Educacion para la salud y drogas
Autor: MSc. Ester Soto Soto | Publicado:  11/06/2009 | Medicina Familiar y Atencion Primaria , Medicina Preventiva y Salud Publica , Enfermeria , Otras Especialidades | |
Educacion para la salud y drogas.3

Así, se ha verificado que, las sustancias clasificadas como depresoras, tienen un potencial de adición y dependencia tanto física como psicológica. Las más importantes de este grupo: alcohol etílico, opiáceos, heroína, morfina, tranquilizantes, hipnóticos. Según Stoppard (2000), se refiere a la droga depresora: “…la que altera la mente y el cuerpo y calma el dolor” (p. 82). En efecto, sus propiedades son básicamente opuestas a las drogas estimulantes, y actúan retardando el sistema nervioso central.

 

También, Monografías.com (2004), refiere que los efectos de las drogas depresoras son: “…indiferencia emocional, sin alterar la percepción ni las funciones intelectuales, vértigo, letargia, pérdida de reflejos, falta de respuestas a los estímulos, arritmia cardiaca, lesiones en el hígado o en los riñones, hipotensión, colapso circulatorio, náuseas, erupciones cutáneas, neuralgias” (p. 5).

 

Igualmente el Folleto Las Drogas, Viaje sin Regreso (2000), afirma que las drogas depresoras son: “Utilizadas contra la ansiedad y su uso prolongado produce trastornos del habla, somnolencia, vértigo y problemas gastrointestinales” (p. 15).

En consecuencia, es necesario implementar acciones educativas preventivas, propiciar relaciones humanas donde se ejerciten el apoyo y las solidaridad, promover y fortalecer relaciones que puedan constituirse en recursos protectores en caso de crisis.   

 

Por su parte, las drogas estimulantes aceleran el funcionamiento del cerebro, activando el estado de alerta y el tono vital del usuario. Podemos destacar las siguientes: tabaco, cocaína, anfetamina, cafeína, éxtasis. Stoppard, M. (2000), refiere que los efectos de los estimulantes son: “Euforia y bienestar. El estrés y la ansiedad desaparecen. Incrementa el nivel de energía, causa deseos de estar activos, charlar, bailar y reír. Se pierden las inhibiciones. Los efectos físicos incluyen, dilatación de las pupilas, aumento del ritmo cardiaco y respiratorio” (p. 75).

 

La peligrosidad del uso de los estimulantes, se debe a que crean una gran dependencia y considerables daños al organismo, justificándose así las medidas que internacionalmente se toman contra su tráfico, además de las medidas de prevención para mediar situaciones actuales de abuso y uso de drogas.

 

Asimismo, las drogas alucinógenas tanto naturales como sintéticas, son sustancia que inducen a un estado de excitación del sistema nervioso central, manifestado por alteraciones en el estado de ánimo, generalmente eufórico, pero también, en ocasiones depresión severa. Los sentidos del tiempo, dirección y distancias se desorientan bajo los efectos de los alucinógenos. Son drogas que provocan alteraciones psíquicas que afectan a la percepción de la realidad objetiva.

La palabra alucinógeno hace referencia a una distorsión en la percepción de visiones, audiciones y sensaciones irreales. Se consideran productos psicodélicos que inhiben los mecanismos de defensa del yo. Entre estas drogas se menciona el LSD (ácido lisérgico), cannabinoides, hongos, tripas y ketamina.

 

La Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (1997), enfatiza que “Los alucinógenos son sustancias capaces de provocar en el sujeto que las consume alteraciones de la percepción (ejemplo: delirios y alucinaciones)”· (p. 49). Las alucinaciones que se experimentan pueden cambiar de extrañas y curiosas a terroríficas.

 

De igual manera, la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (ob.cit), señala los efectos de los alucinógenos, “Sensaciones de mayor agudeza visual, colores más brillantes, dificultad de concentración, de control del pensamiento. Presencia de alucinaciones. Experiencias místicas, profundo sentimiento de alegría, de paz. No hay datos contundentes en cuanto a los efectos físicos producidos por su consumo“ (p. 52). Por consiguiente, la educación para la salud debiera ser permanente y continua dentro de una ambiente social y dinámico en el que confluyen la familia, la escuela y la comunidad.

 

Nelero, J: y Ortiz, M. (2004), señalan que los inhalantes son drogas que: “distorsionan el funcionamiento del cerebro, dando lugar a alteraciones perceptivas tales como desórdenes sensoriales” (p. 1789). La mayoría de los disolventes son sustancias volátiles, es decir, despiden vapores al entrar en contacto con el aire. Estos comprenden una amplia variedad de artículos domésticos, como aerosoles, líquido corrector, pinturas y esmaltes para uñas. La Fundación José Félix Rivas (2004), menciona entre los efectos de los inhalantes: “Pérdida del contacto con el ambiente, comportamiento violento, náuseas, vómitos, alteración en la habilidad para pensar y actuar, insuficiencia cardiaca, hasta producir muerte súbita, alteración del ciclo menstrual, disminución del conteo y la movilidad de los espermatozoides en los hombres” (p. 339).

 

Reflexionando lo antes expuesto, se comprende que la educación para la salud es fundamental y juega un papel básico en la protección de niños y jóvenes contra el uso indebido de drogas.

 

Cabe agregar los efectos de las drogas en la familia, con frecuencia los miembros de la familia cesan de actuar en forma funcional cuando tratan de lidiar con los problemas producidos por la droga, en un ser querido, algunos niegan que exista algún problema, bloqueando sus propios sentimientos. Otros, de los miembros de la familia tratan de encubrir los errores cometidos por el adicto a la droga. El encubrimiento ocurre cuando un miembro de la familia rescata al adicto o le ayuda en la obtención de la droga. Sin duda, la droga puede controlar la vida del adicto y la conducta de los miembros de la familia, por ende, la familia debe buscar ayuda y tratamiento para su salud emocional.

 

Es importante, a su vez, informar sobre los efectos que las drogas producen en la estructura y organización de la sociedad. Al respecto, Becerra, R. (1999), dice: “Hay aumento de las demandas en los servicios de salud, incremento de la seguridad ciudadana por delitos contra la propiedad, agresiones, desorden público, conflictos raciales, marginalidad, presencia del crimen organizado a través de las redes de narcotraficantes, otros” (p. 280). Esto explica la necesidad de que la prevención del consumo de drogas sea tarea de todos, profesionales de la salud, profesionales de la enfermería, administradores, instituciones educativas, asociaciones, colectivos, familia.

 

En atención a la problemática, la dependencia es otro de los contenidos de la educación para la salud, referida a la drogadicción. Diferentes autores, están de acuerdo en que dependencia es una pauta de comportamiento, donde se da prioridad al uso de sustancias psicoactivas frente a otras conductas consideradas en otros momentos como más importantes.

 

Dependencia

 

La dependencia, en términos de droga puede definirse como el estado originado por la administración o consumo repetido de una sustancia en forma periódica o continua, la dependencia varía con la naturaleza de la droga, que puede ser de índole morfínico, cocaínico, cannábico, anfetamínico, etc., la misma puede clasificarse en dependencia psicológica, definida por Ortiz de Anda, M., y Melero, J. C. (1996), como “Capacidad de una droga para promover un deseo apremiante de experimentar sus efectos” (p. 1328). Tales efectos pueden identificarse a partir de emociones positivas, por ejemplo, relación, desinhibición por emociones negativas que le permite al consumidor, regir, por ejemplo: aburrimiento, timidez, etc.

 

Esta vez, Ortiz de Anda, M., y Melero, J. C. (ob.cit), hacen referencia a la dependencia física, señalando que se da cuando: “el uso frecuente de una droga genera una adaptación fisiológica, por lo que el funcionamiento orgánico de la persona se ve alterado si no se administra la sustancia” (p. 1328). De igual manera, cuando la dependencia física se establece y se interrumpe el uso de la droga, se presenta el llamado síndrome de abstinencia, conjunto de síntomas psicofisiológicos que se manifiestan cuando la persona físicamente dependiente de una droga, deja en forma brusca de consumirla. Los signos y síntomas que el síndrome representa pueden ser muy variados y pueden derivarse hasta en un cuadro clínico de gravedad.

 

Por consiguiente, es importante que las comunidades, las escuelas y la familia trabajen en equipo para detener el uso y abuso de las drogas, o por lo menos disminuir su consumo o proteger los espacios y los grupos sanos, donde todavía no ha llegado. Por ello, se hace necesario conocer la palabra prevención.


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