Historia de la vacunacion y su desarrollo en Cuba
Autor: Dra. Liliam Barrios Herrero | Publicado:  18/10/2011 | Historia de la Medicina y la Enfermeria , Medicina Preventiva y Salud Publica , Articulos | |
Historia de la vacunacion y su desarrollo en Cuba .2

Con el apoyo del Obispo de La Habana, por cierto figura muy adelantada para su época, monseñor Don Juan José Díaz de Espada y Fernández de Landa y de la Sociedad Patriótica o Sociedad Económica de Amigos del País, empezó a practicar la técnica del Vell Pox, con la cual inmunizó primero a su familia para dar el ejemplo y disminuir el temor popular.

El médico inglés Edward Jenner introdujo en el mundo de la ciencia en 1798 la práctica de profilaxis de la viruela, mediante la inoculación al hombre del producto de la pústula de vacuna, enfermedad cutánea del ganado (cow pox), con lo que confirió al ser humano protección contra la enfermedad. El primer vacunado con el que Jenner inició la historia de las inmunizaciones el 14 de mayo de 1796 fue el niño de 8 años James Phips, aunque había comenzado sus estudios y observaciones en este terreno en 1776.

En 1795 ya se conocía en Cuba sobre estas técnicas, pues ese año el doctor Romay respondió una duda sobre la inoculación en el Papel Periódico de la Habana. (4). El 4 de febrero de 1802, la Real Sociedad Patriótica de La Habana, encargó a este científico que se pronunciara acerca del trabajo de inoculación preventiva de Jenner contra la viruela. Comentó una Memoria aparecida en Madrid sobre el uso y propagación de la vacuna.

El informe fue favorable y desencadenó una serie de acciones, que posibilitó el comienzo de su aplicación en La Habana en febrero de 1804, a partir de pus vaccinoso de unos niños vacunados procedentes de Puerto Rico.
Otro hecho importante para la historia de la vacunación en Cuba de principios del siglo XIX, fue la Real Expedición de la Vacuna enviada por el rey Carlos IV y comandada por el doctor Francisco Xavier de Balmis. Este fue un acontecimiento científico sin precedentes y con elevadísimos principios humanos, ya que se propuso llevar la variolización al nuevo mundo, para inmunizar contra esta terrible enfermedad a los países de la América española y a algunas de las colonias asiáticas. En su largo recorrido, Balmis llegó a las costas cubanas el 26 de mayo de 1804, dos meses después de que el doctor Romay iniciara la inmunización en el territorio.

A propuesta de Balmis, el 13 de julio de 1804 se estableció en La Habana la Junta Central de Vacunación, de la que se nombró Secretario Facultativo al doctor Romay, quien fue la figura principal de esta institución durante toda su existencia. Desde el inicio contó para la conservación del virus vacunal con juntas subalternas en algunas de las principales ciudades del país y con vacunadores en casi todos los pueblos menores.

Entre sus funciones estaba la de obtener, conservar y aplicar la vacuna, remitir el pus vacunal entre cristales a las distintas poblaciones de la isla y llevar el control estadístico de toda esta labor. Estas Juntas fueron mantenidas y sus gastos sufragados por la Real Sociedad Económica de Amigos del País durante toda su existencia.
A la muerte de Romay en 1848, éstas quedaron disueltas y sus funciones pasaron a las Juntas Superior, Provinciales y Municipales de Sanidad, que nombraban y supervisaban a los vacunadores y existieron hasta el final de la dominación española.

Una de sus medidas más importante fue la vacunación obligatoria a todos los esclavos que llegaban al puerto de la ciudad, como condición previa para su venta y, si alguno había padecido la viruela durante el viaje, se hacía observar a todos los tripulantes y esclavos en la más rígida cuarentena.

Esta Junta Central de Vacunación contó desde su fundación para apoyar su trabajo con Juntas subalternas en Santiago de Cuba, Trinidad, San Felipe y Santiago (Bejucal), Santa María del Rosario, Santa Clara, Sancti Spiritus, Puerto Príncipe, San Juan de los Remedios, así como vacunadores en muchos pueblos más pequeños.
Otra institución que se destacó en el terreno de la vacunación a finales del siglo XIX, fue el Laboratorio Histobacteriológico e Instituto Antirrábico de la Crónica Médico-Quirúrgica de La Habana, fundado por el doctor Juan Santos Fernández y Hernández el 8 de mayo de 1887, en la antigua Quinta de Toca de su propiedad.
En 1886 el Gobernador General designó una comisión, que integraron los doctores Diego Tamayo Figueredo, Francisco I. Vildásola González y Pedro Albarrán Domínguez, para que estudiaran la vacunación antirrábica con Louis Pasteur en París, con vistas a su aplicación posterior en Cuba. La comisión trajo la vacuna y la aplicó por primera vez en la isla en el Laboratorio de la Crónica Médico Quirúrgica el 25 de abril de 1887. (5)

En la primera década del siglo XX se perfeccionó en Cuba la obtención de la vacuna antitífica. El doctor Horacio Ferrer, un gran experto del tema, logró convencer al doctor Mario García Lebredo, para que el doctor Alberto Recio comenzara en el Laboratorio Nacional los estudios y la producción de dicha vacuna.

En 1911, el doctor Juan Guiteras, entonces Director Nacional de Sanidad, envió al doctor Recio a los Estados Unidos a estudiar con Russell la vacuna por él preparada. Estos logros culminaron con el inicio, el 9 de febrero de 1912, de una vacunación antitífica en el Ejército Nacional, dirigida por el doctor Ferrer. Ese mismo año, en el Congreso de Higiene celebrado en Washington, se hizo constar que Cuba era el único país de América Latina que había iniciado estos trabajos.

En 1917 el doctor Recio organizó la aplicación en gran escala de la vacunación antitífica en Cuba. (6) Ese mismo año 1917 en que fue nombrado Secretario de Sanidad y Beneficencia, el doctor Fernando Méndez Capote trabajó con dedicación en la vacunación y revacunación de la población. (7)

El sanitarista Juan Guiteras Gener, médico de brillante trayectoria en los Estados Unidos y en Cuba, que estuvo en todos los eventos significativos de la higiene y la epidemiología cubana desde los inicios del siglo como participante activo y, una de las figuras principales de la Escuela Cubana de Sanitaristas, culminó su actividad profesional como Secretario de Sanidad y Beneficencia.

En 1921 intensificó el trabajo sobre vacunación de su predecesor, aunque se vio cesanteado en 1922 por sus discrepancias con el embajador norteamericano. Después de este penoso incidente comenzó el deterioro de la sanidad cubana.

En el edificio del Consejo Nacional de Tuberculosis se produjo un hecho trascendental: el establecimiento del Laboratorio del BCG, que comenzó a funcionar en 1943 con la producción de la vacuna, que se usaba en Cuba desde 1928, aunque no de modo muy difundido. El Consejo decidió utilizarla como estrategia de lucha contra la enfermedad a partir de 1942, con la distribución gratuita de la vacuna. (8)

Fue así que poco a poco se fue abriendo paso la inmunización en la población cubana. En realidad no se puede decir que hubo una política oficial dirigida a la protección de la población ni de la infancia, pues se vacunaban entonces sólo los que podían y, había un gran porciento de la población sin cobertura vacunal.

En 1960 se inició el Programa Nacional de Vacunación y se puso en práctica un esquema ampliado y enriquecido con el tiempo, a medida que se incorporaban nuevos preparados vacunales. Este primer programa se aplicó hasta 1997 y, a partir del 1998, se inició un segundo programa aún vigente.

Este ha sido el programa de epidemiología que más logros ha tenido. De las enfermedades inmunoprevenibles, ya se habían erradicado en el país al inicio de esta actividad el cólera en 1871, la fiebre amarilla en 1908 y la viruela en 1923.

La primera gran acción de este programa fue la campaña nacional de vacunación antipoliomielítica, durante la cual se vacunó a la población infantil de 0 a 14 años con una vacuna oral tipo Sabin, de fabricación soviética. Fue la primera campaña de vacunación de cobertura nacional que se realizó en Cuba, donde se puso a la población en función de ella a través de la organización de masas Comité de Defensa de la Revolución (CDR).
Esta primera campaña, realizada en mayo de 1962 alcanzó una cobertura de población vacunada del 85,4% de la programada. Hasta esa fecha se habían notificado 46 casos con 7 fallecidos. A partir de ese momento no se reportaron más casos en el año.

Después de esa primera campaña sólo se reportó un caso de poliomielitis aislado en los años 1963, 1964, 1970, 1971 y 1972.


Desde mayo de 1962 no se reportó ningún caso de mortalidad. Estas campañas se han mantenido durante todos los años siguientes y el país permanece libre de esta enfermedad. (9)

Otras patologías de la infancia que desde siempre afectaban a la población cubana eran el sarampión, la rubéola y la parotiditis. Al disponerse de una vacuna antiviral que protegía contra las tres enfermedades, se introdujo ésta en el esquema de vacunación y ya están erradicados el sarampión desde 1993 y, la rubéola y la parotiditis desde 1995.
Además, como las cohortes de mujeres en edades reproductivas ya están vacunadas, se logró erradicar desde 1989 el síndrome de rubéola congénito, y la meningoencefalitis post parotiditis, gracias a la cobertura lograda con la vacunación entre la población susceptible.

Como parte de la atención integral a la mujer embarazada, ésta recibe la vacunación antitetánica, con lo que se ha logrado eliminar desde 1972 una de las formas clínicas severas de una enfermedad tan terrible y mortal como el tétanos neonatal. (10)

En los últimos años se ha sumado la biotecnología a la producción de vacunas en el país. 13 Esta rama de la ciencia se ha concentrado en su lucha en cuatro áreas:

• Enfermedades infecciosas
• Cáncer
• Enfermedades cardiovasculares
• Padecimientos neuropsiquiátricos


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