El cuadro clínico de dicha patología suele ser inespecífico sin embargo el diagnóstico de certeza, la identificación del niño con infección a este nivel aunado al uso adecuado de estudios de imagen, administración del tratamiento antimicrobiano a dosis y tiempos adecuados así como la evaluación del riesgo de presentar enfermedad renal crónica es de vital importancia. La consecuencia inmediata de una infección urinaria no identificada o mal tratada es la pielonefritis aguda seguida de daño renal parenquimatoso a largo plazo. Toda infección de vías urinarias en el niño menor de 5 años debe ser estudiada exhaustivamente desde la primera vez para evitar estas secuelas.