Modificacion de la alimentacion de mujeres de la ciudad de Buenos Aires durante la crisis economica en la Argentina entre los años 2007 y 2009
Autor: Lic. María de las Mercedes Gabin de Sardoy | Publicado:  19/09/2011 | Medicina Preventiva y Salud Publica , Endocrinologia y Nutricion , Articulos | |
Modificacion alimentacion mujeres Buenos Aires durante crisis economica Argentina 2007 - 2009 .3

Teniendo en cuenta lo dicho hasta el momento, se intentó indagar en su hábito familiar y los resultados fueron los siguientes: Las mujeres que concurren al consultorio de nutrición en su mayoría viven en pareja y tienen hijos (43%), luego se encuentran en igual cantidad las que conviven o viven solas (17%), y les siguen las que contestaron otros (13%). Por último, un pequeño porcentaje se reparte entre adultos mayores (7%) e hijos (3%). De las encuestadas que no concurren al consultorio nutricional, mayoritariamente viven con adultos mayores (31%), le siguen las que viven en pareja e hijos (26%), continuando con aquellas que conviven (14%), tienen hijos (12%), viven solas (11%) y finalizando con otros (6%) como grupo minoritario. De esto se desprende que las mujeres que viven conforme a una familia tipo brindan mayor dedicación al cuidado de los hábitos alimenticios, ya que asisten a un consultorio nutricionista interesándose más en las dietas y consejos institucionales, respecto a mujeres con diferentes características en su hábito familiar. (Ver gráfico nº 6).

A partir de esto se buscaron las causas de la influencia de la educación en la compra de alimentos: La causa principal es que aseguran haber aprendido a comer ya que conocen los alimentos y sus propiedades (34%), la segunda causa es por el deseo de cuidar su salud (16%), le sigue la elección de alimentos dietéticos o bajos en grasa (15%) como así también una idéntica cantidad no sabe que responder, un porcentaje afirma que sigue indicaciones médicas (11%), un pequeño grupo por buscar calidad (6%), y por último, compran por precio (3%) (Ver gráfico nº12).

Si se analiza la muestra total de entrevistadas, se obtienen los siguientes resultados en cuanto a la percepción de los precios de alimentos: el 100% de las entrevistadas (64 mujeres) refirió que los precios aumentaron desde el año 2007 hasta el 2009 (Ver Gráfico nº 4).

Cuando se las interroga sobre los motivos, las respuestas fueron las siguientes: 36 mujeres (53,73%) respondieron que lo comprobaban cuando hacía las compras; 8 (11,94%) dijeron no confiar en las estadísticas oficiales; 14 (20,90%) consideran que los datos están adulterados; y 1 mujer (1,49%) dijo que no compra y/o ignora los precios (Ver Gráfico nº 5).

También se las indagó sobre si esta situación llevó a que modificaran la compra de alimentos y la muestra arrojó los siguientes resultados: Aunque tanto las mujeres que concurren al consultorio como las que no, marcan un cambio en sus compras, las primeras (87%) lo hicieron con diferencia de las segundas (65%). Así mismo, de las que no concurren al consultorio un 35% no modificó sus hábitos al momento de comprar, presentando una cantidad superior a las que concurren al consultorio (13%) (Ver gráfico nº 7).

A su vez, se buscaba saber si habían modificado el consumo de productos de primeras marcas, y los resultaron fueron: Las mujeres encuestadas en su mayoría que concurren al consultorio reemplazaron las primeras marcas sólo en algunos productos (70%), mientras que las no que concurren lo hacen también pero en menor medida (53%). De todos modos, un porcentaje de ambos grupos siguen comprando primeras marcas: En el caso de las que asisten en un 26,67% y las que no lo hacen en un 47%. En ambos públicos no hubo nadie (0%) que no haya comprado primeras marcas alguna vez y sólo un 3,33% de las que concurren al consultorio dejaron de hacerlo. (Ver gráfico nº 8).

Para focalizar y detectar los cambios realizados a partir del 2007 a la hora de comprar se preguntó acerca de productos específicos, se pueden destacar los siguientes resultados: Las mujeres que concurren al consultorio de nutrición muestran aumentos o una regularidad en el consumo y la calidad de los productos dietéticos (Ver gráfico nº 9).

En las mujeres que no concurren al consultorio se encuentra una regularidad en la cantidad y calidad en la mayoría de los productos. (Ver gráfico nº 10).

Por último, cuando se les pregunta a ambos grupos si dejan de consumir estos productos se evidencia que las mujeres que no asisten al consultorio de nutrición responden en gran proporción que no dejan este hábito, en cambio las mujeres que asisten al consultorio son más dispares al momento de contestar: (Ver gráficos nº 9 y 10).

DISCUSIÓN y CONCLUSIONES:

Se sabe que los precios de los bienes y servicios se ven afectados por la oferta y por la demanda. Esto es, los productos con alta demanda y baja oferta serán más onerosos que aquellos cuya oferta sea abundante.

Los consumidores, responsables directos de la demanda, pueden influir en el precio de los productos modificando sus hábitos de consumo tanto en cantidad como en calidad (por ejemplo: preferir segundas marcas o utilizar productos de tipo genérico).

En el caso de los alimentos, siendo estos productos de primera necesidad, el consumidor puede intervenir en calidad, pero no puede prescindir de algunos de ellos por períodos prolongados de tiempo.

Otro punto a considerar es que los hábitos alimentarios son difíciles de modificar. Tampoco se puede obviar que en el caso de alimentos dietéticos y productos alimentarios para determinadas patologías –como el caso de los alimentos para pacientes celíacos – la oferta es muy reducida, dejando al consumidor con escaso o nulo margen para la elección de marcas comerciales.

Considerando estas cuestiones y, a partir de los valores expresados en el apartado de resultados, se concluye que a partir de la crisis económica en la Argentina entre los años 2007 y 2009 la población de mujeres encuestadas modificó su alimentación.

Las mujeres refirieron disminución en la utilización de primeras marcas, servicios de delivery, comidas en restaurantes o bares y, en cuanto a los alimentos, menor consumo de snacks, productos de panadería, comidas pre-elaboras y carnes rojas. Es de destacar que el 90% de las mujeres que asisten al consultorio y un 85% de las que no la hacen en la actualidad declaró que la educación alimentario-nutricional recibida influye en la compra de alimentos. Esto, a su vez, corrobora parte del supuesto planteado en este trabajo acerca del rol de las mismas como comunicadoras y administradoras del hogar.

Si se consideran las estadísticas oficiales, se observa que la población encuestada percibe una discordancia entre el discurso del Estado y la realidad diaria a partir de los precios de los alimentos en las bocas de expendio. El 32% de las encuestadas refiere “no confiar en las estadísticas oficiales” o bien “considera que los datos están adulterados”.

Un punto a indagar en futuros estudios sería el motivo por el cual las carnes rojas –principal fuente de hierro hemínico en la alimentación- es el grupo de alimentos con mayor referencia de reducción en su consumo; si el motivo es sólo económico o subyacen motivos de salud, falta de educación alimentario-nutricional, moda o cambios en los hábitos alimentarios de la población argentina.

Tabla 1. % Variación de la Canasta Básica de Alimentos (CBA) entre los años 2007 y 2009 según datos publicados por el INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos) (5-6-7) 

modificacion_alimentacion_mujeres/variacion_de_cba

Fuente: elaboración personal a partir de los datos publicados por el INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos)

1) Edades de los encuestados 

modificacion_alimentacion_mujeres/edades_de_encuestados

Fuente: Elaboración Propia


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