Depresión
Periinfarto
Dra.
Mirta Noemí Cameán - Especialista en Cardiología, Psiquiatría y Psicología
Médica. Medica del Servicio de Cardiología del Hospital Interzonal de Agudos
Eva Perón (Ex Castex) Jefa de la Sección de Psicocardiología.
Miembro del Consejo Asesor, ex Directora y ex Secretaria Científica del
"Consejo de Aspectos Psicosociales" de la "Sociedad Argentina de
Cardiología"
El paciente portador de
cardiopatía isquémica aguda que ingresa a la Unidad Coronaria del Hospital,
además del tratamiento que motiva su internación, es evaluado para controlar
los factores de riesgo para su enfermedad coronaria como ser: diabetes,
tabaquismo, dislipemias, hipertensión arterial.
Paralelamente, tanto en la Unidad
Coronaria como en el seguimiento por consultorio externo después del alta de la
internación, se realizan entrevistas psicológicas para establecer perfil de
personalidad y situaciones de angustia, fundamentalmente alguna pérdida
significativa para el paciente, dentro de los dos últimos años antes del
evento coronario agudo o comienzo de los síntomas.
Entendemos por "pérdida
significativa" situaciones tales como distanciamiento, separación o muerte
de un ser querido, aniversario de muerte o edad del paciente cercana a un
familiar fallecido (generalmente madre), mudanza de casa con peso histórico
familiar, pérdida de trabajo (en este caso asociado a un entorno familiar no
continente).
Nos remitimos a los dos años
previos al evento coronario porque la tristeza es una sensación adecuada sólo
hasta los doce primeros meses de la pérdida, según distintos autores. Esta
tristeza prolongada más allá de ese tiempo, se modifica en angustia,
impotencia, lástima, bronca, autorreproche, remordimientos como manifestación
de un duelo patológico, neurótico no resuelto, que puede desencadenar en una
depresión reactiva o en enfermedades psicosomáticas.
Dentro del grupo de sujetos que
desarrollan enfermedades psicosomáticas se incluye a aquellas personas que por
predisposición genética y psicosocial desencadenan la enfermedad coronaria.
Al decir predisposición
psicosocial del paciente con enfermedad coronaria nos referimos a rasgos de la
personalidad del paciente que se ponen en evidencia al evaluar su interrelación
con "él mismo" y con el "otro" en los distintos roles,
tanto antes como después del evento coronario.
Generalmente la actitud del
paciente se modifica, después del evento agudo por la situación traumática
vivida, en relación a su entorno familiar y social.
También puede observarse un
cambio de actitudes del entorno familiar y social hacia el enfermo. Es decir,
cambian las actitudes de ambas partes pero se mantiene el mismo tipo de
relación y, como veremos más adelante, muchas veces reforzando la actitud del
paciente, que generalmente es de sobreadaptación con su entorno.
El paciente con enfermedad
coronaria aguda manifiesta angustia o depresión por la patología coronaria que
motivó la internación, permitiéndose a través de esa organicidad la
exteriorización de la angustia por la pérdida no resuelta, utilizando el
desplazamiento como mecanismo de defensa.
Coincidimos con otras
publicaciones internacionales en que el paciente con enfermedad coronaria
presenta grandes dificultades para permitirse tener soportes afectivos
adecuados.
El trabajo canadiense de Lisa Berkman, Linda Leo-Summers y colaboradores
publicado por American College of Physicians- Annals of Internal Medicine en
1992 toma como referencia tres soportes emocionales:
a) Marital
b) Amigos
c) Grupo social
Observando después de seis meses
del Infarto Agudo de Miocardio (IAM) un porcentaje de mortalidad en estos
pacientes del:
45% en aquellos que no reportaban soporte emocional
27% en los que reportaron 1 solo soporte emocional
19% en los que reportaron 2 o más soportes emocionales
Como hemos expresado en
presentaciones de la Sociedad Argentina de Cardiología, la mayor dificultad del
paciente coronario, se encuentra en su Pertinencia, es decir el sentirse
reconocido, comprometido y querido en los distintos roles (familiar, laboral,
social) como también en la Afirmación de su Yo, es decir permitirse expresar
los pensamientos y demostrar los sentimientos aunque no coincidan con su
interlocutor, sabiendo respetar al otro pero fundamentalmente, respetándose
así mismo fundamentalmente en el área familiar y social, de ahí la carencia
de soportes emocionales mínimos y/o adecuados de estos pacientes.
El paciente coronario al tener
dificultad en demostrar lo que siente y expresar lo que piensa se acomoda a los
requerimientos de terceros.
Por un alto grado de descalificación y desvalorización interna, quien padece
enfermedad coronaria necesita sentirse reconocido a través de un
"otro", pero si es reconocido y valorizado adecuadamente lo
descalifica.
Al mismo tiempo tiene una gran
dificultad en hacerse cargo y/o compartir sus angustias y temores reales; puede
relatar tener muchos conocidos, hasta calificarlos como "amigos" pero
con los que sólo comparte los buenos momentos o pasatiempos pero nunca sus
preocupaciones auténticamente, le asusta la intimidad, "desnudarse con el
otro", porque en realidad se "desnudaría con él mismo". Se
confrontaría así con sus miedos y sus angustias.
Por lo tanto el soporte emocional
o como nosotros llamamos la "contención afectiva adecuada" es
difícil encontrarla en el paciente con enfermedad coronaria.
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