Resultados esteticos en la reconstruccion de tumores palpebrales
Autor: Dra. Yalily Hernández Rodríguez | Publicado:  27/06/2011 | Cirugia Plastica Estetica y Reparadora , Oftalmologia , Articulos , Imagenes de Cirugia Plastica Estetica y Reparadora , Imagenes de Oftalmologia , Imagenes , Casos Clinicos de Cirugia Plastica y Estetica , Casos Clinicos de Oftalmologia , Casos Clinicos | |
Resultados esteticos en la reconstruccion de tumores palpebrales .2

Tabla #4. Distribución según diagnóstico histopatológico. 

reconstruccion_tumores_palpebrales/anatomia_patologica_AP_diagnostico

La primera aproximación diagnóstica la obtenemos por el aspecto macroscópico de la lesión, así como por su lenta evolución, después de realizada la extirpación y obtenida la biopsia presentamos como resultado 11 (22.9%) casos con el diagnostico histológico de adenocarcinoma basocelular, seguido de 9 (18.8%) casos de queratosis actínica una lesión pre maligna muy frecuente asociada a estas lesiones.

Tabla #5. Distribución según técnica quirúrgica realizada. 

reconstruccion_tumores_palpebrales/cirugia_tecnica_quirurgica

Un párpado reconstruido suele requerir como mínimo dos elementos principales; una capa externa de piel y una capa interna de mucosa. Además, es de gran importancia la construcción de un borde palpebral estable, que pueda prevenir de modo permanente cualquier tendencia a la inversión o la eversión, en nuestro trabajos la técnica más utilizada fue el injerto de piel en 19(39.6%) pacientes, seguida del uso de colgajos utilizados en 16 (33.3%) pacientes

DISCUSIÓN

Zaragoza en su estudio realizado concluyo que la mayor incidencia de los tumores palpebrales aumenta con la edad, presentando la mayoría de los pacientes afectados entre los 60 y 70 años, siendo raro antes de los 40 años y más allá de los 80 años; en los niños y jóvenes adultos es extremadamente raro. Una aproximación a la distribución por edades es la siguiente: antes de los 40 años 5,5%, 41 a 50 años 15%, 51 a 60 años 25%, 71 a 80 años 20%, más de 80 años 4,5% (7).

Duane plantea que los tumores palpebrales resultaron ser más frecuentes entre los 40 y 79 años de edad, alcanzando su máxima incidencia entre los 40 y 59 años de edad, lo cual se debe a la exposición de factores de riesgo medio ambientales siendo más comunes en varones, presumiblemente en relación con la exposición ocupacional y recreacional a la luz ultravioleta (8).

Fonseca plantea que los tumores cutáneos malignos de los párpados son más frecuentes y supone el 60% de los tumores de piel. Su incidencia aumenta con la edad, el 80% de los pacientes son mayores de 50 años. Presenta una incidencia algo mayor en el varón con una distribución hombre-mujer de 2:1(9).
En nuestra investigación coincidimos en algunos de los resultados antes expuestos pero afirmamos que la mayor incidencia de tumores palpebrales aumenta con la edad y se asocia directamente a la exposición de factores medio ambientales.

Zaragoza plantea que de los tumores palpebrales el carcinoma basocelular es el más frecuente de los párpados ubicándose entre el 80 y 90% de todas las neoplasias epiteliales malignas de los párpados. El 45% tiene localización palpebral inferior, el 38% superior y el 17% interna. Los carcinomas basocelulares se localizan predominantemente en áreas de la piel expuestas al sol, particularmente en individuos de tez blanca. Raramente ocurren en individuos de raza negra. Más del 80% de todas las lesiones aparecen en la cabeza y cuello mientras que aproximadamente un 15% se desarrollan en hombros, espalda y pecho (10,11).

Duane, Kanski, concluyeron que el párpado inferior fue el sitio más afectado lo cual concuerda con lo expresado por otros autores y coincidiendo con los resultados obtenidos en nuestro estudio de, que, es la zona interpalpebral de los párpados donde asientan la mayoría de las lesiones por estar expuesta, y por consiguiente la que recibe los efectos de los rayos ultravioleta del Sol (2,8).

Pollack plantea que el factor primordial etiológico en el desarrollo de los tumores palpebrales, en especifico el carcinoma basocelular es la exposición a la luz ultravioleta, particularmente a las longitudes de onda UV-B, los estudios de dosimetría solar demuestran una correlación pobre entre la densidad tumoral y la dosis ultravioleta (12), donde intervienen factores extrínsecos (factores medioambientales) e intrínsecos (factores del huésped o genéticos). La radiación ultravioleta acumulada juega un papel etiopatogénico fundamental. También se consideran factores extrínsecos las radiaciones ionizantes, los agentes químicos (hidrocarburos policíclicos aromáticos, clorofenoles y arsénico).

Barrett explica que la susceptibilidad a UV-B induce la inhibición de la hipersensibilidad de contacto que parece ser un indicador mejor del riesgo cancerígeno que la acumulación a la exposición solar. La radiación UV-B produce daño al ADN y mutación en los «hot spots» del gen supresor tumoral p53. Aproximadamente el 50% de todos los carcinomas basocelulares estudiados presentan mutaciones en este gen (13).

Los factores de riesgo para el desarrollo de un tumor en la región palpebral incluyen la exposición crónica a la luz, y la predisposición genética factores en los que coinciden todos los autores y los cuales se encontraron presentes en nuestro estudio.

El diagnóstico de los tumores palpebrales es clínico en la mayoría de ocasiones, es decir, se diagnostica en la consulta por su aspecto. Tras su resección quirúrgica completa se confirma el diagnóstico en el examen anatomopatológico, que tipifica el tumor y además nos confirmará que hemos resecado el tumor por completo. Tras la resección del tumor debemos reconstruir el párpado de forma que no sólo sea estéticamente adecuado sino que además cumpla con su función de protección ocular.

Zaragoza resumió que el carcinoma basocelular es el tumor maligno más frecuente del párpado entre el 80 y 90% de todas las neoplasias epiteliales malignas de los párpados (7).

Duane argumenta que el carcinoma basocelular es el tumor cutáneo maligno más frecuente y supone el 60% de los tumores de piel, que pese a tratarse de un tumor maligno, metastatiza excepcionalmente. Esto hace que también se le denomine “epitelioma basocelular o basalioma”, haciendo referencia a su carácter “más benigno” en relación con otros cánceres cutáneos donde las metástasis sí son frecuentes, como ocurre con el carcinoma epidermoide y con el melanoma (8).

El diagnóstico por imagen TC y RMN es necesario en todas las lesiones ante la sospecha de invasión orbitaria, para descubrir si existen lesiones óseas (erosión y destrucción).

La tomografía axial computarizada y la resonancia magnética nuclear nos informan sobre los límites de la neoplasia y la extensión retroocular. Es frecuente que la tumoración se límite a envolver el ojo o que se extienda irregularmente como una masa relativamente homogénea hacia el vértice de la órbita sin destruir el hueso. La RMN muestra áreas tumorales que no pueden visualizarse con otros medios diagnósticos. Estas áreas suelen infiltrar las paredes orbitarias e incluso extenderse al etmoides, fosa nasal y cavidad intracraneal. La información con TC es imprescindible en el preoperatorio con el fin de planificar la intervención y los límites quirúrgicos.

Para obtener un diagnóstico definitivo del carcinoma basocelular de párpado, se requiere confirmación histológica, que obtendremos tras la biopsia o extirpación tumoral, de modo que toda lesión sospechosa de ser un carcinoma basocelular debería ser biopsiada, pero si la lesión tiene un tamaño que no precise reconstrucción palpebral, podemos extirparla directamente.

Varios son los aspectos a tener en cuenta en la extirpación quirúrgica de los tumores palpebrales dentro de los cuales tenemos como premisa:

 Extirpación amplia que asegure una total eliminación del tumor.
 Preservar en lo posible los delicados tejidos perioculares.
 No dañar el sistema lagrimal.
 Prevenir la infiltración de estructuras profundas en la órbita.
 Resultados estéticos aceptables.
 Conservar la funcionalidad del sistema palpebral, definitivo en la prevención de complicaciones sobre la superficie ocular.
 Detección temprana de las recidivas tumorales.


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