Algunos aspectos de Medicina catolica
Autor: Dr. Guillermo Murillo-Godínez | Publicado:  16/08/2012 | Etica, Bioetica. Etica medica. Etica en Enfermeria , Historia de la Medicina y la Enfermeria , Otras Especialidades , Articulos | |
Algunos aspectos de Medicina catolica .3

San Lucas, rogad por nosotros.
Santos Cosme y Damián, rogad por nosotros.
Santos Carpo y Papilo, rogad por nosotros.
San Blas, rogad por nosotros.
San Casiano, rogad por nosotros.
San Zenobio de Egea, rogad por nosotros.

San Ursicino, rogad por nosotros.
San Antíoco de Sulcitana, rogad por nosotros.
San Médico, rogad por nosotros.
San Alejandro, rogad por nosotros.
San Codfato, rogad por nosotros.
San Taleleo, rogad por nosotros.
San Ciro, rogad por nosotros.
San Antioco de Sebaste, rogad por nosotros.
San Pantaleón, rogad por nosotros.
San Diomedes, rogad por nosotros.

Santos León y Carpóforo, rogad por nosotros.
San Carponio, rogad por nosotros.
San Orestes, rogad por nosotros.
San Cenobio de Antioquía, rogad por nosotros.
San Julián de Emesia, rogad por nosotros.
San Pablo de Grecia, rogad por nosotros.
San Julián de Chipre, rogad por nosotros.
San Raven y San Rasife, rogad por nosotros.

San Liberato, rogad por nosotros.
San Emiliano, rogad por nosotros.
San Bertario, rogad por nosotros.
San Francisco de Meako, rogad por nosotros.
San Joaquín Saccachibara, rogad por nosotros.
Bienaventurado Gabriel de la Magdalena, rogad por nosotros
San Eusebio, rogad por nosotros.
San Pablo de Mérida, rogad por nosotros.
San Juvenal, rogad por nosotros.

San Fulberto, rogad por nosotros.
San Cosario, rogad por nosotros.
San Sansón, rogad por nosotros.
San Agapito, rogad por nosotros.
San Guillermo Firmato, rogad por nosotros.
San Felipe Benizi, rogad por nosotros.
Bienaventurado Vulferio, rogad por nosotros.
Bienaventurado Alquerio, rogad por nosotros.

Bienaventurado Gil de Santarem, rogad por nosotros.
San Alberto Magno, rogad por nosotros.
Bienaventurado Antonio de Aquileya, rogad por nosotros.
Bienaventurado Marcos de Montegallo, rogad por nosotros.
San Antonio María Zacarías, rogad por nosotros.

Bienaventurado Juan Juvenal Ancina, rogad por nosotros.
Bienaventurado Martín de Porres, rogad por nosotros.
Santa Zenaida, rogad por nosotros.
Santa Leonilda, rogad por nosotros.
Santa Sofía, rogad por nosotros.
Santa Nicerata, rogad por nosotros.
Santa Hildegarda, rogad por nosotros.

Vosotros todos, Santos Médicos, rogad por nosotros.

Cordero de Dios, que quitáis los pecados del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitáis los pecados del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitáis los pecados del mundo, ten piedad de nosotros
Santos Médicos, rogad por nosotros.
Para que seamos dignos de las promesas de Jesucristo
perdonad al mundo, perdonad al mundo, perdonad al mundo.

Oración

Preservad, os rogamos, Señor, por la intercesión de la Beata Virgen María y de los Santos Médicos, nuestra familia de toda adversidad, y, puesto que ella se Os somete sin reserva, libradla en vuestra bondad de las acechanzas de sus enemigos. Os lo pedimos por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.

Oraciones de enfermos

Oración del enfermo

Tú conoces mi vida y sabes mi dolor. Has visto mis ojos llorar, Mi rostro entristecerse. Mi cuerpo lleno de dolencias y mi alma traspasada por la angustia.

Lo mismo que te pasó a ti. Cuando camino de la cruz. Todos te abandonaron.

Hazme comprender tus sufrimientos. Y con ellos el amor que Tú nos tienes.

Y que yo también comprenda. Que uniendo mis dolores a tus dolores, tienen un valor redentor por mis hermanos. Ayúdame a sufrir con amor, hasta con alegría «si no es posible que pase de mí este cáliz». Te pido por todos los que sufren: por los enfermos como yo, por los pobres, los abandonados, los desvalidos, los que no tienen cariño ni comprensión y se sienten solos. Señor: sé que también el dolor lo permites Tú para mayor bien de los que te amamos. Haz que estas dolencias que me aquejan, me purifiquen, me hagan más humano, me transformen y me acerquen más a ti. Amén.

Plegaria de los enfermos

Sí, oh Jesús; que Nuestra oración, unida a los dolores de tu Santísima Madre, lleve consigo también la de cuantos sufren en su propia carne o en la carne de aquellos que aman más que su propia vida. Vuelve tu mirada hacia aquel pobre padre de familia, reducido por la enfermedad a la inacción, que ya no puede alimentar con el sudor de su frente ni educar a sus hijos todavía pequeños. Vuélvela hacia aquella madre, que, agotada de fuerzas, debe dejar en el abandono su hogar, que ella ordenaba y dirigía con tanto amor para el bien y el gozo de toda la familia.

Vuélvela hacia aquellos jóvenes llenos de ardor y de viriles propósitos que no pedían sino trabajar y entregarse, y que se ven, por el contrario, clavados en el lecho del dolor, mientras otros disipan locamente su salud y su juvenil vigor. Vuélvela sobre aquellos adolescentes que se abrían a la vida y avanzaban sonrientes hacia un porvenir rico en promesas. Vuélvela sobre aquellos hombres y aquellas mujeres caritativos, providencia visible de los pobres, de los afligidos, de los extraviados, que dejarían tras de sí tantos huérfanos cuantos son los desgraciados a quienes su mano piadosa llegaba.

Oh, Jesús; escucha Nuestra voz como escuchaste la súplica del centurión por su siervo, del régulo por su hijo, de Jairo, por su hija moribunda en la flor de la juventud; de la Cananea, cuya fe conmovió tan profundamente tu corazón.

Pero si en el secreto de tus adorables designios la prueba debiese prolongarse todavía y no ser abreviada sino por la muerte, ¡oh!, entonces da a los unos la serenidad de un dulce y santo tránsito, y a los otros, con la resignación filial, el pleno gozo de los frutos sobrenaturales, del Jubileo, la consolación suprema de cumplir, en la invalidez de sus miembros, la elevada y salvadora misión que, les ha sido encomendada. Da a aquellos que lloran junto a su cabecera la fuerza de animarlos con su presencia y de unir sus angustias al dolor de tu purísima Madre, erguida al pie de tu cruz.

Y ahora, en prenda de más abundantes consolaciones divinas, descienda sobre todos, con la efusión de nuestro corazón, la Bendición Apostólica.

Pronunciada por S. S. Pío XII en su radiomensaje a los enfermos del 21 de noviembre de 1949.

Existen advocaciones divinas tales como la del Niño Doctor

Oración al Niño Doctor

Postrado delante de ti Niño Dios, Doctor de los Enfermos, te pido un remedio espiritual para los males del alma y del cuerpo, si es del agrado de tu Divina Voluntad. Manda un rayo de luz a mi desfallecido espíritu para examinar mi pasada vida y saborear lleno de júbilo, las alegrías que experimenta el corazón arrepentido.


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