El pensamiento complejo. Una vision multidimensional de la practica del cuidado de la vida humana
Autor: Lic. Neris Marina Ortega | Publicado:  25/09/2008 | Etica, Bioetica. Etica medica. Etica en Enfermeria , Enfermeria | |
El pensamiento complejo. Una vision multidimensional de la practica del cuidado de la vida humana.2

En la Tierra, esta simplicidad de los elementos se mantiene todavía en la periferia, en los gases más o menos ionizados de la Atmósfera y de la Estratosfera y, probablemente también, muy al fondo, en los metales de la "Barisfera". Sin embargo, entre estos dos extremos, una larga serie de sustancias complejas, huéspedes y productos exclusivos de los astros "extintos", se escalonan en zonas sucesivas, manifestando ya en su origen las fuerzas de síntesis incluidas en el Universo. Zona de la Sílice, en primer lugar, preparando la armadura sólida del planeta. Zona del Agua y del ácido carbónico, después, envolviendo a los silicatos por medio de una cobertura inestable, penetrante y móvil. (1)

 

La Tierra nació probablemente de un azar. Pero, de acuerdo con una de las leyes más generales de la Evolución ese azar apenas aparecido, fue utilizado inmediatamente y refundido en seguida en algo que resulta ser dirigido de una manera natural. Por el mecanismo mismo de su nacimiento, la película en la que se concentra y se profundiza el Interior de la Tierra emerge a nuestros ojos bajo la forma de tul Todo orgánico en el que ya no sería posible ahora separar ningún elemento de los demás que le envuelven. Aquí, un nuevo indivisible que aparece en el corazón del Gran Indivisible que es el Universo. (2)

 

Después de un tiempo lo suficientemente amplio, estas mismas aguas empezaron ciertamente, en determinados lugares, a agitarse con la presencia de seres minúsculos. De este pulular inicial salió la sorprendente masa de materia organizada cuya trama compleja constituye hoy la última (o mejor la penúltima) de las envolturas de nuestro planeta: la Biosfera. Por analogía con todo lo que nos enseña el estudio comparado de los desarrollos naturales, necesitamos situar en este momento particular de la evolución terrestre una maduración, una mutación, un umbral, una crisis de primera magnitud: el inicio de un orden nuevo.

 

Materialmente, podríamos decir es que la Vida propiamente dicha empieza con la célula. Cuanto más concentra la Ciencia, desde hace un siglo, sus esfuerzos sobre esta unidad química y estructuralmente ultra compleja, más evidente resulta que tras ella se oculta el secreto cuyo conocimiento establecería el lazo de unión, presentado, pero no verificado aún, entre los dos mundos de la Física y de la Biología. La célula grano natural de vida, tal como el átomo es el grano natural de la Materia inorganizada. Sin ninguna clase de dudas es la célula lo que debemos tratar de comprender si queremos medir en qué consiste de manera específica el Paso de la Vida. (3)

 

Todas las moléculas de sustancias vivas resultan ser asimétricas de la misma manera y que contienen exactamente las mismas vitaminas. Pues bien, cuanto más se complican los organismos, tanto más se hace evidente su parentesco nativo. Este parentesco se manifiesta en la uniformidad absoluta y universal del tipo celular. Aparece, en los Animales sobre todo, en las soluciones idénticas aportadas a los diversos problemas de la percepción, de la nutrición, de la reproducción: por todas partes sistemas vasculares y nerviosos, por todas partes alguna forma de sangre, por toda partes gónadas, por todas partes ojos... Este parentesco se prosigue en la similitud de los métodos empleados por los individuos para asociarse en organismos superiores o para socializarse. Estalla, por fin, en las leyes generales de desarrollo ("ontogénesis" y "filogénesis"), que dan al Mundo viviente, considerado en su conjunto, la coherencia de un solo manantial. (4)

 

La Vida nació y se propaga sobre la Tierra como una pulsación absolutamente solitaria. Se trata ahora de seguir la propagación de esta onda única hasta el Hombre y, si es posible, más allá del Hombre. (1)

 

La paradoja humana y la hominización

 

Desde un punto de vista puramente positivista, el Hombre es el más misterioso y desconcertante de los objetos descubiertos por la Ciencia. La Ciencia no ha encontrado todavía para él un lugar en sus representaciones del Universo. La Física ha llegado a circunscribir provisionalmente el mundo del átomo. La Biología ha conseguido poner un cierto orden en las construcciones de la Vida. Apoyada sobre la Física y la Biología, la Antropología explica a su vez, de la manera que puede, la estructura del cuerpo humano y algunos mecanismos de su fisiología. Sin embargo, después de haber reunido todos estos caracteres, el retrato no corresponde, manifiestamente, a la realidad. El Hombre, tal como la Ciencia consigue hoy reconstruirlo, es un animal como los demás, tan poco diferenciable, por su anatomía, de los Antropoides, que las modernas clasificaciones de la Zoología, volviendo al punto de vista de Linneo, la incluyen junto con aquellos en la misma superfamilia de los Hominoides. Ahora bien: a juzgar por los resultados biológicos de su aparición, ¿no es justamente algo muy diferente? (1)

 

Entre los últimos estratos del Plioceno, en los cuales el Hombre estuviese aún ausente, y el nivel siguiente, en el que el geólogo habría de quedar estupefacto al reconocer los primeros cuarzos tallados, ¿qué pasó y cuál es la verdadera magnitud de este salto?

 

Otro fenómeno que aparece en hombre a diferencia de otra especie es la Reflexión, tal como lo indica su nombre, es el poder adquirido por una conciencia de replegarse sobre sí misma y de tomar posesión de sí misma tanto de un objeto dotado de su consistencia y de su valor particular; no ya sólo conocer, sino conocerse; no ya sólo saber, sino saber quo se sabe. (5)

 

El ser reflexivo, en virtud de su repliegue sobre sí mismo, se hace bruscamente susceptible de desarrollarse en una nueva esfera. En realidad, es otro mundo el que nace. Abstracción, lógica, elección e invenciones razonadas matemáticas, arte, percepción calculada del espacio y de la duración, ansiedades y sueños del amor... Todas estas actividades de la vida interior no son más que la efervescencia del centro nuevamente constituido explotando sobre sí mismo.

 

Es el hecho de hallarse "reflexionado" lo que hace al ser verdaderamente "inteligente", El animal sabe, no cabe duda. Pero ciertamente no sabe que sabe; de otra manera, hace tiempo que hubiera multiplicado las invenciones y desarrollado un sistema de construcciones internas que no podrían escapar a nuestra observación. (6) Por consiguiente, un sector de lo Real le está cerrado, un sector dentro del cual nos movemos nosotros, pero en el cual él no podría entrar. Un foso o un umbral infranqueable para él nos separa. En relación con él, por el hecho de ser reflexivos, no sólo somos diferentes, sino otros. No sólo simple cambio de grado, sino cambio de naturaleza, resultado de un cambio de estado.

 

El cuidado de la vida humana

 

El cuidado (7) se inicia o se expresa, predominantemente en dos formas: como un modo de sobrevivir y como una expresión de interés y cariño. El primer modo se nota en todas las especies de plantas y animales desarrollando formas de sobrevivencia que dada a la capacidad de raciocinio del ser humano se sofistican con el tiempo. El segundo modo ocurre entre los humanos, predominantemente considerando su capacidad de usar el lenguaje, entre otras formas para comunicarse con los otros. Al reflexionar sobre el desarrollo humano, se percibe con cierta tristeza, que los seres humanos alcanzaron un nivel de vida en que el bien debería prevalecer sobre el mal, pero que esto no siempre ocurre.

 

El cuidado de la vida humana desde el inicio de la especie humana sobre la tierra es la sobrevivencia, para eso el hombre primitivo buscaba alimentos y agua. Posteriormente, buscó abrigo y protección contra los enemigos y más tarde contra el frió y la lluvia. Construyó abrigos para cubrir el cuerpo y desarrolló instrumentos para la caza, la pesca y utensilios para el preparo y consumo de alimentos.

 

Las mujeres parecen haber adquirido un comportamiento diferente de los hombres, y muy semejantes entre ellas, en las diferentes épocas, debido a la maternidad. A semejanza de los animales (7), la mujer lamía a su cría, la amamantaba y protegía. Entre las prácticas de limpieza y de nutrición, fueron introducidos comportamientos de tocar, de oler y gestos rudimentarios de abrazo.

 

Al contrario de la mujer el macho se relacionaba con los otros machos a través de las luchas y juegos donde el toque se hacía de manera bastante ruda y lo mismo con los miembros de la familia.

 


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