Caracterizacion de preescolares con parasitosis intestinal
Autor: Dr. Yuri Álvarez Magdariaga | Publicado:  12/04/2011 | Pediatria y Neonatologia , Gastroenterologia , Articulos | |
Caracterizacion de preescolares con parasitosis intestinal .2

Asimismo; Kvalsvig (13) al estudiar los efectos de las infecciones parasitarias sobre los procesos cognoscitivos de los niños, indican que los resultados de su investigación son congruentes con la hipótesis, de que las infecciones parasitarias combinadas con el déficit nutricional menoscaban la eficiencia del proceso cognoscitivo.

De igual modo; Neghme y Cols (14), refieren que en la población infantil que padece de notorias deficiencias en su dieta alimentaria, los parásitos encuentran un terreno apto para vivir y prosperar contribuyendo a agravar aún más su desnutrición. En grado mayor o menor los parásitos intestinales privan a su hospedero humano de ciertos nutrientes y por lo tanto favorecen la anemia, la desnutrición y la susceptibilidad a otras enfermedades.

Así mismo, Wolfe, (15) hace referencia a los problemas de mala absorción de las grasas, glucosa, lactosa, xilosa, vitamina A y vitamina B12, causados por las infecciones por Giardia lamblia en niños. Igualmente, Miranda, (16) plantea la relación parasitosis-desnutrición en un estudio realizado con niñas de áreas rurales y urbanas, donde observó que las niñas desnutridas se encontraban infectadas en un mayor porcentaje por enteroparásitos, comparadas con las niñas que se encuentran en un estado nutricional normal. De esta manera se forma un círculo vicioso entre niñas desnutridas y su elevada frecuencia de enteroparásitos, causando con ello una disminución de la absorción de los nutrientes que de por sí, en las niñas desnutridas ingresan en una cantidad disminuida.

Por su parte; Botero, (17) afirma que la prevalencia de parasitosis intestinales en América Latina persiste elevada y en muchas zonas, es similar a la existente hace 50 años. Lizano, (18) en una revisión de resultados del laboratorio del Hospital San Juan de Dios en Costa Rica, encontraron un 92% de prevalencia de parasitosis en la población escolar.

Del mismo modo, Lara, (19) al estudiar la Costa del Golfo de México, reconocida como una zona de elevada prevalencia, observó tasas del 61% al 93% de parasitosis intestinal en niños de edad escolar.

Al respecto; Ricci (20), al estudiar escolares de ambos sexos cuyas edades estaban comprendidas entre 7 y 12 años, encuentran que más del 50% de los niños estaban parasitados. Biolley, (21) reportan un 72.6% de positividad en niños de escuelas rurales y urbanas de Temuco, Chile; sin evidenciar diferencias entre ambos grupos.

Se dice entonces que, la prevalencia de enteroparásitos en escolares a nivel mundial, presenta pocas variaciones, sobre todo en áreas rurales o de bajas condiciones socioeconómicas. Chotray, (22) reseñan que la infestación helmíntica más común en escolares del área suburbana de la India fue producida por A. lumbricoides (61.70%); mientras que Giardia lamblia representó la infección protozoaria predominante con un 59,80%.

En Filipinas, un estudio desarrollado por Auer (23), demostró que en niños entre 8 meses y 15 años de edad, los parásitos más comunes fueron T. trichiura y A. lumbricoides, la prevalencia de Ancylostomídeos fue de un 10% y entre los protozoarios Entamoeba histolytica y Giardia lamblia tuvieron una prevalencia del 21% y 20% respectivamente, además, la mayoría de los niños (84%) fueron afectados por el multiparasitismo. Igualmente, Hillyer (24) al analizar la prevalencia de parasitosis intestinales en una comunidad rural en Puerto Rico, encontró que los principales helmintos observados fueron: T. trichiura, Ancylostomídeos y Strongyloides stercoralis.

En Venezuela, (25) las parasitosis intestinales continúan siendo un problema de salud pública, ya que no se logra identificar la verdadera población afectada por esta entidad, a causa de que la mayoría de los pacientes son asintomáticos, siendo estas más visibles cuando coexisten con etapas de mayor necesidad metabólica, de crecimiento agregándose a esto las condiciones del medio en que viven los niños, hábitos higiénicos inadecuados son factores, que favorecen la vía y desarrollo de la infestación parasitaria.

Por tal razón, mediante esta investigación se determinó la frecuencia de parasitosis intestinal en 267 escolares de 4to grado de tres unidades educativas del medio urbano de la ciudad de Barquisimeto y su relación con algunos factores epidemiológicos como: estrato social, origen del agua que consumen, lavado de manos antes de consumir alimentos, consumo de alimentos de vendedores ambulantes, entre otros.

Para esto se realizó un estudio de tipo descriptivo transversal con un muestreo no probabilístico intencional obteniéndose como resultados que de la población estudiada 7,9% resultó parasitada, donde no hubo predilección por género.

El mayor porcentaje de parasitosis fue por protozoarios y el mayor porcentaje de parasitados se ubican en el estrato social V. En cuanto a los factores de riesgo la mayoría de los casos positivos consumen agua almacenada en recipientes con 17,7%, 9,6% de los cumplen el lavado de las manos antes del consumo de alimentos y 8,4% de escolares que consumen alimentos de vendedores ambulantes están parasitados.

Pese a que el estudio se realizo en un área urbana donde las condiciones socio-sanitarias deberían ser adecuadas, se evidencio que esto no se corresponde con la realidad lo que aumenta la probabilidad de presentar parasitosis intestinal. (25)

Particularmente en el Estado Zulia, González y Ocando (26) reportan un 83,8% de prevalencia de enteroparásitos en pre-escolares y escolares del Distrito Mara; así mismo Díaz y Flores (27) encontraron que hay una elevada prevalencia de parásitos en los escolares del municipio Cacique Mara de Maracaibo, donde el 64,69% fue positivo para una o más especies de parásitos patógenos o no.

Igualmente, en el Estado Zulia, (27) al realizarse un estudio de parasitosis intestinales en alumnos de educación básica, se determinó que las parasitosis más frecuentes fueron: Tricocefalosis (47,56%), Giardiasis (14,54%), Ascariasis (12,39%), Amibiasis (2,39%), y Ancylostomiasis (1,55%). (28)

A continuación, se describen de manera somera la etiología, patogenia y clínica de alguna de estas parasitosis más comunes; (28,29) Giardia lamblia (intestinalis); es uno de los parásitos patógenos intestinales más frecuentes causantes de diarrea epidémica y el de mayor prevalencia en la mayoría de los países industrializados; su distribución es endémica a nivel mundial con una mayor incidencia en niños de menor edad.

La vía más frecuente de transmisión es la fecal-oral, sobre todo en guarderías. Los pacientes entre 2 y 4 años tienen un riesgo especial, debido a que no tienen un control de esfínteres pleno y una conducta exploradora. También se transmite por alimentos y a través del agua; por animales (gatos, perros, ganado vacuno, ovejas) y por vía sexual. (27,28)

Enterobius vermicularis es el helminto de mayor distribución geográfica, afectando al 30% de los niños en edad escolar, produce la oxiuriasis o enterobiasis. La transmisión es fecal-oral, o por ingestión de alimentos o tierras contaminadas, o por auto infestación. Los huevos permanecen durante semanas en ropas, suelo, y uñas; su presencia exige una serie de medidas higiénicas, además del tratamiento médico para combatir las reinfecciones.

La enfermedad cursa de forma asintomática, o sintomática con prurito anal o perianal, de gran intensidad de predominio vespertino, con frecuentes lesiones por rascado perianal, dolores abdominales, diarrea, vómitos, heces mucosas, entre otros. (28)

Blastocystis hominis es un protozoo de distribución global. Su papel como patógeno humano no está claro pero es frecuente encontrarlo en heces sin localizar ninguna otra posible causa de la sintomatología del paciente. Generalmente cursa con malestar abdominal, anorexia, distensión abdominal, cólico, y diarrea alternada en ocasiones con estreñimiento.

Cryptosporidium sp. Es la tercera causa de parasitosis intestinal tanto en países desarrollados como en desarrollo, su distribución es global y la transmisión puede ocurrir a través del agua, alimentos o fecal-oral. En la actualidad se han descrito 13 diferentes especies y numerosos subtipos, y aunque se considera una zoonosis todos pueden infectar a humanos. Su prevalencia ha aumentado en estrecha relación al SIDA. La mayoría de los casos registrados en humanos se producen en inmunodeficiencias congénitas o adquiridas tras procesos virales, medicamentosos o por causas idiopáticas.

También se han diagnosticado casos de criptosporidiosis leve y de evolución espontánea a la curación en pacientes inmunocompetentes. La transmisión puede ser de animal a persona, persona a persona o contaminación fecal de agua y alimentos. La clínica oscila entre la de los casos de SIDA, con diarrea acuosa, prolongada, y persistente excreción de quistes, llegando a producir la muerte tras semanas o meses de malnutrición, infecciones oportunistas o neoplasias, y la que presentan pacientes inmunocompetentes con diarrea acuosa con espasmos, náuseas y febrícula, autolimitada y de 2 semanas de duración. (29)

Áscaris lumbricoides es el mayor nematodo intestinal y en humanos produce la ascaridiasis. Debido a su ciclo de vida este parásito tiene una doble representación en humanos, su fase larvaria pulmonar y la fase intestinal, produciendo manifestaciones clínicas diferentes.


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