La crisis de valores en la Sociedad cubana actual desde la perspectiva bioetica
Autor: Dr. Ernesto González González | Publicado:  31/01/2011 | Etica, Bioetica. Etica medica. Etica en Enfermeria | |
La crisis de valores en la Sociedad cubana actual desde la perspectiva bioetica .2

Este trabajo se fundamenta en la necesidad emergente de reflexionar sobre la actual crisis de valores que se manifiesta de diferentes formas en el contexto cubano actual; y en la necesidad de cambiar ciertos patrones de conducta que conforman los valores morales que debe caracterizar al cubano, pese a la desfavorable situación económica internacional y la influencia negativa del neoliberalismo.

OBJETIVOS

GENERAL

Hacer una valoración crítica sobre el origen y la actual crisis de valores en la sociedad cubana actual.

ESPECÍFICOS

1 – Identificar los aspectos relacionados con la crisis de valores en nuestro medio social.
2 – Señalar el papel de la escuela y la familia en la formación de valores
3 – Describir las causas que provocan el debilitamiento de los valores.
4 – Definir cuáles son los valores que son necesarios potenciar en el contexto cubano actual para aliviar o salir de esta crisis social.
5 – Señalar de forma general los principales elementos que caracterizan el deterioro de los valores en el sector de la Salud.

DESARROLLO

Muchas son las preocupaciones que acompañan al mundo actual de modo general; se habla de crisis de identidad, de fe y de epistemología. De identidad por la ausencia de un sentido claro de pertenencia y por la carencia de proyectos comunes unificados; de fe por la incapacidad de creer en algo, por la imposibilidad de cambio y la falta de confianza en el futuro; y de epistemología por la supremacía del conocimiento y la razón, que se expresa en una racionalidad instrumental – administrativa – gerencial, capaz de aplastar lo afectivo y sentimental. Es necesario resaltar tres aspectos relacionados (7):

1 – Cada objeto, fenómeno o suceso, conducta, idea o concepción, cada resultado de la actividad humana desempeña una determinada función en la sociedad, favorece y obstaculiza el desarrollo progresivo de ésta y adquiere una u otra significación social y en tal sentido, es un valor o un antivalor; un valor positivo o un valor negativo. Este sistema es dinámico, cambiante, dependiente de las condiciones históricas – concretas y estructuradas de manera jerárquica.
2 – La significación social es reflejada en la conciencia individual o colectiva. Cada sujeto social, conforma su propio sistema subjetivo de valores, cumpliendo una función reguladora interna de la actividad humana.
3 – La sociedad debe siempre organizarse y funcionar en la órbita de un sistema de valores instituidos y reconocidos oficialmente (ideología oficial, normas jurídicas, derecho a la educación formal, etc).

La educación en valores, debe asumir los retos de la actualidad y hacerle frente con todas las herramientas posibles a la crisis de valores, puesto que es también un problema pedagógico, y los profesores universitarios debemos estar preparados para ello. En Cuba se lleva a cabo un trabajo intenso contra esta crisis existente (7).

No cabe dudas de que a medida que la economía se hace más heterogénea, la escala de valores de los grupos sociales se diversifica y se hace necesario una nueva especie de alfabetización ética, patriótica y política, no sólo para enfrentar corrientes mundiales de las que no podemos sustraernos, sino además porque de lo que se trata es de ganar en intimidades, en sensibilidad humana, en conciencia. Estos factores asociados a la educación en general y a los valores en particular, tienen la intención de avalar la posición asumida de que son varios los elementos que confluyen y se relacionan con la crisis de valores; pero además del factor educativo., y hay otros que tienen que ver con los más diversos fenómenos sociales (7).

El presente neoliberal ha disminuido los gastos públicos destinados a la educación y ha incrementado la explotación laboral infantil, a lo que se une un rápido proceso de privatización de la enseñanza, en la mayoría de los países de América (7). Como manifestaciones del proceso neoliberal, hay una marcada desigualdad en las posibilidades económicas de los estudiantes, que da como resultado la formación de una personalidad poco solidaria, no cooperativa y resentida, que genera, no pocas veces, violencia, drogadicción y ruptura con los valores tradicionales; situación que se ve principalmente en los países tercermundistas que se rigen por una sociedad capitalista

En medio de tan compleja realidad, se ha demostrado que en Cuba es diferente; es un país con hechos que indican, de modo ineludible, el florecimiento de una subjetividad social, marcada por un mayor humanismo y solidaridad, evidenciado en la existencia de profesionales, cuyo éxito y realización, no se articula necesariamente, con el lucro o bienestar material, sino con la prestación de un servicio y posibilidad de sentirse útiles (7). A pesar de ello, en nuestro país, especialmente en los jóvenes, el descalabro de la economía mundial, del cual Cuba no escapa; provoca acciones negativas, haciendo que compren y vendan, participen en el mercado negro, busquen otras alternativas de ingresos y acudan a medios que no se corresponden con los sistemas de valores que demanda la sociedad actual (7).

Las diversas realidades y los distintos sucesos de la vida humana presentan un rango y un valor diferentes. El descubrimiento de tal diferencia nos permite jerarquizar los diversos valores, ordenarlos de acuerdo a su importancia y conceder así a nuestra vida su plenitud de sentido (8). Orientamos la vida hacia ideales muy distintos, incluso opuestos, y esta orientación decide todo el sentido de nuestra existencia, nuestros deseos, proyectos, actitudes, realizaciones. Todo depende del ideal que asumamos como propio, y es vital que nos ocupemos en serio de esta cuestión, porque la elección del ideal es decisiva y no podemos realizarlo de forma arbitraria. Descubrir valores supone un poder de penetración que es un timbre de gloria para el hombre (8).

Las actitudes son consecuencia de nuestras convicciones o creencias más firmes y razonables de que algo vale y da sentido y contenido a nuestras vidas; se califican como algo adquirido, fruto de la historia del sujeto y su componente es, básicamente intelectual y afectivo, casi en idéntica proporción: al dictamen de la razón, sigue la voluntad. Sembrar actitudes es promover la virtud en los individuos, lo que equivale a educarlos moralmente.

Conceder primacía a un valor sobre otro implica un sacrificio; pero éste se realiza en aras de la fidelidad a lo relevante. En cambio, si se siente pesar por la existencia de valores que nos superan y que no somos capaces de asumir, estamos promoviendo la subversión de valores. El que procede de esta forma, está alterando la escala de valores, lo que provoca la canalización de la vida humana y la indiferencia ante aquello que se impone por sí mismo. Esta indiferencia se traduce en incoherencia en los temas determinantes de la vida, porque la coherencia en el pensar y actuar indica una correcta ordenación, la cual pende de los más altos valores que son los que otorgan unidad y eficiencia al pensar y el actuar humanos (8). El que no responda a los valores es un irresponsable; pues lo valioso sólo puede ser asumido en la vida por quien cumple determinadas exigencias, que en el fondo implican una actitud de generosidad.

La formación de valores éticos se logra mediante una presentación incesante y una encarnación clara de los mismos, que permitan el ejercicio de una libertad lúcida y una opción emocional por lo verdaderamente valioso.

El individualismo actual incentiva la competencia, la lucha por ocupar puestos laborales ventajosos, prebendas, espacio vital en instituciones o asociaciones. Cada hombre es el competidor del otro contra el cuál vale todo mecanismo de defensa o ataque. La postmodernidad disfraza este darwinismo social con filosofía oriental, tecnologías de punta, y escribiendo la historia de la humanidad en Internet. Asistimos a la metamorfosis de un esquema de persona rico en individualidad y pleno a través de su capacidad de relación, tanto interpersonal como ambiental, en un individuo aislado en sí mismo, consagrado a la obtención de bienestar y placer, que vuelve la cabeza ante el dolor humano, la fealdad, la necesidad, la vejez, y todo aquello que lo separa de lo que él entiende por felicidad. La persona humana, con toda su riqueza, transformada en una individualidad alienada, absolutista, individualista, antepuesto a la universalidad y comunión social (3). La sociedad postmoderna encuentra en el neoliberalismo económico su expresión sociopolítica, no abiertamente reconocida, pero sus efectos sobre el ser humano alcanzan a todas las sociedades actuales, dañando por igual a aquellas no necesariamente incluidas en este patrón, pues en ocasiones los medios favorecen una propagación descontextualizada de estas actitudes, presentándolas como “ buenas”, “ maduras”, “ racionales”, y “ civilizadas” (3).

El individualismo empobrece a la sociedad porque reduce las posibilidades de encuentro entre las personas que la componen; aborta los ámbitos relacionados, cargados de creatividad y fragmenta a dicha sociedad entre sí (3). Debemos preguntarnos si somos inmunes al individualismo y sus manifestaciones; si somos proclives a considerar útil y bueno cuanto nos beneficie materialmente, o nos divierta, en detrimento de la persona, que es fin en sí misma y no un medio (3).

El ámbito humano en que más verdad y permanencia se lleva a cabo las relaciones interpersonales es la familia, que constituye una institución natural, anterior a todas las demás, y célula vital de la sociedad. Cada miembro de ella tiene la responsabilidad de construirla día a día, y el derecho a recibir de ella la ayuda necesaria en el orden espiritual, moral, cultural y económico, sobre cuyas bases se cultivan los más elementales valores, que lo hacen un hombre de bien.

El trabajo tiene un gran valor para la realización de una persona, pues en él se ejercitan plenamente múltiples capacidades humanas, y es la clave esencial de toda la cuestión social. La persona se ennoblece con el trabajo y, al mismo tiempo ennoblece la labor que realiza. El trabajo está en función del hombre; de ello se deduce que todos los trabajos son nobles, porque el primer fundamento de su valor, es el propio hombre que lo realiza.

Los valores tienen cierto carácter objetivo, pero también deben descubrirse mediante una aprehensión subjetiva y sin tener relación con objetos reales directamente. Los valores útiles influyen en el desempeño de la ciencia económica; los valores estéticos sobre el desarrollo de la cultura, y los vitales sobre la vida y su calidad (9).


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