¿Los trastornos mentales se inventan?

Sí. Según el Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales, en
los últimos 50 años, sobre todo a partir de los 80, dichos trastornos
han crecido un 200%.

¿A qué se debe?

Al marketing farmacéutico, a la promoción de medicamentos a costa de
definir supuestas enfermedades. Problemas de la vida que no eran
relevantes, o que las personas entendían y trataban sin calificarlos de
enfermedad, fueron capitalizados por la industria farmacéutica para
comercializar fármacos.

¿Por ejemplo?

La fobia social responde a una estrategia de convertir la timidez, una
manera de ser, en una categoría diagnóstica que ahora se asume como una
enfermedad con base biológica. Lo mismo ocurre con el trastorno de pánico.

¿Temor súbito ante una situación?

Sí; en realidad es una derivación de los aspectos somáticos de la
ansiedad. Es decir, que lo han desgranado de una categoría más amplia
para comercializar un fármaco.

... Si resulta útil.

Un ataque de pánico responde a circunstancias personales de la vida que
tienen que ver con tu pasado, con tu presente y con la perspectiva de
futuro en la que estás situado. Si lo descontextualizamos convirtiéndolo
en una categoría con supuesta base biológica, lo dejamos a merced de una
medicación que, en el mejor de los casos, es sintomática, es decir, que
no cura, sólo rebaja los síntomas.

¿Me está diciendo que todo es una cuestión de dinero?

Sí, pero eso es algo públicamente conocido, no descubro ninguna mano
negra; y eso es lo escandaloso, que no provoque escándalo.

Trastornos como la depresión han alcanzado proporciones epidémicas,
¿por qué?

Hasta los años 80 la depresión se consideraba un trastorno menor. El
boom de la depresión está relacionado con la promoción del famoso
Prozac, que, después de la aspirina, es uno de los medicamentos más
consumidos.

En el 2005, los más vendidos fueron los psicofármacos.

Este fenómeno está relacionado con la medicalización de la vida
cotidiana, es decir, convertir problemas consustanciales a la vida en
síntoma y enfermedad, para luego ofrecer soluciones mágicas que
convierten a la gente en consumidora. Está dentro de la misma tendencia
que el consumo. De hecho, estas campañas se denominan técnicamente
campañas de sensibilización a la población.

¿Como los charlatanes de feria?

Sí, pero ahora con toda la tecnología, sofisticación comercial y el
enmarque de la investigación científica.

Estábamos con la depresión.

La gente ha aprendido a plantear los problemas de la vida -
frustraciones, decepciones, dificultades en el trabajo, expectativas
incumplidas…- como depresión, entendiéndola como un desequilibrio
neuroquímico que se soluciona con fármacos.

Quizá nos cueste hacernos cargo de nosotros mismos.

Sí, es más cómodo atribuir nuestro malestar a cuestiones genéticas. Hay
un estudio importantísimo de la OMS que demuestra que los trastornos
psicóticos se superan en un 63% en los países en vías de desarrollo y,
sin embargo, en el Primer Mundo sólo en un 37%.

Sorprendente.

... Y paradójico. El problema es que aquí tratamos los trastornos
psicóticos, la esquizofrenia por ejemplo, como enfermedades de base
biológica únicamente remediables mediante la medicación, y no está nada
claro que la esquizofrenia tenga una causa biológica establecida. Pero
lo que sí está claro es que los trastornos psicóticos están relacionados
con las circunstancias de la vida.

Aquí, si tienes un brote psicótico, te llevan directo a urgencias y te
ingresan.

Así es, y trabajan los síntomas de acuerdo con el fármaco: si sigues
oyendo voces, te dan un fármaco más fuerte. Es importante saber que la
medicación antipsicótica es, en el mejor de los casos, sintomática, no
actúa en la supuesta causa orgánica.

¿Qué hacen en el Tercer Mundo?

Como no tienen nuestros medios, la gente con estos síntomas no es
segregada de la comunidad, no pasa a ser un enfermo que entra en una
carrera psiquiátrica de hospitales, urgencias..., y se recupera antes
que quien es atendido en el mejor centro de Londres.

¿Pero la esquizofrenia no es una enfermedad crónica?

Ya ve que en el Tercer Mundo hay una alta remisión. Habría que matizar,
pero la propia medicalización de un fenómeno puede convertir el fenómeno
en enfermedad.

Con esto de que todo es genético nos están dejando muy indefensos.

Es un fenómeno cultural de los últimos 20 años, porque no hay bases
científicas sólidas que lo prueben. Los trastornos mentales tienen que
ver más con la persona y sus circunstancias que con el cerebro. Además,
los síntomas tienen un sentido, ocurren por algo, son significados a los
que uno debe atender y no eliminar; eso es como matar al mensajero.

Menos fármacos y más filosofía de vida.

Exacto. Y ahora las medicaciones que se aplican a los adultos se tratan
de generalizar a los niños, y no hay estudios sobre los efectos
secundarios. Es muy preocupante.

Lógica del consumo

Mariano Pérez con Héctor González, investigadores universitarios
expertos en psicología clínica y psicofarmacología, han escrito un libro
necesario, La invención de los trastornos mentales (Alianza Editorial).
En él indagan con rigor las razones del aparente deterioro de nuestra
salud mental, sobre todo en los últimos 20 años, y muestran cómo los
intereses comerciales de las industrias farmacéuticas llegan a crear y
publicitar nuevas enfermedades mentales para ofrecernos fármacos que
actúan sobre los síntomas. "Considerar los trastornos mentales como
enfermedad es una falacia. Culpabilizar al cerebro y a los genes es una
tendencia muy actual relacionada con la lógica del consumo