Ejercicio fisico y cancer de mama. Prevencion, inter-tratamiento y post-tratamiento
Autor: Iván Chulvi Medrano | Publicado:  15/12/2009 | Ginecologia y Obstetricia , Oncologia , Medicina del Deporte | |
Ejercicio fisico y cancer de mama. Prevencion, inter-tratamiento y post-tratamiento .1

Ejercicio físico y cáncer de mama. Prevención, inter-tratamiento y post-tratamiento.

 

Iván Chulvi Medrano. Doctorando en Ciencias de la Actividad Física y Deporte. Especialista en actividad física para la salud. FACSM, FNSCA.

 

Rafael Segador. Doctorando en Fisiología. Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Diplomado en Enfermería. Especialista en Enfermería de la Educación Física y el Deporte.

 

Francisco Segador. Diplomado en Fisioterapia. Diplomado en Nutrición Humana y Dietética. Máster en Salud Laboral por la Universidad de Valencia.

 

Laura Masiá. Entrenadora Personal. Especialista en actividad física y salud. Acreditada en actividad física Ley del Deporte.

 

Resumen.

 

En la actualidad la incidencia del cáncer de mama es muy elevada cobrándose muchas vidas entre la población femenina. Desde la prevención y el tratamiento, todas las herramientas resultan pocas para ganar la batalla contra el cáncer. En este sentido, recientes estudios apoyan la utilización del ejercicio físico como una herramienta terapéutica que sinérgicamente con el resto de tratamiento puede elevar la tase de supervivencia del cáncer de mama. Por lo tanto, el objetivo del presente trabajo de revisión cualitativa ha sido exponer los resultados más importantes en la relación ejercicio físico y cáncer de mama.

 

Los resultados apoyan una prescripción del ejercicio físico personalizada y adecuada utilizando tanto el ejercicio aeróbico como los ejercicios de fuerza, basados en los criterios mínimos de actividad física. Su aplicación puede tener efectos positivos sobre la salud global de la paciente sin afectar negativamente sobre la enfermedad.

 

Palabras clave: actividad física, enfermedad neoplásica, mortalidad.

 

Physical exercise and breast cancer prevention, inter-treatment and post treatment

 

Abstract:

 

At present the incident of the cancer of breast it’s very high receiving and it’s a very common cause of dead in the women. From the prevention and the treatment, all the tools are interesting for the battle against the cancer. In this respect, recent studies support the utilization of the physical exercise as a therapeutic tool that with all cancer-treatments can raise appraise it of survival of the cancer of breast. Therefore, the aim of the present qualitative review has been exposed the most important results in the relationship between physical exercise and breast cancer.

 

Results support a personalized and suitable prescription of the physical exercise using both the aerobic exercise and the resistance exercise, based on the minimal criteria of physical activity. Physical exercises application can have positive effects on the overall health of the patient without affect the disease adversely.

 

Key words: physical activity, neoplasic disease, mortality.

 

Introducción:

 

Desgraciadamente el cáncer se cobra en España 87.000 muertes por año (Pérez, 2006). Existen diferentes tipos de cáncer y su localización es específica, prevaleciendo en España, el cáncer de pulmón, mama, próstata y colon (Centro Nacional de Epidemiología ISCIII, 2005).

 

Precisando los datos estadísticos, el cáncer de mama resulta la región más común para esta enfermedad neoplásica entre todas las mujeres, su incidencia anual es aproximadamente de un millón de mujeres en todo el mundo (McPherson et al., 2000; McTiernan et al., 2008), desencadenando 410.000 muertes anuales en todo el mundo (Montazeri, 2008).

 

Debido al riesgo que entraña el cáncer tras el diagnóstico rápidamente se procede a su tratamiento. En la actualidad, existen diversas terapias de tratamiento como son la inmunoterapia, cirugía, quimioterapia, radioterapia y combinación terapéutica (Beer et al., 2007). Ha sido descrita la eficacia en estos medios de tratamiento, pero resultan agresivos para la calidad de vida del paciente (Courneya, 2003). Conociéndose los efectos negativos sobre la independencia funcional motriz del paciente.

 

Hasta aproximadamente el año 1990 se creía firmemente en que el ejercicio físico era contraindicado para estos pacientes (Bicego et al., 2006). No obstante, en los últimos años el ejercicio físico se ha destapado como una posible herramienta terapéutica para muchas enfermedades. En el caso del cáncer, pese a que es conocido que, debido a la complicada naturaleza de las variables en la actividad física y la carencia de conocimiento de la propia enfermedad dificultan la posibilidad de establecer una relación dosis-respuesta (Thune y Furberg, 2001; Galvao y Newton, 2005), es asumido gracias a diversos estudios epidemiológicos la importancia de la actividad física tanto en la prevención, como durante el tratamiento, como post-tratamiento. Dichos beneficios han sido reportados principalmente en muestras de con cáncer de mama y cáncer de colon principalmente (Galvao & Newton, 2005; McNeely et al., 2006; Pinto & Floy, 2007; Kirshbaum, 2007; Newton & Galvao, 2008).

 

Coincidimos con las indicaciones de la reciente revisión de Newton & Galvao (2008) donde son detallados los potenciales beneficios que se derivan de una prescripción adecuada del ejercicio físico:

 

  • Incrementos del rendimiento quirúrgico.
  • Reduce las experiencias y sensaciones asociadas a los síntomas.
  • Controla los efectos secundarios de la radiación y la quimioterapia.
  • Incrementa la salud psicológica.
  • Mantiene los niveles de la función física y la competencia motriz.
  • Reduce el incremento de grasa.
  • Evita la reducción de masa muscular y densidad mineral ósea.

 

De entre todos los beneficios que puede aportar el ejercicio físico, el incremento de la condición física y reducción de la fatiga–entendido como competencia motriz para afrontar con éxito las tareas de la vida cotidiana-. Puesto que la fatiga es un síntoma común entre los afectados de cáncer que puede interferir sobre las tareas cotidianas (Lucía et al., 2003; Pedersen y Saltin, 2004; Pérez, 2006, Cramp & Daniel, 2008). Esta fatiga es inherente a la patología, además su severidad se verá incrementada con el tratamiento y con la estancia hospitalaria. La gran mayoría de los trabajos de intervención sobre estos pacientes han incorporado ejercicio cardiovascular con el fin de mejorar el consumo de oxígeno máximo el cual está bastante perjudicado, aunque otro factor que influye directamente sobre la fatiga es la atrofia muscular (Pérez, 2006).

 

Otro aspecto destacable es el control del incremento de peso y de grasa corporal, efecto común tras el primer años post-diagnóstico del cáncer de pecho, esta situación incrementa el riesgo de padecer complicaciones asociadas a este incremento en el paciente (Rooney& Wald, 2007).

 

Pese al reciente interés de vinculación entre el ejercicio físico y el cáncer, existen estudios de carácter epidemiológicos que sugieren la existencia de una relación positiva entre la promoción de hábitos saludables -en las que están incluidos el ejercicio físico-, y una reducción del riesgo de cáncer (Sternfeld, 1992; McTiernan, 2003; Westerlind, 2003; Friedenreich, 2004; Courneya et al., 2004; Voury, 2004; Galvao y Newton, 2005; Holmes et al., 2005; Warburton et al., 2006; Pérez, 2006; Irwin, 2006; Marcos y Rubio, 2007, McTiernan et al., 2008). Esta relación parece ser más fuerte en mujeres post-menopaúsicas, oscilando reducción de riesgo entre un 20 y un 80% (Friedenreich & Oernstein, 2002; Monninkhof et al., 2007; Friedenreich & Cust, 2008). Comenzar un adecuado programa de ejercicio post-diagnóstico puede incrementar el nivel de supervivencia entre un 5º y un 60% en el cáncer de pecho (Newton & Galvao, 2008).

 

No parece existir ninguna contraindicación del ejercicio, en función de la etapa del enfermo, estando recomendada su prácticas tras el diagnóstico (Newton & Galvao, 2008), durante el tratamiento (Irwin et al., 2004; Markes et al., 2006) y al finalizar el mismo –supervivientes- (Burnham, 2002; Irwin et al., 2004; Courneya et al., 2004).

De igual forma, debe invitarse a los supervivientes de cáncer a mantener una vida activa que incluya ejercicio físico adecuado tanto de carácter aeróbico como PANM puesto que no generará efectos adversos y a su vez incrementará la calidad de vida de sus practicantes (Irwin et al., 2004; Cheema y Gaul, 2006, McNeely et al., 2006). Debido a la falta de información sobre el diseño de ejercicio en población con cáncer (Friedenreich, 2004, Markes et al., 2006) y a la variedad de respuesta que esta enfermedad y su actual tratamiento puede desencadenar en cada paciente, ha sido sugerido establecer como punto de partida el protocolo marcado por el ACSM (ACSM, 1998) sobre ejercicio físico en personas de edad avanzada (Courneya et al., 2004) (ver tabla 1).


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