Caracterización de la asistencia medica. Departamento de Emergencias
Autor: Dr. Alexis Francisco Suárez López | Publicado:  12/05/2009 | Medicina de Urgencias | |
Caracterización de la asistencia medica. Departamento de Emergencias.2

En Perú en la época del Imperio Incaico la Medicina de entonces tenía por objeto eliminar el síntoma, primaba pues el criterio terapéutico, sobre el etiológico que desconocían, pues creían que su origen era mágico-religioso. No identificaron el concepto de Emergencia, ni existía ningún lugar específico donde atender pacientes con enfermedades que requieran atención rápida y precoz. Existían médicos encargados de curar a la nobleza y a sus parientes, otros curaban a la gente común, es decir los curanderos. A fines del siglo XVII aparecieron algunos médicos y cirujanos que hicieron posible el progreso operado durante el siglo XVIII en que la atención de los enfermos estaba a cargo de ellos y de aprendices, enfermeros, barchilones, comadronas y finalmente curanderos. Anteriormente en las ciudades había cirujanos modestos, barberos y flebótomos, que practicaban el oficio de limpiar heridas, sangrar, aplicar ventosas y otras medidas por ellos conocidas. Entre las condiciones y los alcances que fijaba la corona al conquistar un imperio, estaba la obligación de fundar hospitales “para remedio de los pobres en las tierras sometidas”. Es así como el primer médico español que vino al Perú, Hernando Sepúlveda, en 1536 recibió el mandato: “para que cure a los pobres del hospital”, disponiéndose de un solar para la construcción de este. El primer Centro Asistencial fue una enfermería que funcionó en el Rincón de Santo Domingo, que precedió al Real Hospital de Santa Ana, fundada por el Arzobispo Loayza en 1549 (14).

 

El cuidado de los enfermos tenía un claro tinte medieval, se hacía en tres instancias: nivel del pobre elemental, fuese esclavo, siervo de gleba o pobre urbano, eran asistidos en el hospital. El nivel del artesano o del naciente burgués, era asistido en su domicilio por el llamado médico de cabecera y el nivel del poderoso: príncipe, señor o magnate religioso, atendido en su residencia por un médico principal, el médico de cámara. En esta medicina, la figura del sacerdote, del capellán ayudados por las hermanas era dominante y el médico venía a ocupar un rol secundario, con breves visitas, pues el tratamiento tenía todas las características de un acto de amor y la medicina más que una profesión o un arte, era un oficio caritativo. No existía en todo este tiempo concepto de Emergencia, los pacientes prácticamente seguían una evolución natural, los médicos y el sistema de salud de ese entonces, no satisfacía las demandas reales de la población. Tampoco existían servicios de emergencia en los hospitales. Con la Guerra de la Independencia hubo notables adelantos en la atención de las emergencias, aunque aún no se tenía el concepto de estas como tales. En la etapa republicana en los hospitales sólo se daba atención a los que carecían de recursos económicos; el resto de la población lo hacía en sus domicilios. Cuando había un enfermo de gravedad la casa se transformaba en clínica. El mayor problema estaba en la atención nocturna, pues a las ocho de la noche los hospitales cerraban sus puertas y todos desaparecían hasta las siete de la mañana del día siguiente.

 

La atención de las emergencias a principios de siglo era deplorable. En 1905, C. Villarán relata que en el Hospital Dos de Mayo de 11 pacientes intervenidos de urgencia, sólo 4 se recuperaron luego de una larga complicación por infección, y que estos resultados no dependen sólo de las malas condiciones en que llegan los enfermos, sino también las múltiples dificultades que se presentan en los hospitales cuando se requiere atención de emergencia. Pues si un paciente llegaba después de las nueve de la mañana, cuando ya se había terminado de pasar la primera visita, era examinado a las dos de la tarde cuando regresaba el residente a pasar su segunda visita; pero si era necesaria una intervención quirúrgica, debía esperar hasta las nueve de la noche, hora de entrada del médico de guardia, que era el único que podía autorizarla, perdiéndose un tiempo valioso. Pero esto no era todo, sino que la sala de operaciones nunca estaba preparada y había que hacer levantar a la Hermanas de la Caridad para que preparen todo el equipo y material necesario, lo que demoraba 3 ó 4 horas más la intervención. Otro problema era la anestesia, teniendo muchas veces que improvisar un cloroformizador lo que ponía aún más en riesgo al paciente. De noche sólo quedaban en el hospital un médico y un interno.

 

Otro problema era la falta de iluminación. Recién en 1906 se instaló un servicio eléctrico que permitió contar con luz, pero su limitada extensión y escasa potencia hacía muchas veces necesario recurrir a las velas de cebo. Recién en 1913, se comprenden las dificultades para poder atender a los pacientes agudos, se aceptó la recepción nocturna y en el Hospital Dos de Mayo se construyó el Departamento de Emergencia con su propia sala de operaciones.

 

Las malas condiciones en que llegaban los enfermos, las múltiples dificultades, en los hospitales cuando se requería atención de emergencia. Los horarios irregulares, la falta de organización de los servicios, de materiales y recursos, de iluminación hacían de esta atención de las emergencias a principios del pasado una atención deplorable. No menos graves que las emergencias eran los primeros auxilios. La organización y el funcionamiento de la atención médica de emergencia y de primeros auxilios es diferente según las instituciones del sector de salud. (15)

 

El primer nivel comprende la atención de primeros auxilios por personal no profesional que se dispensa en puestos sanitarios ó postas médicas. El segundo nivel comprende las atenciones de emergencia dispensada por personal médico de centros de salud u hospitales que tienen personal médico escaso y turnos por lo tanto de reten. El tercer nivel es cuando la atención de emergencia corresponde a un Servicio ó Departamento de emergencia permanente con equipo profesional completo las 24 horas del día. En 1941 se aprueba el Servicio ó Departamento de emergencias de los Hospitales de Seguridad los que empezaron a funcionaren Noviembre de 1958. Estos Servicios de Emergencia solo prestaban atención a los pacientes básicamente asegurados que requerían de sus servicios, proyectándose a la comunidad mediante la atención de urgencia ambulatoria domiciliaria y a la comunidad en general mediante la Unidad de Desastres en Hospitales de Campañas para casos de siniestros.

 

La demanda en estos servicios aumentó en forma progresiva hasta que estos fueron insuficientes. Además esta situación empeoró ya que la mayoría de hospitales estatales en esta etapa confrontaban en forma individual la obligación de dar atención de urgencia. Los Servicios de Emergencia y Defensa Civil 1938 - marzo de 1972, que tiene a su cargo la dirección, coordinación y control de las actividades de los organismos públicos y no públicos, en las diferentes etapas de emergencia producidas por fenómenos naturales, que afectan la vida y salud de la población. Por lo tanto los hospitales en general forman parte de este sistema y deben integrarse a los Comités de Defensa Civil locales.

 

Sistema de Atención de Emergencia (SELICA) surge en vista que los hospitales no podían satisfacer la demanda de emergencia en la totalidad de criterios clínicos, legales y administrativos. Y a que en muchos casos la atención de un paciente compromete dos ó más hospitales, se originó un esquema de atención multilateral de Emergencia en el que un hospital coopera para resolver la imposibilidad de otro hospital. Entre el año 1986-1988 Se enfoca la atención de emergencia en dos vertientes de desarrollo (15):

 

- La línea de desarrollo funcional: Con tres líneas estratégicas de trabajo:

 

a)     La atención prehospitalaria al paciente (Primaria): Que tiene que ver con el rescate, la atención en foco, el traslado asistido, la recepción activa y la atención nosocomial.

b)    Atención Hospitalaria Progresiva: Valorando el riesgo del paciente y sus necesidades de atención. La emergencia comprende los siguientes niveles de intervención: Situaciones de riesgo extremo (Reanimación, Shock, Trauma y cuidados intensivos); Cuidados intermedios; Cuidados mínimos y Asistencia Ambulatoria.

c)     Atención integral de emergencia: Prevención, protección de grupos preparación para desastres. Protección de los derechos del individuo: Privacidad y respeto de su intimidad y protección de sus derechos legales y sociales.

 

Dentro de este Sistema, las comunicaciones son un eslabón fundamental, así como el transporte. Lamentablemente, la mayoría de nuestros hospitales aún solo atiende la parte intrahospitalaria. Sin embargo si se ha logrado mejorar notablemente en cuanto a tecnología, y la atención crítica del paciente El transporte es también un problema para los Hospitales del ministerio de salud y aún algo insuficiente para los servicios de la seguridad social. Red de Atención de Emergencia es el concepto moderno de emergencia. Significa trabajar en forma coordinada y estrecha entre todos los servicios de emergencia y tener protocolos de manejo similares tanto en la atención prehospitalaria, intrahospitalaria como preventiva.

 

Actualmente, a pesar del transcurrir del tiempo, aún no se ha resuelto el problema de las emergencias, dada la importancia que estas tienen porque ponen en peligro la vida, no llega a dársele la importancia correcta, no goza de la decisión política de los diferentes niveles de brindarle el apoyo real para conseguir su mejor desarrollo. No existe aún sistema de atención de urgencia en la atención primaria de salud que esté constituido por la atención inmediata y regionalizada de tipo escalonada, integrada con los demás niveles de atención, en dependencia de las necesidades del paciente con la consiguiente mejoría en la atención estratificada de las urgencias para garantizar la satisfacción de las necesidades de la población. La realidad histórica de la mayoría de los países latinoamericanos sigue un patrón similar a lo acontecido en Perú (14 - 17).


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