Se estima que las arteriopatías periféricas afectan al 1% de la población menor de 50 años y al 5-8% de los mayores de esta edad. La arteriopatía periférica es 4 veces más frecuente en varones, apareciendo en ellos alrededor de 10 años antes que en las mujeres. Uno de cada 10 varones mayores de 70 años padece arteriopatía periférica. Con bastante frecuencia, esta patología no presenta síntomas, siendo infradiagnosticada e infratratada; sin embargo, incluso en los casos asintomáticos, se asocia a un riesgo hasta 6 veces mayor de morbimortalidad cardiovascular.
De forma simple podríamos decir que la enfermedad se manifiesta en un individuo predispuesto genéticamente, sobre el cual actuarían los factores ambientales para desencadenar una manifestación adecuada en un momento determinado. La interacción de estos factores ambientales con esta diferente predisposición personal daría lugar a las distintas formas clínicas.
Esta técnica es de gran ayuda sobre todo en lesiones cercanas a la pared torácica
o en pacientes portadoras de prótesis mamaria. Se utiliza con relativa frecuencia
en lesiones sólidas, para evaluar por medio del estudio histológico efectuado si
la lesión se trata de un fibroadenoma, un quiste simple o de un carcinoma.
El tipo de cánula más idóneo es aquella que permite una fácil aplicación, evita
el traumatismo uterino y produce mínimas molestias a la paciente. En cuanto al
material de contraste, en general se prefieren los yodados hidrosolubles de baja
osmolaridad (no iónicos) ya que producen menos complicaciones que los
liposolubles.
El tejido más sensible a la introducción por radiación del cáncer de mama es el glandular. Si existe un tumor maligno se detectará como distorsión del tejido ductal y conectivo, asociado con depósito de microcalcificaciones. Estos depósitos de calcio aparecen de diferentes tamaños. El tamaño de las microcalcificaciones que interesan en la detección de cáncer de mama es inferior a 500 µm.
Es importante que el técnico conozca cómo se proporciona cuidado básico a los lactantes y los niños que les son confiados, por ejemplo si el niño llega con una infusión intravenosa fluyendo es necesario comprobar que funciona bien y que queda líquido suficiente en la botella. Cuando se sujeta al niño en un examen radiológico se debe comprobar que no se bloquean los tubos ni se salga la aguja.