El
estrés tiene dos caras: una negativa llamado distrés y otra provocada por hechos positivos llamado eustrés.
Este último refleja una actitud positiva que ayuda a enfrentar desafíos
o amenazas como un hecho automático y esencial de la vida. Tanto el
estrés positivo como el negativo comparten las mismas reacciones, pero
en el caso del negativo, estas respuestas quedan detenidas en la posición
de funcionar permanentemente. Esta sobrecarga es el elemento que hace
que el estrés sea peligroso.
Cierta
cantidad de estrés es necesaria para romper con la rutina de la vida y
hacerla más interesante, la pregunta clave es cuál es la cantidad
adecuada.
El
cuerpo reacciona ante el estrés por ajustes y adaptaciones de cambios
en la fisiología del cuerpo, se describen dos tipos de respuesta al
estrés:
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Aguda
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Crónica
La
respuesta aguda, descripta en 1935.
Canon la llamó Reacción
de lucha o huida. Se manifiesta cuando el individuo enfrenta un
peligro grave, inminente. En esta circunstancia, el cerebro del sujeto
inmediatamente envía un mensaje bioquímico (neurotransmisor)
que provoca la liberación de catecolaminas: hormonas tales como
la adrenalina y la noradrenalina, para dar la señal de alarma al
sujeto. Estas catecolaminas provocan la descarga inmediata de grasa y azúcares
que vuelcan inmediatamente en su sangre para proveerle una rápida
inyección de energía. Aumenta su respiración anticipándose al
aumento del requerimiento de oxígeno y para el transporte de ese oxígeno
extra se incrementa su presión arterial y
frecuencia cardíaca.
Cuando
pasa el peligro, el organismo vuelve a la normalidad paulatinamente. La
respuesta aguda es una reacción natural y necesaria del organismo y que
permite la supervivencia. Esta reacción se repite varias veces al día,
cuando, por ejemplo se producen disgustos en el trabajo, discusiones con
el jefe o con la esposa. y se vuelve autodestructiva. La respuesta crónica
al estrés, también llamada estado de vigilancia, es estudiada por
Selye en la década del 40. Se da cuando el sujeto está en permanente
estado de alerta, ciertas ocupaciones o modos de vida producen una
constante tensión psíquica. Puede producirse en forma temporaria, en
ocupaciones con frecuentes exigencias temporales o como forma de vida.
La
influencia del estrés en el organismo, se percibe a través de las
emociones. La palabra emoción,
deriva de la latina emovere,
que significa remover o agitar. La emoción depende de la conciencia que
tiene el organismo de la importancia de una situación y de esta manera
interviene en los procesos cognitivos de percepción y pensamientos.
Holmes
indica que algunos padecen
enfermedades psicosomáticas y otros no, aludiendo,
que se debe a mantener constante un elevado grado de tensión; lo
que puede radicar en el fracaso del individuo para reaccionar con
agresividad en el momento mismo de verse frustrado. Los individuos
incapaces de reaccionar agresivamente cuando se ven frustrados,
presentan un alto grado de tensión interna.
El
diagrama de la figura 4.4 muestra la secuencia desde evento estresante
hasta su conclusión en la enfermedad cardíaca
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Figura 4.4 Secuencia del
evento estresante hasta la enfermedad cardíaca
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