La isquemia mesentérica crónica es una entidad infrecuente que aparece por oclusión ateroesclerótica en el origen de las ramas viscerales en la aorta abdominal. Afecta más a mujeres en edades comprendidas entre los 40-70 años. El dato clínico cardinal de la isquemia mesentérica crónica (IMC) es el dolor abdominal tipo cólico, que se produce en torno a los 30 minutos siguientes a la ingesta. La asociación del dolor con las comidas produce miedo a comer, con la consiguiente pérdida de peso.
Desde el punto de vista morfológico y clínico, se le considera en una posición intermedia entre el carcinoma diferenciado de tiroides, papilar o folicular y el diferenciado o anaplásico. Se trata de un tumor de difícil diagnóstico prequirúrgico mediante punción aspiración con aguja fina (PAAF) y de mayor agresividad que los carcinomas diferenciados de tiroides. Su pronóstico es peor que el del carcinoma tiroideo clásico, y la mayoría de los autores recomienda un tratamiento enérgico. Los motivos que nos llevan a presentar este caso de carcinoma insular de tiroides (CIT) es su baja prevalencia.
El tratamiento depende de la anatomía del esfínter anal y de la etiología de la IF (2,3). El manejo inicial es conservador, se incluye: evitar alimentos que produzcan diarrea o urgencia defecatoria, medicación que favorece la constipación, modificar el hábito intestinal, el biofeeback, el tapón anal, la radiofrecuencia, fisioterapia como terapia de reeducación del piso de la pelvis.
La incidencia de la infección de las endoprótesis aórtica abdominal es de 1,17%. Desde la descripción del primer caso por Chalmers et al. En 1993 se han publicado numerosos casos pero a diferencia de la infección de la prótesis abdominal secundaria a cirugía abierta, la infección endoprotésica post-EVAR ha sido escasamente estudiada.
Los procedimientos endovasculares para el manejo de aneurismas de aorta abdominal (AAA) han evolucionado de manera considerable en los últimos 20 años, los avances en los materiales, perfiles de introducción, refinamiento de la técnica y de los sistemas de visión sumado a la experiencia que los cirujanos vasculares han ganado día a día con estos procedimientos, ha expandido la población de pacientes endovascular del aneurisma de aorta abdominal (EVAR).