Prevalencia de lesiones neoplasicas en riñones hidronefroticos
Autor: Dr. Jonathan Trujillo | Publicado:  28/01/2010 | Urologia , Oncologia , Nefrologia | |
Prevalencia de lesiones neoplasicas en riñones hidronefroticos .2

Es relevante considerar que en Argentina se realizó un estudio donde se registraron entre los años 2001 y 2005, aproximadamente 1.394 casos de tumores malignos urológicos en un Servicio de Oncología, de los cuales el 5,66% (79 casos) representaron tumores malignos del tracto urogenital. De los tumores urológicos, en relación a su distribución por órgano, se encontraron en riñón 40,5% (32 casos) de los tumores malignos, 5 de los cuales se encontraron en individuos de sexo femenino y el resto en pacientes del sexo masculino; en próstata 22,78% (18 casos); en testículo 21,51% (17 casos); en vejiga 8,86% (7 casos) y en pene 6,32% (5 casos). En relación al grupo etario el 90,6% de los pacientes con tumores renales tenían entre 40 y 60 años al momento del diagnóstico. 10

 

En el mismo orden de ideas Flores y col.11 realizaron una investigación en el Departamento de Anatomía Patológica del Hospital. Militar “Dr. Carlos Arvelo", en Caracas, Venezuela desde el año 2001 hasta el 2005. Se revisaron 25.800 biopsias, las cuales registraron 6 casos (0,02%) correspondientes a carcinoma de células claras metastásico, sugiriendo cáncer primario de riñón. Todos los casos se presentaron en el género masculino, en edades comprendidas entre 36 y 69 años con una media de 60,2 años. Las localizaciones de las metástasis fueron: 2 casos (33,33%) en hueso, 2 casos (33,33%) en el sistema nervioso central, 1 caso (16,66%) en seno paranasal (etmoides) y 1 caso (16,66%) en piel. La importancia de esta revisión radica en conocer la ubicación y frecuencia en nuestro medio del carcinoma renal de células claras como enfermedad metastásica, reconociendo el origen primario del tumor.

 

A nivel regional, en el estado Carabobo, no se hallaron estudios relevantes acerca de neoplasias renales relacionadas con hidronefrosis.

 

Por su parte Gedaly y col.12 en un estudio de tratamiento quirúrgico de una masa renal primaria de tumor carcinoide con metástasis hepática, plantean que la intervención quirúrgica precoz, junto con una cuidadosa vigilancia de seguimiento, puede alcanzar con éxito los resultados a largo plazo en pacientes con neoplasia renal.

 

Asimismo Funahashi y col.12 en un estudio del carcinoma de células renales, consideran que la hidronefrosis por oclusión tumoral puede causar a nivel sérico elevación del marcador tumoral antígeno carbohidratado 19-9 (CA19-9). Esto constituiría uno de los parámetros orientadores para el diagnóstico de hidronefrosis por neoplasias.

 

También se puede destacar el caso presentado por Schrader y col.14 de hidronefrosis gigante simulando un tumor abdominal maligno progresivo, en el cual se demuestra que un diagnóstico preciso de hidronefrosis gigante sigue siendo difícil debido a la atrofia del parénquima renal asociada con obstrucción crónica. Por lo tanto, cualquier masa quística abdominal, incluso en ausencia de otras patologías evidentes debe incluirse en el diagnóstico diferencial de una posible hidronefrosis. Concluyen que los casos de hidronefrosis gigantes son raros y suelen contener no más de 1-2 litros de líquido en el sistema colector.

 

Desde otro punto de vista, en un estudio realizado por Magno y col15 pretendieron evaluar el papel de la resonancia magnética (RM) en la pielografía de pacientes afectados por hidronefrosis ureteral debido a litiasis, con el fin de identificar una condición pielonefrótica. 315 pacientes, que inicialmente habían sido investigados por ecografía, se evaluaron con resonancia magnética y pielografía anterógrada, para definir la etiología de la obstrucción. En 67 pacientes la litiasis se identificó como la causa de hidronefrosis. Concluyeron que la pielografía tiene un gran valor en la identificación de hidronefrosis en pacientes con cálculos ureterales y permite identificar casos de pionefrosis, que requieren un inmediato drenaje del riñón antes de desarrollar complicaciones.

 

Del mismo modo Cho y col, 16 publican un estudio acerca del grado de hidronefrosis y el diámetro del tumor como factor pronóstico preoperatorio en el carcinoma ureteral de células transicionales. Revisaron 104 historias médicas de pacientes tratados con nefroureterectomía y con diagnóstico de carcinoma ureteral de células transicionales. El grado de hidronefrosis fue grado 0 en 11 pacientes, grado 1 a 2 en 36 pacientes, y grado 3 a 4 en 57 pacientes. De los 57 pacientes con hidronefrosis grado 3 a 4, en 49 (86,0%) se encontró un tumor invasivo. Se concluye que el grado de hidronefrosis y el diámetro del tumor se correlacionan con la etapa patológica y tienen una influencia significativa en el pronóstico. Por lo tanto, la cirugía radical es necesaria para los pacientes con hidronefrosis grave o con un tumor de gran diámetro.

 

Así mismo Divrik y col17 realizaron un estudio retrospectivo a través del cual se determinó la frecuencia de hidronefrosis en el diagnóstico inicial, y su efecto en la recurrencia y progresión en pacientes con cáncer superficial de vejiga. Mediante la revisión de 931 historias de pacientes con carcinoma transicional superficial de la vejiga, entre 1993 y 2006. La evaluación radiológica preoperatoria reveló hidronefrosis unilateral y bilateral en 70 (7,5%) y 19 (2,1%) pacientes en todas las cohortes, respectivamente. La mayor probabilidad de hidronefrosis fue detectada en etapa grave, múltiples tumores de grado severo y en tumores mayores de 3 cm. De 931 pacientes el 37,9% tenía al menos una reaparición con una incidencia de 27,3% para Ta (tumor con diámetro ≤ 4 cm.) y 43,9% para T1 (Tumor limitado al riñón de diámetro ≤ 7 cm.). La tasa de recurrencia fue del 52,8% para los pacientes con hidronefrosis, 35% de Ta y 58% para T1. En conclusión la hidronefrosis detectada en la primera evaluación en el momento del diagnóstico de los tumores superficiales de vejiga es un factor pronóstico independiente de recurrencia y progresión.

 

Un análisis hecho por Sánchez 3 divide las neoplasias del parénquima renal en dos grandes grupos: las procedentes de la corteza renal o parenquimatosa y las que nacen a partir del urotelio que recubre la pelvis y los cálices renales. La inmensa mayoría de las neoplasias son de naturaleza epitelial y de comportamiento maligno, los denominados carcinomas de células renales (CCR). De acuerdo con la American Cancer Society, 18 los tipos menos comunes de tumores cancerosos incluyen los carcinomas de células de transición, los tumores de Wilms y los sarcomas renales. La etiología del cáncer renal aún se desconoce aunque existen algunos factores de riesgo relacionados con su desarrollo tales como la herencia, tabaquismo, exposición a carcinógenos ocupacionales, obesidad, enfermedad quística adquirida, entre otras.

 

Así mismo según el Departamento Médico de Roche, 5 en su informe publicado en 2007, la neoplasia renal es más frecuente en los hombres que en las mujeres (62% de los casos corresponden a hombres), y la incidencia crece con la edad. El CCR es el tipo más frecuente de cáncer renal: 90% de todos los casos, siendo el de células claras el más extendido.

 

La clasificación actual de las neoplasias renales se basa en patrones histológicos definidos, es refrendada por la American Cancer Society, Union Internacionale Contre le Cancer (UICC), el American Joint Comitte on Cancer (AJCC) y la OMS en 2004,3 la cual establece la existencia de:

 

a)     Tumores epiteliales malignos: (Carcinoma de células renales - CCR), que incluye un grupo heterogéneo de tumores con patrones histológicos y genéticos distintos4 entre ellos Carcinoma de células renales convencional (células claras), Carcinoma de células renales papilar, Carcinoma de células renales cromófobo, carcinoma de los ductos colectores (carcinoma de los ductos de Bellini), carcinoma medular, carcinoma de células renales inclasificados.

b)    tumores epiteliales de potencial maligno indeterminado.

c)     tumores epiteliales benignos, entre ellos oncocitoma, adenoma papilar, tumores vasculares, adenoma metanéfrico (adenoma embrionario, nefroma nefrogénico).

d)    tumores mesenquimales (angiomiolipoma, lipoma, liposarcoma, leiomioma y leiomiosarcoma).3 Por otra parte la World Health Organization Classification of Tumours. Pathology and Genetics of Tumours of the Urinary System 2004, actualiza la estadificación del CCR, lo que hoy en día se conoce como el Sistema TNM: Tumor primario (T) Ganglios linfáticos regionales (N) Metástasis a distancia (M), además del estadio a todos los CCR se le determina el grado nuclear de Fuhrman, el cual demuestra una buena correlación con el pronóstico. 19


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