Andres Vesalio y Leonardo da Vinci. Dos artistas viendo al hombre durante el renacimiento
Autor: Dr. Daniel J. Sanchez Silva | Publicado:  15/06/2007 | Historia de la Medicina y la Enfermeria | |
Andres Vesalio y Leonardo da Vinci. Dos artistas viendo al hombre durante el renacimiento 6.

Vesalio conoció más y mejor la anatomía humana que todos sus predecesores; puede calificarse de "renacentista" su forma de ver y describir el cuerpo humano. Su modo es el de describir el cuerpo humano como una edificación estática, una "fábrica" o edificio. Frente a la confusión entre "forma" y "función" de Galeno y toda la morfología tradicional, Vesalio distingue cuidadosamente ambos aspectos de la realidad, dando una visión estática del organismo humano. Será más adelante cuando la fisiología moderna se encargue de poner en movimiento la estática "fábrica" de Vesalio.

Deben resaltarse especialmente los grabados de la Fabrica Vesaliana. Son magníficos por su calidad, su exactitud anatómica, y la elegante y un poco teatral belleza que supo darles su autor, los de Jan Stefan van Kalkar, así como por su gran número, más de trescientos dibujos. (23)

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Oposición a Galeno:

En el prologo de su libro, Andrés Vesalio realiza una critica a los profesores de anatomía galenistas por no atreverse a contradecir a galeno. De alguna manera Vesalio nos da una lección de que no existen verdades absolutas en la medicina y que solamente cuestionado lo ya existente se puede avanzar. He aquí parte de ese prologo:

“Ellos (los anatomistas contemporáneos) dependen tan firmemente en yo-nosé-que propiedad de los escritos de su líder que, junto con la falta de práctica en la disección de otros, han reducido vergonzosamente a Galeno a breves compendios y nunca se apartan de él —si es que alguna vez lo comprenden— ni por el espesor de una uña. De hecho, en los prefacios de sus libros anuncian que sus escritos están totalmente armados con las conclusiones de Galeno y que todo lo de ellos es de él, agregando que si por casualidad alguien los criticara debería considerarse que Galeno también había sido criticado. Se han rendido de manera tan completa a él que no hay médico que pudiera declarar que alguna vez se hubiera encontrado ni siquiera el mínimo error, mucho menos que ahora se encontrara, en los libros anatómicos de Galeno —excepto que Galeno frecuentemente se corrige a sí mismo, aludiendo a su negligencia en libros previos y enseñando lo opuesto en obras posteriores, cuando ya tenía más experiencia— aunque para mí está bien claro, gracias al renovado arte de la disección, a lecturas diligentes de los libros de Galeno y a su corrección en varios sitios — por lo que no nos avergonzamos— que él nunca disecó un cuerpo humano y que confundido por sus monos (aunque sí tuvo acceso a dos cadáveres humanos ya secos), frecuentemente y de manera inadecuada se opuso a los médicos antiguos educados en el arte de la disección... “

Lo otro que critica Vesalio es el que los anatomistas no hagan ellos sus propias disecciones y comprobar de esta manera sus hallazgos. Recordemos que para la época, el Anatomista o profesor se sentaba en un pedestal leyendo un libro de disección de galeno, mientras un Barbero realizaba los procedimientos.

“... La deplorable división del arte del tratamiento introdujo en las escuelas el detestable procedimiento en el que algunos realizan la disección del cuerpo humano y otros presentan la descripción de sus partes, estos últimos como cuervos trepados en sus altas sillas, con egregia arrogancia eructan cosas que nunca han investigado sino que simplemente han memorizado de los libros de otros, o de lecturas de lo que ya se ha descrito. Los primeros son tan ignorantes de idiomas que son incapaces de explicar sus disecciones a los espectadores y confunden lo que debería demostrarse de acuerdo con las instrucciones del médico que, como nunca ha usado sus manos en la disección de un cadáver, desdeñosamente capitanea el barco desde un manual. De esta manera todo se enseña mal en las escuelas, los días se gastan en cuestiones ridículas y, con tal confusión, se les presenta menos a los espectadores de lo que un carnicero le podría enseñar a un médico en su puesto... “

Ya al final de su vida escribe como había hecho para conseguir los cadáveres con los cuales se formo y formo a los estudiantes:

“En este momento, no pasaría de buena gana largas horas en el cementerio de los inocentes en Paris revolviendo huesos ni iría a buscarlos a Montfaucon, donde una vez, con un compañero, numerosos perros salvajes me pusieron en grave peligro. Tampoco tendría ganas de que me dejaran fuera de la universidad de Lovaina para, solo en medio de la noche, poder llevarme huesos de ahorcados para preparar un esqueleto. No me preocupare mas en pedir a los jueces que retrasen el día de la ejecución de un criminal hasta un momento oportuno para que diseccione el cuerpo ni aconsejare a los estudiantes de medicina que observen donde han enterrado a alguien ni los instare a que tomen nota de las enfermedades de los pacientes de sus profesores, para que puedan después apoderarse de sus cuerpos. No guardare en mi dormitorio durante varias semanas cuerpos tomados de las tumbas o que me hayan sido entregados después de una ejecución pública, ni soportare el mal genio de escultores y pintores, que me hacían sentir peor que los cuerpos que diseccionaba. Sin embargo, demasiado joven para obtener dinero de mi profesión y deseando aprender y avanzar en nuestros estudios comunes, soporté de buena gana y alegremente todas estas cosas” (24)

Años Finales:

Andrés Vesalio regresó a Padua, pero siguiendo la tradición familiar fue requerido por Carlos V para que formara parte de su servicio médico; por tanto, marchó a Bruselas. Allí se casó, ejerció la medicina y escribió. Publicó un opúsculo sobre el uso de la raíz de China o zarzaparrilla, donde aprovechó para defenderse de los que le atacaban por abandonar a Galeno. Mientras preparaba la segunda edición de la Fabrica (1551) también acompañaba al emperador en sus viajes; su función era la de médico “internista” y no la de cirujano.

Tras abdicar Carlos V en 1556 pasó al servicio de Felipe II trasladándose a Madrid en 1559. Su estancia no fue demasiado grata por un desgraciado acontecimiento con el infante, las relaciones con el resto de los médicos de la casa real y, quizás, por la ausencia de cadáveres para disección. Vesalio continúo al servicio del rey hasta su muerte en 1564, a la vuelta de una peregrinación a Jerusalén. Nadie sabe con exactitud porque Vesalio hizo este peligroso Viaje, quizás como penitencia por algún terrible error. Un rumor persistente es que comenzó a diseccionar a un noble que se suponía muerto pero que cuyo corazón aun latía. Por este espantoso error fue condenado a muerte por las autoridades de la inquisición, Pero el rey Felipe II sustituyo la sentencia de ejecución por la peregrinación. (25) (26)


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