La Bioetica y la Sociedad Nicaragüense. ¿Debemos introducir el Pensamiento Personalista de Juan Pablo II en el Seno de las Universidades y de las Facultades de Medicina y Derecho?
Autor: Dr. Juan Herrera Salazar | Publicado:  28/10/2011 | Etica, Bioetica. Etica medica. Etica en Enfermeria , Articulos | |
Bioetica y Sociedad Nicaragüense. Pensamiento Personalista de Juan Pablo II Universidades .1

La Bioética y la Sociedad Nicaragüense. ¿Debemos introducir el Pensamiento Personalista de Juan Pablo II en el Seno de las Universidades y de las Facultades de Medicina y Derecho?

Dr. Juan Herrera Salazar, Miembro de la Asociación de Médicos Católicos Humanae Vitae, Appointed Director del Proyecto del Centro de Bioética de la Universidad Juan Pablo II, Managua, Nicaragua.

Simposium Universidad Thomas More.

Profesores Invitados: Prof. Silvio de Franco, Rector de la Universidad Tomas More; Prof. Pablo Ubeda, Universidad Centro Americana; Dr. Rafael Diaz Salazar, Médico Intensivista, Miembro de la Asociaciòn de Médicos Católicos. Lic. Julio Barbosa, Miembro de la Comunidad Redemptor Hominis; Prof. Napoleón Fuentes, Universidad Católica, UNICA; Monseñor Silvio Fonseca Martinez, Arquidiócesis de Managua.

Invitados especiales:

Miembros de la Asamblea Legislativa: FSLN, PLC
Asociación de Médicos Católicos Humanae Vitae, Asociación de Juristas Católicos Humanae Vitae, Subcomisión Arquidiocesana por la Vida, Comunidad Redemptor Hominis, Estudiantes de la Universidad Thomas More.

Proemio.

En la postmodernidad, muchos de nuestros contemporáneos limitan su horizonte de análisis. Sólo son capaces de verse a sí mismos, buscan en su interior los valores que deben ser respetados, y no los buscan en la realidad de las cosas (quid est res).

Si usamos la razón descubrimos que la realidad está en el mundo, razonando captamos la realidad de las cosas, la realidad de los entes, captamos la realidad, de que la vida humana simplemente por el hecho de existir encarna un valor que merece ser respetado.

No podemos abandonarnos a la comodidad de no razonar, vamos a usar nuestras facultades, nuestra inteligencia: la razón no puede abdicar sólo porque el clima cultural actual nos hace ese llamado, al contrario vamos a usarla más que nunca para defender la vida, la razón nos va a ayudar a combatir la sin razón de la postmodernidad, la razón nos va a aclarar la verdad, nos va a permitir captar la “esencia necesaria” (quidditas), reconocer la substancia, la naturaleza de la persona humana (corpore et anima unus). Sabemos que sólo reconociendo la persona humana con la razón, la vamos a respetar por su valor, dignidad y trascendencia.

El relativismo hoy es el eje de la cultura postmoderna: “Todo es igual”, “nadie tiene derecho a imponer su posición sobre los demás”, cada quién tiene “su verdad”, “la verdad está por igual en todas las religiones y filosofías”.

Así una persona o un grupo social, con el fin de justificar su modus vivendi, sus intereses económicos, ideológicos, se dedica a defender una teoría gnoseológica, un modelo bioético, o una teoría relativista del conocimiento y a tildar de “intolerante” y de “dogmático” cualquier postura que defienda la capacidad natural del hombre para conformarse a la verdad objetiva y a Ley Moral Natural.

Tal uso ideológico hace que se vaya diluyendo o desapareciendo en tantas personas el sentido de la vida. El relativismo crea una cultura que no respeta los valores humanos y espirituales, que va en contra de la dignidad de la persona humana. Crea una cultura que pretende borrar la conciencia humana, la capacidad de hacer juicios morales sobre los propios actos, sobre los cambios culturales y las leyes del Estado.

En este clima cultural actual, cabe preguntarse legítimamente:

¿Conocemos la realidad como es, o sólo lo que nuestra mente proyecta en su interior?

¿Somos capaces de conocer la verdad?

En latín estas preguntas se formularían así: “An sit veritas”

Por eso debemos trabajar para responder al relativismo cultural, debemos estudiar el relativismo como doctrina, reconocer sus exigencias positivas, pero debemos señalar sus deficiencias estructurales, refutarlo desde la filosofía del conocimiento adecuadamente. Los relativistas no pueden hablar de la validez de su doctrina y negar la diferencia entre verdad y falsedad. El relativismo niega el Principio de No- Contradicción, afirma que todo es “verdadero”, tanto una cosa como su contraria. Por eso les vamos demostrar que sí se puede conocer la verdad y que los actos buenos son aquellos que afirman la verdad y buscan incansablemente el Bien como su fin último.

Voy a nutrirme de las argumentaciones de Santo Tomás, sobre la teoría del conocimiento (adaequatio intellectus et rei), De veritate, q.1a.2.s.c.2, para demostrar que la verdad es cognoscible.

La teoría de la correspondencia del Aquinate: conformidad o adecuación entre nuestro conocimiento y la realidad misma, nos permite afirmar que podemos conocer una verdad formal o lógica, es decir establecer una conformidad mental de la inteligencia con la realidad.

Por ejemplo, cuando veo una ecografía que muestra los latidos del corazón del embrión, mi mente establece con él una relación de adecuación ideal: “crea”, por decirlo así, una idea, un concepto, un juicio, a través del cual conocemos al embrión presente.

Es importante subrayar que nuestra mente no crea la realidad del embrión, sólo la reconoce, él está presente aunque no tengamos un aparato de ultrasonido, la realidad ontológica o trascendental sólo mide o determina el contenido del conocimiento, está allí presente independientemente de nuestra mente, cuando nuestra mente se conforma con la realidad (verdad formal o lógica), el hombre conoce, posee la verdad (fenoménica), la realidad se “manifiesta” a la inteligencia y ésta la “asimila” a través del proceso de conformidad mental.

Es mi deber ahondar en este concepto, así lo demandan los estudiantes, y las futuras licenciadas en biología y doctores en medicina; la definición legal del embarazo sigue a la definición médica: para la Organización Mundial de la Salud (OMS) el embarazo comienza cuando termina la implantación, que es el proceso que comienza cuando se adhiere el blastocito a la pared del útero (unos 5 o 6 días después de la fecundación). Luego el blastocito atraviesa el endometrio uterino e invade el estroma. El proceso de implantación finaliza cuando el defecto en la superficie del epitelio se cierra y se completa el proceso de nidación, comenzando entonces el embarazo. Esto ocurre entre los días 12 a 16 tras la fecundación.

1. Esta definición en primer lugar no corresponde a la verdad, sabemos por nuestros estudios de embriología, que la fusión de los gametos, dio origen a una nueva célula, el zigoto, la persona ya está presente en esa etapa del desarrollo (embrión).

2. Esta definición introduce dos nuevos conceptos:

a) pre-embrión
b) pre-embarazo.

3. Este uso del lenguaje, pretende declasar al embrión. Con la lingüística, se pretende, sobre todo hacer que los jóvenes pasen por alto, su deber de buscar incansablemente la verdad, su deber de dar una mirada científicamente honesta al universo de la vida prenatal, a reflexionar sobre la verdad ontológica de la persona humana y su valor.

4. Que los jóvenes piensen que en nuestra mente se crea la realidad de las cosas. La realidad está presente independientemente de nuestros propios deseos, no podemos crear la realidad, ni los valores, estos son objetivos.
En nombre de la libertad, no podemos justificar el libertinaje ético, la libertad sin responsabilidad, se vuelve un juego existencial, un “ludus existencial”.

Así estas corrientes de pensamiento justifican el siguiente juicio moral: si la madre no está embarazada, en los primeros quince días después de la concepción, puede esta sin ningún problema ético-moral y legal tomar una píldora para eliminar un pre-embrión o un cúmulo de células (cuerpo embrioide).

Las jóvenes pueden argumentar justificadamente: “Si la OMS me dice, que en los primeros 15 días de gestación no estoy embarazada y llevo dentro de mi cuerpo un pre-embrión, que la OMS no reconoce como ser humano, por consiguiente disponer de mi cuerpo como quiera, tengo derecho a tomar mi decisión libre, autónoma, de hacer lo que quiera con mi cuerpo, sobre todo que mi derecho de libertad no perjudica a terceros.

Por eso pretendemos iluminar la razón, nuestra razón, como profesores universitarios, la de nuestros jóvenes discentes, introduciendo el estudio de una antropología adecuada, especialmente en las facultades de medicina y derecho, de manera no seamos víctimas de la lingüística, que bien usan la corrientes filosóficas, liberal radicales utilitaristas, que nos hacen parecer un dato científico algo que no es, en este caso, confundir una persona, con un cultivo celular o un tejido embrioide, dejando el campo abierto, a diferentes grupos de poder para proceder de manera arbitraria.


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