Algunas Consideraciones sobre la Muerte
Autor: Dra. Rosa Cardozo Castellano | Publicado:  23/09/2008 | Etica, Bioetica. Etica medica. Etica en Enfermeria , Medicina Forense y Legal | |
Algunas Consideraciones sobre la Muerte.2


Pensamos en su sufrimiento, en el vértigo que quizá sientan. A veces nos dicen que su vida ha perdido ya todo su sentido, que no entienden, que no encuentran respuesta, que chocan contra ese misterio de la muerte, que nada les puede consolar... Es que a veces no es fácil darles una respuesta...máxime cuando se trata de una persona y una familia que centró todas sus expectativas de sanación en el médico...No es fácil.  Para algunos la muerte es una despedida, a un tiempo dolorosa y alegre. Un cambio de casa, que busca la cicatrización de esa herida por medio de la esperanza. Ello para los que tienen Fe.

A quienes no tienen Fe, la muerte les recuerda desafiante que su forma de entender la vida no tiene para la muerte una explicación satisfactoria. Octavio Paz describe al amor y la muerte, como gemelos adversarios, habiendo sido constante asunto de los poetas desde el origen de la civilización, y aunque la imagen de la muerte acompaña al hombre desde el principio, periódicamente se vuelve una preocupación obsesiva (11).

 

Sabemos que la muerte es la desaparición del propio yo, y nos causa pánico el solo pensarla, intuirla, cuando lo hacemos. Es así como Morín (12)  señala “El horror a la muerte es, pues, la emoción, el sentimiento o la conciencia de la pérdida de la propia individualidad. Emoción, sacudida de dolor, de terror, o de horror”. Por eso es un acontecimiento doloroso y a su vez rodeado de mucho temor, al punto de buscar “huir”, inclusive inconscientemente, del que se acerca al fin de su existencia.

 

Por su parte, Pepe Rodríguez (13) escribe: “cuando la muerte, en cualquier contexto cultural o histórico, pasa a formar parte de alguna rutina cotidiana, ya no golpea, inmuta ni escandaliza, se integra como algo "natural" y sólo deja de verse así cuando las circunstancias han cambiado completamente. En general, según sea el contexto social se tendrán por más o menos "lógicas" algunas formas de muerte y por "ilógicas" otras. En nuestra prehistoria era normal ser devorado por algún depredador y hasta hace bien poco tiempo fue normal morir al nacer o durante la infancia, o perder la vida en cualquier batalla local; hoy nos horroriza pensar siquiera en esas posibilidades, que se nos antojan absurdas, imposibles, "ilógicas", tal como parece también, en el primer mundo, morir por gripe, tuberculosis o inanición... a pesar de que en el Tercer Mundo sigan muriendo millones de humanos por esas mismas causas”.  

Por su parte, Pepe Rodríguez (13) escribe: “cuando la muerte, en cualquier contexto cultural o histórico, pasa a formar parte de alguna rutina cotidiana, ya no golpea, inmuta ni escandaliza, se integra como algo "natural" y sólo deja de verse así cuando las circunstancias han cambiado completamente. En general, según sea el contexto social se tendrán por más o menos "lógicas" algunas formas de muerte y por "ilógicas" otras. En nuestra prehistoria era normal ser devorado por algún depredador y hasta hace bien poco tiempo fue normal morir al nacer o durante la infancia, o perder la vida en cualquier batalla local; hoy nos horroriza pensar siquiera en esas posibilidades, que se nos antojan absurdas, imposibles, "ilógicas", tal como parece también, en el primer mundo, morir por gripe, tuberculosis o inanición... a pesar de que en el Tercer Mundo sigan muriendo millones de humanos por esas mismas causas”.

 

El tema de la muerte es uno de los más difíciles de tratar en la Medicina y en la vida, si bien es cierto que algunos individuos están más relacionados a su contacto como los médicos, sacerdotes y policías. (14) Es un tema interdisciplinario que rebasa con mucho el modelo médico y que implica para su cabal comprensión abordajes filosóficos, religiosos, espirituales, tanatológicos, artísticos, sociológicos, económicos, entre otros. (15)

 

Sin embargo, Morin expone:(16) “Si se quiere salir de la machaconería de la muerte, del ardiente suspiro que espera la revelación religiosa, del manual de serena sabiduría, del patetismo, de la meditación metafísica en la que se exaltan los bienes trascendentales, si se quiere salir del mito, de la falsa evidencia como del falso misterio, es preciso coopernizar la muerte” (p. 24). Kubler Ross (17) después de escuchar confesiones de miles de pacientes moribundos, caracterizó cuatro etapas en el proceso de morir aunque no necesariamente tienen que seguir una secuencia rígida; ellas pueden yuxtaponerse, repetirse en el curso de enfermedades crónicas largas, no darse, o también aparecer en desorden. Estas etapas pueden ser caracterizadas de las formas siguientes: negociación, rabia o ira, depresión y aceptación(18).

 

Ariès (19) explica cómo la percepción de la muerte en Occidente ha cambiado durante los tiempos. Del siglo VI al XII los difuntos morían en el seno familiar y el hombre era en cierta forma el maestro de su muerte, siendo ésta interpretada como una continuidad del ser y no como una interrupción. Del siglo XII hasta el siglo XV predomina el amor visceral por las cosas y el sentido de la biografía, por lo cual la muerte es percibida como la pérdida del yo. A partir del siglo XVI el difunto fascina pero el cementerio abandona el centro de la ciudad, de tal forma que la muerte se siente a la vez próxima y lejana. Existe un rechazo de la muerte del otro a través de ruidosos duelos y un cierto "culto de cementerio" característico en el siglo XIX.

 

Desde el siglo XIX la muerte está invertida sobre todo en regiones industrializadas, generalizándose un rechazo al duelo y a los difuntos, y enmascarándola tras la enfermedad. El hombre no es ya el dueño de su muerte si no que se la encomienda a los profesionales.

 

Ramos (20) escribe: “Siendo la muerte aquello radicalmente opuesto a la vida, es lógico que angustie y obsesione, generando una actitud de rechazo y negación”. La negación se presenta bajo múltiples formas en relación con diversas circunstancias biológicas, psicológicas y sociales que rodean al ser humano cuando se enfrenta a la muerte. El ser humano aprende desde temprana edad pautas sociales de conducta que le llevan a aceptar o rechazar algo y una de las más importantes es la negación de la muerte como parte de la vida. Para superar la angustia, el hombre fabrica mecanismos de defensa promoviendo rituales y la intelectualización, especialmente en filosofía. (21) Es así como, presenciamos la medicalización de la muerte, considerándola más bien una enfermedad que se debe curar y no un paso más en la evolución del ser humano. El equipo y las técnicas que permiten evadir y prolongar la muerte, también pueden despersonalizarla y convertirla en algo muy doloroso y sin significado (20)

 

En el siglo XX, el hombre empieza a redescubrir la muerte, como lo demuestran la psicología, la sociología y la literatura que se han permitido el hablar de la muerte; así el hombre moderno ha venido cambiando lentamente sus actitudes ante la misma tratando de recobrar el derecho a morir, a no ser privado del momento de su muerte.

 

La creencia en la vida después de la muerte no tiene tiempo; ha existido desde los primeros seres humanos como lo demuestra la arqueología, al descubrir que los cuerpos de los muertos eran pintados ceremoniosamente. Como afirma Markusen (22) el estudio de las principales religiones del mundo muestra que el concepto de vida después de la muerte está en prácticamente todas. Este autor se basa en una reseña del libro “The Judgement of the Dead” de S.G.F. Brandon, sobre las creencias en la existencia de otra vida después de la muerte, el cual se distinguen, tres modelos generales de creencias. El primero, que estudia los antiguos mesopotamios, los primeros judíos y los griegos en la época de Homero, representan la otra vida como un subterráneo horrendo donde iban todos los seres humanos. El segundo modelo, donde se encuentran los egipcios antiguos, judíos más tardíos, cristianos y musulmanes, la creencia en el juicio final existe, para obligar a seguir un dogma predeterminado. El tercer modelo de creencia, budismo e hinduismo, cree en las reencarnaciones, potencialmente ilimitadas; en estas el karma es el que determina el destino después de la muerte. A pesar de las diferentes ideas sobre el destino del ser humano, Brandon encuentra muchas similitudes en el juicio del alma después de la muerte y las representaciones del cielo y el infierno.

 

Percepción de la muerte en diferentes etapas de la vida


Percepción de la muerte en infantes.

 

La falta de madurez de los niños, los cuales se encuentran en etapa de desarrollo, hace que perciban a la muerte de manera diferente a la del adulto, con un significado libre en gran medida de angustia y crueldad, aun cuando pueden experimentar ansiedad y considerarla como una dolorosa separación. Desarrollan defensas psicológicas como el pensamiento mágico, y creen que si la evitan no mueren. Ello en relación a la edad alcanzada para la fecha del suceso (23)

 

 


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