Cancer. Patologia electroionica
Autor: Dr. P. García Férriz | Publicado:  27/03/2012 | Oncologia , Articulos | |
Cancer. Patologia electroionica .1

Cáncer. Patología electroiónica

García Férriz, P.

Agradecimiento

Este trabajo de investigación de Oncología Clínica (posiblemente sea el último) conlleva un sello muy especial.

Deseo de todo corazón expresar mi más profundo y muy sincero agradecimiento a la Dra. de Oncología Nuria Cárdenas Quesada, no sólo por el acierto que ha tenido en el tratamiento de mi enfermedad (Neoplasia rectal), sino también por su exquisita sencillez y amabilidad con la que en todo momento suele obsequiar a todos sus enfermos.

Y finalmente, una sola palabra: Gracias.

Índice
Resumen.
Palabras clave
Etiopatogenia tumoral
Origen exógeno
Origen endógeno
Cociente de Loeb
Intensidad eléctrica
Ventrículos cardíacos, diafragma y yeyuno e íleon
Epidemiología
Comentario final
Figuras
Bibliografía

Resumen

Siempre hemos manifestado que para que se forme cualquier tipo de cáncer es necesario que se produzca un desequilibrio electroiónico. Sin la presencia de nuestra corriente eléctrica no es posible la formación tumoral. El ejemplo lo tenemos en el sistema nervioso central (SNC) cuando se produce una paraplejía. Nunca se ha conocido ni un solo caso de cáncer en las extremidades de los parapléjicos. Al quedar suprimida la corriente electromotriz desaparecen todas las acciones químicas.

Cuando los impulsos eléctricos (nerviosos) son débiles es muy difícil que se produzca el cáncer. Así sucede en los ventrículos cardíacos, en el diafragma y en el yeyuno e íleon. más adelante nos ocuparemos de ello.
Cuanto mayor es la intensidad eléctrica, mayor será la posibilidad de producirse el cáncer y de que las células malignas avancen con más rapidez.

La disminución de calcio y magnesio puede provocar una peligrosa excitación neuronal con el consiguiente aumento de la intensidad eléctrica. ¡Cuidado con el voltaje de nuestra propia fuerza electromotriz (f.e.m.)!

Palabras clave: Desequilibrio electroiónico, cociente de Loeb, excitación neuronal, intensidad eléctrica y cáncer.

Etiopatogenia tumoral

Es sobradamente conocido que la etiopatogenia del cáncer parte de un doble origen: endógeno y exógeno.

Origen endógeno

Hasta hoy, siempre se ha mantenido el criterio de que nuestra propia electricidad (corriente electromotriz) constituye el mayor excitante que tenemos en el organismo (1) por sí sola, su patología puede provocar las suficientes alteraciones bioquímicas capaces de producir la malignidad celular. Creemos que su faceta más peligrosa va unida al aumento de la tensión o fuerza eléctrica, como más adelante veremos.

Nuestra electricidad es una magnitud que expresa el potencial eléctrico al que está sometido un circuito eléctrico o parte de él, y que presenta resistencia al fluir la electricidad por nuestros conductos nerviosos. El voltio es su unidad de medida. El aumento de voltaje de nuestra propia electricidad puede, por sí solo, provocar un proceso tumoral.

Como la corriente electromotriz es el principal causante endógeno de dicha patología, vamos a exponer seguidamente las dos razones que refuerzan la veracidad de esta vía de investigación. Son las siguientes:

Primera. El temperamento nervioso y el estrés son capaces por sí solos de producir una hiperexcitabilidad neuronal. Esta excitación es captada inicialmente por las espinas dendríticas o por el propio soma celular (2). Este simple proceso puede producir un aumento de la intensidad eléctrica; y aquí se puede fraguar el comienzo de un proceso tumoral en cualquier parte de nuestro cuerpo.

Segunda. La acetilcolina es un éster reversible de colina y de ácido acético, por lo que esta hormona puede actuar como excitante y provocar un continuado aumento de los impulsos nerviosos. Al acompañar la acetilcolina siempre a los conductores nerviosos, puede producirse una patología electrohormonal causante de numerosos procesos tumorales, tanto benignos como malignos, en el sistema nervioso central y en el neurovegetativo. En ambos sistemas suelen formarse con frecuencia tumores virásicos: los tumores papilares del pie (benignos) y los tumores virásicos del sistema vegetativo. En la formación de todos estos procesos tumorales intervienen también otros componentes químicos. su epidemiología es muy amplia; la hemos obtenido a escala nacional. En su formación aparecen distintos tipos de virus, tanto en el sistema vegetativo como en el sistema nervioso central (SNC).

A este trabajo le hemos dedicado más de 50 años: toda una vida profesional dedicada muy especialmente a este campo de investigación. Esta inicial dedicación nos ha servido para poder visualizar un más amplio horizonte sobre el dificilísimo campo de la Oncología. El adentrarse y lanzarse a plantar batalla a la verdadera etiopatogenia de todos los procesos tumorales es necesario, imprescindible tratar de demostrar que todos los cánceres tienen un mismo origen: la excitación neuronal. Pero esta nunca puede producirse sin la presencia eléctrica (nerviosa).

Creemos que esta breve descripción sobre el origen tumoral en el sistema nervioso central (SNC) es altamente suficiente para demostrar que la causa o factor principal es nuestra propia electricidad. si esto es así, nos obliga a pensar y creer que el origen tumoral en el sistema neurovegetativo es el mismo. La diferencia estriba (así lo pensamos) en que en el sistema esquelético predomina la electricidad sobre las acciones químicas (1) y en el vegetativo sucede lo contrario (1), es decir, las acciones químicas adquieren mucha actividad y más libertad expansiva y una energía muy superior a la del sNC. El origen exógeno se calcula que la causa de las neoplasias de origen exógeno alcanza el 80% mientras que las producidas por origen endógeno sería el 20%3. todas estas etiologías tienen como acción principal excitar la membrana celular y aumentar la actividad eléctrica. trataremos de demostrarlo.

Actualmente existen discrepancias sobre la acción electromagnética como causa de cáncer de origen externo. A través de este estudio veremos cómo su actividad patológica no deja de ser altamente perniciosa y peligrosa. se ha demostrado que la electricidad propia de nuestro organismo produce cáncer; no puede negarse esta evidencia. Ella, por sí sola, es capaz de dañar el ADN y romper las dos cadenas.

Es lógico pensar que las radiaciones electromagnéticas (r.e.m.) harán siempre más efecto cuanto mayor sea la exposición a ellas. Lo mismo sucede con las radiaciones ultravioletas (el sol). más adelante explicaremos el porqué, basándonos en la intensidad y el tiempo en que se exponen las personas. No deberíamos encasillarnos en tratar de demostrar cómo se produce el cáncer. Según el profesor Doctor Santiago Ramón y Cajal (premio Nobel en 1906) lo importante es conocer la causa, es decir, por qué se produce. Lo describe muy claramente en una de sus publicaciones que lleva por título “Los tónicos de la voluntad”.

El aire que respiramos, lo que comemos, lo que bebemos… pueden ser causa de cáncer si no adoptamos las medidas de precaución que de modo reiterativo la ciencia médica viene divulgando a través de todos los medios de comunicación.

La mala y abundante alimentación, el alcohol, el tabaco, y un extenso etcétera de productos químicos con los que convivimos, pueden producir radiolisis, es decir, rotura de los enlaces químicos de las moléculas (3) pueden producir también radicales libres, que por sí solos son capaces de romper las dos cadenas del ADN (3), pero lo más peligroso de la acción que ejercen todos los elementos con los que convivimos es la hiperexcitación de la membrana celular. Esta es la causa principal de que se produzca una mayor intensidad eléctrica. Y cuanto mayor sea ésta, la célula maligna se reproduce con mayor rapidez y su avance se efectúa con mayor intensidad (14) son muy numerosos y de diversa índole los productos químicos de acción tóxico-excitante que pueden ser causa de cáncer. Se conocen “casi ocho millones de productos químicos, de los que cerca de un millón son empleados cotidianamente (3).


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