¿Cual es el valor de la vida para los adolescentes con conductas suicidas?
Autor: Amarilis Cordova | Publicado:  14/09/2009 | Psicologia , Medicina Forense y Legal , Psiquiatria , Pediatria y Neonatologia | |
¿Cual es el valor de la vida para los adolescentes con conductas suicidas?.3

Por otro lado, algunos autores consideran que la impulsividad propia del adolescente explica en parte el acto suicida. Así, mientras mayor sea la impulsividad de un individuo, mayor será la posibilidad de autodestrucción.

 

En términos generales, en todo el mundo, la actual crisis social, familiar, económica y moral está incidiendo desfavorablemente en el comportamiento de los adolescentes que, al no encontrar valores y sentido a su vida, buscan en el suicidio una alternativa de solución.

 

Aunque es difícil predecir con certeza la conducta futura de un niño, los especialistas aconsejan no subestimar sus amenazas o advertencias. La ideación o intento de suicidio como búsqueda voluntaria de la pérdida de la vida comienza a aparecer en pre-adolescentes y adolescentes, y frecuentemente surge de un estado depresivo. Es difícil hablar de intento de suicidio en los niños, ya que ellos recién alrededor de los seis años de edad elaboran un concepto rudimentario acerca de lo que es la muerte.

 

Un niño menor de 5 años aún no entiende las tres definiciones fundamentales de la muerte que son: la muerte es irreversible, definitiva y permanente; se caracteriza por la ausencia de las funciones vitales; la muerte es universal (todos debemos morir). Es por ello que consideran a la muerte un estado temporal como el dormir o marcharse, que aún pueden escucharnos o vernos los difuntos o bien que ellos o sus padres nunca van a morir.

 

Sin embargo, hay niños con accidentes frecuentes, en los que actúa una intención suicida inconsciente, por ejemplo cruzar la calle sin mirar, no medir riesgos de determinadas situaciones, exponerse a la violencia, señalan distintos psiquiatras. Investigaciones del Hospital Baca Ortiz, en España, indican que el nivel mundial de la edad del suicida está bajando. (Sheidman, 1999)

 

Los males del siglo

 

       Depresión: 1/3 de la población mundial tiene genes que pueden llevar a la depresión; que se gatille o no depende de múltiples factores. En los adolescentes comúnmente se debe a una baja autoestima, tristeza, desesperanza y ansiedad, provocada por problemas en el colegio o en la familia, muerte de un ser querido o término de una relación amorosa importante. (Barrio, 1997). El descubrimiento temprano de la depresión y su tratamiento es una de las principales formas de prevención de suicidio.

       Consumo de alcohol y drogas: Uno de cada cuatro adolescentes que cometen un acto suicida lo ha hecho bajo el efecto de estas sustancias. Además, el abuso del alcohol y las drogas da cuenta de un problema de fondo como lo es la necesidad de evadir la realidad.

       Rasgos “adolescentes” acentuados: En esta edad es normal presentar altibajos en el ánimo, agresividad e incluso tener pensamientos suicidas. Sin embargo, si este estado persiste en el tiempo, se debe consultar a un especialista. Otras causas tienen su origen en la pérdida de un marco valórico sólido.

       Ausencia de un sentido de la vida y de un sistema de valores: Cuando la vida tiene una meta que va más allá de uno mismo es menos común el suicidio. Puede tratarse de una fe religiosa, convicciones ideológicas fuertes, tener desafíos importantes en el ámbito académico, deportivo o en actividades de corte social.

       Incapacidad para aceptar las consecuencias de los propios actos y las frustraciones: Los adolescentes son cada vez más frágiles y cómodos. Una causa es la sobreprotección de los padres, que tratan de evitarles todas las dificultades. La filósofa Patricia Moya dice que hoy se potencian poco las virtudes del esfuerzo y la fortaleza, lo cual deja a los adolescentes desprovistos de herramientas para enfrentar las dificultades de la vida.

       La soledad: El no sentirse parte de un grupo en el que apoyarse aumenta el riesgo de suicidio, pues acentúa la desesperanza y la angustia. La soledad más profunda proviene de la falta de soporte y amor de la familia.

       Familia disfuncional: El principal factor protector es una familia unida, con padres que destinan tiempo a conocer a sus hijos, reforzar sus logros, monitorear sus acciones y poner los límites necesarios. Si esto no ocurre, la familia se convierte en un factor de riesgo, sobre todo si además hay casos de maltrato y relaciones agresivas.

       Violencia Internalizada: Esto tiene que ver con la violencia a la que están expuestas las personas desde pequeñas por los medios de comunicación, películas y videojuegos; violencia que no sólo pasa frente a sus ojos sino que es internalizada y usada, en algunos casos, contra el individuo mismo. Este cambio ha hecho temblar al modelo clásico que afirmaba que a mayor heteroagresión (hacia fuera, hacia el resto), menor autoagresión. “Hoy la agresión hacia fuera y hacia uno mismo van de la mano. Basta con ver los titulares de La Cuarta, el típico caso de ‘Mató a su mujer y luego se suicidó’ o la matanza en Virginia, que culminó con el suicidio del asesino”. (Peña, 2003)

       Relativización del valor de la vida humana: Los adolescentes actuales crecieron escuchando sobre el aborto y la eutanasia, es decir, sobre la idea de que la vida es algo de lo que se puede disponer.

       Sociedad exitista y competitiva: Los niños que se frustran por no poder cumplir con los estándares de belleza, rendimiento y sociabilidad que alaba el mundo sentirán que son unos perdedores y verán el suicidio como una posibilidad. Por eso, es fundamental que sepan que valen por lo que ellos son. Esto se logra dentro de la familia, con papás que valoran el esfuerzo y no sólo los resultados, y que no hacen comparaciones entre los hijos.

       Permisividad sociocultural para el suicidio: Los suicidas de hoy ya no se hacían cirugías para borrar las cicatrices ni usan ropas que las tapen. El doctor Ramón Florenzano cuenta que muchos las lucen casi como un trofeo. Esto ocurre porque no existe el estigma de antes, lo cual es bueno, pero no se debe confundir el acoger y querer al suicida, con aceptar el quitarse la vida como una opción correcta.

       Redes de suicidas en internet y tribus donde es alabada la automutilación: Muchos adolescentes con pensamientos de auto exterminio buscan foros en internet para conversar con otros en sus mismas circunstancias, compartir experiencias y métodos. “Esto los hace sentir acompañados y puede apurar la decisión de terminar con sus vidas, sin embargo, no hay que creer que la influencia de internet llega al punto de generar ideas suicidas”, explica la psicóloga clínica Sandra Gelb, docente de la Universidad de los Andes. También han aumentado grupos como los góticos que tienen una visión “romántica” de la autoagresión.

       Más fácil acceso a armas: una de las principales directrices de prevención mundial se refiere a la falta ética por parte de los gobiernos de no restringir la tenencia de armas.

 

¿Cómo prevenir el suicidio en los adolescentes?

 

Los factores de riesgo son: la falta de escolaridad, la violencia familiar, la separación de los padres, el consumo de drogas, niños sin familia, familias desestructuradas, fugas, ideación de suicidio, temperamento agresivo y la depresión, e intervenir a tiempo y escuchar las advertencias. (Martínez, 1998)

 

La depresión y las tendencias suicidas son desórdenes mentales que se pueden tratar. Hay que reconocer y diagnosticar la presencia de esas condiciones tanto en niños como en adolescentes y desarrollar un plan de tratamiento precoz. Cuando los padres sospechan que el niño o el joven tienen un problema serio, un examen psiquiátrico puede ser de gran ayuda.

 

Muchos de los síntomas de las tendencias suicidas son similares a los de la depresión. Los psiquiatras de niños y adolescentes recomiendan que si el joven presenta uno o más de estos síntomas, los padres tienen que hablar con su hijo sobre su preocupación y deben buscar ayuda profesional si los síntomas persisten. Se aconseja a los padres estar conscientes de las siguientes señales que pueden indicar que el adolescente está contemplando el suicidio:

 

       Cambios en los hábitos de dormir y comer.

       Retraimiento de sus amigos, de su familia o de sus actividades habituales.

       Actuaciones violentas, comportamiento rebelde o fuga de la casa.

       Uso de drogas o del alcohol.

       Abandono poco usual en su apariencia personal.

       Cambios pronunciados en su personalidad.


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