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                     Con
        respecto a la actividad sexual, algunos enfermos no reanudan su
        actividad por temor a que les provoque otro ataque cardíaco o porque la
        depresión ha reducido su libido. El profesional de la salud que obtiene
        la historia sexual dispone de una información pertinente sobre el
        funcionamiento sexual del enfermo antes del trastorno. El cónyuge de la
        pareja sexual debería participar de estas discusiones con el fin de 
                    elaborar un plan individualizado.
                    
                     
                    El
        impacto de la pareja ante la enfermedad depende de varios parámetros:
        forma de comienzo, curso, resultado y grado de incapacidad en la que
        queda el paciente. La enfermedad se divide en aquellas que tienen un
        comienzo agudo y las que tienen un comienzo gradual. En relación con su
        curso pueden ser progresivas de curso constante y con recaídas En las
        enfermedades de curso constante se parte de un problema agudo ( el
        infarto) del que el paciente se recupera en menor o mayor grado quedando
        un déficit o limitación que tiene que asumir la pareja.
                    
                     
                    En
        el comienzo agudo de la enfermedad de Juan, su mujer tiene que hacerse
        cargo de las cosas, manifestando mi
        esposa ante mi enfermedad se brindó intensamente y cumplió su rol
        poniendo lo mejor de sí. La esposa de Tomás manifiesta que al
        haber tenido un comienzo tan breve la enfermedad de su marido, la
        impacta mucho, cuando me dijeron
        que estaba internado en coronarias, casi me muero, no obstante Tomás
        no queda con un gran déficit residual de la enfermedad por lo que el
        impacto no es tan grave en Marta ni en el resto de la familia. En la
        medida en que la enfermedad se estabiliza y el paciente reasume algunas
        de las funciones o papeles perdidos, el impacto es limitado, dependerá
        mucho del déficit residual con el que quede el sujeto.
                    
                     
                    Esta
        enfermedad que puede llegar a presentar recaídas, se caracteriza por la
        alternancia de períodos de exacerbación de síntomas con períodos de
        remisión. A los primeros la pareja responde con una movilización
        intensa para que en los segundos vuelva a la normalidad de
        funcionamiento. Se necesita de  notable
        flexibilidad que les permita cambiar de una respuesta de emergencia a
        otra de normalidad. Esas familias y sus parejas en especial, viven bajo
        la tensión de una nueva recaída.
                    
                     
                    Es
        un común denominador encontrar en las parejas estudiadas ocultamientos
        de información, cuidados en las comidas y demás signos de protección,
        por tener temor a una recaída. El resultado o pronóstico final de la
        enfermedad es un parámetro fundamental. Si 
                    el pronostico es fatal, la pareja vive la adaptación a la
        enfermedad permeada por la anticipación de la muerte (duelo anticipado)
        algunas ya consideran muerto al paciente y lo eximen de
        responsabilidades. Si el pronóstico es un acortamiento de vida pero no
        fatal a corto plazo, puede llegarse a una sobreprotección del paciente.
        La pareja asume funciones o roles que bien podría desempeñar en parte
        o en forma total el enfermo. Dentro de este contexto se 
                    proporcionan ventajas del ambiente con la enfermedad, a éstas
        ventajas se las llama  beneficio
        secundario. El enfermo del sistema puede tiranizar a su entorno con
        su problemática, en ocasiones, porque en este momento es el más débil
        de la familia o  sucede
        también que, al amparo de la enfermedad se exonere de las
        preocupaciones familiares. Para el paciente, la enfermedad 
                    supone quedar exento de las exigencias deberes y
        responsabilidades familiares y profesionales. Se limita al espacio de
        movimiento exterior, se centra su vivencia en el curso de la afección,
        se encuentra en el centro de interés del entorno, depende pasivamente
        de él, recibe dedicación y cuidados.
                    
                     
                    También
        existe aquel enfermo que rehusa todo lo que se considera como beneficio
        secundario, disimula y quita importancia a su dolencia al extremo de
        descuidarse. Este paciente tiene sentimiento de culpa porque no puede
        aceptar el lugar de enfermo, pues  le
        significaría aceptarse limitado en su labor. La relación del paciente
        con su familia es de gran importancia para el curso de la afección.
                    
                     
                      
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