Me presento: tengo un trastorno de ansiedad. Acudo desde hace tiempo a una psicóloga para trabajar en una terapia cognitivo conductual. También me visité con una psiquiatra por recomendación de mi psicóloga para que se me administrara paroxetina bajo control médico. Tomo 2 pastillas al día del medicamento mencionado.

Desde hace poco he empezado clases de yoga en un centro deportivo. Acudo a esas clases grupales como parte de una escalada para superar mis limitaciones, es decir, antes evitaba esa clase de situación y hoy la enfrento.

Las clases de yoga han resultado muy beneficiosas para mí y un complemento ideal para la terapia cognitivo conductual. La atención y concentración que implica el yoga en esforzarse para respirar de forma más regulada por uno mismo en coordinación con el movimiento físico y con el objetivo de dejarse llevar, convierten la hora que dura la clase en un escenario en el que poner a prueba las herramientas que se conocen por medio de la terapia cognitivo conductual de forma accesible.

El yoga supone tomar conciencia de la propia tensión interna, no sólo una misma se da cuenta de la tensión de sus hombros, de lo mal que respira, de lo rígido que está el cuello y demás, sino que una se da cuenta de los hábitos de pensamiento tan negativos que ha desarrollado, una misma se da cuenta de la resistencia del miedo a la hora de cerrarse frente a la información nueva que recibe en las clases de yoga por parte del profesor o durante la terapia cognitivo conductual, una se de cuenta de como se protege para evitar las sensaciones tan temidas (ansiedad), de como se protege para aferrarse a las creencias que mantienen la ansiedad por el temor a enfrentarse a esas sensaciones tan temidas....

Considero el yoga una herramienta útil para formarse como persona que ha desarrollado hábitos de conducta característicos de un trastorno de ansiedad.