El actual ejercicio de la pedofilia se ha extendido geográfica y poblacionalmente, pues ya no se circunscribe al individuo clínicamente diagnosticado como tal, se extiende a otras muchas personas que distan de ser verdaderos desviados sexuales; convirtiéndose así en una patología social de preocupantes dimensiones. Se presenta como expresión abusiva de niños, niñas y adolescentes, en el plano sexual. En Cuba son escasas las cifras acerca de la prevalencia e incidencia de la violencia, pues no hay muchas investigaciones respecto al tema y otras apenas comienzan.