El vitíligo es una leucodermia adquirida de curso desconocido que afecta un buen número de personas, hombres y mujeres de cualquier edad y latitud geográfica. Enfermedad cutánea, benigna, antiestética que causa a veces serios problemas psicológicos y de conducta en quien lo padece. Respecto al tratamiento son muchos los recursos empleados y ninguno efectivo del todo, ya sean tópicos y/o sistémicos.
La respuesta psicológica del organismo ante los estímulos externos en condiciones de normalidad es conocida y aceptada por todos desde hace mucho tiempo. Su punto de partida lo constituye la posibilidad de constatar fisiológicamente algunos cambios en las reacciones córtico-viscerales-endocrinas. La piel es uno de los órganos a través de los cuales se puede expresar de múltiples formas nuestras vivencias psíquicas ya sean transitorias o estables. Compuesta por numerosas células altamente especializadas tiene la función de proteger y recepcionar los mensajes táctiles.
En el campo de las ciencias médicas la intervención psicológica puede ser indicada o solicitada en la prevención, promoción y asistencia. Etimológicamente intervenir significa: acción de intervenir, tomar parte en un asunto, conflicto interponer una autoridad, sobrevenir, acaecer. De una forma u otra intervenir refleja un proceso de influencia mediación e interposición que se ejerce sobre alguien para promover una transformación.
La Alopecia Difusa se ha descrito como una pérdida precoz y exagerada de pelos en masa por parte de los folículos normales del cuero cabelludo. Esta pérdida excesiva del pelo tiene lugar por el traumatismo sobre el pelo normal de algún estímulo que precipite la fase de anágeno hacia catágeno y telógeno en poco tiempo, en este proceso al folículo en sí no se afecta y no existe inflamación.
Es un problema universal que está presente, en todas las culturas y sociedades constituyendo un complejo fenómeno resultante de una combinación de factores individuales, familiares y sociales. Constituye una experiencia traumática y es vivido por la víctima como un atentado contra su integridad física y psicológica. Todo abuso sexual es una violación al cuerpo, a los límites y a la confianza; es una ruptura a los límites personales, emocionales, sexuales y energéticos que provocan heridas profundas y que dejan cicatrices a nivel físico, emocional, espiritual y psicológico.