Reflexiones: Una Perspectiva Antropologica, Personalista, Los Principios Introducidos por Jesus de Nazaret en la Medicina (El Amor, la ley Moral Nueva). Examinemos su Validez en la Practica Medica Moderna, Tecnologica y de la Postmodernidad. Primera parte
Autor: Dr. Juan Herrera Salazar | Publicado:  9/04/2010 | Etica, Bioetica. Etica medica. Etica en Enfermeria | |
Perspectiva Antropologica, Personalista. Principios Introducidos por Jesus de Nazaret Medicina .4

Examinemos la referencia 190:
190Mc, 10, 21| 21Jesús lo miró con amor y le dijo: «Sólo te falta
Con esa mirada Jesús nos invita, con ese interés, a entrar por esa puerta, (intrate per augustam portam) Mt (7,13), para que se den las condiciones básicas, para el diálogo, para la verdadera comunicación, para el Logos- Kalos, vemos que el amor de Jesús, perfecciona la virtud de la comunicación, la benevolencia y la veracidad, y nos hace mejores médicos.

¿Qué decir de la justicia?

Ninguna virtud se adquiere fácilmente. Debemos reconocer que se necesita hacer esfuerzos especiales para enseñarla a nuestros médicos, ya ¡Jesús lo advierte!

En las escuelas de medicina se le presta muy poca atención a esta virtud y a la dimensión social de la medicina; este aspecto es poco atendido en general.

Nuestras escuelas de medicina prestan atención a lo que se considera importante, práctico (diagnóstico, terapéutica, procedimientos, tecnología), se considera la ciencia social y por supuesto la política, extraña a la medicina, por lo que no se estudia de manera sistemática, en ninguno de los diferentes regímenes de autoridad, como una doctrina social y política, que sirva de fundamento a la medicina, bajo este aspecto.

Jesús nos hace un llamado, que es bien acogido por la ética médica de su tiempo, y que viene a ser reelaborada en los siglos sucesivos, por los pensadores de la escolástica, la doctrina de Santo Tomas de Aquino, servirá para ulteriores elaboraciones, la doctrina de la persona humana llega con él, a su máxima perfección, prepara el camino, por así decirlo a la iglesia, para que nos ilumine como maestra en los siglos sucesivos, sobre las cuestiones relacionadas a la vida social, hasta llegar a elaborar de manera sistemática, lo que hoy constituye la doctrina social y política de la Iglesia, actualizada, con renovado vigor desde la Rerum novarum de León XIII, hasta nuestros días, Caritas in veritate de Benedicto XVI.

La exhortación de Jesús: “Bienaventurados los que padecen hambre y sed de justicia”

366 Mt, 5, 6| que tienenhambre y sed de justicia, porque serán saciados.

Jesús insertado en la historia, nos ayuda a comprender que tenemos obligaciones para con las demás personas; compara esta virtud moral al hambre y a la sed, ambas muy fuertes, (fisiológicas, por lo tanto elementalmente exigentes), nos exhorta a apropiarnos de manera personal de la justicia y de la equidad; Jesús nos invita a cultivar esa fuerza del carácter que nos hace equitativos con las demás personas y que como modelo, es algo real, comprensible en aquel contexto histórico y en el contexto actual de nuestra medicina moderna y postmoderna.

Las referencias bíblicas del Nuevo Testamento que se refieren a la Justicia de Jesús, el lector las localizará con un enlace en la bibliografía, allí encontrará 103 referencias.

Pablo en la epístola a los Romanos nos recuerda que fuimos liberados del pecado, y que ahora somos esclavos de la justicia, el médico debe tener en cuenta esa dimensión social de la medicina, para ser conforme a “Él Médico “.

404 Rom, 6, 18| llegado a ser servidores de la justicia.

Las exhortaciones de Jesús son un llamado a cultivar, impulsos, inclinaciones y disposiciones que deben ser parte integrante del carácter de una persona, de un médico.

Debemos ejercitarnos diariamente, para cultivar la virtud de la justicia, para que la manifestemos en actos objetivos habituales, para dar a cada quien lo que se merece, y no sólo, sino que algo más, la excelencia del amor, que lleva a la realización de la persona, a la plenitud, al cumplimiento, que Jesús llama.

Tabla 2. Principios Introducidos por Jesús a la Ética Médica. (El Amor la Ley Moral Nueva).

1. El Amor (cfr. bíblicas). Tal ley es llamada a ser medida y regla última de todas las dinámicas en las que se despliegan las relaciones humanas. Amor que hace dialogar a los ejemplados, guiados por el espíritu Santo, a imagen del ejemplar Amor Trinitario.

2. El principio de Sacralidad e Inviolabilidad de la Vida. Ya anunciado en el Viejo Testamento, (Gen 9,5), Es 20,13), Dt 5,17. Toma con Jesús un carácter de normativa de ética médica.

Nuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo, por lo que cada persona tiene la obligación de cuidarlo. El médico cristiano es llamado a levantarse en defensa de la vida, no puede en ningún caso procurar la muerte del no nacido, procurar la muerte de otro, asistirlo para suicidarse o el mismo matarse. En contraste con la apología, al suicidio de Séneca, o la tradición griega espartana de arrojar a los discapacitados al barranco del monte Taigeto.

3. Igualdad de los Seres Humanos, (Griegos, judíos, libres, esclavos, mujeres, varones). Gal 3, 26-28.

A partir de Jesús se invita a dejar de ejercer la medicina silenciosa y se propone la medicina del Logos-Kalos, con esa mirada de Amor, que abre la puerta de la verdadera comunicación, necesaria para establecer una verdadera relación médico-paciente.

4. Justicia y equidad vista con la luz del Amor de la (Ley Moral Nueva).

5. Principio de solidaridad, como verdadera y propia virtud moral, no como un sentimiento de vaga compasión o enternecimiento por los males que aquejan al prójimo o al lejano. Al contrario como una firme determinación y perseverante para buscar el bien común, por el bien de todos y el propio, de manera que todos seamos verdaderamente responsables de todos. (cf Mt10, 40-42;20-25; Mc10, 42-45; Lc 22, 25-27). El hombre Nuevo, solidario, hasta la muerte en la cruz (cf. Fil 2,8; Jn3,16)

6. Principio de subsidiariedad, una nueva actitud de “subsidium”, (cf. Mt 22,37-40; Mc 12, 29-31; Lc 10, 27-28).

El médico cristiano sigue el llamado de Jesús y se vuelve diácono, del que sufre, su servidor, como expresión de la comunidad que “tiene la obligación” de cuidar a sus hermanos, médico que asume la figura teológica del Cristo que asume la curación de la humanidad que sufre.

De manera que si el Evangelio establece el precepto que lo obliga a reconocer en el enfermo al “Christus patiens, el médico se reconoce a sí mismo “Christus servus”.

El médico cristiano encarna la parábola del Buen Samaritano. Jesús introduce a la medicina un concepto antropológico novedoso, “somos sujetos encarnados”, a imagen de Dios.

Con Jesús la medicina resuelve las dificultades planteadas por el dualismo antropológico clásico de Platón, que justificaba el suicidio, y va más allá de la concepción hilemórfica de Aristóteles, (el hombre como ser compuesto, unión de cuerpo y alma, forma y materia).


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