto que el Dr. Chapman me hizo (o eso afirmó él) la prueba IgG-IgM, y me dijo que había dado positivo (que luego resultó ser un falso positivo), y ante mis preguntas me aseguró contundente que dicha prueba no podía detectar si mi supuesta infección era reciente o antigua y que no existe modo alguno en la Tierra de detectar eso, aquí ocurre una de dos cosas: el Dr. Chapman, o bien es un ignorante, o bien es un mentiroso. En cualquiera de los dos casos, una persona así no debería fundar y regentar una clínica. Ya sólo el mero hecho de que una persona así sea contratada para trabajar en un centro médico basta para descalificarlo para siempre jamás como, lisa y llanamente, una estafa y un fraude.

Nº 3) A finales de 2017 publiqué el siguiente comentario en las “reseñas de usuarios” de Google para Open House. El Dr. Chapman me contestó públicamente, y yo le contesté públicamente al Dr. Chapman. Meses después, el Dr. Chapman borró absolutamente su contestación, pero yo tuve buen cuidado de sacar copia de todo el conjunto. Mi comentario, ahora a solas, continúa permaneciendo entre las mencionadas reseñas. Aquí os ofrezco la versión íntegra, sin las amputaciones del Dr. Chapman.

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Copio, literalmente y en su integridad, el escueto informe que me dio Open House tras hacerme (supuestamente) la prueba IgG-IgM:
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Sífilis
Análisis realizado detección anticuerpos IgM e IgG de Treponema Pallidum (DETERMINE)
Resultado: POSITIVO
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Y a continuación copio, también literalmente y en su integridad, el pormenorizado informe que me dieron en Ruiz-Falcó, que es un modelo de profesionalidad, tras hacerme (auténticamente) la prueba IgG-IgM:
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Reacciones Antitreponémicas
AC ANTI TREPONEMA PAL IgG <0.10 (NEGATIVO)
(Un resultado positivo es compatible con la presencia de Ac de origen reciente y antiguo. Para diferenciar una infección reciente se debe efectuar el análisis de los Ac tipo IgM y seguir la evolución del título de los Ac tipo IgG.)
AC ANTI TREPONEMA PAL IgM 0.41 (Índice NEGATIVO)
(Se considera positivo cuando el índice es superior a 1,50. Zona límite índice entre 0,9 y 1,50.)
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Salta a la vista la diferencia, ¿verdad que sí? [Por cierto, AC, o también Ac, significa Anticuerpos.]
Por otro lado, hay aquí algunos opinadores que tienen la idea -propia de gente de una increíble cortedad mental y mezquindad moral- de que “como a mí no me ha pasado eso, eso no puede pasarle a nadie” o “si a ése le pasó, es porque se lo merecía”. Claro que ellos mismos confiesan ser clientes asiduos de Open House, una empresa que todos sabemos para lo que está. Dime con quién andas y te diré quién eres…

Respuesta del propietario

Hola buenas tardes. Lamento saber que tienes dudas serias sobre el resultado que has recibido al realizarte la prueba. En Open House, toda la información que has mencionado que falta se proporciona antes y después de la realizar la prueba EN PERSONA y no simplemente apuntado en la hoja de resultados. Estaríamos encantados de verte de nuevo y hablar de tu resultado. Por favor llámanos para acercarte y miramos tu caso juntos. Según el estudio que publicamos en una revista científica un resultado positivo en nuestra prueba es casi nunca erróneo, y por eso te animo a acudir de nuevo y lo solucionamos juntos.

Respuesta del opinador a la respuesta del propietario

En Open House, la información que falta no me la proporcionaron ni antes ni después de la prueba EN PERSONA, ni nadie me dijo que pudieran obtenerse esos datos ni tampoco cuál es su importantísima función (o sea, determinar la antigüedad y vigencia del supuesto contagio); y podría haberme muerto sin sospechar siquiera su existencia. Además, yo no querría volver nunca a Open House ni aunque pudiera, pues me trataron como a una basura; y no podría ni aunque quisiera, pues me vetaron para siempre jamás como paciente. También me hice prueba de sífilis en Megalab, salió negativo, se la enseñé al Dr. Chapman, y él se limitó a mirarla diez segundos y a decir con mucha soberbia: “No es veraz”, sin dignarse explicar el porqué. Para colmo, me preguntó que para qué acudía a Open House si no estaba dispuesto a creerme lo que él me dijese, lo cual es la frase más indigna de un hombre de ciencia que imaginarse pueda. Es mucha caradura pretender mostrarse ahora amables y asequibles, de cara al público de Internet. Y no veo qué les impidió apuntar en la hoja de resultados los datos ausentes, cuando Ruiz-Falcó sí lo hizo sin necesidad de pedírselo; ni que fuera un secreto de Estado, ¿o es que son Vds. tan tacaños que quieren ahorrar en tinta y papel? Está claro que esto es una brutal falta de transparencia informativa... o incluso algo muchísimo peor. De esa manera, si alguien anuncia que irá a protestar, Vds. podrían amañar esos datos antes de que el afectado se persone en la consulta. (Aparte de eso, Vds. silencian en su publicidad que las pruebas ultrarrápidas tienen un índice de fiabilidad significativamente más bajo que las que tardan varios días en realizarse.) En cualquier caso, ya he puesto todos estos documentos clínicos míos, así como algunos otros más, en manos de mi abogado, por lo que pudiera suceder; pues el Dr. Chapman tiene la fea costumbre de demandar, por presuntas calumnias, a quienes se atreven a divulgar públicamente sus fechorías, como puede descubrirlo cualquiera que se moleste en “googlear” un poco. Un día caerán Vds. como Harvey Weinstein, aunque por otros motivos.

Por cierto, ¿cómo es posible proporcionar ANTES de la prueba la información que falta? Hay que estar un poco ido para escribir una cosa tan absurda.

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“Aún no he leído sus actualizaciones, ni tampoco los documentos aportados Sr. XXXXX, lo haré con calma cuando tenga un momento, ya que su transparencia es de agradecer, pero necesito tiempo y energía mental y muchas veces, ante las adversidades continuas de la vida, es difícil de conseguir. Me alegro que para usted en parte este proceso (el juicio) tenga interés y gracia, que sepa que para mí ninguna, es una experiencia que nunca he tenido que hacer y que me desagrada profundamente.”

Para evitar que todo esto se convierta en un diálogo de sordos, le ruego que no vuelva a ponerse en contacto conmigo mientras no haya leído todos y cada uno de los enlaces y documentos que le he aportado durante estas semanas. Sepa que para mí el juicio no tiene tampoco ninguna gracia, pero que ninguna; simplemente, si uno no aplica un poco de humor (aunque sea negro; negrísimo, en este caso) a las situaciones, es imposible sobrevivir en la vida; de no ser por eso, yo en particular no seguiría vivo tras ocho años, ocho, viviendo en la más completa angustia y desolación y sufriendo las experiencias más espeluznantes que había sufrido jamás (y teniendo que disimular en público presentando una fachada de normalidad y tranquilidad, cosa que desgastaría ferozmente a cualquiera, tanto más a una persona con mi historial psiquiátrico), y todo por cortesía de Open House. Mi frase “dentro de todo el horror y la indignidad de este proceso judicial, no cabe duda de que tendrá su interés y hasta su gracia (de una manera bastante negra y lúgubre) el ver enfrentarse al Dr. Chapman...” es una muestra de lo que los ingleses llaman understatement o ironía sutil; por supuesto entiendo que, si Vd. no suele leer tanta literatura como yo, no esté habituado a captar esos matices. Ahí sólo me refería a que me encantará -¿para qué negarlo?- ver morder el polvo espectacularmente al XXXXX XXXXX que tanto daño me ha hecho a mí y a otros seres humanos inocentes (aunque no a pobrecitas perritas como la suya, desde luego).

Y ahora voy a ser concluyente, directo y claro, para que me entienda Vd. sin ningún género de dudas. Ya está bien de marear la perdiz y de jugar al muy cansino juego de las réplicas y contrarréplicas. Entérese de que llevo varios días dedicando unas seis horas diarias a contestar sus correos tan precisa, honrada y pormenorizadamente como soy capaz; y este ejercicio es sumamente irritante y fatigoso, aparte de que me está haciendo rememorar y revivir constantemente recuerdos dolorosísimos que normalmente procuro mantener lo más alejados posible de mi cerebro a fin de aguantar, siquiera malamente, un día más sin desesperar del todo. Tal como me dijo inolvidablemente el Dr. Chapman la última vez que lo vi, Vd. me chupa mucha energía. Está haciéndome perder un tiempo precioso que yo podría invertir en ocupaciones mucho más productivas o relajantes. Soy extremadamente generoso al consagrarle tantísimo esfuerzo e interés; y me parece, cada vez más, que Vd. no se los merece. Así que, como digo, voy a cortar el nudo gordiano e ir derecho al meollo de la cuestión.

Tengo la fuerte sospecha de que, suponiendo que todo lo que me ha contado Vd. sea cierto, el Dr. Chapman ha recibido comunicación del Colegio Oficial de Médicos de Madrid -hace ya más de cuatro meses que este órgano me anunció que iba a hacerlo-, se ha enterado de mi demanda contra él y de todos los documentos, las alegaciones y los testigos que he aducido (aún tengo más, aparte de los que le he trasladado a Vd.), y por fin se ha dado cuenta de que no tiene ni la más remota posibilidad de ganar en dicho Colegio ni en los juzgados de la Plaza de Castilla. Debe de haberle entrado canguelo y planea desaparecer. Si le ha vendido a Vd. la clínica, lo que ha hecho es venderle, como es característico de su falta de escrúpulos, un artículo defectuoso y una mercancía averiada, importándole un bledo todas las complicaciones que ello le pueda acarrear a Vd.

Vd. lucha muy legítimamente por su supervivencia, yo lucho muy legítimamente por la mía.

El Dr. Chapman es un caso perdido, humana y profesionalmente, y se va a ir irremediablemente al fondo, arrastrando en su caída a todos aquéllos que estén vinculados a él. La única forma de que Vd. y su empresa y sus asociados sobrevivan es cortando radical y definitivamente con él antes de que sea demasiado tarde.

Ahora mi prioridad absoluta en la vida es que el Dr. Chapman me devuelva los 1.200 euros que me cobró; que me pague 6.000 euros a mí y otros 6.000 euros a XXXXX en concepto de daños y perjuicios físicos y psíquicos; que retire la demanda judicial que ha presentado contra mí; que escriba y firme una retractación donde conste que todo lo que he publicado sobre él en Intenet es cierto; que sea arrestado y encarcelado el mayor tiempo legalmente posible y le retiren la licencia a perpetuidad para que no pueda practicar la medicina en ninguna de sus ramas en ningún país. No pienso escatimar esfuerzos ni detenerme ante nada para cumplir todos esos objetivos en la mayor medida. Él se lo buscó, con su chulería y prepotencia, su mendacidad y desfachatez, su incompetencia y chapucería, su XXXXX y XXXXX, su desprecio y crueldad, su falsedad y codicia.

A Vd. le hago una proposición, y es la única y última que le voy a hacer; hablo muy en serio. Si no piensa aceptarla, haga el favor de no volver a importunarme escribiéndome y no me pida que haga nada de nada por Vd. A su muy natural egoísmo opongo mi muy natural egoísmo. No soy una ONG obligada a apiadarme de Vd. por un mero afán de humanitarismo, sobre todo si Vd. no se apiada de mí y los míos. (Desde luego, Vd. no se asemeja en nada a la Dra. Holetz, que es una mujer por la que uno moriría con gusto.)

En agosto mis abogados se irán de vacaciones y en septiembre el Dr. Chapman se evaporará seguramente en el limbo del que surgió. Por lo tanto es perentorio que, antes del último día de este mes, Vd. y la Dra. Nerea Rodríguez Calero se presenten en el despacho de mis abogados y realicen una completísima declaración firmada de todas las conductas potencialmente delictivas que Vds. sepan que el Dr. Chapman ha cometido en Open House, contra mí o contra cualquier otro paciente, aportando pruebas documentales y materiales en todos los casos en que ello sea físicamente factible. Entonces, y sólo entonces, quizá nunca se celebre el juicio, y se intentará que el asunto no trascienda públicamente, y yo consideraré que Vd. es merecedor de mi respeto y del borrado de todas mis alusiones a Open House en Internet.

De lo contrario, ya nos veremos en los tribunales. Este caso promete alcanzar una gran repercusión mediática; a mí la circunstancia me parece sumamente ingrata, por no decir aborrecible, pero llevo ya tres años resignándome, mentalizándome y preparándome para ella, y creo que sabré encajarla. A estas alturas deberían saber Vds. que es peligrosísimo llevar a un hombre hasta un punto en que ya no tiene nada que perder y en que su vida carece prácticamente de sentido.

[NOTA DEL BLOGUERO: El comentario mío, aludido en el anterior e-mail, publicado en las “reseñas de usuarios” de Google para Open House, fue finalmente eliminado a perpetuidad por Google, sin darme explicaciones de los motivos.]



ÉL ME ESCRIBIÓ ESTE E-MAIL EL 19 DE JULIO DE 2019:

Buenas tardes Sr. XXXXX,

Comprendo su situación de dedicarle varias horas a la revisión de nuestros correos y al desarrollo de nuestras respuestas, yo mismo experimento la misma inversión de tiempo, honestidad y dedicación.

Sobre nuestras discusiones alrededor de la prueba es una cuestión de semántica, el diagnóstico IgG e IgM es concluyente para diferenciar casos recientes y pasados si se buscan ambos anticuerpos por separado. En el screening o chequeo para gente que no ha tenido nunca sífilis se realiza una combinación de Ac IgG e IgM de manera conjunta. Por separado es una prueba específica, más costosa y que tarda más. En conjunto es la prueba de elección para primer cribado en personas que no han tenido sífilis. Pero como le digo, no soy médico y tener la información no implica que mis conocimientos sean tomados en consideración, puesto que le corresponde a un doctor o al paciente mismo con su asesoramiento decidir cuales pruebas realizar, nunca al técnico de laboratorio, ni al administrador del centro.

Lamento que le resulten irritantes y fatigosos nuestros intercambios y que le hagan revivir recuerdos dolorosos, en ningún momento fue mi intención hacerle recordar el tormento sufrido. Solo quería presentarme ante usted como el nuevo propietario de Open House, informarle de que creo en el proyecto y en mi buen hacer, que me esfuerzo por prestar el mejor servicio a nuestros pacientes y que usted estando en contra de Open House ya no perjudica al Dr. Chapman, sino a Pablo Fernández. En anteriores correos suyos admiró mi valía por ello y espero que aunque no podamos llegar a buen puerto, entienda al menos que mi intento ha sido honesto y sincero y que lamento sinceramente si ha tenido algún daño colateral. Agradezco su generosidad en el tiempo dedicado, espero que al menos perciba que ha sido recíproco y se sienta correspondido en este aspecto. Confío en todo lo que le he contado Sr. XXXXX y no se con el tiempo usted podrá comprobar o no mi sinceridad y honestidad en todo este proceso, pero espero que así sea.

El proceso de transición terminará a finales del mes de Agosto y el Dr. Chapman saldrá definitivamente de Open House, no se si le parece que es demasiado tiempo, pero está así acordado y pactado y le recuerdo que soy una persona que cumple sus pactos y no busco justificaciones externas para romperlos. No estoy buscando su piedad, solo su comprensión y que sea consecuente en no perjudicar a nadie que no lo hace con usted (tal y como usted me dijo con anterioridad). Ahora si usted piensa que una postura coherente con ser imparcial es beneficiarle a usted por piedad o empatía, o que soy cómplice / un ser despreciable por no prestarle ayuda en conseguir sus “pruebas”, no puedo más que discrepar de nuevo.

Sigue teniendo mi mano tendida, para conocer a Pablo Fernández, para reunirme con su abogado si usted considera que tiene que haber testigos del encuentro, para debatir sobre mí y sobre Open House, para conocer a nuestro nuevo equipo tras la salida del Dr. Chapman si incluso así lo ve usted oportuno, para charlar sobre otras cuestiones de la vida. En fin, para cualquier cosa que usted requiera para evaluar y valorar el nuevo Open House y a Pablo Fernández o para aportarle una grata conversación. Estoy dispuesto a hacer cualquier cosa de manera constructiva e imparcial. ¿Quiere algo de mi que no sea que me posicione a su favor en el conflicto que mantiene usted con el Dr. Chapman? Encantado de ofrecérselo. Pero si espera de mi que presente en el despacho de abogados a firmar a pies juntillas una declaración dándole la razón en todo este proceso, me temo que ha malinterpretado mi buena voluntad y honestidad con una oferta de ponerme a su favor a cambio de que deje de perjudicar a mi empresa.

No me responsabilice de llevarle a usted al extremo, cuando siempre ha encontrado en mí una mano tendida salvo para romper mi imparcialidad, puede usted si quiere juzgarme duramente por ello, pero para mi no se ajusta al contenido de nuestras conversaciones. Le deseo la mejor de las suertes en todo este proceso, sobretodo en el doloroso punto de disipar un dolor arraigado hasta lo más profundo de sus entrañas, cosa que hablando desde la experiencia, no se la deseo a nadie.

Las consecuencias de mis actos el tiempo las aclarará, solamente he intentado por medio de la comprensión solucionar un conflicto que me afecta personalmente y mostrarme tal y como soy. Le recalco que, si me requiere para otra cosa que no sea inmiscuirme en medio del proceso entre el Dr. Chapman y usted, siempre encontrará mi total predisposición. Si su único cometido de nuestros intercambios es que me posicione a su favor, le deseo que todo le vaya lo mejor posible y que pueda encontrar la tan ansiada paz después de todo este proceso doloroso.

Si no recibo más respuestas suyas, tenga usted un buen verano Sr. XXXXX.

Cuídese.



ÉL ME ESCRIBIÓ ESTE E-MAIL EL 16 DE ABRIL DE 2020:

Buenos días señor XXXXX,

Mi entristece enormemente la deriva que usted ha tomado frente a mi persona, verdaderamente no le comprendo, usted, defensor de la justicia y de no perjudicar a quien no le perjudica, usted que propuso o aceptó (no recuerdo bien) un pacto de caballeros en el cual nuestras conversaciones serían privadas y luego decidió unilateralmente romperlo por qué usted entendió que yo lo había incumplido, sin que realmente fuese así.

Me está usted haciendo daño Sr. XXXXX, en un momento muy delicado de pandemia mundial, donde como servicio sanitario estamos luchando por seguir atendiendo personas que nos necesitan en momentos de desbordamiento de los servicios sanitario públicos, pero eso usted ya lo sabe y desde luego que su intención es dolosa. Le escribo de nuevo siendo un inconsciente, puesto que ni si quiera tengo un abogado para gestionar esto, pero como siempre, mi primer intento será razonar y hablar con usted, como he hecho siempre y como creo que se debe de hacer, aunque luego utilice mis sinceros correos para usarlos en mi contra.

Me está usted llamando delincuente públicamente, ¿sabe lo grave que es eso? ¿usted me cree un delincuente? ¿en qué se basa? ¿en buscar pequeñas incoherencias en nuestros múltiples correos ? ¿en que no le ayudé en su juicio ? ¿a que según usted mentí en el tribunal? No mentí Sr. XXXXX, respondía con lo que sabía a las preguntas que me hicieron ambos abogados, estaba muy nervioso y fue una situación muy muy desagradable que espero no tener que volver a pasar en la vida (aunque eso no depende de mí) y fíjese si me preparé para perjudicarle que no tenía ni la más remota idea de lo que me iba a preguntar el abogado del Dr. Chapman, cosa que me pareció una mala estrategia de defensa si yo era el testigo “clave”, cosa que no entiendo, no estando presente el día del conflicto, pero en fin.

Me he visto involucrado en una situación profundamente desagradable, el la cual me he intentado mantener al margen en todo momento, prestándole a usted mi voluntad para hablar directamente del conflicto y solucionarlo como adultos desde nuestro primer correo, hasta el último. Pero a usted eso nunca le ha valido, pese a incluso realizarme alagos, los cuales creía sinceros, pero ahora solo los veo como una burda estrategia para ganarse mi confianza y que le diese a usted “pruebas” (que no se que pruebas querría que le diera la verdad) incriminatorias frente al Dr. Chapman. Sinceramente, ¿que le he hecho yo Sr. XXXXX? En todo momento manifiesta que mi trato hacia usted fue correcto, y hasta hace bien poco, me dejaba al margen de sus comentarios por ese motivo. Le he prestado mi mano tendida en todo momento y lo único que no he hecho ha sido ayudarle de manera “valiente” en el juicio como usted me sugirió. ¿Eso merece que usted me llame públicamente delincuente? Estoy convencido de que en su fuero interno, sabe que no está bien.

Llevo siendo 1 año propietario de Open House, no he tenido ni un solo conflicto y la gente me reconoce el esfuerzo que hacemos por darles el mejor servicio, cuestión que me reconforta enormemente. ¿No le parece a usted raro que no haya una horda de gente apoyando sus comentarios y nuestra mala praxis si así fuera? ¿o es que engañamos a todo el mundo? Por muy mala que fuese su experiencia, es obvio que eso no es posible. El Dr. Chapman lleva muchos meses sin pisar si quiera la clínica de visita y ha dejado de ejercer la medicina, usted le ha causado un profundo dolor al igual que él se lo hizo a usted y ahora usted empieza a verter sus acusaciones públicamente contra mi. ¿Como se justifica esto usted internamente? En el barrio donde vivo y me he criado, he visto gente que ha sufrido abusos, luego esa gente ha acabado teniendo poder y autoridad sobre otros (se han convertido en policías) y han sido gente brutal, injusta y cruel con quienes no lo merecían. Cuídese de no parecerse uno a los demonios que dice combatir y caer en injusticias hacia terceros por buscar nuestra propia justicia personal, no se si es una cita célebre, pero me parece muy indicada.

Espero que usted y los suyos no se estén viendo afectados por esta pandemia mundial, le deseo que le vaya bien y que en algún momento sea usted capaz de avanzar libre de odio, ya que es un sentimiento y una emoción limitante y muy desagradable para convivir con ella. Espero poder solucionar esto por vías no legales señor XXXXX, como siempre tiene mi mano tendida para vernos con o sin su abogado para hablar y razonar, si usted quiere. Pero si persiste su campaña de injusto acoso frente a mi persona y mi empresa (le recuerdo que no es la empresa del Dr. Chapman desde hace un año), me veré obligado a hablar con un abogado yo también e involucrarme en algo que me desagrada y entristece profundamente como es un proceso judicial. Espero que no sea su intención, ya que desde luego la mía no.

Aquí le dejo otro pequeño fragmento de mis pensamientos y sentimientos, para que usted haga con él lo que considere oportuno, como siempre.

Un saludo

[NOTA DEL BLOGUERO: No respondí al anterior e-mail ni pienso responder a nada que el indignante y atroz Sr. Fernández-Cañadas tenga a bien -o a mal- enviarme en el futuro. Una vez más repito que durante el juicio, como se escucha inconfundiblemente en la videograbación, manifestó abiertamente que no le constaba que el Dr. Chapman se hubiera negado a atenderme y me hubiera vetado como paciente en Open House... cuando en dos párrafos de estos correos puede leerse que él lo sabía muy bien y que me garantizaba que, en el caso de que se lo preguntaran, reconocería “imparcialmente” que sí lo sabía. Además dispongo de documentos obtenidos legalmente en Internet que certifican que el Dr. Chapman volvió a pasar consulta en Open House durante un mes, mucho después de su presunto “abandono” de Open House, y que en la actualidad es socio accionista y director médico de la empresa y nunca dejó de serlo. La desfachatez del embustero Fernández Cañadas es terrorífica, y demuestra que “quien se asocia con delincuentes acaba siempre delinquiendo” y que “con un amo vil, quien no es ser vil no es servil”.]

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#214448 - 01/02/22 01:12 PM Re: Discriminación de discapacitados [Re: Anonimo]
Anonimo
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[Continuación y final del mensaje anterior]



5. FRAGMENTOS SELECCIONADOS DE MI CRÓNICA DEL MALTRATO QUE ME INFLIGIÓ EL DR. CHAPMAN, PRESENTADA ANTE EL ILUSTRE COLEGIO OFICIAL DE MÉDICOS DE MADRID EL 5 DE ABRIL DE 2019, Y NUNCA DESMENTIDA POR EL DR. CHAPMAN A PESAR DE QUE LE DIERON LIMPIAMENTE LA OPORTUNIDAD DE HACERLO



Fui a hacerme en la clínica del Dr. Risco (C/ Alcalá 433, 28027 Madrid) los análisis que ya les envié a Vds. Había que esperar algo más de una semana hasta recibir los resultados. A XXXXX le dije que fuera a hacerse ella también todos los análisis de las ETS.

Pero ella no pensaba hacerse análisis en la Seguridad Social ni en ningún otro seguro médico, porque, en caso de dar positivo en algo, el dato siempre resurgiría cada vez que cualquier médico de cualquier rama consultara su historial.

Por ello le propuse que acudiera a un centro médico privado, y me ofrecí a hacerme cargo de todos los gastos y a acompañarla a la hora de hacerse los análisis, haciéndomelos yo también para mayor confirmación de los resultados. Busqué exhaustivamente en Internet y consideré que Open House, una empresa que no conocíamos de nada, podía ser una buena opción, juzgando por los colores celestiales con que estaba redactada su publicidad “on-line”.

En definitiva, hacia finales de 2011 fuimos los dos juntos a Open House para hacernos un chequeo completo de ETS. El diagnóstico, ofrecido a la media hora de realizarnos las pruebas -ya que se trata de una clínica de resultados rápidos-, fue que nuestras únicas afecciones eran que yo padecía sífilis, y mi pareja gonorrea de garganta.

El Dr. Chapman dijo que pediría para mí una prueba complementaria con la muestra obtenida de mi sangre, prueba que mandó que hicieran en Ruiz- Falcó (C/ Larra 16, 28004 Madrid), cuyos resultados tardarían una semana en saberse. Durante esa nueva semana de espera me llegaron los resultados de Megalab, vía Dr. Risco, con resultado negativo para sífilis, que ya les envié a Vds.

El viernes 25 de noviembre de 2011, hacia las 19.50 h., recibí una llamada telefónica personal del Dr. Chapman, quien me anunció que Ruiz-Falcó había confirmado su resultado positivo en sífilis. Yo le hablé del resultado negativo de Megalab. Él me dijo que visitara la clínica llevándole el informe de Megalab y que lo examinaríamos juntos. Yo le pregunté cuándo podía ir. Él me dijo literalmente: “Cuando tú quieras.” Yo le tomé la palabra y le pregunté: “¿Puede ser el domingo?”, y él me colgó el teléfono, sin más ni más.

Ahora bien, mi propuesta de visitarlo en domingo no pretendía ser ninguna falta de respeto. Pensé inocentemente, al escuchar aquel “Cuando quieras”, que eso significaba que se trataba de una de esas empresas que abren los siete días de la semana. Si no le pregunté al Dr. Chapman si podíamos vernos el sábado fue porque el sábado a las 19.30, en XXXXX, programaban una de las películas más divertidas que existen (“XXXXX”), y yo deseaba llevar a mi pareja a verla porque ambos necesitábamos urgentemente levantar el ánimo. Al Dr. Chapman le propuse el domingo única y exclusivamente porque yo creía sinceramente que era el día más cercano que podía venirnos bien a los dos, y quería solventar cuanto antes, en mi ansiedad, el misterio de la discrepancia de diagnósticos.

Menos de un minuto después de que el Dr. Chapman cortara la conversación colgándome el teléfono, yo lo llamé a él para disipar el malentendido; pero quien me atendió fue el recepcionista de la clínica, el cual me dijo que el Dr. Chapman ya se había marchado porque era la hora de cerrar. Yo le pedí hora para entrevistarme personalmente con él a la mayor brevedad, y me la dieron para el lunes por la mañana.

Mi novia estuvo presente en la misma habitación que yo cuando se produjo todo este intercambio de llamadas telefónicas, y puede corroborar que es verdad cuanto les digo a Vds.

El lunes comparecí ante el Dr. Chapman en Open House y, debido a mi carácter tímido y apocado -y también a mi renuencia a contar aspectos personales de mi vida si no es totalmente imprescindible-, al principio no hice ninguna alusión al incidente telefónico del viernes anterior. Le enseñé los resultados de Megalab, los ojeó durante diez segundos (o menos) y sentenció: “No son veraces”, sin ofrecer explicación alguna. Yo no insistí, por temor a irritarlo aún más. Él me preguntó si alguna vez me habían tratado con penicilina, y yo respondí, lanzando una pequeñísima carcajada (que él interpretó como burlona, pero que en realidad no era más que una risita semihistérica de ansiedad): “No que yo sepa, a menos que los psicofármacos contengan penicilina.” A raíz de esto, el Dr. Chapman montó en cólera.

Una vez más les aclaro a Vds. que mi intención no tenía nada de sarcástica. Aunque les cueste creerlo, yo no tenía apenas idea de en qué consiste la penicilina, ni qué productos la incluyen, ni qué aplicaciones médicas tiene.

Pues bien, el Dr. Chapman, hecho un basilisco, me dijo que mi visita actual y nuestras conversaciones telefónicas previas eran de lo más desagradable que había tenido que pasar en toda su actividad profesional. Entonces, yo, para solucionar el conflicto, decidí que no había más remedio que hablar de mis trastornos psíquicos y le revelé que padecía TOC o neurosis obsesiva. Para mi gran sorpresa, me dijo de inmediato con una increíble rotundidad: “Entonces, no te acepto como paciente.” Yo, extrañadísimo, le dije: “Pero ¿por qué?” Y respondió: “Porque estoy harto de los que tenéis TOC, que no hacéis más que ponerme denuncias absurdas por falta de higiene.”

Fíjense Vds. en que el Dr. Chapman no estaba dispuesto a rechazarme, según él mismo, por nada que yo hubiera hecho, sino por lo que él temía que pudiera llegar a hacer, basándose únicamente en experiencias anteriores suyas con otras personas. A mi entender, él no tenía absolutamente ningún derecho a presuponer tal cosa de mí. Ya que es inglés, podía haberse aplicado un refrán famoso en su país de origen: “Don’t cry until you are hurt.” (“No chilles hasta que te hayan herido.”) Y, en todo caso, si le parecía estar corriendo un riesgo, ésos son los gajes de su oficio; y, si no está dispuesto a aceptarlos, sería preferible que se dedicara profesionalmente a otra cosa. Quiere disfrutar de todas las ventajas de su posición, pero eludiendo todos los inconvenientes de una manera comodona y XXXXX.

Por otro lado, como ya les participé a Vds., yo jamás he sufrido manías de higiene obsesiva. La higiene de Open House me pareció impecable, nunca protesté por ella ante el Dr. Chapman, no se la comenté negativamente a XXXXX, no he hecho ninguna referencia a ella en ninguna de mis múltiples críticas feroces en Internet... y resulta que este sujeto tiene la impresentable desfachatez de acusarme judicialmente de haberlo atacado por eso, forzándolo así a expulsarme. En fin.

Volvamos a mi relato. Casi tuve que suplicarle al Dr. Chapman que me aceptara y me tratara, asegurando que yo nunca había puesto una denuncia contra nadie y que era la persona más miedosa del mundo a la hora de meterme en líos de cualquier tipo. Por lo que se refiere al informe de Megalab, él me preguntó, sin abandonar el tono bronco, que para qué venía a Open House si no estaba dispuesto a creerme lo que él me dijese, y afirmó estar seguro de que yo era uno de esos aprensivos que se pasan la vida haciéndose una y otra vez los mismos análisis en distintas clínicas sin quedar nunca satisfechos, fuera cual fuese el resultado. Yo, como no tenía ganas de explicarle mi muy íntima y dolorosa historia personal, le dije que acudí a Open House porque me había sentido incapaz de aguardar el plazo de espera de Megalab y porque la publicidad de Open House promete diagnósticos en menos de media hora; y asimismo le aclaré conciliadoramente que había pensado que él pudiera estar equivocado en sus resultados porque yo en realidad no sabía básicamente nada de él ni de su empresa. Él me recalcó muy digno que estaba en posesión de sus correspondientes diplomas y de todos los permisos necesarios de la Comunidad y el Ministerio (yo nunca llegué a examinar ninguno de tales documentos, ni él se ofreció a mostrármelos). También me preguntó airado por qué le había propuesto telefónicamente el domingo para concertar una cita; yo, en condiciones normales, le habría hablado detalladamente de las características de mi TOC; pero, en vista de que así corría el peligro de que me expulsara definitivamente debido a su paranoia, le contesté que en esos momentos me había afectado mucho la noticia de la corroboración de mi sífilis y, en mi desconcierto y confusión, no sabía ni lo que yo mismo decía.

Acto seguido le desapareció repentinamente el enojo, se le dibujó en el rostro una sonrisa beatífica, y me hizo tumbarme en una camilla para ponerme una inyección de penicilina, especificándome que durante la quincena inmediata habría de ponerme otras dos inyecciones iguales, cosa que cumplió de modo irreprochable. Yo le pregunté entonces si no había manera de averiguar si mi sífilis era reciente o antigua y me dijo categóricamente que no. A XXXXX también le hizo la prueba IgG-IgM, que a ella le salió negativa (¡¡¡después de 10 años de sexo con un presunto infectado!!!); y ella podría testificar ante Vds. que a ella tampoco le comunicó -ni verbalmente ni por escrito- los valores que determinan la antigüedad y la vigencia de esa enfermedad, en contra de lo que el Dr. Chapman declaró embusteramente en Google en la “Respuesta del Propietario” que luego tuvo buen cuidado de borrar.

Ya pueden Vds. advertir que el Dr. Chapman parece creerse en el derecho de pedir explicaciones a todo el mundo, aun aquéllas que no le incumben para nada, pero no está dispuesto a dar las que está obligado, profesional y moralmente, a ofrecer a sus pacientes.

Supongo que la pregunta que me hizo sobre si alguna vez me habían tratado con penicilina me la hizo con ánimo de aclararme, seguidamente, que, una vez que uno ha estado en contacto con la sífilis, la prueba IgG-IgM le dará siempre positivo, aunque uno ya haya sido curado de ella, advertida o inadvertidamente. Pero, atacado por su berrinche, se le olvidó aportarme ese dato fundamental, que me habría ahorrado muchas angustias y que sólo supe mucho más adelante.

XXXXX tuvo una consulta privada con el Dr. Chapman para hablar de su supuesta gonorrea de garganta (¡¡¡a mí esa prueba me dio negativo!!!), y de paso comentó con él la discrepancia de mis resultados en Open House y en Megalab, así como su conato de expulsarme. Según me contó ella luego, el Dr. Chapman se limitó a decirle que tenía una larga lista de pacientes que habían sido dados por perfectamente sanos en la Sanidad pública, pero a los que él les había encontrado enfermedades insidiosamente ocultas; y que uno de sus pacientes, afectado de TOC, se había suicidado y él no quería volver a pasar por la misma experiencia. A mi modo de ver, la primera explicación es insuficiente y burda, y exige ser creída sólo sobre su palabra de honor (un honor del cual carece por completo); y la segunda no es ni por asomo una razón admisible para rechazar a ningún paciente. Para colmo, esas explicaciones debería habérmelas dado a mí directamente, y no habérmelas hecho llegar por persona interpuesta, como si yo fuera un ser peligroso o un niñito inmaduro incapacitado para afrontar las duras realidades de la vida.

XXXXX me sugirió que le presentara disculpas al Dr. Chapman por mi comportamiento con él, aunque no porque ella creyese que yo había obrado con mala intención, sino para apaciguarlo y evitar futuros conflictos. Yo le pedí efectivamente perdón en mi siguiente cita, y el Dr. Chapman me sonrió bonachón y me dijo que no me preocupara, pues yo ya era casi parte de la casa. En esa misma cita le conté que yo había estado informándome en Internet sobre la sífilis y temía estar padeciendo quizá una neurosífilis y que se debieran a ella la persistencia y el agravamiento de mis trastornos neuróticos, así como los dolorosísimos espasmos musculares que se me producen continuamente por toda la cabeza desde hace muchísimos años. El Dr. Chapman me contestó que no creía que yo padeciera neurosífilis pero que, para que me quedara tranquilo, le dijera a la que por entonces era mi psiquiatra, la Dra. Juana Martínez Ladrón, que se pusiera en contacto con él para prescribirme una punción en la médula espinal y salir así de dudas. La reacción de la Dra. Martínez Ladrón ante mi crónica de mis relaciones con el Dr. Chapman, ya se la especifiqué a Vds. en una de mis comunicaciones anteriores; la Dra. Martínez Ladrón también exclamó que quién se creía que era ese individuo para insolentarse conmigo porque yo hubiera acudido a otros laboratorios antes que a él y porque le pidiera explicaciones sobre las discrepancias, y que cuando uno puede tener una enfermedad grave está en su perfecto derecho de consultar a veinte médicos distintos, si le apetece, para obtener la máxima pluralidad de puntos de vista.

En la cita de que hablo, el Dr. Chapman añadió que, si me surgían más dudas médicas, se las consultara escribiéndole a una dirección de correo electrónico que figuraba en una tarjeta comercial que me entregó. Yo no quería consultarle ninguna duda por esa vía, pues no deseaba que quedara constancia escrita, firmada por mí, de ningún episodio de mi vida; y además llevaba meses e incluso años con fobia a utilizar mi cuenta de correo electrónico, para no incurrir en infinitas y extenuantes comprobaciones neuróticas al manejarla. No le dije al Dr. Chapman nada de esto, para que no me volviera a considerar un paciente peligroso ni me expulsara definitivamente. Me resigné a no hacerle pregunta alguna hasta que, al cabo de tres meses, se verificara si había surtido efecto el tratamiento con penicilina, y entonces ya no me importaría si me declaraban “persona non grata” en Open House.

Los susodichos tres meses siguientes fueron horrorosos.

Al término de esos tres meses fui otra vez a Open House para realizarme nuevas pruebas de sífilis, que las mandaron a hacer en Ruiz-Falcó, y dieron negativo. En Open House me habían prometido que ya me llamarían ellos para recordarme cuándo era el momento de hacérmelas, pero, por lo visto, eso también se les olvidó; fui yo quien hubo de recordárselo a ellos cuando ya se había cumplido sobradamente el plazo. Mientras yo aguardaba en la antesala del centro médico, en la que esperábamos varios pacientes en presencia del recepcionista, éste, un jovenzuelo con pinta de “macarra”, recibió una llamada de alguien que al parecer quería pedir cita urgente con el Dr. Chapman para plantearle personalmente una serie de dudas angustiosas. El recepcionista le dijo casi a gritos: “Escríbele, hombre, escríbele”, y colgó el teléfono ruidosamente. Yo pensé para mis adentros: “En esta clínica no conviene hacer preguntas a la cara; el que no quiere hacerlas por escrito es considerado poco menos que un apestado.” Y en consecuencia resolví no hacerle al Dr. Chapman las preguntas orales que tenía preparadas para él en esa visita. Luego me enteré de que el recepcionista de marras acabó siendo despedido de la empresa, meses después, por las protestas de varios afectados, y de que el Dr. Chapman pidió disculpas en Internet a quienes hubieran podido resultar perjudicados por los modales del interfecto.

Finalmente, como a mí me seguían reconcomiendo varias dudas relativas a mi caso, pedí permiso a XXXXX para usar su cuenta de correo con objeto de hacerle al Dr. Chapman una tímida pregunta sumamente respetuosa. Me respondió al cabo de un par de días, muy correctamente, y en ese e-mail, como ya les manifesté a Vds., constaba su declaración de que no había modo humano de datar la antigüedad de mi supuesta sífilis.

Después de otros pocos meses más, continuando yo obsesionado por una serie de dudas, me dije para mis adentros: “Bah, llámalo, pide cita con él y pregúntale todo lo que quieras; seguro que te atenderá muy amablemente, saldrás de dudas y habrá un final feliz.” XXXXX no estaba de acuerdo: me dijo que, independientemente de que el Dr. Chapman tuviera muchos o pocos conocimientos, lo que estaba claro era que tenía muy poca paciencia, sobre todo con las personas en mi situación. La tarde que acudí por último a esta consulta, XXXXX la pasó temblando por mí hasta la hora de mi regreso.

La experiencia fue inenarrablemente espantosa. El Dr. Chapman estaba de muy mal talante ya desde que puse el pie en su despacho y, por culpa de sus preguntas suspicaces y sus interrupciones y recriminaciones, una entrevista que podría haberse zanjado en diez minutos terminó durando casi media hora. A continuación consigno los puntos culminantes.

Lo primero que hizo, nada más verme, fue preguntarme malhumorado por qué no le había planteado antes mis dudas por correo electrónico. Me zafé como buenamente pude, contestándole que prefería hacerlo cara a cara para poder añadir matizaciones según fuera informándome de nuevos datos.

Me dijo irritadísimo que una “persona normal” (o lo que él entendía por tal, no como yo, que para él debía de ser una persona anormal), al recibir la noticia de que estaba definitivamente curado, se habría olvidado para siempre del asunto y no habría seguido dándole vueltas. Me preguntó para qué venía a consultarle cosas si seguramente no iba a creerme nada de lo que él me dijese; volví a zafarme como buenamente pude, asegurándole con mucha solemnidad que había decidido creer en él.

Le pregunté si era verdad algo que yo había leído acerca de que el semen infectado de sífilis, expuesto al aire libre, perdía su potencial contagioso rápidamente. Él me dijo que sí. Yo dije: “Anda, ¿así que es cierto?”, pero lo dije del mismo modo que lo haría un niño maravillado ante el relato de una hazaña futbolística. El Dr. Chapman me dijo que por qué se lo preguntaba por segunda vez, como si se lo pusiera en entredicho, y que se notaba mucho que yo, aunque no fuera consciente de ello, estaba empeñado en desconfiar de sus palabras.

Le dije que había invitado a mi casa a un amigo, que le había servido un refresco, que se me había caído -sin querer- una gotita de saliva en dicho refresco, que mi amigo se lo había bebido entero, y que yo temía que así pudiera haberse contagiado de mi sífilis. El Dr. Chapman me preguntó despiadadamente si lo que ocurría en realidad era que yo había tenido relaciones homosexuales con mi amigo y no quería confesárselo con franqueza; le respondí que tal no era el caso, que las cosas habían sido tal como se las contaba (y efectivamente habían sido así, ni más ni menos), pero él volvió a insistir, con gran violencia verbal y gestual, en que sospechaba que se había tratado de una relación homosexual.

Le hice una pregunta técnica sobre esa punción en la médula espinal que determina si alguien tiene neurosífilis. Él me preguntó por qué no había ido a hacérmela de una vez. Para no herir sus sentimientos, no le respondí que ello se debía a que varios médicos de Asisa-Muface me habían avisado que yo estaba tratando con un estafador, sino tan sólo a que mi psiquiatra, una vez informada, se había negado en redondo a hacérmela (no le especifiqué el motivo de semejante negativa). Él puso cara de “¿Lo ves?”, como si yo me hubiese obstinado siempre en hacérmela y él se hubiese opuesto a la idea desde el principio, cuando lo cierto es que yo ni siquiera sabía de la existencia de esa intervención quirúrgica hasta que él me habló de ella y me animó a hacérmela. Desde entonces ya he aprendido la lección de que no debo procurar no herir la sensibilidad de aquéllos a los que no les importa pisotear la mía.

Le pregunté si debía informar a mis antiguas novias de mi sífilis para que ellas se hicieran pruebas de ETS a su vez por si estuvieran infectadas sin saberlo. Me preguntó colérico por qué no las había informado desde hacía meses. Yo me limité a responderle que la sífilis es una enfermedad socialmente vergonzosa y que uno no puede hablar de ella así como así (cosa que, por lo demás, él ya debía saber de sobra a esas alturas, a menos que sea tonto de remate). Me abstuve de añadir que dar a una mujer una noticia tan alarmante sin contar con una certeza absoluta de su veracidad es portarse como un irresponsable.

Le conté que yo no sabía a ciencia cierta si XXXXX y yo habíamos cumplido estrictamente el “periodo de ventana”. Le especifiqué la cifra de semanas que recordaba que el recepcionista me había dicho que debían integrar ese plazo. El Dr. Chapman me preguntó muy severamente si yo estaba seguro de que esa cifra (no recuerdo cuál le dije exactamente) era el periodo de ventana establecido por Open House para la sífilis. Yo le contesté: “Pues sí-í-í-í”, pero en tono dubitativo. El Dr. Chapman salió unos momentos del despacho sin explicarme para qué. Supongo que fue a hablar con el recepcionista para cotejar su versión con la mía. Al volver, hecho un basilisco, me dijo que la cifra auténtica no era ésa, sino otra distinta (no recuerdo cuál, pero la diferencia no excedía las cuatro semanas). Yo comenté mansamente: “Bueno, pues me habré equivocado.” Él replicó agresivamente: “Pero tú dijiste que estabas seguro.” Al reflexionar yo más tarde en mi casa, libre de la insoportable tensión que reinó durante la consulta, recordé que el recepcionista con quien hablé del asunto no había sido el macarrilla de aquellos momentos, sino otro distinto, el que me atendió cuando llamé a Open House por primera vez, unos seis meses antes, el cual era un joven bastante cordial y simpático; éste último se había limitado a preguntarme si ya había leído en Internet los diversos periodos de ventana establecidos por Open House -que había que tener en cuenta antes de hacer las pruebas-, y yo le dije sinceramente que sí. Luego la memoria me jugó una mala pasada y recordé mal la cifra ante el Dr. Chapman. Créanme Vds. que soy muy consciente de mis limitaciones y de las trabas que me impone mi enfermedad, y que si alguien me demuestra fehacientemente, con datos en la mano, que he cometido un error o un despiste, no tengo el menor inconveniente en reconocerlo con humildad y pedir disculpas. Pero el Dr. Chapman, en el apogeo de su XXXXX XXXXX, estaba convencido de que yo iba a demandarlo cualquier día, acusándolo de sabe Dios qué malversación de fechas. Por otro lado, mis indagaciones posteriores me revelaron que los periodos de ventana de Open House en aquella época (ignoro si los habrán modificado últimamente) eran ni más ni menos que los correspondientes a las directrices dictadas por las autoridades sanitarias británicas; no están universalmente aceptados, y de hecho parecen ser mayoría los expertos (entre ellos la Cruz Roja y el Dr. Martín-Lluch de los laboratorios Ruiz-Falcó) que no los comparten y que creen que deberían ser más cortos.

Como colofón antológico a tan deliciosa sesión médica, el Dr. Chapman se levantó de su asiento, me dijo que de ahí en adelante tenía yo prohibido el acceso a su clínica, y que iba a redactar una nota dejando constancia de mi visita por si se me ocurría denunciarlo. Concluyó pronunciando las inmortales frases: “Los obsesivo-compulsivos sois lo peor. Me chupáis mucha energía. Me vais a arruinar esta empresa que creé para que los pacientes recibieran un trato como nunca lo recibirán en la Sanidad pública.” Y me tendió la mano para que se la estrechara a título de despedida. Yo le dije: “Oiga, si le caigo tan mal, no me ofrezca la mano como si fuese un amigo.” Él hizo amago de retirarla, replicando: “Ah, pues no me la des si no quieres.” Yo, de todas formas, se la estreché, aboné religiosamente los 50 euros que costaba la sesión y me marché sumamente abatido. Esa misma tarde le conté detalladamente a XXXXX lo sucedido durante la consulta, y uno de sus comentarios fue: “Nunca debiste despedirte de él dándole la mano.” Ella tenía toda la razón; nunca debí darle la mano, ni por cobardía ni por educación ni por desconcierto.

Ni se nos pasó por la cabeza denunciarlo. XXXXX me dijo que sería mi palabra contra la del Dr. Chapman y que él llevaba todas las de ganar, dados mis antecedentes psiquiátricos y su ausencia de escrúpulos. Pero fue ella quien me sugirió que publicara mi testimonio, bajo pseudónimo, en todas las redes sociales donde pudiera haber gente interesada en saberlo. Al principio no le hice caso, pues lo único que yo quería era olvidar, y no deseaba que nuestra intimidad pudiera verse expuesta públicamente, y además anhelaba retomar, sin distracciones malsanas, mi trabajo ocasional; pero, una vez consumada mi separación de XXXXX, y sufridas innumerables complicaciones adicionales en mi salud por culpa del Dr. Chapman y Open House, decidí que ya era hora de poner en práctica el consejo de mi expareja. He venido haciéndolo con constancia desde entonces, y es casi lo único que me ha salvado de abismarme en el horror, caer en el alcoholismo o descargar mi rabia sobre inocentes indefensos.

* * * * *

En resumen, pues, mis quejas contra el Dr. Chapman, para el cual pido las mayores sanciones aplicables a cuenta de ellas por el Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid, son las siguientes:

1. Nos proporcionó a mí y a XXXXX diagnósticos erróneos, rehusó dar explicación de los mismos y, con inadmisible soberbia, se negó a reconsiderarlos a pesar de los diagnósticos y afirmaciones en sentido contrario ofrecidos por profesionales de intachable reputación.

2. Nos brindó aclaraciones técnicas incompletas, erróneas o simplemente falsas, que demuestran un palmario desconocimiento de su oficio.

3. Llevado de sus descontroles emocionales, olvidó dar información clave para la tranquilidad y el bienestar de sus pacientes.

4. Me sometió a humillaciones y amenazas, e insultó flagrante e indiscriminadamente a un grupo entero de discapacitados, incurriendo en lo que bien puede considerarse un delito de odio.

5. Ha tenido la desfachatez de llevarme a juicio, para sacarme todavía más dinero y exigirme que declare públicamente que es falsa una crónica que él sabe rigurosamente cierta.

6. Como es consciente de que cualquiera con un mínimo de decencia humana, enterado del desarrollo real de los hechos, considerará que su proceder fue sencillamente XXXXX, no ha tenido reparo en desfigurarlos -negando que ocurrieron ciertas cosas que sí ocurrieron, y afirmando que ocurrieron ciertas cosas que no ocurrieron-, intentando engañar descaradamente a su abogada, a la juez y, en general, al Sistema Judicial Español.

7. Dado su comportamiento no sólo conmigo, sino también con otros, ha dado muestras inequívocas de tener una personalidad exageradamente dogmática, hipócrita, agresiva, codiciosa, histérica, falsaria, inescrupulosa, XXXXX, XXXXX y XXXXX, lo cual lo incapacita absolutamente para ejercer con dignidad y eficacia la profesión médica y para tratar a enfermos cuya psique pudiera ser frágil y quebradiza.

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Espero haber cumplido satisfactoriamente el requerimiento de Vds. Si desearan de mí cualquier otra cosa, les ruego que no vacilen en hacérmelo saber a la mayor brevedad. Cordiales saludos.

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