Algunos Aspectos Filosoficos en Calidad de Vida
Autor: Dr. Harold Guevara Rivas  | Publicado:  28/08/2008 | Otras Especialidades , Etica, Bioetica. Etica medica. Etica en Enfermeria | |
Algunos Aspectos Filosoficos en Calidad de Vida.2

Calidad de Vida Instrumental

 

La calidad instrumental de vida humana refleja una condición utilitaria, extrínseca, formal; significa perfección tecnocrática y sofisticación de medios independientemente de su contenido político y su relevancia cultural. Se identifica con la competición desenfrenada e interesada, que tiende a acumular bienes materiales independientemente de los valores éticos establecidos colectivamente por la población. Su adopción como criterio orientador de los destinos de la humanidad significa que se corre el riesgo de llevar el mundo a la degradación ecológica, a la destrucción de los lazos sociales y del ser humano. Y quizás entonces, sea esta la postura que ha ido cultivando en las últimas décadas la sociedad, en su desenfreno por vivir el hoy rodeada de lujos y confort. 

 

Calidad de Vida Sustantiva

 

Esta refleja una condición ética e intrínseca del ser humano como actor individual y social, políticamente engranado en la sociedad; significa calidad de vida política creada históricamente por la población en su propia comunidad. De acuerdo con este concepto se da prioridad a la definición y a la satisfacción de las necesidades básicas y a la promoción colectiva de toda la población en su medio cultural. Se preocupa por la distribución equitativa de los bienes materiales y no materiales producidos por la población. Se identifica con la promoción de la participación de todos los individuos y grupos en las decisiones que afectan al bien común. Respeta las instituciones, los valores endógenos y promueve la autonomía cultural (4).

 

Otros identifican tres connotaciones en el concepto calidad de vida: calidad del entorno en el cual uno vive, usado por los ecologistas en sus luchas contra la degradación del medio ambiente y por los sociólogos cuando reivindican mejoras sociales, representando estas las condiciones externas para una vida llevadera; calidad de acción, que tiene que ver con la capacidad de la gente para enfrentarse a la vida, sería esta la capacidad de vivir ampliamente utilizada por las profesiones terapéuticas como las de Ciencias de la Salud; y la calidad del resultado, que requiere como condiciones previas las dos anteriores e implica la capacidad para lograr una buena vida, que para ser buena tiene que ser de nuestro agrado, haciendo evidente el componente subjetivo (3).

 

Calidad de Vida y Ética de las Capacidades

 

Es posible considerar la vida que lleva una persona como una combinación de varios quehaceres y seres, a los que genéricamente se les puede llamar funcionamientos, siendo éstos cada uno de las facetas en los que un ser humano puede tener interés o se puede ver realizado (salud, alimentación, educación, trabajo, diversión, placer, política, relaciones, entre otros). La calidad de vida está íntimamente ligada a las capacidades de una persona, entendida la capacidad como la libertad que un ser humano tiene para elegir la clase de vida que quiere para sí mismo (1).

Para explicitar los fundamentos filosóficos de la ética de las capacidades Sen recurre, por influencia de Nussbaum, a Aristóteles: "las relaciones conceptuales más importantes parecen ser las vinculadas con la noción aristotélica del bien humano. (...) La explicación aristotélica del bien humano está explícitamente vinculada con la necesidad de establecer primero la función del hombre y luego proceder a explorar la vida en el sentido de actividad" (6)

 

Lo que se propone Nussbaum, desde la pespectiva aristotélica es determinar "una lista de funcionamientos que constituyen una buena vida humana", ciertas características de nuestra común humanidad, aunque se experimenten de manera diferente en distintas culturas: la mortalidad, el cuerpo humano, la capacidad de placer y dolor, la capacidad cognitiva, la razón práctica, el desarrollo infantil temprano, la afiliación o sociabilidad, el humor y sentido lúdico. De entre ellas, hay dos, la afiliación (o sociabilidad) y la razón práctica, que desempeñan, según Nusssbaum, un papel arquitectónico en la vida humana, al permear y organizar las demás funciones, determinando lo que deba entenderse como "naturaleza humana" (7).

 

En Aristóteles encuentra Nussbaum una filosofía esencialista, una visión de que la vida humana tiene ciertos rasgos centrales definitorios: "propiedades esenciales". A su juicio, sin esta consideración se carece de una base objetiva suficiente para dar cuenta de la justicia social y fundar una ética global. Sen sostiene que lo decisivo no son los medios como tales, sino tener más libertad con la que poder llevar el tipo de vida que merece ser valorada (8). Esta "capacidad" de una persona se refiere a la libertad sustantiva para conseguir distintas combinaciones de funciones, para lograr el estilo de vida que uno quiera. Lo primordial no son las funciones (las cosas que se hacen), sino las capacidades (las oportunidades reales) (9).

 

A juicio de Conill, lo que se pone de relieve es la diferencia entre dos centros de atención axiológicos: 1) el de los "resultados funcionales", que pueden ser los mismos y 2) el del "conjunto de capacidades", el poder efectivo de decidir (el poder disponer). Este segundo espacio valorativo constituye el nivel más radical del sentido de "capacidad" y, más que el aristotélico de las funciones, considera este autor que se trata del sentido kantiano de la libertad. De ahí que Sen haya ido formulando su enfoque de las capacidades cada vez más insistentemente como "la perspectiva de la libertad". La vida buena se presenta en versión de vida libre (frente a la pobreza y a la tiranía), ofreciendo una base para la dignidad humana. Por tanto, la noción de "capacidad" no sólo está relacionada con la dynamis aristotélica, sino con el modo moderno de entender las capacidades, más cercano al enfoque ilustrado (por ejemplo, de Smith, Kant y Marx). Esta nueva noción -moderna- de "capacidad", constitutiva de la capacidad dinámica de hacer, se convierte en una peculiar fuente de valor, en un poder valorizador, consistente en otorgar valor de dignidad a la persona humana por tratarse de algo que (objetivamente) es fin en sí y no mero medio (subjetivamente) para otra cosa (7).

 

Se puede agregar que la calidad de vida puede ser un ideal objeto de búsqueda continua por parte del ser humano, que simultáneamente se encuentra en permanente cambio, puesto que representaría un equilibrio dinámico entre lo que se es, lo que se tiene y lo que uno representa individualmente y como ser gregario, haciendo uso de las categorías desglosadas por Schopenhauer (2).

 

Sin duda se debe tener una concepción de un ser humano integral, en el que confluyen lo biológico, lo psicológico, lo social, lo ético, lo político, lo cultural, lo histórico, lo económico, lo espiritual y lo estético, sin que a priori ningún aspecto sea más relevante que otro para determinar la calidad de vida, puesto que para algunos la clave puede estar en lo económico, sin embargo, otros consideran que lo cardinal está en el ser y el hacer, en esa capacidad de elegir que postulan Nussbaum y Sen (1) que permitiría el logro de buenos fines (una vida buena y floreciente) a través de buenos medios. Es decir la integración de la reflexión y la acción, de la contemplación y el darle sentido a la vida, en vista que entender el porqué de algo hace más fácil el hacer frente a los cómo, empleando la filosofía como terapia y reivindicando la máxima de Nietzsche “Podremos manejar cualquier cómo, si tan solo tenemos un porqué”, (10) siempre que esos cómo y porqué tengan sentido constructivo y edificante para la propia vida y para la de los demás.

 

Desde su perspectiva antropológica y aristotélica, Nussbaum propone una lista de capacidades humanas “esenciales”. Éstas se estructuran en dos umbrales: a) un primer umbral estaría compuesto por las funciones humanas básicas, por debajo de las cuales una vida estaría tan empobrecida que no sería humana. Incluye nuestra mortalidad y nuestra conciencia de tales, la capacidad para experimentar placer y dolor, la capacidad cognitiva, un desarrollo infantil temprano y la dependencia del adulto, la razón práctica, la planificación y manejo de nuestra propia vida, el sentimiento de filiación con otros seres humanos, la relación con otras especies y la naturaleza, el humor y el juego, la individualidad. b) Sobre este umbral, Nussbaum distingue uno superior –de corte ético- debajo del cual estas funciones características están disponibles en forma tan reducida que, a pesar de que juzguemos que es una vida humana, no la pensamos como una buena vida humana.

 

En los trabajos de Kohlberg y su equipo se respalda la versión formalista y universalista de la moralidad, que la Filosofía había venido defendiendo desde Kant: una Ética de la justicia. Se propone el paso del nivel preconvencional (lógica hedonista-instrumental) al nivel convencional, que postula la autonomía como criterio, así como por el cambio desde un enfoque instrumental hacia un enfoque de derechos. El nivel postconvencional, el nivel superior, se caracteriza precisamente por la pretensión universal y por el enfoque de los principios abstractos: la asunción de rol permite que el sujeto se ponga en los zapatos de otro para decidir (11), que asuma como suyas las reglas morales, las legales y los principios éticos universales a través de los cuales se defienden los derechos éticos para toda la humanidad, derechos que todos los acuerdos sociales deberían recoger. En este sentido, constituye el respeto de la persona en sí misma. 


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