Según la Asociación "Lucha Contra el Mal de Chagas", la enfermedad o mal de Chagas-Mazza es producida por un parásito unicelular microscópico: el Tripanosoma Cruzi. Se lo halla en la sangre y en los tejidos de las personas y animales enfermos. Se multiplica en el interior de las células de algunos órganos, por ejemplo, el corazón, a los que daña seriamente.

Este parásito evoluciona durante su vida en dos clases diferentes de animales: en los tejidos de los mamíferos y en el intestino de un insecto hematofago. La forma que tiene, presenta características morfológicas distintas, según que se halle en el vertebrado o en el insecto transmisor.

En la cadena de transmisión de la enfermedad o mal de Chagas-Mazza hay un intermediario que es el eslabón obligatorio: el insecto vector.

En América se conocen varias especies capaces de transmitir la infección a través de sus deyecciones; en la Argentina, la única de importancia epidemiológica es la denominada Triatoma Infestans, conocida popularmente con el nombre de vinchuca o "chinche gaucha".

La enfermedad o mal de Chagas-Mazza no es contagiosa entre las personas directamente. Solamente se transmite mediante la intervención de la vinchuca. Cuando uno de estos insectos pica a una persona enferma, junto con la sangre que chupa absorbe los parásitos; estos se multiplican en el intestino del insecto, para salir al exterior con las materias fecales, que se han tornado así en vehículo de infección. Cuando una vinchuca infectada, en su diaria búsqueda de alimentos, pica a una persona sana, inicia el mecanismo de contagio de la siguiente manera: al atiborrarse la sangre, defeca; esta deyección que deposita sobre la piel esta repleta de tripanosomas que se introducen en el organismo a través de soluciones de continuidad de la piel (heridas, escoriaciones al rascarse, la misma picadura) o por perforación de las mucosas (ocular, nasal, bucal). Una vez en la sangre, los tripanosomas continúan su crecimiento y al poco tiempo comienzan a reproducirse en forma extraordinaria y veloz.