Hola Pepa, en primer lugar decirte que por lo poquito que explicas de ti creo que nos conocemos de haber coincidido en otros foros, sobre todo hace unos años de padres de niños con cardiopatías congénitas. Yo soy cardiópata adulta y en aquellos años participaba en foros de padres como ayuda y apoyo para los padres vieran que a pesar de nacer con una enfermedad como esta, se puede seguir adelante y que sus hijos por encima de todo, llegarían a la edad adulta si nosotros que somos los primeros cardiópatas sobrevivientes de este país, hemos conseguido salir adelante sin los conocimientos que de nuestra enfermedad tienen hoy en día.

Dicho esto quiero comentar un poco sobre el tema que nos expones. Entiendo como te sientes, y aprovecho para decir que en este caso, como el de la otra persona que está padeciendo mobbing laboral, como el de cientos de cardiópatas que intentan a pesar de su enfermedad salir adelante luchando contra las propias limitaciones, que es una vergüenza y un agravio impresionante. A ninguno de nosotros nos regalan nada, y bastante tenemos con tener que luchar por superar nuestra enfermedad, ingresos, operaciones, cientos de pruebas, medicamentos que tienen sus efectos secundarios en otros organos, etc.

Personalmente hace muchos años que no trabajo. Básicamente porque me hicieron mobbing laboral, y en parte porque me puse mala en el trabajo y mi médico me aconsejó que me planteara el no trabajar o cuando menos en algo que no fuera de tanto esfuerzo físico y estres. Después de tomarme un año sabático, volví a la carga con la búsqueda de trabajo, porque la sensación de estar perdiendo el tiempo, de sertirme inútil era tan grande me hundía. Nunca he querido dar lástima, como nunca he pretendido que me regalaran nada, como menos aún pretendo vivir de la migajas de pagas que dan. He querido ser una mujer más en esta sociedad. Pero ni la sociedad, ni las administraciones, nos tienen en cuenta. Somos cero a la izquierda que si das muchos problemas te quedas en la más absoluta soledad. En tierra de nadie. No eres nadie, y no le importas a nadie.

La realidad que describes Pepa, ya la he vivido al igual que muchos de nosotros hace años, lo que sucede es que la situación actual es tan mala, que los primeros a perder son las personas con discapacidad, enfermedades crónicas, etc. Porque para ellos somos sinónimo de pérdidas, en lugar de darnos la oportunidad de demostrar como hemos hecho siempre, que la discapacidad no está reñida con eficacia en un puesto de trabajo, en las relaciones sociales, personales, etc...

Ahora estamos inmersos todos en una crisis espantosa, de la cual espero que salgamos en un futuro no muy lejano. Y que en ese futuro, tengamos la oportunidad de demostrar lo que valemos cada uno. Que tengamos la oportunidad de tener nuestro espacio en esta sociedad que de la misma manera que nos demanda cumplir con unas obligaciones, unos deberes, nos respete nuestros derechos.

Como ves, me siento igual de mal que vosotras porque considero que en nuestro caso no es que la crisis nos afecte como a los demás. Es que pienso que la discriminación se ceba con cada uno de nosotros. Y eso es vergonzoso en un estado de bienestar como se supone que dicen vivimos nosotros, y donde los políticos se lucran de decir que los servicios sociales no han de faltar. Ahora que vienen malas, que vengan luego a pedirnos el voto.

Un fuerte abrazo a las dos, y ánimos.
Cardiópata decepcionada.